domingo, 22 de octubre de 2023

LA ANCIANA FELIZ

 La anciana miraba a uno y otro lado de la calle vacía como si algo maravilloso estuviese aconteciendo ante sus ojos. En bata y pantuflas, agarrada con la mano derecha al pomo de la puerta medio abierta se apartaba con la izquierda los ralos cabellos que agitados por el viento entorpecían su visión. Sonreía con la boca abierta.

Era una tarde gris, fresca, callada, rara. Los pocos automóviles que circulaban parecían hacerlo al encuentro de sus garajes. El viento mecía el ramaje de los arbolillos plantados en las aceras y algunas hojas, pocas, separadas de sus ramitas planeaban como si lo estuvieran soñando. Escaparates en penumbra, hilos musicales apagados, cierres echados, toldos recogidos: juguetes y bicicletas, sanitarios y muebles de madera, fotografías de paraísos y de sonrientes parejas de jubilados.  

La anciana seguía mirando con la boca abierta a uno y otro lado. Y sonreía.