domingo, 12 de mayo de 2013
4 DE 7
Una de las terapias de choque para aquellos que han conseguido hacer un drama del alcohol consiste en tomarse una pastilla que causa sus mismos efectos sobre el cuerpo pero conservando la lucidez mental. Tú estás ahí, tambaleandote delante de un espejo, cayéndote al suelo e intentando levantarte sin conseguirlo mientras los médicos te dicen que así has llegado hasta ellos, o te han llegado, que quienes lo hacen es porque tienen a alguien detrás, que esta vida no es tanto quienes tienes delante como los que están a tus espaldas. Desde que nací hasta que murió fui amigo de un borracho solitario, un hombre excepcional, que jamás llegó a pisar una clínica de esas: quienes tenían que estar empujándole estaban demasiado lejos. Y él, viéndose solo, se dejó ir, que los problemas son muy jodidos cuando la solución parece recordar tu existencia nada más que cuando se aburre. Como dicen de Dios en su libro, ese tan lleno de todo pero de nada tan terrible como eso de...y de estos se olvida Dios. Tremendo.
Supe de aquello porque me lo contó un cliente refiriéndose a un compañero de trabajo que además era su amigo, algo que no tenía porqué decírmelo, que yo no soy de esos que te pregunta si tienes algún amigo alcohólico mientras te tira la caña, no...No está bien ir contando algo que no deberías, pero quizá sea peor confiarte en cualquiera que no lleve tu misma sangre, esa que pase lo que pase fluye como un torrente cuando se entera de tu mal.
Los amigos, en la niñez. Después todo es una película gonzo.
Estaba casado, tenía dos hijas y un empleo seguro, de por vida, erección garantizada incluida, que dijo el Evaristo, y si no fue él sería otro parecido, que todo está más visto que una columna de Martín Ferrand, ese marianocavia. Yo lo conocía de traídas, que era de otro pueblo y sólo venía cuando lo hacía en compañía del otro, de su amigo, de mi cliente, de mi no pedido contador particular, pero soy camarero y tengo un bar. Y es lo que hay.
Recuerdo que una noche de viernes llegó pasadísimo, solo, se ve que se vio con la suficiente confianza como para hacerlo así, pero yo estaba sobrio, y cuando tienes que bregar con un borracho ves por dos, que no es lo mismo que ver doble, y no sería tanto si no hubiera nadie más, pero eso es algo infrecuente, normalmente has de hacerlo por cinco, por diez, por veinte o por mil: por los que sean. Y uno no es una mosca...
Estuve a 0´2 de echarlo a la calle malamente, y si no lo hice fue porque estaba mi madre delante y en fin, era el amigo de uno de nuestros mejores clientes...Y tal.
Se fue con su coche y creo recordar que se pegó una hostieja. Y días después, tal vez un tanto arrepentido por haber quedado mal, su amigo me contó que la había liado tan parda que ya fue lo suficientemente negra como para que la mujer le obligara a ingresar en una clínica de desintoxicación.
He recordado a este porque esta tarde he visto bien borracho por primera vez a un colega, quisir a uno del gremio, uno que no es mal tío, tendrá mi edad y no mucho menos de lo que yo no tengo, pero le han dado el fin de semana libre porque tenía comunión, o bautizo, que para el caso es lo mismo, que no hay como un camarero quemao por fuego ajeno con tres días libres (le he llegado a entender que tiene la coda de mañana) para que se pille en una continua todas las mierdas que se ha saltado, más aún si no tiene mujer con la que cumplir e hijos a los que llevar al parque para darle cuatro patadas al balón de reglamento que le compraste con lo ganado poniendo el culo en tu orgullo, que si no llega a órgano será porque estos no son tan importantes como piensa casi todo el mundo civilizado, el mismo que tiene al cuerpo donde debería estar el espíritu. O el alma, ya que estamos en ello.
A lo que voy...llevaba una mierda del dieciséis. Y medio.
- "¡¡¡KUFISTOOOO!!!" ha entrado como si hubiera conos en lugar de baldosas.
- "¡¡¡SEIS GINTONICS!!!"
- "¿De qué ginebra?"
- "La que sea...Anoche cerré con tu hermano..."
Y me ha contado lo demás.
Se ha salido a la terraza con l@s otr@s, iban bastante mejor que él, seguro que están acostumbrados a estarlo. Después llegaron sus dos hermanos, algo de lo que me he enterado hoy, que ya es curioso cuando con el mayor (el que celebraba la fiesta) me agarré algunas de mis mayores melopeas de chaval, hacía tiempo que no le veía, no ha hecho más que apartar copas para que su hermano no las tirara mientras en dos tragos se bebía su cubalibre antes de llevárselo a la última parada, "está desatao, Kufisto...", "ya..." ¡Lo que nos reímos hace veinte años...!
Pero aquello sólo fue otro espejismo.
Lo jodío es comprobar que detrás del espejo no había nadie más que tú.
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"Decir amigo se hace fácil si se tiene sed de veinte años, o pocas penas....". Serrat lo definió de puta madre. O como tú dices, en la niñez, después todo película. Joder, que bueno.
ResponderEliminarNo fumes, amigo.
La vida es demasiado corta
EliminarPero porque muy pronto dejamos de vivir como nos gusta para hacerlo al gusto de otros.
Y después, cuando te das cuenta, ya es tan tarde que más fantaseas con el tiempo perdido que hacer lo que pudiste con el que te queda.
Unamuno lo decía, Kufisto: terrible momento de la vida es ese en el que las esperanzas se te convierten en recuerdos. Que tus recuerdos sean siempre esperanzas.
EliminarAyer leí una cita de Cioran, venía a decir que uno se despierta creyéndose todopoderoso y se duerme rumiando sus errores.
EliminarSon los demás.