viernes, 24 de mayo de 2013

THE VERY BEST...




Lo peor que puede pasarle a quien ha vivido como la Iglesia manda es llegar a la prórroga convencido de que ha sido gracias a un milagro.

No sé si son del Opus, o de los Kikos, o de los Legionarios, o de quien sean, pero de otros son, fijo. Y sabiendo su edad me decanto por los primeros.

Siempre fueron igual de raros, de suyos, que se dice por aquí, aunque una cosa es ir a tu aire y otra estar seguro que no hay otro como el tuyo.

Creo que son dos sus hijos; creo no, son, que estudiaron conmigo en los curas...Bueno, sólo él y con mi hermano, que entonces la cosa estaba segregada: las monjas por su lao y los monjes por los demás. Aunque recuerdo haber jugado una vez al Saboteur en su casa. Una, que no hubo más visitas sorpresa. Después de todo no era más que el hijo de su camarero, "industrial" ponía mi padre en la hoja donde cada año renovábamos la plaza escolar, cosa que no me gustaba, creo que alguna vez le pregunté el porqué no ponía camarero, no sé si hubo respuesta...Un pequeño pecadillo venial. Y en puridad muy puridada lo era: teníamos a Manolo. Pero mi viejo, como mi abuelo, siempre ha creído en Dios a pesar de no haber pisado más que por obligación la que llaman su casa. Y eran tan diferentes como el día y la noche. Como lo soy yo de mi padre.

Son de la misma quinta, se conocen desde siempre, casi en plan Overlook, como se conoce en los pueblos, y tal vez sea por eso que de tanto verse, de tanto no perderse de vista, hasta la presunta amistad tiene un aire malsano, como de caserón que ya más desea dejar de soportar durante un rato a algunos de sus inquilinos que recibir a otros nuevos: siempre será menos malo lo mismo que lo extraño. Cosas de la tierra de don Quijote...y Sancho Panza.

Aquí todavía se cree mucho en Dios, no tanto en la Iglesia y en sus diferentes guijarros, aunque menos en estos: aquí todavía no se cree mucho en quienes quieren pasarse de rosca. Pero se soportan porque son del agrado del amo de la botella. Cosas de verla casi vacía.

Hará unos cinco o siete años, ¿o diez?, (no lo sé con seguridad, que desde que cumplí los veinte todo ha pasado como si no) que el hombre de la pareja sufrió una enfermedad de esas que arramblan con el 80 % de quienes caen en ella, y digo ochenta por no decir noventa, o noventa y cinco, que no me acuerdo de otro que se haya escapado, y si fue así era porque tenía la mitad de años y se la pillaron a tiempo, y tal...La de gente que se me ha ido para siempre siendo mejores y mucho más jóvenes. Lorena no llegó a los treinta...

Este la superó con la ayuda del dinero y de Dios, y si antes te miraban como un periscopio desde entonces lo hacen como si fueran en helicóptero, como ese de aquella peli de Romero, la de los zombis, sí...

Pero hay que tomar tierra para repostar, que ni los cobetes llegan al cielo ni uno va a ser arrebatado antes de tiempo, todo está escrito menos lo que vas escribiendo, y entonces viene al bar y mea con la puerta abierta...

- "¿Te has fijado en que mea con la puerta abierta?"
- "Sí...le he visto alguna vez"

Supongo que vivir como la Iglesia manda es hacerlo sin cerrojos. Imagino que nunca los habrá habido en su casa, esa en la que estuve una vez cuando era niño y tuve la sensación de sobrar: perdí la partida y me fui a la mía.

La misma que no tuvo más cerrojo que el del water hasta que nuestros viejos pusieron uno en su habitación cuando ya teníamos la edad suficiente como para pillarlos de marrón. Y fue con sentido, pues vinieron dos más. Poco después, todos creciendo, sólo faltó ponerle uno a la nevera. Y cuando los dos mayores nos bajamos a la planta baja...aquello fue Fort Knox.

Bueno, la vida no deja de ser un chiste, y los dos hijos de este santo varón no dejan de serlo de este perro mundo, y sé de más de uno que se folló a la niña de sus ojos y me dijo que era más puta que la Gran Puta, y ahora está casada con un lamparillas con pinta de opusino, que nadie como padre, y el otro anda misioneando a una que mira como si la vida fuera un perpetuo Carnaval, y a mi lo disfraces como que no. Prefiero los cerrojos.

Los mismos que echaba al principio de estar en mi casa.

"¡Pero Kufisto...si estás solo!"
"Ahhh...síiii..."

Ahora sólo los pongo cuando estoy fuera. Como siempre.

Y al dormir, que si uno lo hace solo no sobra ninguna ayuda.

A pesar de los pesares...creo que siempre les he gustado.




4 comentarios:

  1. Es curioso, mi padre también ponía lo de "industrial" cuando había que rellenar alguna solicitud o cosas de esas. Era carnicero, de los buenos, famoso por el corte de la carne, que por lo que se ve tienen que ver mucho con la futura calidad en la mesa. Ya hace mucho tiempo, mucho, pero creo que era así.
    Me gustaría pensar que Dios echa una mano de vez en cuando, pero me temo, y no creo que me bajan del burro, que es más poderoso el dinero que cualquier otra cosa.
    Yo, desde luego si Dios existiera, seria el ser más feliz de la Tierra, aunque solo sea para que nos llevemos nuestro merecido cuando nos toque hincar los cuernos.......
    Buena, muy buena la musica. Muy buena.
    Un abrazo.

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    1. Sí es buena, sí...Es la mujer de Elvis Costello.

      Gracias, Paco. Un abrazo.

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  2. Kufisto, tienes buen gusto musical, me encanta Diana, saludos.

    http://dynnamico.blogspot.com.es/

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