Recuerdo bien aquel dibujo de Newton bajo el manzano; no tanto si la manzana todavía estaba colgada de la rama del árbol, o todavía a medio caer o ya caída. Creo, supongo, que sería esta última cosa. Y ahora que lo pienso estoy casi seguro de haber dibujado un chichón.
viernes, 31 de marzo de 2023
DE TU GRAVEDAD
martes, 28 de marzo de 2023
PUES VENGA
domingo, 26 de marzo de 2023
REMEMBER
viernes, 24 de marzo de 2023
Y NO ME HAGAS HABLAR MÁS
miércoles, 22 de marzo de 2023
AQUEL AZUL DEL CIELO
domingo, 19 de marzo de 2023
PUES SÍ
jueves, 16 de marzo de 2023
ME HE DEJADO LAS LLAVES EN EL BAR
martes, 14 de marzo de 2023
Y ENTONCES LO SUPE
Hacía tiempo desde la última vez que vi a Gonzalo en el bar. Hará nada, un par de días, que lo recordé: "¿qué raro? -pensé- ¿estará ingresado?" Y hoy reapareció en mi vida a eso de las tres y cuarto de la tarde.
domingo, 12 de marzo de 2023
WHAT YOU´RE PROPOSING?
sábado, 11 de marzo de 2023
SÚPER
miércoles, 8 de marzo de 2023
LA SOMBRA
No debería haberme puesto esta camiseta. No deja transpirar el sudor. No es la primera vez que me pasa.
domingo, 5 de marzo de 2023
¡GOOOLLLLL...NOOOO!
Fui guardando todos los sobrantes de la semana en el bar. Creo que fue el miércoles cuando lo pensé: "¿Y si el lunes se los echo a los patos?"
Hoy dormí lo de dos días. Anoche acabé realmente cansado. Cada vez me pesan más los domingos. Trabajo demasiado.
Terminé por levantarme y me fui de bancos. No entiendo como la gente puede trabajar en esos sitios. Claro que hay mucha gente y no conozco a nadie.
Comí y volví a dormir. Me despertó una llamada desconocida. Era la compañía telefónica. Una chica. Le compré un seguro para el móvil.
"Venga, al parque" me dije.
Cogí el bolsón de churros descongelados, me despedí de la gata y marché hacia el parque.
Era una tarde esplendorosa, brillante, amarilla y azul, de esas que uno va empezando a apreciar. Me encaminé donde los patos y sólo vi a unos pocos. Pensé que los demás despertarían enseguida.
Partí en dos una de las veinte o treinta porras y la tiré al agua. Un pato gordo nadó hacia ella sin mucho entusiasmo. La olisqueó y se largó por donde había venido no sin causarme un recuerdo de infancia, de cuando uno rezaba a Dios con fervor antes de dormir por meter un gol decisivo en el partido de mañana.
Dejé el bolsón colgado de un madero del cercado, salí de allí y regresé a casa.
¡MAU!
viernes, 3 de marzo de 2023
¿QUÉ ME ESTÁS CONTANDO, KUFISTO?
miércoles, 1 de marzo de 2023
DOUBLE BLACK
El tipo aquel empezaba a trasegar su tercer gin tonic a pelo en la tercera escapada al bar cuando prestó oído al intercambio de pareceres del otro extremo de la barra.
Mi amigo había llegado poco antes y nada más entrar hizo un comentario que me la dejó a huevo, para empujarla. Y así lo hice, en contra del plan que me fijé anoche mientras intentaba conciliar el sueño tras haber visto por fin la película tan recomendada por él; una película con demasiados peros que empezó a incomodarme poco después de su inicio y que sólo acabé de puro aburrimiento y por el tonto sentido de la lealtad que me ha acompañado durante toda la vida con tan excelentes resultados.
La verdad era muy simple: una basura de película de la que sólo salvaba el papel de la joven puta. Pero él, mi amigo, había terqueado tanto con que la viera que no resultaba prudente soltar las cosas de esa manera. ¡Ah, qué tiempos aquellos en los que uno era joven y tenía fuerzas hasta para discutir a calzón quitado por una película! Pero aquello acabó hace mucho tiempo.
Respeto a mi amigo de bar; sabe de cosas que yo no sé ni sabré y de las que compartimos andamos parejos en algunas, aunque su vida ha sido tan diferente a la mía que las preferencias no pueden ser las mismas, algo de lo que enseguida me di cuenta. Pero era tal su insistencia con la jodida película que ayer me decidí a verla de puro aburrimiento.
Como digo, fue que él entrara, dijera eso y sin querer dejármela a huevo. El plan era no decir nada si él no volvía a preguntarme. "Ver, oír y callar" primera regla del camarero. Lo que a mi me mató fue ponerme a trabajar de cara al público.
Empujé la pelota, nada de pelotazos, besó las mallas pero en cero coma dos cambió de película, cosa que respeté. Todo el sesudo análisis mental que hice anoche para explicarle mi opinión acerca de esa mierda tan querido para él se fue a tomar por culo en la primera objeción. ¡Y no es que fuera un ataque en toda regla, no, nada de eso! Fui cauto, poco más que un pellizco de monja previo a lo que vendría a continuación, pero ya no hubo lugar. Rápido cambió de peli y actores a comentar y pronto nos enredamos en lo de siempre, "a mi...a mi...a mi..." Por cierto, gran canción de los Beatles.
Ahora que lo escribo creo que subconscientemente fue por este amimismo unido a la decepción del nocturno plan deshecho a la primera frase que me di cuenta de lo ridículo que había sido todo, de lo absurdo que ha sido todo. Pero en fin, la cosa ya había derivado hacia la música cuando aquel tipo entró al bar por tercera vez.
En la primera no le hice ni puto caso; o, para ser exactos, pasé de él. Yo acababa de iniciar mi segundo tiempo en el bar, era la una del mediodía, y apenas me había quitado el abrigo, la bufanda y el gorro y andaba anudándome la melena cuando vi entrar a un tipo con la mascarilla puesta.