sábado, 1 de septiembre de 2012
UNA MAÑANA A LO SYD BARRETT
Algunos afirman que la más leve variación en el número de veces que baten sus alas las mariposas japonesas puede causar un terremoto en el otro extremo del mundo, como queriéndonos decir que todo está interrelacionado y ajustado al milímetro, de tal forma que el Universo fuera una máquina y todos los que por él nos movemos con más o menos gracia no fuéramos más que tornillos, manguitos o cables que por sí solos no valen gran cosa pero tienen su importancia para el correcto funcionamiento de la estructura general, como ese tornillo mal apretado por uno de los mecánicos de un bólido de Fórmula Uno que arruina la carrera del famoso piloto, o ese currito inconsciente que por pedir un préstamo para darse un homenaje en Cancún junto a su señora ha hundido la economía española. Claro que también puede ser que Alonso estuviera pensando en la última mamada que le hizo su penúltima gachí enamoradísima de él y no de su dinero y se le fuera la mano con el volante en Tamburello, o que los verdaderos responsables del cráter económico en el que nos encontramos sean esos políticos y banqueros que decidieron llegado el momento en el que dar al burro algo más que una zanahoria para después, una vez acostumbrado al pollo frito, agarrarlo muy educadamente por las pelotas y susurrarle sin violencias que lo alteren demasiado que será mejor que espabile sino puede pagar las deudas que poco más o menos le obligaron a contraer con el dinero que ellos se han guardado, a fin de cuentas un burro solo puede hacer burradas, más aún cuando todos sus congéneres las hacen sonrientes, si a ese le dan pollo ¿por qué seguir con la jodida zanahoria?. Así que ahora hay que hincar más el lomo y sin pollo que llevarse a la boca, siquiera la antigua y añorada zanahoria: "bastará con tus propios mocos".
No sé si el murciélago vampiro de Borneo habrá pasado una mala noche, pero yo sí, he dormido fatal, y cuando eso pasa no riega igual la cabeza, es como si tus chuflitos estuvieran obstruidos y regaran poco y mal a quien tiene que ponerte en marcha, porque quieras o no hasta los burros tienen cabeza, que nada funciona sin ella, bueno, los pollos sí, pero solo un rato, ¡con lo ricos que estaban!. Yo ya ni me acuerdo: llevo demasiado tiempo comiendo zanahorias.
El caso es que he variado mi trayectoria habitual y en lugar del acostumbrado camino en sentido contrario a las agujas del reloj lo he hecho a favor, que uno necesita caricias cuando malduerme, caricias que nada más salir me ha ofrecido una sucia gata callejera que estaba en celo y a la que he rechazado con una sonrisa, todavía no he llegado a esos extremos, pero en lugar de escuchar el habitual programa de la mañana en Radio Clásica he pensado si no sería mejor hacerlo con el Dark side of the Moon de los Pink Floyd, llevo unos días colgado de ellos, y si ya había cambiado mi camino también podría cambiar su banda sonora, que cambiar y probar es bueno según nos dicen quienes tiran de nuestras riendas, aunque yo pienso que más que bueno para nosotros lo es para ellos: así, de tanto tumbear, no fijamos el objetivo en su mil veces maldita figura, con lo fácil que sería...
Pero no es música para oír recién despertado de un mal sueño, aunque como es tan buena y tus chuflitos continúan obturados la dejas estar. Recuerdo un cliente y amigo que ama la ginebra casi por encima de todas las cosas, una mañana se presentó y me pidió un gintonic, "¿ya?", "¿por qué no? ¿no beben otros coñac, o ponche, o licor de hierbas? pues yo lo mío. Échame uno". No duró mucho con ese sistema y dejó de levantarse temprano. Cada cosa a su tiempo, que esa sí que es una verdad demostrada.
Al final llegué a donde iba, que me acordé: antojo de pez espada. Estaba terminando el disco.
Acababan de abrir, estaban colocando el material y pensé que seguramente mi querido pez estuviera como la última vez: más tieso que la pata de Cristo.
- "Hola...¿tenéis pez espada?"
- "Bufff...espera a ver..."
Y ha sacado un lomo bien hermoso de la cámara. Al verlo me he acordado de Arquímedes, "¿no querías un punto de apoyo?" sobre ese lomo podría sostenerse el Universo entero, de lo congelado que estaba. Al menos no podrían venderme la foto de que fuera auténticamente fresco.
- "¿Cuanto quieres?"
- "Un filete...para plancha...bien hermoso..."
- "Vamos a ver si metiéndole mano por el extremo...sí...con cuidao...hostia puta...¿así de gordo?"
Trescientos cincuenta gramos, le he preguntado si tenían aceite de oliva y me ha dicho que sí, pero en garrafas de cinco litros, "es buenísimo, el litro sale a dos con poco, y no te estoy vendiendo la moto, que es de los carniceros...", "ya...pero cinco litros a mi me duran un año..." De todas formas he ido a echarle un vistazo, que al menos viera que me lo pensaba, soy tan mirado cuando no duermo bien...
Al salir de allí he vuelto a ponerme los cascos, estaba sonando "Shine on Your crazy Diamond" esa maravilla de las maravillas con esa mágica introducción, le he dado atrás para escucharla desde el principio, he encendido como he podido un cigarrillo con la mierda de mechero que tengo y me he quedado mirando el sol escondido tras las nubes, de pie derecho, la bolsa del pescao en una mano y el pito en la otra...
Cuando llegaba a casa "Welcome to the Machine" estaba terminando...
Pero hoy voy a poneros esta:
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Yo llevo unos días durmiendo fatal, pocas horas, tres o cuatro y mi cabeza apenas funciona; de hecho hoy de momento he dormido dos. Yo necesito dormir muchas horas, al menos nueve o diez para sentirme persona...
ResponderEliminarUn saludo.
Yo nunca he sido de mucho dormir, funciono con cinco horas bien dormidas, pero lo noto mucho cuando lo hago menos.
EliminarEvitar que un hombre se duerme debe ser la mayor de las torturas.
Un saludo, amigo.
Totalmente. Tener ganas de dormir y no poder es una putada, y eso durante dias...
ResponderEliminarPues ahora yo voy a caer no frito, lo siguiente. ¡Qué cansera, joder!
EliminarNas noches...