jueves, 9 de mayo de 2013
CIELO GANAO
Uno no conoce mejor a la gente por trabajar de cara al público, eso no es verdad; un joven japonés de esos que durante años se encierran en su habitación puede conocer a alguien lo mismo que la verdulera de la esquina. Digo conocer, no saber si bebe, si le pega a la mujer, si juega al bingo o si se va de putas. No, eso es accesorio, eso es tan revelador como si no lo hiciera. Y bien mirado, que uno haga algo no significa que lo sea: una golondrina no hace verano. Ni cien.
Los únicos que podrían jactarse de conocer al personal de verdad son los curas. Que para ver bien los toros hay que hacerlo desde la barrera, como hacen los mismos grandes maestros antes de pisar el albero: sólo los inconscientes, o los desesperados, se van a porta gayola. Y no ha habido buen torero que reconozca haber realizado su faena soñada. Esa sólo la sueñan los apologetas taurinos, y en ti está creerlos o no.
La ventaja que tenemos quienes trabajamos en los bares estriba en el tiempo que los clientes pasan con nosotros, nada más, no se trata de un sexto sentido y tal, bastante tenemos con cinco. El personal va a cualquier comercio, compra algo y se va. Pero en un bar es diferente: van porque quieren, no porque tengan que ir. Y si es el suyo enseñan la patita, pero nada más. Hay que ser tan tonto como un cerdo para creer que basta con verla.
He tratado a miles de personas durante todos estos años, pero no puedo decir que haya conocido a ninguna. Lo único que puedo certificaros es que como vienen, se van; por mucho que alguna vez hayas creído lo contrario. Y si no...nada cambia: date tiempo.
Seguro, seguro...la madre que te parió.
Yo, estando bien, me fijo, como los buenos toros, y sin decir ni mu paso de ir a por la muleta, como los malos. Es lo mejor para uno como yo.
Recuerdo que en aquellos malos tiempos, cuando vivía en resaca permanente, estuve a punto de mandarlo a la mierda unas cuantas veces, por menos de la mitad lo hice con unos cuantos, pero no fue este uno de ellos. Y mira que tenía el taco entero...
Acaba de entrar en la cincuentena, se conserva bien, es muy educado, viene de una de las familias nobles del pueblo, en su juventud tuvo que ser un pijo del copón, un follarín. Bien parecido, siempre sonriente, con esa seguridad que tienen quienes han vivido las cosas en sus tiempos, sin meterse en ninguna raya que no fuera aceptable, como en ese estúpido deporte, el curling, tal que quien tirara sus piedra hubiera sido un experto jugador, y ni te cuento los de las escobillas, sobre todo estos...
Ejerce una profesión liberal, palabro que suele recordarme al Clima de mis primeras pajas, había una tía buena (al menos ponían su foto aunque en verdad fuera la abuela jevi) que contestaba las preguntas y ofrecimientos de los viciosos de mediados de los ochenta, todos ellos con los ojos tapados, pero no así sus nabos, o las tetas caídas de su cuarentona mujer, o el felpudo peludo de una vieja guarra...Tenía un amiguete que me decía, "Kufisto...yo me la meneo más leyendo eso que viendo las fotos"
Pues eso, profesión liberal, es decir: los callos, a la madrileña. Si eso.
Dentro de su estereotipo es bastante excéntrico, cosa que a mi entender le da valor al adjetivo, que soy de los que están convencidos que de vivir hoy aquel célebre grupo surrealista todos serían miembros de los kikos, y además en serio, pues no debe haber como que tu vieja te presente a su novio que podría ser tu colega de borracheras para irte al primer cura-shop que esté abierto y pillarte un rosario.
Este de quien os hablo es de esa clase de tipos que todavía se cree lo que dicen los periódicos de papel, los suyos, que también es de los que piensan que hay izquierdas y derechas y toda esa mierda...Es de estos últimos, evidentemente.
Llega de Madrid a eso de las seis de la tarde, "Buenas tardes, Kufisto", "Hola, Apolodoro", me pide un gintonic o una cerveza, "¿quieres pincho?", "sí, por favor, que soy de los que comen poco pero muchas veces", y no me da tiempo a coronársela cuando ya me está hablando del último escándalo, o golfada, o similar. Yo no digo ná, o poco, y menos cuando hay clientes desconocidos, pero sé que él no lo hace por malmeter, su educación se lo impide, más pienso que es cosa de que cree que esto es Inglaterra, o como nos la cuentan, un lugar en el que discutir desapasionadamente sobre cualquier asunto, será que alternar durante tantos años por los buenos sitios de los madriles te quita un par de puntos en el equilibrio espacial, no lo sé, pero esto es España, La Mancha, ná menos, y aquí, desapasionadamente, el curling. Y según la hora.
Como no lo son de aluvión (prácticamente ninguna lo es desde que se acabó el cuento de Pepel y Gretel) y menos de alcohol corriendo por las venas y soy el rey del pollo frito, nadie le hace ni caso, incluso yo, que ya van cinco años con la misma historia, y cinco años follándote a la misma acaba por cansarte, aunque sea miss Universo, ni te cuento si se trata de nuestros salvadores de la patria.
Pero a él le da igual, él abre el puto Mundo, o el incalificable ABC, y empieza a comentar en voz alta la jugada del día, entre sonrisas, es un cachondo, sí, pero aún peor que aquel encargao de Pesadilla en la Cocina versión Chicote, el que tenía un bar en Madrid con una cocinera tan religiosa como retarded, una tipa que era capaz de abrasar los calamares congelados para rezar a San Antonio en el office, que ya eran la hora, y mientras tanto el caraflán dándoselas de gracioso en el comedor de arriba con una cuadrilla de golfingers en despedida de soltera, "mi verdadera vocación es el monólogo" decía ante las carcajadas de ellas...
A veces, viendo que me suda la polla la cotización de Pescanova, me comenta chismes del pueblo, o de otros cercanos, que no tiene fronteras:
- "Kufistooo...¿sabes lo que le ha pasado a...?"
- "No..."
- "¿Lo conoces, no?"
Yo no conozco a nadie
- "No"
- "¡No me fastidies! ¡Si no conoces a este, no conoces a nadie!"
Soy muy malo para las caras y los nombres que me importan un jorgejaviervazquez.
- "Pues no, Apolodoro, de verdad te lo digo..."
- "¡Joder!...¿pero conocerás a su padre, a...?"
- "¡Ah, sí, a ese sí..." le digo para que no me describa a la abuela.
- "Pues el otro día..."
Y le escucho asintiendo.
Una tarde reciente me explicó sobre una servilleta el problema que está subyugando a España, "dame un boli, por favor, Kufisto" Me convenció lo suficiente como para escabullirme a la cocina en cuanto pude para mirar los ingredientes del comino, aunque él me ayudó al recibir una llamada que le empujó a salirse del bar, "échale un ojo al ordenador, Kufisto, por favor", "claro..." Ni medio. Estábamos solos y no creo que estuviera siguiendo el Torneo de Candidatos.
Pero lo más de lo más fue cuando le vi sacar de su cartera de trabajo una lupa tamaño melocotón de Calanda para leer el periódico...
- "Me niego a comprar unas gafas de doce euros" me confesó sin que le preguntara a la quinta o sexta vez que le vi hacerlo.
Una tarde de viernes estaban mis colegas, ya medio puestos, y aunque se cortaron un tanto al verme no lo fue tanto como para que a Apolodoro se le pusiera la mosca detrás de la oreja, que no sé en Madrid, pero aquí hay que estar ciego y sordo.
Se ha comprado unas que no utiliza, pero ya ha jubilao la lupa.
Ha venido esta tarde, he encendido la luz de la barra, "una cerveza helada, Kufisto, por favor...", "¿quieres pincho, Apolodoro?", "sí, que soy de los que come poco pero muchas veces"
- "¿Has visto lo de Maleni?" me ha preguntado sin dejar de mirar el nauseabundo Mundo
- "No"
Y me ha empezado a soltar su discurso, como si estuviera oyendo el del Rey en Nochebuena, pero hoy nos acompañaban otros dos, y aunque uno no tenía peligro el otro sí, y lo peor es que es un gran amigo mío, y más aún que es más rojo que un vómito de sangre y no se calla ni durmiendo, estoy seguro, y antes que fuera a más me he ido a la cocina, y porque no podía irme más lejos, y pronto se ha dado por vencido sin que el otro dijera ni esta boca es mía para taparte la tuya...
Y mientras contaba los dientes de la sierra que corta el papel de cocina ha llegado mi hermano.
Y me he ido con una gran, gran, gran...SONRISA
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Últimamente leo algo La Razón y yo les llamo The Reason o La Risión, porque vaya forma de quedarse con la gente. El Mundo (Edmundo), el ABC (AC/DC), El Pais (Pis), Público (Púbico, que creo que ya no vende en papel) ... unos te venden que lo que está haciendo el gobierno no es lo que parece, sino mucho mejor o "que al menos están contigo" o que como no les votes "viene el lobo" y los otros lo contrario hasta que lleguen "los suyos" al gobierno. Poli bueno, poli malo, como en las películas. En realidad, leer esos diarios es la mejor forma de vivir en los mundos de heidi... y sin necesidad de meterte una raya.
ResponderEliminarNo leas nada de eso, amigo, por tu salud mental.
EliminarMejor no leer.
Un abrazo.
Ahora que lo dices, es verdad que yo muchas veces me he puesto a contar cosas, como los dientes que cortan el papel plata, o los dientes de un peine, o cualquier cosa que estuviera por medio, además por delante, por detrás, con interés vamos. Al final va a ser verdad lo que decía mi abuelo Andrés: "Paquito, lo que tú hagas o lo que a ti te pase, le ocurre casi a todo el mundo.". Que razón tenia el jodio.
ResponderEliminarNo fumes Kufisto, amigo.
¿Sabes? cuando más fumo es escribiendo, es un no parar. Por eso me pasé a los puros; así, al menos, no me trago el humo nada más que en contadas caladas.
EliminarLos abuelos saben lo que deben hacer los nietos, pero lo malo es que estos lo sabrán cuando lleguen a viejos.
Supongo que ahí está la gracia de la cosa.
Un abrazo.