jueves, 28 de febrero de 2013

NIÉVAME




Si no hay mejor correveidile para certificar una salud física que el estado de su dentadura entonces yo canté la gallina bien pronto, pues aún lo era niño cuando me extrajeron varias muelas, no recuerdo cuantas, pero más de dos. Y puede que de tres.

Te quejabas, madre preguntaba, "mi boca..." o lo que fuera que respondiera, hablaba con padre y p´al médico del pueblo, don Vicente, el practicante, aunque por lo visto eso le llegaba para ser dentista, o sacamuelas. Eran finales de los setenta y principios de los siguientes, era un pueblo de La Mancha y, aunque de los más avanzados, no dejaba de ser otro lugar donde las malas muelas se curaban extirpándolas.

Apenas recuerdo nada de don Vicente y su "consulta", nada que no sea el dolor y su olor, era viejo y olía raro, o puede que no, pero yo no conocía a muchos más aparte de los míos, y puede que realmente vengamos de los animales y de ahí el presentir al personal por su olor, aunque esto no sea demasiado difícil: todo el que huela diferente de los tuyos es sospechoso. El sexto sentido.

Supongo que estaría un par de días sin ir a clase y tal, hasta que deshinchara un poquito el flemón y eso...Ese primer trago se trasegaba más fácilmente con la visita de los familiares y sus regalos: cuentos de Super-Humor, camisetas de fútbol, chucherías para cuando estés bien. Casi todo está perdido, incluso en mi memoria, pero no tanto como para olvidar algunos tebeos ("Soborno" de Mortadelo y Filemón, recuerdo una viñeta que me causaba PAVOR y no podía dejar de mirarla), la camiseta de la R.F.A y su orgullosa águila negra dentro de un círculo, y la "caja roja" de bombones Nestlé, parecida a las que años después le llevaríamos a nuestra madre tras parir a los dos últimos, sobretodo al último, casi se muere la pobre, pero nosotros nos enteramos más tarde, cuando podíamos enterarnos, que a los niños hay que dejarles ser niños, hay que mentirles, o al menos no decirles toda la verdad, ya tendrán tiempo para juzgar a sus padres si son lo suficientemente tontos del culo.

El pinchaculos-sacamuelas murió antes de que pudiera darme cuenta, pero no por ello dejaron de sorprenderme los rumores sobre su larga mano con las criaturas, que así lo oí decir años después en el bar.

No era el único, había más...Un barbero vecino nuestro tenía fama de lo mismo, así como el párroco de la iglesia más principal. De este poco puedo confirmar, sólo que tenía cara de serlo, aunque con todo era una celebridad, como los otros dos, pero del rapabarbas...

Era un tío viejo, gordo y feo, había sido el conseguidor durante el franquismo, podía conseguir cualquier cosa que te hiciera falta, estaba muy bien relacionado, tenía mucha labia, mucho savoir-faire, si tal palabro está permitido para un manchego...Sí, lo tenía. y había viajao por el ancho mundo...

Los gitanillos entraban y salían de su barbería como Bárcenas de los juzgaos. A lo mejor te estaba pelando, "ya eres muy grande para el caballito, ¿no, Kufisto?" decía su gran bocaza mientras acariciaba mi cabeza bajo la atenta mirada de mi madre, y oías la algarabía de tres o cuatro gitanillos, "¡¡¡DOMINGO, DOMINGO...!!!", y les soltaba calderilla entre risas, sobándolos, sonriendo aquellos labios tan gordos, "venga...marcharos" Y se iban.

Era maestro de guitarra, o eso era lo que él decía, pero en algunos sitios basta con rasgar cuatro fandangos para que te crean Paco de Lucía, y como yo estaba con la cosa del jevi y tal le pregunté si podría enseñarme algunas cosas, contestó que me pasara por las tardes y que me enseñaría entre cliente y cliente.

Bueno...hasta el peor de todos no lo es tanto como para serlo en todo, y éste sabía que mi árbol era aún más jodido que el del Bien y el Mal, que uno no viene del arroyo, precisamente, aunque así llamaran los más viejos a la calle donde me llevaron después de nacer y donde pasé treinta y dos de mis años. Después le pusieron el nombre de un General que no conoce ni su puta madre. Y si aún se llama así será por algo, que si en Tokyo las calles no tienen nombre, aquí es de los que ganan. Y eso que perdieron.

Durante la segunda "clase" me hizo un amago mientras tocaba una conocida melodía, yo no podía concebir como alguien tan horroroso podía sacar ese sonido de una guitarra, y mientras miraba a sus dedos bailar en el ombligo de la guitarra, aquellos dedazos gordos moviéndose como bailarinas del Bolshoi, noté su mirada fija en mi, su cabezón adelante y atrás, cada vez más adelante..."¡pero coño! ¿no sabes quién soy?" pensé.

Esos viciosos no lo pueden evitar.

Me fui y no volví más. Ni a pelarme. Encontré a un cojo que rapaba momias y tenía un gran tomo del Quijote a la vista. Aquel no lo tenía pero vivió bien a su costa, se las daba de cervantino y tal, creo que hasta le dieron algún premio y eso...¡ay si don Quijote te hubiera pillao por banda! Y aún Alonso El Bueno.

He recordado a todos estos mientras subía en el ascensor mirándome en el espejo, cosa que hago si al menos llevo un par de vinos, y no sé porqué siempre me saco los dientes, es decir, gesticulo, estiro los labios, finos, propios de un tío decente. A mi manera, pero decente.

Pero no ha sido para ellos el primer fogonazo, sino para el ultra-vegano calvo y gafillas que vi anoche en un documental, un yanqui de treintaitantos dando una conferencia a un grupo de universitarios, un tipo fuerte, vestido informalmente, colegón, he de reconocer que algunos de sus chistes tenían gracia, por no hablar de cuando la cosa pasaba de ponerse seria a lo siguiente, cuando enseñó unos vídeos sobre como trata a los animales la industria alimentaria, y en verdad que eran terribles, demenciales, daban ganas de llorar aún sin haberse clavado una botella de vino, "¡¡SERÁ BESTIA EL HIJOPUTA!!"

Por un momento pensé en hacerme vegano.

Pero me fui a dormir, que no hay como hacerlo para no dejar de ser tú. Si yo fuera un gurú mi primer mandamiento sería la prohibición del sueño.

Con todo desperté extrañamente calmado, puede que hasta concienciado, quizá fuera porque estoy medio resfriao o lo que sea, que no estoy del todo normal, normal de mi normal, no por nada me tomé un gramo de amoxicilina a eso de las cinco, horrible veneno según algunos, tal vez tengan razón, pero al levantarme por segunda y última vez de la cama ya lo hice de otra manera. Estoy pillado.

Bien, estaba bien pero no tanto como para salir a la calle, a su mañana, una de las más frías, así que un zumito de naranjas, limones y miel, salón, subida hasta arriba de persiana, brasero, sofá y eso sí: cero cigarrillos. Ni un chicle de nicotina a estreno. El de anoche. El calvo loco quizá tuviera su oportunidad.

Y mirando el cielo me he quedado medio frito con el cabrón del gato sobre mis piernas. Hasta que Sway, como acordé hace tiempo, me sacó del sopor. Uaaannn, chuuu, zrrriii, fooorrr...¡CHAN, CHAN, CHAN, CHANNNNN! 

"Mala pinta tiene esto..." me he dicho viendo el aspecto de las nubes, como de nevada, pero no era plan de irme andando cargado con el guiso que preparé ayer, casi se me olvida con el puto calvo, lo recordé al ver los chorizos cuando pasé a la cocina para apagar la calefacción, "MECAGOENLAPUTA..."

A veces acierta hasta Kufisto.

Ha caído unaaa...de las más grandes de mi vida.

Estábamos ahí, en el bar, un par de colegas, el hermano que casi se llevó al otro barrio a nuestra madre y yo, comiéndonos el guiso, que no veáis como jode preparar algo para luego ná, en fin...Se han puesto a hurgar en la Red por camisetas, de esas "chulas", con caretos, o leyendas, o cualquier pollada de esas, y al final se han decidido por tres de Heisenberg, el prota de una serie, "no sé quién es?" he dicho, "¡NO JODAS, KUFISTO!", "pues no lo que quisiera". Al parecer es un tipo muy famoso, un químico al que le diagnostican cáncer y se dedica a traficar para costearse el tratamiento, suena interesante, pero yo y las series, mejor dicho, yo y la tele...la otra tarde estuvo mi santa madre haciéndome la casa y me llamó para decirme que si tenía rota la tele, "no se ve ná", "nooo...es que...tienes que darle a un botón..."

Si hay una razón por la que me gustaría que llegara el Apocalipsis es para hacer como los Zeppelin: tirar el puto televisor por la ventana.

Se fueron poco después de empezar la nevada, "ná, con lo que ha llovío no cuaja ni de coña" Y tres horas después la nieve nos ha hecho un zas en toda la boca. Que es lo que de verdad queríamos.

He pasado casi toda la tarde en el ventanal, mirando como caía sobre los coches, en el asfalto, en los paraguas, en cualquier cosa que no estuviera a cubierto...He mirado de reojo al 60 pulgadas que tengo vomitando fúbol en la pared.

Esto es La Mancha, amigos míos...

Y después entró una clienta, una camarera, gordita y simpática, como la mayoría de ellas, y además tiene pinta de cachonda, por un momento he pensado en tirarle los tejos, las tejas o el techo entero, estoy movío hoy, pero enseguida ha llegado el tipo que esperaba, cosas de negocios, y he vuelto para la ventana a ver si nevaba más. Mucho más.

También ellos se fueron, que no hay como tener un bar para sentirte como Dios, pero no tardó en llegar una amiga, una de mi edad, una casada, una de las que tengo que echar mano del vino, y así lo he hecho poco después, que no hay como echar más madera a la caldera para que los motores funcionen mejor, y hemos visto nevar, "me gustan tanto estos días", "sí...." Pero si ni Dios le pide el DNI  a quien sale del coño de su madre yo tampoco al que pasa por mi puerta, y es lo que hay, y bien está que haya mientras siga siendo algo que no te lleve a darle cabezazos a la pared.

Como con aquellos dolores de muelas.

Y aún así.

En el ascensor me vi los dientes...

Si Dios se equivoca de Papa...¡qué no harán los correveidiles!







jueves, 21 de febrero de 2013

ASÍ Y ASAO




A punto estaba de dormirme cuando recordé al eccema de mi párpado; lo hizo él, más bien, pues fue su picor quien le delató, que yo me miro poco al espejo, y menos a los ojos. Así que me levanté para ir al water,  pillé la pomada y eché una lágrima sobre la yema del dedo índice de la mano derecha. Miré el espejo, localicé la herida y con mucho cuidado extendí el bálsamo.

- ¡Ohhh...síiiii...!

Qué gusto me dio. Me limpié en la toalla y volví a la cama; apagué las luces y no sé porqué en ese mismo instante vino a mi cabeza el ohhh...síiii...y me dio por reír: " ja, ja, ja...JAJAJA...¡¡¡JAJAJA!!!"  Faltó poco para encanarme, pero me tranquilicé, abrí los ojos y vi que todo estaba en orden, oscuro y silencioso, y poco después me dormí.

Desperté y me di una larga y cálida ducha. Cada vez son más largas y cálidas. Acabé con un poquito de agua templada para activar la sangre y eso que dicen, pero no pasé de ahí, no me atreví con la fría. Hace algún tiempo que no las termino así, creo que la última fue a finales de octubre, cuando agarré un gripazo que me tuvo k.o durante dos semanas; lo achaqué a eso, al frío remate final. Casi gripo el motor por intentar darle más revoluciones, aunque puede que la razón fuera otra, ¡qué más da!, coño...

Fui al despacho de loterías y la chica me dio mi parte. Le vi un trocito de cadera cuando se incorporó un tanto para echarle mano a mi sobre. Se me activó la sangre sin necesidad de agua fría. Resulta fantástico cuando la belleza juvenil enseña sin querer. Llevo todo el día pensando en esas caderas y seguro que ella me olvidó antes de salir por su puerta. Tengo que volver mañana.

La farmacia estaba copada por un viejo y una vieja. Tenían a los dos farmaceúticos a tope calderas, de aquí para allá pero no muy rápido, que tampoco ellos son unos chavales. Vi como cortaban sellos con una navajita y como les pasaban un trozo de fiso para pegarlos en sus correspondientes recetas; todo en silencio, hábilmente, como artesanos. Era hermoso. Pedí bicarbonato, casi cinco loros, la mitad de lo que había pagado la vieja por su saco. Ayer leí por ahí que mi remedio casero contra las resacas también es bueno para prevenir el cáncer.

Pasé a la frutería y me encontré al mismo caraflán de ayer, no a esa muchacha tan simpática que me atendió hace un par de semanas. No paró de sonreírme durante los dos minutos que estuve allí, un par de pimientos verdes y tres kilos de patatas, "volveré", "¡gracias!", pero cuando he vuelto no la he visto; se ve que para verla habré de ir por la tarde, pero la otra que salí del bar ya estaba cerrada...Lástima.

El chico tendrá poco menos de treinta años, los ojos caídos, como si algo le dijera que ya ha llegado adonde iba, que ahí esta su futuro, el que le quede, entre pimientos y patatas, atendiendo viejas jodeoras, atendiendo siempre a las mismas viejas jodeoras, hasta que se mueran; y entre medias a los tipos extraños, a los no habituales como yo, aunque siempre será mejor eso que el personal que deambula al otro lado de la esquina, una tienda de moros, no sé qué cojones venden pero siempre que paso les veo sentados en su pollete, fumando, mirando a la gente y rascándose las pelotas.

He comprado unos kilos de limones para mi mejunge, un par de botellas de agua para prepararlo, un kilo de tomates y una barra de pan. Se ha equivocado al hacer la cuenta y un tanto avergonzado, bastante nervioso, ha dicho que no había incluido la barra; me ha enseñado el ticket, "¿lo ve?...son cuatro productos y solo aparecen tres...", "está bien" Le he pagado la diferencia y le he dicho que se quedara con los céntimos, como poco antes había hecho con el de la farmacia.

Es el sol, lo sé, su falta y mi inactividad. El estar varado en casa y flotando en el trabajo; de ahí los eccemas y la falta de riego, de ahí la plastuza que tengo encima. Pero ya está yéndose el dolor de mi pierna. Esta noche me tomo la última pirula, los últimos 600 miligramos de ibuprofeno, casi dos gramos diarios durante siete días. Estos tres últimos he cagado cuatro o cinco veces diarias, supongo que serán los efectos secundarios que dice el prospecto, la última poco después de empezar esto, como un torrente, triturada...La medicina cura arrasando, no hace prisioneros. "¿Por qué te quita el dolor?" porque te quita todo lo que encuentra.

Estaba jugando una partida de ajedrez en el ordenador del bar cuando ha entrado un chaval con su cartera a cuestas:

- ¿Me das un vaso de agua?...¿gratis?...
- Hombre...no te lo voy a cobrar...

Ha cogido el As, un taburete y se ha sentado a leerlo. Y yo a mirarle.

Bueno, no sé...Veo a los chavales salir del instituto y quien no tiene pinta de cani la tiene de medio gilipollas; pero viendo a este especímen de trece o catorce años, metro ochenta y tantos, ciento y pico kilos de carne fofa y colgandera, ojos de  pedirme de tú un vaso de agua gratis, no dar ni las gracias, y ponerse a leer mi periódico encima de mi barra, con la lengua casi fuera mientras pasaba las hojas como si estuviera lobotomizao...En fin, que esto es la hostia. Esto es la rehostia.

Unos diez minutos después ha llegado a la última página. Ni ha mirado a la chica de hoy, una que activaría cualquier circulación y que se la está zumbando un negraco que le da patadas y cabezazos a una pelota gorda.

- ¿Tienes un cigarrillo? -me ha dicho mientras a duras penas se colgaba la cartera o como llamen ahora a esa puta mierda.
- Sí
- ¿Me das uno?
- No

Y se ha ido como si le hubiera dicho que sí.

Ojalá me pique algo esta noche.




viernes, 15 de febrero de 2013

LAS PREGUNTAS LAS CARGA EL DIABLO






Había una escena en Clerks (esa divertidísima película de Kevin Smith) donde veiamos a una pareja de tortolitos muy acaramelados tras el mostrador de aquel mítico badulaque; blanquito él, morenita ella; el uno con perilla y la otra dientona; veinteañeros los dos. Él la abrazaba por detrás, comiéndole la oreja, riendo:

- Jijiji...
- Urgh...urgh...Oye...dime una cosa...¿a cuantos se la has chupado antes que a mi?"

Obviamente llevaban poco tiempo juntos, o lo que eso sea que signifique, pero se [I]ve[/I] que acaban de hacerlo; y cuando uno hace algo con otra persona sabe si es la primera vez, o de las primeras; más aún cuando te chupan la polla, que es cosa que las primerizas hacen más mordiendo que otra cosa: "venga...déjalo...", "no, espera...", "¡ay!...¡que no!...¿nunca te has comido un calippo?" No hay como tocar el amor propio de alguien para que se obceque, aunque sea para meterse en la boca la cosa con la que meas.

Pero aquella dientona tenía que habérsela mamado tan bien que al chaval no le quedaba otra que preguntárselo, o quizá fuera la bendita ignorancia del pagafantas, que también pudiera ser...:

- ¿QUÉ? -respondía la chica un tanto escandalizada
- Vengaaaa...no te enfades...
- ¡Cómo que no me enfade!
- No sé...es una pregunta normal...Ha estado tan bien...

Una sonrisa melosona...

- Vengaaa...dímeloooo...¿A cuantos? te juro que no me enfadaré...
- No quiero...es algo tan...No confías en mi
- ¡Sí que confío! por eso te lo pregunto. Porque digas lo que digas te querré igual...¡o más! La sinceridad es muy importante en una pareja...
- Visto así...
- Venga, amor mío, dímelo...¿a tres? ¿a cuatro? ¿a cinco?...
- ...
- No seas tonta...Te quiero. Es una muestra de amor y de confianza.
- Bueno...¿no te vas a enfadar?
- Noooo...-y le mordisqueaba la orejilla...

La chica se queda pensando un rato, mirando al techo; él continúa abrazándola, haciéndole arrumacos; pero puedes ver que se mosquea un tanto por la tardanza en la cuenta, aunque no dice nada:

- 36
- ¿QUÉ?
- 37, contigo
- ¿CÓMO?
- ¿Lo ves? ya te has enfadado...
- ¡PERO CÓMO NO ME VOY A ENFADAR...!
- ¿Y la confianza y la sinceridad y todo eso?
- ¡A LA MIERDA CON LA CONFIANZA!...¡36!...¡37 CONMIGO!...¡SANTO DIOS!
- ¡OYE, HAS SIDO TÚ QUIEN QUERÍA SABERLO! ¡Y HE SIDO SINCERA! ¿NO ERA ESO LO QUE QUERÍAS!
- ¡OH, DIOS! ¡TREINTAISIETE TÍOS!...
- ¡¡¡SÍ, GILIPOLLAS!!!
- ¿ME ESTÁS DICIENDO QUE CADA VEZ QUE TE HE BESADO LO HE HECHO A TREINTAISIETE POLLAS?...¡¡¡OH, DIOSSSSS!!!


- Mira esto, Kufisto -me dijo ayer un gran amigo, un figura, un pichabrava. Eran fotografías de una chica enseñando su cuerpo desnudo: tetitas firmes y chocho depilado, como el porno manda...No se le veía la cara, ¿para qué?
- ¿Quién es?
- Una tía que conocí en el viaje a la República Dominicana, cuando me fui con Miguel...ella iba con su novio. Es de Gijón; intercambiamos teléfonos y eso. Ahora le ha dejado y viene este finde; tengo que ir a recogerla a Chamartín...
- Hostia puta...
- ¡A ver, a ver...! -dijo otro
- La voy a traer por aquí...
- ¡No jodas!
- ¡Sí jodo!
- Jajaja...
- ¡Joderrr! ¿y cómo voy a mirarla después de ver esto? -dije yo- Oye, nena, no hace falta que te presentes, ya te conozco...
- ¡¡¡JAJAJA!!!
- Me cago en la puta...
- Al forni...ya lo tengo todo...
- ¿También el Endurezol?
- Una caja
- ¡¡¡JAJAJA!!!


Esta tarde ha hecho acto de aparición una clienta que me trae de cabeza, una tía que rezumaría sexo aún llevando un burka; pero por suerte esto es España, no Afganistán, todavía. Y no es que vaya vendiendo la mercancía, no le hace falta, pero sabe llevar lo justo y necesario para una intocable señora casada y madre de tres hijos, que algunas mujeres son como los vampiros: no son putas, pero tampoco enciende-cirios.

- ¡Hola, Kufisssto!

Gran, gran, gran sonrisa...Algunas mujeres se quedarían como la de Lot si no vieran la testosterona en los ojos de quienes las miran.

La madre que me parió...

Ha pedido también por la otra, una especie de fantasma sin sábana, y se ha ido al fondo. A la derecha.

En fin...

Poco después han llegado dos amiguetes, y mientras les ponía sus copas me he dado cuenta de que uno de ellos conocía a la mater amantísima et fidelísima...

- ¡Cómo está la hija de la gran puta...! ¡Me la comía entera! -he dicho.
- Yo me la comí -ha respondido uno, el casado.
- ¡NO-JO-DAS!
- Sí...hace mucho tiempo...era una cría...un poco más joven que yo...jejeje
- ¡Kufisto! -me ha llamado un corta-rollos. A veces las cañas son como las madres superioras. O el cura que se las folla.

He vuelto a la velocidad del doble bombo de Dave Lombardo.

- Cuenta...
- Fue la primera vez que hice un trío
- ¿Te tiraste a dos?
- La primera y la última...Era un sábado, bien me acuerdo. Ella estaba con una amiga, seguro que la conoces, una que ponía copas en...¿no? bueno, es igual, seguro que la conoces pero no te acuerdas, tienes menos memoria que un grillo, Kufisto...Ya eran las tres de la mañana y la otra dijo de irnos y tal...Me las llevé a una cochera que tenían mis padres y...no veas
- Hijo de puta...
- Esa fue la primera vez que probé el speed, que la otra era una elementa de cuidao...Era ella la que llevaba la voz cantante: "ahora así...espera...¡espera!...
- Cabronazo...
- Yo me fui a las siete...allí las dejé...a lo suyo...
- La madre que me parió...


Hace más de cuarenta años que Brando le dijo a la Schneider que no quería saber ni su nombre.


Es mejor así.


Y hoy...ni te cuento.

jueves, 14 de febrero de 2013

DAVE HOLLAND ESTÁ EN CHIRONA




Ayer me regalaron El martillo de los dioses, una biografía sobre la mejor banda de la historia del rock, cosas de ser un as del arroz, y como sigo sin poder dar cinco pasos sin que me duela la pierna pensé que una buena opción para hacer tiempo sería leerla; así que cené bien, me acomodé lo mejor que pude y le eché mano al libro.

Realmente, poco de nuevo había ahí para mi, que si algo te interesa en nuestro días no hay como teclear su nombre en Gúgel para satisfacer tu curiosidad. Recuerdo que cuando era pequeño y me iba a dormir fantaseaba con la idea de una máquina tal que te daría la respuesta correcta hicieras la pregunta que le hicieras. Por ejemplo: "¿Cuantos peces hay en el mundo?", "5.765.672.097.453.767.121.349.941.005.663", "¿Cuantos pájaros hay en el mundo?", "7.727..." y en ese plan; y de tal manera que toda respuesta fuera convincente, sin discusión posible, esa era la verdad, no había otra...Es curioso, pero estoy casi seguro que todas mis preguntas a la máquina de mis sueños empezaban por cuantos, no qué, o cómo..."¿Cuantos...?" No es que Internet sea aquella fantasía, pero al menos se parece, porque de la otra que me viene a la cabeza, la de una máquina que te la metieras en la nariz e instantáneamente te la limpiara de mocos y costras, no he tenido noticia, tal vez exista, que no conocer algo no significa que no sea, pero de todas formas poca falta me haría ya. Ese arroz también está pasadísimo. Y no soy yo el culpable.

Hay algo hermoso en leer un libro entre tus manos, no en la pantalla de un ordenador, aunque me temo que no sea más que porque siempre lo has hecho así, que para algunos de nosotros no hay mejor que lo de siempre, y aún reconociendo la posibilidad de estar equivocados no le damos una oportunidad, como si al hacerlo pudiéramos traicionarnos, y por regla general quien poco tiene es muy leal consigo mismo. No se trata de orgullo, que hay palabras ante las que cada vez más cierras los ojos, sino de una especie de auto-defensa: si no atacaste cuando pudiste...¿para qué hacerlo ahora?

Las cosas se ven diferentes en el papel que sobre la pantalla, aunque sean las mismas. Es más personal, más íntimo. Uno no tiene la sensación de ser observado como pasa a veces con Internet, que es más para ser visto que para ver. Todo el mundo está conectado...Y te lo venden como si fuera algo bueno. Tú y el libro que tienes en tus manos sois dos. Tú y el libro que lees en la Red nunca lo sois. Para algunos de nosotros no es difícil la elección.

El caso fue que la lectura se me hizo un tanto incómoda, todo era demasiado bueno para mi verdad, y ya no va siendo agradable saber lo bien que le ha ido a alguien aunque lo quieras, si es que alguna vez lo fue, y menos cuando tú no lo estás, resulta un tanto cargante, un tanto embarazoso..."¿y qué he hecho yo?"

Cerré el libro, apagué la luz y me dormí pensando que no había buscado muchas cosas.

Otra mañana más mi pierna ha dicho que nones, y a pesar del magnífico sol he regresado un tanto abatido a casa. Y tumbado en el sofá me he quedado mirando el cielo azul, radiante, y por un momento he pensado que no me importaría mucho cerrar los ojos y despertar veinte años después.

Nada más bajar del coche he visto a un tipo especialmente desagradable en la puerta del bar, no es que sea problemático ni nada de eso, no...sólo que no me gusta y yo no le gusto, "¿y por qué va a tu bar?", pues porque no estoy solo. Seguro que no lo verás en mi casa. Ni yo en la suya.

En la calle nos soportamos como podemos, en casa van soportándote. O te vas soportando.

Se fue pronto y más o menos nos quedamos los justos y necesarios, y hablando con ellos, con mis amigos, empezó a difuminarse mi nube, ¡hasta me reí con ganas!, están locos estos muchachos...Nos juntamos en los bares para soplar a nuestras respectivas nubes, más que para hacerlo en nuestros vasos. Aunque ayudan lo suyo, vaya que sí...

Hay que cuidar a los amigos porque ellos te cuidan a ti, aunque en ocasiones ni se den cuenta, que así es de la mejor manera.

La tarde iba pasando como todas las demás, como lo hará la de mañana, que quiero verla aunque sea a través de la ventana, que no quiero dormirla...También siempre será mejor una ventana que un espejo.

Después de hablar con un amigo he llamado a otro que es médico, y es cosa curiosa como a veces das con el remedio si tu mal lo cuentas. No porque vaya a solucionártelo, sino porque te recuerda a uno que sí podría intentarlo, que hay días (casi una semana ya) en los que uno está más empanao que mil filetes rusos.

"Oye, me pasa esto otra vez...como hace cuatro o cinco años, ¿te acuerdas?...¿cuando me colaste para que me hicieran una radiografía y un...como se llama? ¡eso!, sí...y es que no me acuerdo lo que me mandaron...creo que tomar ibuprofeno durante cuatro o cinco días...¿podrías mirarlo? Gracias, muchas gracias"

He terminado poniendo el primer disco de los Maiden, el que más me gusta, aunque quiero más al Somewhere in Time, la lealtad ante todo...Miras más para atrás si te duele lo que tienes delante, que uno también es Cáncer, por si no estaba suficientemente claro.

Y en esas estaba, mirando en la Wiki a los ídolos de mi infancia, primero su edad...57...54...64...muerto...muerto...Y leyendo eso sobraban todas sus glorias presentes o pasadas: yo estoy mejor.

Cuando uno lee biografías con casi cuarenta años es mejor empezarlas por el final.

Por si te ha bajao la regla.

O un dolor de pierna transforma al sol en cualquier cosa.








martes, 12 de febrero de 2013

UN DÍA PARA UNA VIDA




Una de las cosas más sorprendentes que he visto en mi vida (y os aseguro que han sido unas cuantas) fue una parte de un documental en Digital + sobre la vida salvaje en un parque protegido de África.

El tema era el de siempre, la lucha por la vida y todo eso, cazadores y cazados, tan brutal como hermoso, tan emocionante como trágico, tan implacable como subyugador. Pero algo visto muchas veces deja de sorprender, al igual que algo hecho muchas veces termina por aburrir; la cantidad, más que la calidad, es lo que calibra el valor de las cosas, y de su escasez o no depende tu reacción. Si a nadie le amarga un dulce, a nadie se le ocurre alimentarse sólo de ellos. A nadie que no le falte un hervor.

Tampoco se trata de comer de todo, que sólo los locos son omnívoros, no os engañéis, se trata de comer lo que te gusta con un cierto conocimiento de causa. Y hasta ahí se llega equivocándose. Y teniendo suerte para ir contándolo.

Un grupo de leonas había dado caza a un animal bastante grande, más que ellas, pero también más estúpido y menos fiero. Las reglas de la vida son las mismas para todas las especies.

Podías ver como la manada iba despedazándolo a mordiscos, como los hocicos se empapaban de sangre caliente, como se relamían, como volvían a morder, como se les ponían los ojos, esos ojos acostumbrados a ganar, a ganar por la fuerza aunque también por la inteligencia, si así se le puede llamar, y se puede cuando veinte individuos son capaces de poner en estampida a miles de otros al menos tan grandes como ellos, cuando si no fueran tan tontos se darían cuenta de que en la Naturaleza, a igual tamaño, el número es decisivo. Y también siendo más pequeños, mucho más, recordad que el ejército más poderoso de ella es el de las hormigas. Y lo son porque están organizadas y cada una sabe cual es su función. Acordaos de aquel que dijo aquello de que "la organización es importante hasta en las orgías" Uno que sabía de lo que hablaba.

Pero lo que llamó mi atención vino poco después, una vez que habían devorado su presa.

Una cría de los huidos andaba despistada por los dominios de los haítos leones, quizá había sido su madre la que ahora dormía en sus estómagos, y fuera por la razón que fuera las hembras se levantaron y, tranquilamente, se dirigieron hacía él.

El pobre animal no parecía darse cuenta, o puede que sí, o puede que en ellas oliera a su mamá, y al verse rodeado de sus asesinas se puso nervioso, se dio cuenta de su error, puede que el último siendo el primero, e intentó largarse al ver que de madre sólo quedaba su olor, que aún siendo un sentido importante no lo es tanto como el de la vista, pero no podía, una y otra vez las leonas lo derribaban, lo tenían cercado, podías sentir su angustia, su terror, porque tú mismo lo estabas sintiendo, esperando lo mismo que él, que lo mataran, que se lo comieran, que dejaran sus pequeños huesos para las hienas...Pero no: jugaron al no te vas hasta que, simplemente, lo dejaron ir y se marchó a toda hostia. Las asesinas de su madre sólo querían jugar con él. Tuvo suerte.

Uno no la tiene, se la dan. Y algunos, pocos, la cogen por el pescuezo.

Como mi pierna sigue igual que los últimos días decidí emplear la mañana de hoy en hacer cosas desagradables, que es lo mejor que puedes hacer cuando no puedes hacer lo que te gusta, al menos así te las quitas de en medio para el día que sí puedas. Así que he ido a pagar recibos no domiciliados en Correos y a ingresar el fruto de mi trabajo en el banco. "Quien paga, descansa" Maldito cabrón.

Soporto bien el dolor, no me quejo, a nadie se lo cuento si va por dentro, pero he de reconocer que se me agria el carácter. Ya no quiero ser Superman, no quiero volar...pero si no puedo andar me cago en la hostia puta.

Y de esta guisa he ido andando a mis mandaos, medio cojo pero en pie.

Poco antes de llegar a mi primera parada me he encontrado con un buen amigo, un cuarentón que vive con sus padres, lo tangaron con el piso donde por fin iba a irse a vivir su vida, el constructor desapareció y se ha llevado todas las perras, "si lo veo, lo mato" me ha dicho algunas veces, claro que ya estaba borracho, que este es otro de los que se guardan las cosas, aunque me lo creo. Yo también lo haría.

- "¡Jose!"
- "¡Kufisto!"

Un par de pasos tras él iba una mujer mayor. Enseguida me he dado cuenta de que era su madre.

- "Mira, mama, este es el del bar donde voy..."
- "¡Ay, hijo mío...! Yo conocía a tu abuela...y a tu abuelo..."

Son del barrio.

Hemos hablado un ratito, a trompicones, es algo normal cuando hay tres y una está en su última onda, venían del banco, como todos, que más parece que venimos de allí que del mono. Y de Dios ni hablamos.

Al despedirnos le he hecho una caricia en su hombro, diez pasos después he pensado que debería haberle dado dos besos, siempre los malditos diez pasos después...

Había una cola enorme en Correos, se ve que cada vez más gente está devuelta de los bancos, pero me había dejado tan buen regusto esa pobre mujer que no me ha importado demasiado, además que hoy era el día. Hoy era el día de darles mi dinero para que me dejen otro ratito en paz.

He sacado el móvil, me he puesto los auriculares y algo de mi música. No estaba tan mal.

Hace algún tiempo leí a alguien que cuando uno escribe no puede hacer otra cosa, no vive para nada más que para escribir, y esto es algo que lleva pasándome desde que empecé. Ya puedo estar haciendo lo que sea que todo lo veo (y lo miro) para escribirlo. A no ser que esté muy jodido. Entonces me lo como yo.

Y ha sido que uno de los que delante de mi estaban era un viejo que conozco, un medio vecino de mis padres, uno que se quedó viudo hará diez años, y al ver su cara pálida, moteada por innumerables manchas, he sentido mucha lástima y he recordado a la botella de leche que se nos cayó hace unos días en la cámara de las bebidas y que ayer descubrimos era la culpable del nauseabundo olor que empezaba a emerger de ella, que la leche se transforma cuando no está donde debe, como dijo Homer en un memorable capítulo, y la limpió mi hermano, que ahí estaba cuando fui a robarme una botella de vino para nuestro día de descanso, "le he puesto un bote de bicarbonato...se come los olores" me dijo un tanto nervioso después de darme cuenta que me lee, que no le dio tiempo a quitar mi página del ordenador...

"A veeerrr...sí. Esta"

Alexander the Great, Iron Maiden.

Y todavía estaba recitando la intro cuando me he fijado en una niña pequeña que estaba con su madre, una mujer de unos treinta años, arrabalera, rubia de bote, buen culazo dentro de los vaqueros, seguro que no tanto sin ellos, saltaba a la vista que ya está en modo flan fuera del frigorífico, pero la criatura, la que la hizo madre, tenía unos ojos tan azules que no podías dejar de mirarlos, más aún rodeado de adultos y viejos que están pagando.

Estaba gordita, como su mama, de pelo largo y castaño, sonriente, abrazada a la cintura de su madre. Yo las miraba casi sin oír a Dickinson, absorto, ha habido un momento en el que me he visto, sin coña...Aquello, allí, en ese momento, era algo indescriptible.

Les tocó pagar lo suyo y la niña se soltó de su madre, y mientra esta lo hacía ella se empinó para coger un panfleto de publicidad que había sobre el mostrador. Uno no, ¡los dos!, y al darse cuenta de que eran iguales dejó uno en su sitio todo lo cuidadosamente que pudo, sin parar de moverse, cruzando las piernecitas, mesándose el cabello, sonriendo, sin dejar de sonreír...

Su madre terminó de pagar y se fueron.

Ya sólo quedaba uno delante de mi, un tipo viejo pero con aspecto de no haberse dado por vencido, también este tenía una buena historia...

Y cuando me quise dar cuenta ya se me había colado la segunda por una ventanilla que acababan de abrir.

Pero cuando el tercero hizo la intentona no llegó a más.

Me había despertado.

- "Te he llamado..." me ha dicho la chica con una gran sonrisa.
- "Ya...es que la música..." he respondido con una relajación casi desconocida para mi.

Ha estado especialmente amable, es como si la gente oliera cuando tú estás bien.

Acostumbrado a que te huelan cuando estás mal no deja de ser un notición.

Al menos para mi.

Luego pasaron muchas más cosas, casi todas buenas, casi todas para seguir escribiendo, que hoy ha sido un día raro, uno de los que te acuerdas.

Pero ya es demasiado, esto ya va para ser de los más largos. Y vuestro tiempo también es oro.

Nietzsche dijo que la vida es un círculo, y yo pienso igual, así que terminaré como empecé.

Era una madrugada de sábado a domingo, estaba a punto de cerrar, la música apagada y la mayoría de las luces también, cuando caí en otro documental de esos.

El cachorro de una leona se había quedado atrapado entre las ramas bajas de un árbol, se había caído de arriba y no podía salir de allí, rugía y rugía y su madre no podía tirar de él, era como una trampa, se había hecho daño. Mucho.

Pasaron las horas del día, llegó el atardecer, podías ver a su vieja dando vueltas alrededor del tronco, al pequeño leoncillo luchar con todas sus fuerzas por escaparse de él, era algo épico, homérico, electrizante..."¡¡¡SAL, COÑO...SAAAAALLLL!!!"

Salió. Arrastrándose. Una voz en off de mujer te contaba que se había partido la cadera, que estaba sentenciado, sin música que potenciara ese momento, sin sobrecarga...sólo que iba a morir.

Vi a su madre tirar de él como diciéndole "¡¡¡VENGA, ARRIBA!!!...¿QUÉ TE PASA?" El pobrecillo no podía, no podía...

Cuando ella se dio cuenta de que no había más que hacer se fue. Y el cachorro llegó arrastras a unos matorrales. Y allí murió.

Después, la misma voz de mujer, con la misma música, tan sobriamente como se hacen las cosas grandes, nos contó que al llegar la madre a por el padre se encontró con que otra más joven le había robado el sitio.

Y estuvo otro rato dando vueltas...

Y otra vez se fue.

Y ya está bien.


lunes, 11 de febrero de 2013

HACE MUCHO TIEMPO QUE NO ROCANROLEO




Hoy he soñado con Zapatero. Pero lo mejor de todo ha sido que era en plan colegas, de buen rollo, es más, creo que me aconsejaba y yo le escuchaba, tal que Aristóteles y Alejandro, mucha sonrisa del tipo anuncio de yogures, o de compresas, puede que incluso me presentara a su mujer cantora, no recuerdo haber visto a sus niñas, creo que estábamos en una fiesta zen, o chill-out, o como se llamen esas fiestas en las que parece ser que puedes estar con la gente sin beber como el camello de la Camel, aunque también cabe la posibilidad de que fuera la consulta del dentista o de uno de esos, llevo tres días con la pierna arrastras, otra vez, ya que casi ni me acordaba, en fin..."este tío no es como me lo contaron..."  Y eso.

La cosa ha sido que al despertar lo he hecho en lo mejor de un buen sueño, uno que ya se me ha ido para siempre, y mientras intentaba recuperarlo, "¿por dónde iba?", de tanto ir hacia atrás me he topado con ZP, que así en corto se hace más llevadero, y al verlo en mi cabeza, al verme tal que un cantamañanas de La Voz con su coach, poco me ha faltado para soltar un alarido del tipo McDowell cuando oye a Ludwig Van en mitad del tratamiento Ludovico, pero ha sido tamaña mi incredulidad que sólo he acertado a musitar un pequeño jodeeerrr...hasta que asfixiado de buenrollismo he soltado un buen MECAGOENLAPUTAAA que habrán oído los vecinos de abajo, "mira, Mari, ya se ha despertado el loco de arriba..."

Hará tres o cuatro despertares que lo hice viendo a Led Zeppelin, a los fetén, a los de inicios de los setenta, creo que era en el Madison Square Garden, poco importaba que yo estuviera detrás del escenario, de vez en cuando se daban la vuelta y venían hacia nosotros, los desgraciaos de gallinero, pero era una sensación indescriptible, ¡estaba viéndolos en su mejor momento!, ¡escuchando Rock n´roll!, ¡dando botes!, "lonely, lonely, lonely, lonely time..." tararararararararán, guaguaguagán, tararararararararán, guaguaguagán...¡¡¡AY, DIOSSSS!!!

Si pudiésemos elegir qué vamos a soñar, al estilo de Desafío Total, se iba a despertar la puta madre que parió a todos los Rockefeller de este mundo de mierda.

Como anoche me tomé un baño terapeútico hoy no me he duchado. Y digo que fue terapeútico porque acabé casi desquiciado mi jornada laboral, o lo que sea esto, como lo haría el sargento Hartman si hubiera jurado comportarse en un concierto de Miguel Bosé. Niños chillones, padres estúpidos, viejos insolentes...menos mal que fueron pocos de todo. La gota que estuvo a punto de rebosar el silo fue que estaba a otro punto de ganar una partida de ajedrez on-line a un filipino cabrón, mi dama contra su caballo, pero no me quedaba apenas tiempo y a él todo el del mundo o casi, me hubiera bastado con un minuto, no más, pero sólo disponía de segundos, segundos...

Un caraflán se acercó a la barra:

- "Ponnos lo mismo, Kufisto..."
- "Voy..." pero no

"No la jodas ahora, Kufis, no la jodas..."

Gané algo de tiempo y le puse los cubatas por etapas: vasos con hielo, "a ver...dama seis torre, jaque", cocacola y sprite, "dama cuatro torre, jaque", larios..., "dama cuatro caballo, jaque", cutty sark, "puto chino, ¡parece que me esté viendo!", no me daba respiro..."DAMA TRES ALFIL, JAQUE...¡¡¡NO!!!, ¡¡¡ESPERA, ESPERA!!!" Y me la comió.

- "¡¡¡ME CAGO EN DIOSSSSS!!!"

Había niños, bueno, uno, de sobra...

Si llego a mirar a alguien no sé que hubiera pasado.

Diez minutos después me relevaron, menos mal, y me marché con mi pierna mala, mi sangre revuelta y mi cabeza como un bombo vudú, nada más que bombardeando imágenes desagradables, el puto niño dando por culo con las máquinas del bar, sus padres jaleándolo, como monos, "tener críos pá esto", el caraflán mirándome como si alguna vez le hubiera robado algo, como si soñara con encontrarme en el desierto y negarme un vaso de agua, el viejo chistoso, el de chist..., que no hay cosa que más me joda que se dirijan a mi de esa manera, a ese sí que no lo hice ni caso hasta que me salió de los huevos, y porque estaba con un amigo mío, que si no lo hubiera mandado a la mierda...Y el maldito chino riendo. Seguro.

Hacía meses desde el último baño, y aunque logró que olvidara toda aquella mierda no fue tanto como para relajarme.

Me puse el pijama, la bata, cené, cogí un puro del frigo, le di al play de un documental y me tumbé en el sofá.

Era de estilo newagero, un viejo bien conservado hablaba de que el Universo es un toroide, o algo así, salía hablando con un indio, o puede que fuera moro, o un chino de mierda, "el Universo es una fábrica de toroides" De puta madre. A los quince minutos tuve ganas de quitarlo y buscar otro, no sé, algo sobre el Concilio Vaticano Segundo fue obra del diablo y la masonería, o cosas así, allí no salían nada más que tipos buenos, blandos, yo no me enteraba de nada, no sentía nada...Apareció la mujer del autor, una rubia de buen aspecto, muy seria, muy concienciada, me restregué un poco el nabo y le presté algo más de atención.

Y a partir de ahí empezó lo bueno, o lo menos malo: que si esto es una conspiración de la élite para hacernos sus esclavos, que hay tecnología de sobra para que todo el mundo pueda vivir sin penurias, que yo no me lo creía pero investigando me di cuenta de que no hay otra explicación, y todo el rollo habitual.

Era bastante extremista para la buena factura con la que estaba realizado, aunque eso sí, no tenían coraje a traspasar la última raya, que para hacer eso hay que ser un suicida, pero cuando llegaron a la que supongo era la última parte, Soluciones, y viendo que se me había acabado el puro apagué el ordenador y me fui a la cama.

Ahora entiendo porqué he soñado con El que mira las nubes.

No había andado doscientos metros cuando me he dado la vuelta, la pierna sigue igual, será cosa de este tiempo asqueroso, o puede que esté más nervioso de lo habitual, aunque no tengo muy clara la razón.

Pero me ha dado tiempo para ver a unos gorriones peleando por un trozo de pan. Subieron al árbol cuando sin hacerles mucho caso pasé por primera vez, y abajo estaban al encontrármelos por segunda, y entonces sí que me fijé, que sin repetición de la jugada no vemos una mierda, y todavía se quejan de los árbitros...Volvieron a subirse a las ramas, hacen bien, por un momento pensé en pisar el trozo de pan, como a mala hostia, por joder, aunque quizá así, desmenuzándolo, les hubiera hecho un bien, era demasiado grande, por eso estaban peleándose...pero lo he evitado con cuidado. A veces es mejor hacer lo que crees que está mal.

Así que puede ser que, después de todo, los malos sean los buenos y quienes se tienen por estos los pésimos.

Lo que sea con tal de no volver a soñar con ellos.


¡¡¡ROCK N´ROOOOLLLLL!!!







viernes, 8 de febrero de 2013

UN PAÍS EN UNA COLILLA




El nuevo pobre del Súper de Confianza es un cincuentón del terreno, poquita cosa, al que costaba verlo en el papel: con gafas, bien peinado y afeitado, y un tres cuartos de color rojo en buen estado. Sólo le delataba el vaso de plástico, demasiado grande, ¿pero cual no lo es?. Resultaba un tanto estrambótico, fuera de lugar, quizá era su primer día, seguro, me di cuenta por cómo nos miramos cuando diez pasos después volví la vista para comprobar si había sido un error.

Al día siguiente ya no estaba en la primera puerta, se había metido un poco más adentro, en el pasillo que conduce a la entrada, aunque no se aventuró ni a llegar a la mitad, mucho menos a las puertas automáticas, fijo que estarían copadas por las profesionales del tema, hijas de cualquier tierra menos de esta, que no hay como estar lejos de tu casa para perder la vergüenza, si alguna vez alguien te enseñó lo que era.

Ha pasado una semana y ya no tiene tan buen aspecto, tal vez así le vaya mejor, que para ser algo ante ojos extraños tienes que empezar por aparentarlo, conviene ofrecerse medio masticado a entero, este no es tiempo de estómagos fuertes...Continúa sin pasarse de la raya, de su raya, de la propia de su nuevo oficio, que la veteranía es un grado y ni te cuento si has caído en el último de la escala: tienes que esperar al siguiente para que empiece a irte bien. No hay como ver a otro peor para empezar a sentirte mejor.

Mientras paseaba esta mañana tal que si no fuera yo, he visto a un viejo, de los de bastón sin embellecer, hurgando en la papelera de un jardín, se ve que ya no tiene fuerzas ni para levantar la tapa de un contenedor, y al pasar junto a él me he preguntado qué puede encontrar uno ahí, cómo tienes que estar para ir mirando en las papeleras de los jardines, y al volverme diez pasos después le he visto reanudar su camino, por llamarlo de alguna manera, y viéndole arrastrarse sobre la acera he tenido unas inmensas ganas de estar en mi casa.

- "Escucha, Kufisto...¿sabes lo que he visto esta mañana mientras almorzaba?"
- "Pues no"
- "A un viejo recogiendo en la calle las colillas que los clientes del bar tiraban al suelo..."

La tarde iba languideciendo como si estuviera pensándose lo de venir mañana, a lo lejos he visto acercándose grandes nubes pesadas, bajas, frías, imponentes...Ya no se veían cuando he salido a fumarme el último cigarrillo del bar.

Ocultas por la noche, esta fría noche, pero...ya estaban aquí.

Y no he tirado la colilla al cenicero.de agua.


miércoles, 6 de febrero de 2013

UNA TARDE EN CASAKUFISTO




- "Ehhh...¿por donde iba?" preguntó el borracho.
- "Mmmm...por los ajos en la sartén" dije yo.
- "Ah, sí..."

Apenas se había desviado cinco segundos, no más, para decirle algo al tercer hombre, y voto a tal que cinco segundos pueden significar mucho sobre un mapa, ¿pero en una cabeza? Claro que hay cabezas y cosas donde llevar ojos, nariz y boca, no es lo que tengo, es lo que soy; muy bien, encanto: tómate cien mil a mi salud y luego me lo dices otra vez.

- "...los fríes, o los asas...coges una rebanada de pan, le echas aceite y un poco de pimentón...luego fríes los ajos..."
- "¿Otra vez?"
- "...los pelas y los cortas en láminas...chin, chin...chin, chin...chin, chin...y se los pones por encima. Te deja los niveles al máximo"

Al menos ha recordado la receta. Yo llevo todo el día (si hablar es exagerar, escribir ni te cuento) intentándolo con mi efímero paso por Santa Lucía, la de los seguros, y por más fuerza que he hecho (ídem del anterior paréntesis) no consigo recordar más que la cara del jefe, la del vendedor "estrella" y la única visita a domicilio que creo que hice, que más ha sido por el donde que por los quienes, así que, amigo Sergio (ver comentarios a la entrada anterior)...para no contar la verdad, mejor no contar nada. Y más aquí.

Los niveles también son como los culos, que cada uno tiene el suyo, por lo que la ecualización de un borracho más acabado que la Falange no tiene porque ser la tuya, aunque los gurús de la new age susurren a sus feligreses que todos marchamos en la misma onda y tal, que todo es uno, como la jodida canción, la de los U2, no Stairway...aunque también lo será para mi. Puta vida. ¡Y qué obsesión con que todos (¡todo!) somos Uno!

No, tronko, no...yo soy yo, y tú siempre serás el otro. Que corra el aire.

Estuvo gracioso durante un rato, o puede que yo lo estuviera condescendiente, que todo es según el olor de quien se tira el pedo, pero el mejor llegó cuando apareció un amigo mío, un viejo rockero, el Lemmy local, un tipo con el que por alguna extraña razón congenio bastante bien, aunque sólo sea en modo cliente-camarero, pues sólo en una ocasión nos tomamos algo por ahí, una noche que lo encontré de casualidad.

Enseguida me he dado cuenta que estaba de mala leche.

- "Dame una cerveza, Kufisto"
- "¿Caña, copa...?"
- "Tubo"
- "¿Quieres algo de pincho?"
- "Otro tubo"

Estaba detrás del grifo, entre el borracho y un extraño con cara de serlo pero que estaba sobrio. Ha mirado a sus lados como cagándose en su puta vida y al verlo mientras le tiraba el primero me han dado ganas de descojonarme vivo.

Cuando estaba dándole el primer trago a su cerveza ha hecho acto de aparición el ciego, y al cerciorarse de ello el extraño-borracho-sobrio le ha dejado su sitio para tomar un tanto el de nuestra leyenda local, algo así como si los polacos hubieran intentado invadir Berlín en tiempos de Adolfo, y entre esto y el borracho crónico me he temido lo peor, pero héte aquí que se conocían, más por el hermano mayor del maestro de las tostadas de ajos que por él mismo, y bueno, el hermano de un amigo es el hermano de un amigo y tal...

Y ha comenzado a tabarrearle vivo, que hoy estaba especialmente pesado, aparte de sin dinero y sin tabaco, que la única copa que le he puesto se la ha pagado otro por entretenerle...un borracho es divertido mientras puedas perderlo de vista en 0´2.

En esas andaba, que si esto o lo otro, que si tú con mi hermano tal y cual, que no sé qué, que no sé cual, que yo tal y yo pascual...

- "Dame una coke light, Kufisto" ha voceado el ciego una vez bebido su café.

Y entonces se ha oído la voz de nuestro Lemmy tal que si estuviera presentando Ace of Spades...

- "¿SABES LO QUE NO ERES TÚ?"
- "..."
- "¡¡¡MUUDOOO!!!"

Y se ha reído hasta el tipo del National Geographic.

Hacía tiempo que no me reía con tantas ganas, menudo panorama...

Y se ha venido al circulillo, conmigo y con el tercer hombre...

Me ha contado que venía de rehabilitación, cosas de huesos, que este es de los licenciados en drogología, de los que no les pilló el caballo blanco y negro del día y de la noche, como berreaba uno de los "artistas" más sobrevalorados de este drogológico mundo. Y la razón de su condenamiento era la espera, no el dolor, que uno puede ir muy entero hacia él...¡pero coño! ¡si quedas a una hora, quedas a una hora! que no es tanto lo que te espera como su impuntualidad.

Pronto hemos empezado con el tema del tabaco, lo bien que nos va fumando picadura, de hecho fue él quien me incitó a ello hará como dos años, "el papel de los cigarrillos es veneno, Kufisto..."

El borracho histórico seguía haciendo el ridículo desde Stalingrado, por lo menos, creo que hasta el ciego ha llorado hoy al revés, que todo es gracioso si hay la suficiente distancia, algo que no supo comprender Adolfo, ése jugador de tres en raya.

Le invité a un tubo y me invitó a un Winston, le dimos forma y salimos para desformarlo, después de todo...¿hay algo mejor que dar la forma y quitar la forma?

Me habló de su último viaje a Marruecos...Pá los fachas nostálgicos: es la España de los sesenta. De nada.

Y después pasaron más cosas.

¡Ay, madre, si no me hubiera dao por escribir...!









martes, 5 de febrero de 2013

UNA HORMIGA DE 27 AÑOS




Me ha sorprendido oírla hablar de su jubilación, todavía más cuando acto seguido ha echado cuentas con la pareja que la acompañaba y me he enterado de su edad, que no estábamos más en el bar como para estar en alguna otra cosa, ya me dolían los ojos de mirar el monitor, parece primo-hermano de las gafas esas que venden los negros, esas que no pasan dos días utilizándolas sin que empieces a sentir dolor, un dolor que no se va aunque estés sin ellas, "qué coño...¿por qué me duelen los ojos?" y después de darle vueltas y comerte unas cuantas pastillas, la penúltima bombilla aún no fundida de tu cabecita te sugiere..."oye...¿no será por las gafas que compraste antesdeayer...?, "mecagoenlaputa que va a ser eso..." Y bastan otros dos días sin ponértelas para comprobar que sí, que era eso, que la culpa la tenían las mierdas de las gafas del negro, dié euro, pagar para joderte la vista por no violar al bolsillo. Así que te quedan dos opciones: o pasar por la caja A o ir sin gafas. Y ya os digo yo, después de veinticinco años sin quitármelas de las narices, que lo mejor es ir sin ellas. Todo esnobismo es malo para la salud porque te debilita sin nada a cambio: no es que sea más feliz el que menos necesita, sino más fuerte, que parece lo mismo pero no lo es. No es la felicidad cosa de risas, no para todos, no para mi. Nada bueno puede hacer, nada bueno puede entender, quien vive para reír.

- "Vamos a verrrr...tengo veintisiete años, llevo trabajando desde los quince, pero sólo tres cotizando, así que...¿con cuantos me jubilaré? ¿con 68? ¿70?...¡doce años trabajando detrás de una barra y no tengo un duro! ¡nada!...lo peor que he hecho fue casarme con ése..."

Bueno...yo a su edad no había cotizado más que un par de meses que estuve haciendo el indio sobre los raíles de doña RENFE, ya os conté, todo lo demás había sido en negro, como el Rey, el Presidente y el resto de la pandilla, al  menos la parte más gorda, la que les guardan los suizos, esos que como dijo Welles no han aportado a la Historia más que el reloj de cuco y ahí los tienes, que las dos Grandes Guerras que masacraron Europa pasaron por ellos como bailarina del Bolshoi...Pero el enorme Orson no le dijo al gran Cotten toda la verdad: que si no sale el cuco a dar las horas...¿cómo sabes que no estás muerto? Y la cuerda de ese reloj sólo funciona como Mammon  manda cuando está bien engrasada con el sudor de los otros. Y si no es suficiente...con su sangre.

Luego sí, poco después fui a apuntarme como autonomocabrón para donar sangre, sudor y lágrimas a toda esta maná de hijos de la gran Babilonia, lo mínimo, claro, lo suficiente para que al menos te dejaran el hígado  sin picotear, como al desgraciao aquel que siempre tendrá un pájaro comiéndoselo, que para el nuestro ya tienen sus innumerables somas con los que dejarlo igual de depurador que unas botas katiuskas, vicio y entretenimiento, que de esta manera nunca dejarán de ser niños temerosos de que les quiten el chupete. Todo por el "tete"

Recuerdo que una mañana llegó al bar un vendedor de seguros, era la época de las vacas gordas para los demás, que la mía siempre ha estado más o menos como las tetas de la madre de Kunta Kinte, y no es que tenga nada contra esos tipos, al contrario, me la sudan, pero puedo imaginar alguna cosa más interesante que escuchar sus ofertas,  no sé...cortarme las uñas de los pies, por ejemplo.

Por educación le atendí un rato, "que si esto te conviene para esto...que este se vende como rosquillas...que nunca puedes estar seguro de nada si no tienes cubiertas las espaldas..." Y en ese plan.

Pero cuando llegó al de jubilación...no sé como le miraría pero se dio por vencido, "no te interesa, ¿verdad?", "no", por un momento pensé que iba a tener una reacción a lo gitano, es decir, "¡Y PÁ QUÉ COÑO ME HACES PERDER EL TIEMPO!", pero no, se contuvo y se largó a intentar venderle la burra a otro más receptivo. A veces la educación no es más que una pérdida de tiempo. Supongo que hoy en día, tal y como están las cosas, llevaran a un viejo deshecho con ellos, como los calés con su cabra, "mira a este...así estarás tú dentro de treinta años si no te haces un seguro privado de jubilación"

Veo la mía como un episodio de Amar en tiempos revueltos, esto es, que no la veo ni aunque me la recete el médico. Y tanto pienso en ella como en iniciar los cursillos para astronauta.

Hay dos cosas, como con las gafas:

A) Llego a los 75 (porque no pararán de subirla mientras echamos un cubata viendo al hijo de Messi contra el hijo de Cristiano) y me da el infarto al ver que me pagan por no hacer nada.

o

B) Me toca el Euromillón Máximo y me compro la isla de Pascua y un bono semestral para dar ochenta vueltas a la Tierra metido en un cohete.


Pensar en tu jubilación es propio de hormigas.

O de suizos.







lunes, 4 de febrero de 2013

SORT




- "¿Quieres un gatito, Kufisto?" me dijo la hermana pequeña de mi ex, "la gata de una amiga ha tenido una camada y si no encuentran a alguien que los quiera van a tener que sacrificar a unos cuantos...¡con lo graciosos que son!...¡qué pena!...¿quieres uno?"

Bueno, apenas llevaba medio año viviendo en el piso, solo, claro, pero se me llenaba de mujeres los fines de semana, aunque decir llenar quizá sea mucho decir, que si bien esto no es el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles tampoco es el zaquizami de Raskólnikov, y tres o cuatro (¡o cinco!) chicas jóvenes pueden llenar hasta Maracaná, más aún cuando tú eres el único macho. Y vale que la hembra-alfa estaba tan clara como que el Urdanga hizo lo que vio, como todos, no me des, ponme donde haya, ¡pues menuda era mi ex-nena!, pero las otras no dejaban de tener sus cosas, que rara es la que no las tiene con veintipocos años, y ahí estaba yo, entre medias, o a los laos, pero estaba, que a veces me acuerdo...

Ya por entonces tenía una cierta experiencia con el mundo gatuno, no en vano habíamos tenido gata en casa de mis padres, todavía vive la jodía, está encanijada, arrugada, como las abuelillas...como toda la vejez del mundo.

Recuerdo una noche que mi hermano llegó un tanto colocado. Dormíamos y lo demás en la planta baja, en una habitación que nos hicieron cuando de familia numerosa pasamos a equipo de futbito, siete personas y un solo cuarto de baño. Ojalá no exista el cielo de las tazas del water.

La gata, gatita todavía, hacía lo que quería, con quien quería y cuando quería, como todas, pero no era raro que se bajara con nosotros, se ve que ella también andaba alborotada, que hormonas tiene todo lo que respira, y no sería normal ver a la de el baile del gorila con Luis María Ansón, aunque tal y como está el patio no tardará en serlo, así que pasaba de pasar la noche con los viejos y sus Crónicas Marcianas para irse con los chicos, su buena música y sus petardos de la risa y la calma, los únicos que me han gustado, que tanto iré a las Fallas como al casting de La Voz.

He dicho que llegó un tanto pasaete y os digo que al cogerla para jugar con ella se le meó encima de tan fuerte como la estrujó, que una gatita puede estar cachonda pero no tanto como para soportar a según quien, y sino imaginaros a la rubia de King Kong, y fue la cosa que mi hermano se volvió loco, literalmente, y al atraparla (la pobre no tenía escapatoria) empezó a estamparla contra el radiador

- "¡PERO QUÉ HACES!"
- "¡¡¡HIJA DE PUTA...!!!"

La hubiera matado de no estar yo allí.

En el forcejeo, no sé como, se abrió la puerta y salió disparada hacia el almacén del que os hablé ayer. Y mi hermano detrás, que no pude hacerme con él.

Lo siguiente fue que un buen rato después apareció con ella entre sus brazos, acariciándola, dándole besos...y juntos durmieron. Y desde entonces, siempre, se iba a dormir con él, en su almohada. Yo los veía al despertar y no lo podía creer...Yo, que una mañana la cacé al vuelo cuando por curiosa andaba colgada de las cuerdas de tender la ropa, "¡¡¡MIAUUUU...MIAUUUU...!!!", que me dejó el pecho como a Cristo bendito por salvarla de otro hostión mortal...no era digno de compartir almohada. Pero sí quien estuvo a punto de matarla. Aunque sólo fuera una vez. Así son las gatas, así son algunas gatas, así es la gata de mi hermano...o era, que ya os dije que está muy vieja y desde hace algún tiempo no se separa de madre: contra la marcha de las hormonas (y de todo lo demás) no hay ni buena música, ni petaldos que valgan. Telecinco por la vena.

Cuando la hermana de mi ex bajó del tren que nos la devolvía de Alicante no lo hizo sola, aunque las normas de la RENFE  sean tan claras como que el Juancar es un homicida, un traidor, un ladrón y un bribón, pero claro, no hay interventor que no se crea el magnánimo Rey del Universo al ver a una chavala de veinte años y con unas piernas que ya las quisiera el Partenón con un lindo gatito en sus manitas, por lo que la dejó ir, e hizo bien, ¡qué coño!. Quien no es capaz de saltarse una estúpida norma ante tamaña belleza no merece vivir.

- "¡¡¡MIRA, KUFISTO...!!!"

Me sobraba mano. Y no llego a peso medio.

Naranja, blanquísimo, los ojos del color de la miel, tan pequeño...¿cómo no sonreír? La vida naciente es tan hermosa que por un momento te olvidas que se acaba.

Va a cumplir siete años, todavía le queda, en proporción vital estamos más o menos igual, creo, aunque si lo comparo con la puta gata de mi santa madre es aún más joven que yo. Pasa sus días entre el salón, su habitación, la del invitado fantasma y el pasillo, que le cierro las demás, es muy pelón y eso de encontrarte pelos por tus ahís...como que no.

Hace lo que quiere, cuando quiere y con...migo. Hace tiempo que no le queda otra, a no ser mi asistenta quincenal y alguna que otra chica de alquiler. Hubo una, muy estirá, que nada más entrar me dijo que era alérgica a los gatos, "lárgate" le respondí, estaba un poco colocado, le abrí la puerta y llamé a otra, "¿eres alérgica a los gatos?", "¿qué?", "que si tienes algún problema con los gatos?", "nooo...", "pues vente"

Y esta tarde, al despertar de una gloriosa siesta sabática, una siesta digiriendo el glorioso cocido de mi siempre santa madre, lo he visto tirado ante el ventanal que da a la calle, tomando su baño de sol de casi todos los días, que esto es La Mancha, ¡joder!, que aquí las nubes tienen poco que nublar, y viéndolo he recordado el mío matinal, simplemente memorable, casi podías oler la primavera, esa que huele igual que la chica de Insolence, inconfundible...Y estando en lo alto del cerro, fumándome un pito, contemplando ese horizonte que es el mío, una abeja se posó en el suelo, cerca de mi, puede que fuera una avispa, siempre me hago un lío con eso...pero he recordado al abuelo, no le hagas nada y no te hará nada, y no le hice nada y no me hizo nada, sólo estuvimos mirándonos un rato, un rato que me pareció un ratón, y tuve la sensación de que sí, de que ella me estaba mirando, porque no hacía otra cosa, no movía sus patas, no movía sus alas, como yo...y casi fui yo el que aparté la vista, como cuando chicos, pero llegó otra y se fue con ella.

En fin...al menos le abro las ventanas para que no todo sea a través del cristal, que la única vez que salió de aquí fue para que le arrancaran los cojones. Pocas veces me he sentido peor que cuando lo vi aquel mediodía.

Tus huevos por una vida cómoda.

Después de todo es lo que les espera a quienes nos enterrarán.

Que las verdaderas cobayas somos nosotros.

Los que aún teniendo cojones, no los utilizamos ná más que pá las tontás.





domingo, 3 de febrero de 2013

AGRADECIDO, AMIGO




Lo primero que recuerdo haber bebido fue un dedillo de vermú con mucha gaseosa, creo que en la casita de campo que tuvimos, estoy casi seguro de quien me lo dio, es como si lo estuviera viendo, es curioso...Era una tía que no era tía, carnal, quiero decir, pero por entonces nuestra familia era muy grande, tanto que yo no tenía muy claro el parentesco, sólo que nuestros padres las llamaban así, "Kufisto, ves y dile a la tía Angelita..." o "Kufisto, ves y dile a la tía Loli...", y yo iba y lo repetía, que un niño es un repetidor, al menos básicamente, y aunque tía, tía, no lo eran las quería por igual, o incluso más, ellas estaban solteras, todavía eran jóvenes, y se desvivían con nosotros cuando venían de la capital, tan pequeños, tan ricos, tan salaetes..."¡no le deis alcohol al chico!" me parece oír a mi madre..."No bebas..." era lo último que me decía cuando vivía con ellos y me iba de fiesta, "noooo..." Y siempre era síiiii

La primera borrachera fue con catorce años, la recuerdo bien, pillé una botella del almacén que teníamos en la planta baja, eran todas ellas licores viejos, pasados de moda, que ya no tenían salida ninguna, más era un museo de alcoholes que ninguna otra cosa, pero aquello era Jauja para cualquier jovencito que estaba empezando a salir en pandilla y que no tenía un duro en los bolsillos, aunque tampoco es eso, que nunca hemos sido de los que se comen los mocos, lo suyo le costó a padre y a madre...

Anís Machaquito, seco, y del mismo modo nos la bebimos un colega y yo, a morro, refugiados del frío en una caseta cercana a los institutos, aunque pronto entramos en calor...no sé como coño pudimos bebérnosla entera. Pero lo hicimos. Y riendo y haciendo eses fuimos a nuestro colegio, con los curas, era una de esas tardes en las que por cojones había que asistir a la misa, nada más, no había clase...Y jamás olvidaré el momento en el que uno de las padres nos sacó de las banquetas para llevarnos entre las columnas y, muy serio, nos dijo: "Chicos...¿estáis beodos?"

Beodos, dijo...

Nos descojonamos vivos.

Supongo que llamarían a nuestros padres, vendrían a por nosotros, nos llevarían a nuestras respectivas casas, dormiríamos la mona, discutirían entre ellos, que si fue que si vino, y al despertar habría toros, sobretodo por parte de madre, aunque de nada de esto me acuerdo.

Desde entonces dejé de beber anís y todos sus posibles derivados, pacharán incluido. Aún hoy es olerlos y ponerme malo. Pero no solo de anís se chispa el hombre.

Normalizada la cosa empecé con la ginebra con cocacola, como mi padre, a veces con tónica, pero pronto encontré mi propio camino en el whisky, y ahí sigo, que siempre he sido de gustos fijos, para todo, y fiel, a mi manera pero fiel...Jamás tuve la sensación de estar engañando a mi ex cuando me liaba con alguna puta, alguna profesional, quiero decir...aquello no significaba nada para mi, solo era un desahogo por su ausencia, no más que una cagada, uno tiene que soltar ciertas cosas a no ser que desee reventar, pero nunca se me pasó por la cabeza engañarla con otra, mantener una relación a escondidas. Eso no. ¿Qué me hubiera parecido si ella hubiese hecho lo mismo? Mal, pero hace tiempo que dejé de querer que los demás fueran como yo. En lo bueno y en lo malo.

A los dieciséis años, más o menos, mis amigos se metieron con las drogas intermedias, ya no bastaba con los canutos, tan cojonudos, empezaron a meterse dexidrinas y material parecido, quizá un cuartillo de ajo...cosas así. Y como a mi eso no me iba bien y uno no puede hacer que los demás sean como él me retiré a mis aposentos y en ellos permanecí por el espacio de dos años: de casa al colegio y del colegio a casa. Hasta dejé de beber, sólo fumaba tabaco y hachís, nada más. Y agua, mucha agua. Y lectura, mucha lectura. Durante aquellos dos años nadie leyó más en la Tierra. Estoy seguro.

Pero eso acabó y regresé por donde iba, aunque siempre lejos de las drogas que ya iban siendo directamente duras, ya siempre andábamos sobre mojado aunque hiciera sol 300 días al año.

Creo que por entonces hicieron acto de aparición las resacas, todavía leves, pero su grado no es tanto los que te metas en sangre como su calidad: si no te bebes la última y las anteriores han sido buenas el asunto no pasará de un ligero malestar que se irá antes de darte cuenta. ¡Pero ay como te la metan, ay como le des garrafón a tu hígado...! Ahí no hay más solución que echarle corazón y levantarte. E intentar acordarte de donde pudo ser para, al menos, jiñarte en todos sus putos muertos.

En todos los años que llevo trabajando como camarero no creo haber conocido a alguno que fuera abstemio, de veras. Es difícil aguantar a la gente cuando dejan de serlo, aunque no sean todos, basta con algunos, pero esa tensión, esa presión, hay que echarla para fuera, que ya lo dijo el clásico, semen retentum, venenum est, ¡por Dios que así es, hermano!, y por esto, cuando los clientes ya están durmiendo  con sus mujeres, o con sus monas, nosotros salimos hacia los últimos garitos de la noche y bebemos para poder hacerlo. Y si antes podemos pillar algo de cacho, mejor. Aunque sean deshechos de tienta, que uno tiene que torear en todas las plazas cuando no es José Tomás.

No soy alcohólico y no creo que lo sea nunca, me sienta mal cuando me paso, fatal, cada vez más, y eso es una ventaja, una bendición aunque no lo parezca, que si los caminos del Señor son inexcrutables los tuyos no lo son mucho menos, y quien tolera el alcohol, quien despierta como si tal cosa, tiene muchas papeletas para terminar siendo su esclavo. Mi error, mi fallo, es que como decían de John Ford una es demasiada y mil no son suficientes. No siempre, pero muy a menudo. Llevo más tiempo bebiendo del que no y aún no sé hacerlo.

Bebes porque te sientes bien, mejor, y como muchas sensaciones no deja de ser una ilusión, una mentira. No es que te haga mejor, es que hace mejor a los demás.

Siempre he creído que podría dejar de beber cuando quisiera, no así el fumeque, eso sí que me atenaza, no puedo vivir para no hacer una cosa, no puedo vivir permanentemente a punto de hacer explosión, hay que evacuar, hay que evacuar...que todo lo malo no se va a ningún otro sitio si tú no lo echas.

Creí que con mi reciente cambio de turno, con mi abandono de la noche, por fin había llegado el momento de cerrar esa puerta para siempre, o casi, pero es la cosa que al escribir ahora mayoritariamente de noche muchas veces lo hago bebiendo, como para entonarme, y en ocasiones logro terminar antes de empezar a hacer eses con los dedos, antes de cansinear a la tecla de borrado, pero otras no, otras los acabo a martillazos y así pasa, así salen como salen, que hay veces que me dan mal rollo al leerlos el día después.

Como por ejemplo...ayer. Apenas faltaba una hora para terminar mi jornada cuando una historia, una de las buenas, empezó a rebullir en mi cabeza, y cuando pasa eso no puedo pensar en otra cosa aunque esté tirando cañas, o poniendo copas, o hablando con un cliente. Volvió a pasarme ayer: tenía una foto extraordinaria, una canción maravillosa y una historia que prometía ser de las mejores, sólo me sobraba una hora, sesenta minutos, nada más...y para que se fueran más rápido me entoné. Y hasta a desafinar mientras lo escribía.

Al releerlo esta mañana, muy resacoso, no he podido evitar una mueca de disgusto, de decepción: la cagué. No tanto como en otras pero sí lo bastante.

Poco antes de terminar mi turno de hoy le he echado un vistazo a los comentarios, siempre tan de agradecer, y al leer el de mi amigo Doiraje (alguien que me bastaría y sobraría para seguir escribiendo aunque supiera que fuera mi único lector) he visto que, como casi siempre, tenía razón.

Y sus palabras han sido la motivación para escribir lo de hoy.

Con mucha agua y mucho humo, nada más. Como cuando fui el mayor lector sobre la Tierra.

Y creo que mañana seguiré pensando que no me ha quedado mal. 

sábado, 2 de febrero de 2013

SEGUIRÁ GUSTÁNDOME AUNQUE SEA MENTIRA




Puede que la Verdad sea que todo es mentira, que Dios no es sino una de tantas máquinas del futuro que se entretiene con nosotros, pobres monitos, que pasamos de creadores a creados cuando nos quedamos dormidos al alborear el octavo día de tan confiados como estábamos con el nuevo gallo mecánico, ese que fue programado para algo mejor que el jodido kikirikí. Todos escogimos nuestra música preferida para despertar, y tan a gusto estábamos en la cama que preferimos seguir allí, sin abrir los ojos, remoloneando, y al despertar vimos que había pasado el tiempo suficiente como para transformar en despertador al despertado. Y un despertador deja de dormir para que lo hagan otros. Sólo hay que darle cuerda. Sólo hay que hacerle creer que nadie le da cuerda. Sólo hay que ponerle la cuerda donde no pueda verla.

Anoche, cuando aún estaban jugando conmigo, vi una foto y leí una noticia, no estaban en la misma pantalla, puede que primero fuera la última, o al revés, que el tiempo pasado es como conducir marcha atrás creyendo que puedes chocar con algo...¿pero cómo chocar con algo que ya no es? ¿qué necesidad hay de retrovisores si la cosa es dirección única? Adelante...atrás...es como ver a la hoja muerta que mueve el viento.

Pero vi aquella foto y leí aquella noticia, y entendí la primera y ni papa de la segunda, o casi, sólo que un joven oceánico había descubierto una paradoja en el Tiempo, y de toda aquella jerga sólo saqué en claro que no existe, que es una ilusión, que es poco menos que el arquero del Gauntlet, el más rápido, el que todos nos pedíamos cuando creíamos ser más pequeños, cuando creíamos tener padre y madre, familia y colegio, amigos e hijos de puta...cuando creíamos que podríamos ser astronautas.

Desperté esta mañana sacudido por el viento huracanado en la persiana de mi ventana, abrí los ojos y vi que todavía era de noche, ni me levanté a subirlas para ver lo que pasaba fuera, después de todo sólo se trataba de una pesadilla del gallo mecánico, podía seguir durmiendo...volví a bajar las mías, a esperar órdenes.

Y ha sido que la partida de hoy empezó un tanto mal, cosas de los virus, aunque de un tiempo a esta parte lo son menos, será cosa del menú en ayunas que lleva poniéndome en práctica mi jugador desde hace un par de meses, da un poco asco pero te acostumbras, te acostumbras...

Y poco a poco hemos ido pasando banderas, que a veces resulta escribir en mayestático, pobre monito congelado, y pasándolas he ido sintiéndome mejor, mucho mejor, tanto que hacía mucho de eso que según las últimas investigaciones no existe que no me sentía igual, y por nuestro bar han pasado más monitos y monitas, muchos, y ha sido cosa rara que con ninguno me he sentido incómodo, con ninguno he tenido la sensación habitual, ¡al contrario!, todo estaba bien, todos los monitos estábamos bien, en la bandera de los marcianitos, en aquella de a cinco duros la partida, en aquella que íbamos bajando a velocidad de gusano para que nos acribillaran vivos, hasta que el gusano, como aquel gallo, se transformaba en guepardo y se lo follaba vivo...pero para llegar hasta allí, para matar al jugador, había de hacerse bien despierto, spídico, que no supiera por donde le caían...

La ángela de unos amigos me ha ofrecido un pastelito:

- "Coge uno, Kufisto..."
- "No, hermosa...son para ti, yo no quiero..."
- "Espera un momento, Kufis, que no te ha dicho la segunda parte..." ha dicho su padre, "¡díselo!"
- "ehhhh..."
- "Venga, Ángela, díselo..."
- "tedoyunpastel...¡POR UN VASO DE AGUA!"
- "¡Ah, vale! si es así..."

Se lo he puesto.

- "¡TOMA ESTE!"

Estaba buenísimo.

- "Tengo cinco años..."
- "Qué mayor eres ya, Ángela..."
- "Los hice en enero..."
- "Entonces te queda mucho para los seis"
- "Sí...mucho..."

Y pensé en como se me está yendo lo que no existe según el oceánico...

Se fue y me bebí dos Martin Miller´s con tónica y una cerveza, que los camaremonos también creemos que tenemos estómago.

Y poco después vino mi hermamono del alma para relevarme y me fui no sin antes despedirme de todo el ejército de Moncho Villa...

Y termino esto con un litro de cerveza y un vaso de vino.

A veces me siento a gusto de ser un mono que va cayendo en el Maelström que guarda las banderas...aunque sólo sea carne de mono.


El artículo:

http://personal.biada.org/~dmart/tiempocuantico.pdf


Y la canción:





De la foto no hace falta hablar, ¿no os parece?