miércoles, 19 de septiembre de 2012

ODISEA EN LA COCHERA




Dios Santo...ni imaginar puedo la que hubiera liao si llego a ser yo el que tiene que construir el Universo en seis días. Hasta las letras veo del revés...

En fin, empecemos por el principio, que hasta ahí llego.

Justo ahora hace cuatro años que me compré una bicicleta, lo recuerdo porque fue en las mismas fechas, durante las vacaciones, una bicicleta de montaña, una Orbea, "la que siempre se estropea", 210 pavos encima de la mano, las había mucho más caras, sí, pero también más baratas, hasta de 99 neuros, creo recordar, nunca he entendido el porqué de tantos 9 para evitar el redondeo, como si el personal no supiera contar y desconociera que después del 99 viene el cien, sin remedio, pero quizá quienes manejan los números de los precios tengan razón y hayan comprobado sin margen de error que sí, que 9 de cada 10 consumidores somos lo suficientemente estúpidos como para decidirnos a comprar cuando la última cifra es 9 y no 0, que este es una bajada cuando está a la derecha, "les gustan los nueves, está comprobao, pues démosles nueves...a ver, que pase el mono número 43 para el siguiente estudio de mercado...los colores en los paquetes de leche..."

Tardé un minuto en caerme, no fue mucho, pero lo suficiente como para reafirmarme en la idea de que no hay verdad que no tenga algo de mentira, que si no todo estaría tan claro como para que no necesitáramos coger número en la carnicería, y ni aún así. "Cuando aprendes a montar en bicicleta no lo olvidas", no lo había olvidado del todo, pero no olvidar algo del todo no significa que sepas hacerlo como antes. Solo hay que dar pedales, sí, pero también tienes que frenar, y evitar coches, y cuidarte de los bordillos, y del hijoputa niño que sale tras un balón y un trillón de cosas más, que nada en la vida es "esto y ya está", no, que hay infinitas piedras en el camino como para coger al de esto y ya está e hincharle la cara como a Sylvester Stallone.

Esto y ya está...los cojones: "ten cuidao, hijo mío..." que decía mi abuela. Esa es una verdad completa.

Durante un par de años le di un buen tute, no es que saliera a diario pero casi. Me gustaba salir por los caminos, de ruta, solo, por donde menos gente pudiera encontrarme, a veces pensaba que si me pasara algo, un accidente cualquiera, antes me comían los perros salvajes que recibir asistencia, porque lo único que me llevaba era el teléfono, y no siempre, pero de poco podría haber servido cuando ni yo mismo sabía donde estaba, "¡¡¡ESTOY AQUÍ!!!", "¿dónde?", "¡¡¡NO SÉ...VEO CEPAS...UNA CASA DERRUIDA...SE HACE DE NOCHE...OIGO RUIDOS EXTRAÑOS...AYUDA!!!" Como en la bruja de Blair.

Por ejemplo: el casco me lo compré cuando me di un hostión circulando por el polígono, creyéndome Induráin, que uno es tan gilipollas como para continuar con esos juegos a los 35 años. Estaba empezando a chispear, tomé una curva a todo lo que podía y se me fue la bici: me faltó un palmo para estampar la cabeza contra una farola. A la tarde siguiente me compré el casco. Y cuando veía que empezaba a llover me iba a casa. El hámster y la corriente eléctrica. Entiendo a quienes dicen que compartimos el 97 % del ADN de las moscas. Bendito 3, como bien saben los nacionalistas catalanes.

A raíz de aquella hostia tuve una avería en la bici, algo de frenos, fui donde la compré y le pregunté al tahúr, me quería sacar la mitad de lo que me costó la bicicleta, que todos son muy listos, "está bien, me lo pensaré", y llamé a un tío mío que es un manitas, este sí, y me hizo un apaño que no recuerdo, pero era algo tan irrisorio, tan sencillo, que me dio hasta vergüenza. Y ganas de ir a la tienda y contárselo al ladrón de bicicletas. Y después mearle en el mostrador.

Así continué durante un tiempo, sin más incidencias que algún que otro pinchazo, cosa lo suficientemente complicada como para necesitar el auxilio de mi santo tío, hasta que ya me dio tanto corte que una de las veces lo intenté arreglar yo: lo conseguí, no sin pasar las de Caín y todos sus putos hijos.

Hasta que tuve un pinchazo rebelde, uno recurrente, yo no sabía que coño estaba pasando pero no duraba cinco kilómetros sin volver a pinchar, me mosqueé de verdad, de cojones, arreglar un maldito pinchazo me suponía casi una tarde entera, lo de menos eran las ristras de cámaras que compré, como salchichas, el de la tienda ya me llamaba de tú, pero perder tanto tiempo con esa gilipollez...me sacaba de quicio. Más aún cuando me di cuenta del porqué: una pequeña espinita que estaba incrustada en la cubierta y que al hincharse la goma la perforaba. Eso era todo. Una espinita me había traído de cabeza durante semanas.

Me vine tan abajo que pensé en tirarla a la basura, pero la arreglé otra vez, ahora todo iba a ir bien...esa vez no duré ni cinco kilómetros. Otro pinchazo. Derrotado, la encerré en el trastero de la cochera y me olvidé de ella durante dos años. Hasta hoy.

Estaba tirado en el sofá sin saber qué hacer, acababa de despertarme de la siesta y no tenía ganas de salir a pasear, todavía hace demasiado calor, pensé en leer un libro, pero ya no tengo ninguno que desee leer otra vez y en la biblioteca estoy sancionado prácticamente de por vida a causa de la tardanza en la devolución de un libro que saqué para mi hermano pequeño, dos cuentos de Poe, tardó ocho meses en leerlos pero los leyó, "me gustó más el primero", era El escarabajo de oro, el otro era Los crímenes de la calle Morgue, estoy de acuerdo con él, algo es algo. Siempre.

Me he acordado de la bici al ver la tarde tan esplendida que hacía, "y si..." Y he bajado a ver que tal estaba después de dos años.

Llena de mierda, polvo y con las ruedas sin aire, "estupendo", he visto que aún me quedaban dos gomas vírgenes, con el precinto y todo, normal, creo que compré 50 cuando aquello, y he decidido arreglarla, o al menos intentarlo. Si hubiera tenido a mano la segunda parte del Quijote...pero no sé qué cojones he hecho con ella, no la encuentro por ningún lado. Y a la primera le perdí la pista hace mucho tiempo.

Las de Caín, las de Abel, las de sus jodidos padres, las de Job, Sansón y el mismísimo Jesucristo, todas juntas, todas las he pasado durante las casi tres horas de Odisea en la Cochera, sudando como un cerdo, como una piara de cerdos, como todos los cerdos que en el mundo han sido...lleno de mierda, de grasa, de polvo, de monóxido de los demás putos coches que iban y venían mientras veían al colgao de la bicicleta...mecagoenmiputavida.

Pero lo conseguí, solo falta ir a una gasolinera y llenarlas de aire, cosa que voy a hacer en cuanto termine esto.

Aunque os juro por lo más sagrado que exista, os juro por mi santa madre que como esta vez me salga mal...le prendo fuego.

Y todavía vamos por el mundo cagándonos en Dios...

Yo todavía andaría de big bangs.

Por los siglos de los siglos.


4 comentarios:

  1. Jaja me ha gustado eso del ADN y el 3% de los nazionalistas catalanes.

    “Los crimenes de la calle morgue“... hablando de Maiden, temazo con una intro enorme.

    Un saludo.

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    1. Siempre me gustó "Killers", casi que el que más, pero también está el primero y el "Somewhere..."

      Otro para ti

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  2. Sí, los discos con Di Anno son muy buenos. El primero es mi preferido... incluidos los de Dickinson. El "Somewhere" que citas es muy bueno y algo infravalorado dentro de su discografia, ya que tenía un sonido un pelín diferente, pero vamos, hasta el "Seventh Son..." son fantásticos.

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