jueves, 22 de junio de 2023

¿OS QUEDÁIS?

 Esos tipos hundidos en el mar, inhumados en una cápsula de titanio reforzado por los siglos de los siglos junto al objeto del último de sus deseos cumplidos


- ¿Queríais verme? ¡Ah, qué honor! En verdad os lo agradezco, en serio. Aquí sigo, solo, en el mismo sitio donde caí por primera y última vez. Pero eso fue hace mucho tiempo...Dejadme que os cuente.

Al principio todo estaba bien; tan bien que fui creado. Nadie crea nada si no está bien. Bueno...quizá sí, seguro que sí, pero sin amor no es lo mismo. Y conmigo hubo mucho amor.

¡Deberíais haberme visto mientras me construían! Yo ya estaba hecho por entero en la idea del ingeniero, tan sólo faltaba darme forma. Y a ello se puso con todo el amor del mundo.

Yo entré en el mar tan contento...No podríais imaginarlo. Sí, era como ser el señor del mundo, era como ser su segundo padre, que no es poco. Dentro de mi todo era alegría, esperanza y felicidad. Yo era casi tan perfecto como la idea que me creó. Casi.

Pero hubo un día en el que todo se torció. Yo no supe verlo en el momento, caí en ello más tarde, ya cuando hacía tiempo que dormitaba en este abismo, pero puedo aseguraros que sí que sentí una extraña sensación previa. Sí, la sentí. Pero me equivoqué. O no. Quizá fue que tan sólo pasó lo que tenía pasar.

Yo, tan joven, caí partido a la mitad hasta el fondo del mar mientras la gente se agarraba a mis restos para salvarse.

Yo supe que (por alguna razón que no podía entender) me dirigía al fondo del abismo. Y entonces, ¿para qué conservarme a mi mismo, entero, sin despedazarme todo lo que pudiera? 

Muchos se agarraron a mis restos mientras yo descendía hacia el abismo...


Y ahora vosotros estáis aquí.


Estoy tan solo...¿No queréis quedaros un rato conmigo? Sí, antes de vosotros han habido unos cuantos que vinieron a verme, pero pronto se fueron, no podían soportarlo. Y yo estoy tan solo y os quiero tanto...


Cuando yo estaba allí arriba y no aquí en el fondo, flotando a la orilla del mar, todo era tan...¿Os quedáis?

viernes, 16 de junio de 2023

STRONG ARM OF THE LAW

 - ¡Jajaja!...¿Sabes? -le dije- Tengo un cliente que hizo la mili conmigo. Es un buen tío, es decir, un hombre de familia con un par de hijos adolescentes. Gana pasta con su negocio, su mujer está buena y los chicos van a colegio privado. No bebe en demasía, nunca ha fumado y de droga ni hablamos. Ya entonces, cuando éramos jóvenes y la Patria unió nuestros caminos, era un chico responsable, de fiar mientras no la liaras muy gorda, cosa que no llegó a suceder estando él. ¡Y no por nada! No es que fuese especialmente grande o violento, no...sólo que no salió en el momento. Recuerdo su mirada...Tomaba distancia. Era amigable pero se notaba que no quería saber nada de nuestras historias...Me doy cuenta que paso al plural, ¿pero quien no lo pasa al rememorar su juventud? Por supuesto nos perdimos de vista tras cumplir con la Patria, pero con los años empezó a venir al bar y retomamos la relación de una forma adulta...
- Sigue
- A principios de año, todavía con los rescoldos de la Navidad a cuestas y ya a las puertas de nuestros cincuenta años, me comentó de hacer algo entre todos los chavales de aquel remplazo. Una especie de cena o algo por el estilo. 
- Joder.
- Sí. Asentí, ¡como no! Es un buen tío y viene por el bar...
- Jajaja
- Jajaja, sí...Bueno, pues eso. Llegó febrero y se presentó con uno de aquellos, uno que si puede evita saludarme en las contadas ocasiones en las que desde hace un par de décadas nos encontramos por la calle...
- Jajaja
- ¡Y me llevaba mejor con ese! En fin...que el nota me saluda como si estuviéramos con el Cetme al hombro y yo igual y bueno...
- Ya
- ¡Bueno! pues quedamos en que sí, en que todos nos pondríamos en contacto y tal. Sólo era cuestión de tomar interés y hablar con los camaradas; claro que aquí surgía un problema, al menos por mi parte, pues no conservo relación con ninguno de ellos.
- Me lo imagino.
- Mejor así. Menos que hacer...Pero bueno, bien, vale. Sería en mayo, antes de las vacaciones con los chicos y todo eso.
- Jajaja...
- Jajaja...Pues desde entonces, tronco. Estamos en junio y no se ha vuelto a hablar.
- Jajaja...
- Se ve que no había mucho entusiasmo, cosa de la que me alegro infinito. Mira, ya llega mi hermano. Recojo las cosas y nos tomamos la última en la terraza.

Salimos afuera, él con su segundo pacharán reglamentario ya mediado. 

Entre carcajadas, regresamos al tema de los heavys ancestrales; de cuando nosotros éramos heavys ancestrales y de los contados que siguen siéndolos. El segundo whisky se quedó corto y pasé por un tercero.

- Tómate otra, te invito.

Y entonces, todavía entre carcajadas, la cosa derivó hasta nuestros padres. 

Hablamos de ellos con adoración, en mi caso extensible hacia mi madre pero no así en el suyo. Callé. La tercera copa estaba haciéndole efecto. Dos copas son dos copas.

Echamos a andar calle abajo. Hoy no tenía el coche.

- ¿Y el tuyo, Kufisto?
- Algún día el taller me lo devolverá.

Iba jodido. Iba bien jodido. La tercera copa le había reventado.

- ¿Sabes, Kufisto? -dijo con lengua trabada y paso incierto- Mi padre aguantó lo que no está escrito.
- Bueno -respondí- tú, aunque divorciado, lo eres de tres hijos y algo sabrás del tema.
- Nonono...Yo quería mucho a mi padre.

Pensé en mi madre y lo que pueda pasarme cuando también ella esté muerta.

Me arrepentí de haberle invitado a una tercera copa.


Llegamos a mi casa, nos dimos un abrazo y le dejé ir.


miércoles, 14 de junio de 2023

TÚ NO ERES GRACE KELLY

Jimmy Stewart ahora duerme con las dos piernas escayoladas. Cerca de él, tumbada sobre un diván, Grace Kelly alza la vista, deja a un lado el libro del Himalaya, coge una revista de moda y sonreímos. Es el último plano de la película. Apago el ordenador, no quiero ver nada más. Me lavo los dientes, me pongo el pijama, entro en la cama y apago la luz. Oigo un lastimero maullido de la gata tras la puerta cerrada del dormitorio. 

- Tú no eres Grace Kelly -respondo a media voz.

Y me duermo.


Son las seis y treinta y tres. Apenas faltan siete minutos. Es demasiado poco tiempo y me levanto de la cama. Voy al water y meo sin tirar de la cadena. Salgo del dormitorio, la gata está esperándome.

- ¡Mau! -aúlla con un nervioso brinco.

Voy a su habitación y compruebo que tiene agua y comida. Se restriega entre mis piernas.

- Mauuuu....

En la cocina pongo agua a calentar y regreso al dormitorio para lavarme y vestirme.

Oigo a la gata corriendo como loca de acá para allá.


Son las cuatro y media de la tarde, hora del relevo en el bar. Recojo mis cosas y me sirvo un buen whisky. Salgo a la terraza, me siento en un taburete y enciendo un cigarrillo.

La mayor parte del cielo está azul. Hay nubes, algunas grandes, pero todas blancas. Fumo en cadena y bebo a pequeños tragos, aunque no tan poco como para pasar adentro por otra copa. 

Los árboles de la mediana siguen verdes. Los gorriones vuelan hacia ellos. Algunas palomas buscan la altura superior de las farolas. Los vencejos están liándola parda sobre los tejados de los edificios de enfrente.

Paso adentro para servirme otra copa. Es un buen whisky. 


Veo a los gorriones picando sobre el asfalto. Comen y vuelan ante la llegada de un coche. Una vez vi atropellar a uno de ellos. Todos, como siempre, levantaron el vuelo a tiempo menos él. Lo vi morir delante de mis ojos. Yo iba paseando, hacia los molinos, cuando aquel imbécil lo mató con su coche.


Saltarín se acerca a mi. Es una gracia muy grande ver andar a un gorrión. Tenéis que verlo.

Saltando sobre sus patitas, picoteándolo todo, elevando la cabecita como si alguien lo estuviera mirando, alerta, "¡no tontería!" que diría mi buen amigo Kamel, jajaja...


Estoy en casa. La gata ya está tranquila de verme otra vez.

Son muchos años, lo menos cuatro. Y ella era una cría asustadísima cuando la recogí de la calle.

Pero ni tú eres Grace Kelly, ni yo soy Jimmy Stewart, ni quien dirige esto es Alfred Hitchcock.


Qué guapa.


Qué guapa.