martes, 31 de julio de 2012

EL AMOOOOLLLL



La última noche que escribí, y mientras buscaba uno que creía insuperable, di con un vídeo de la misma canción que lo mejoraba de tal forma que dejé de buscar al insuperable.


Y eso que a primera vista no había comparación posible, aquel era reciente, en color, con una atractiva soprano interpretando el Liebestod wagneriano en un gran escenario, la tía estaba realmente metida en el papel, sintiéndolo, aparte de cantarlo maravillosamente bien, era evidente que se trataba del final de toda la ópera, no como en este caso que se veía era un añadido a un concierto: ahí no había puesta en escena, solo la soprano, el director y una pequeña orquesta que resultaba a todas luces insuficiente para tocar en toda su extensión el Tristán e Isolda, aunque sí lo bastante como para hacerlo con la inolvidable coda.

Este vídeo era en blanco y negro, enseguida lo situé sobre los años 60 del siglo pasado, ¡para algo debe valer tanta visión de material antiguo!, no tardas ni 0´2 en situar su edición con un pequeño margen de error: textura de los planos, vestuario y peinados del personal dan para ello sin mucha dificultad.

La soprano era la típica que todos tenemos en el imaginario colectivo, una señorona gorda y fea, así que por la parte física no había más color que quien lo tenía, estuve a punto de quitarlo en sus inicios como ya había hecho con los tres primeros que salen en el catálogo de Youtube, no era el mío, no era el bueno, no era el insuperable...sí, aquello estaba bien, ¡pero es tan difícil cambiar cuando uno guarda un buen recuerdo de algo! La memoria, el recuerdo de lo bueno, también pueden ser cadenas para ti, tal vez las más irrompibles sean aquellas que llevamos con gusto, no porque sean especialmente fuertes sino porque no hacemos la fuerza suficiente para romperlas, tanto que la mayoría de las veces ni lo intentamos, quizá se deba a que hacerlo equivaldría a traicionarte, a reconocer tu error en la persistencia, pero el hombre no es sino otro animal de costumbres. Y de memoria. Muchos solo nos diferenciamos de los elefantes en que tenemos la nariz más corta.

Pero esta vez lo dejé, lo vi entero.  

Y encontré que era mucho mejor que el insuperable.

No sé, será que uno ya pierde bastante el tiempo como para perderlo con el de otros, pero el caso es que cada vez soporto menos los artificios, los trucos de manos que esconden la inanidad más absoluta: si algo es realmente bueno necesita muy poco más. En muchas ocasiones, menos es más.

Resulta verdaderamente desconcertante ver como una Isolda que no se la pondría dura ni a los negros del Congo es capaz de emocionarte con su voz hasta hacerte creer que sí, que el Amor existe, que siempre ha existido y siempre existirá, que es eterno y que es bueno, y noble, y realmente lo único por lo que merece la pena vivir...hay un momento, cuando alcanza el clímax de su interpretación, en el que ves como ella misma está realmente emocionada, sin mover un solo músculo más que los necesarios para cantar, sin actuar, sin interiorizar sentimientos ajenos, es como si el sueño de Wagner cobrara vida a través de ella, y de esta forma, tal que si fuera una médium, hiciera partícipes de él a todos aquellos que estaban presenciando la escena...y justo en ese momento, cuando está en pleno éxtasis, se hace un pequeño encadenado para mostrarnos la reacción del público, de los creyentes, y entonces ves a una joven pareja, él parece Martin Landau de joven y ella una chica pop, una chica Antonioni, y es como si los propios Tristán e Isolda estuvieran escuchando su historia, como si de verdad, para seguir amándose, hubieran de morir, tienen la mirada tan fija, tan reconcentrada, como la puedan tener los fieles de una secta en el momento que su gurú les comunica que por fin ha llegado la hora de tomarse el cianuro para alcanzar su mundo feliz...pero no acaban aquí esos segundos mágicos, tan reveladores como jamás puedan lograr un millón de palabras, sino que se hace otro suave encadenado que muestra a un joven con gafas de aquellas, sin chica al lado, las manos juntas sobre la boca, como si estuviera rezando, puedes verlo parpadear, tomar aire, emocionado casi hasta las lágrimas, puedes imaginarlo como un buen estudiante, quizá fuera un genio de la química, o de la física, o de lo que coño haya más jodido de aprender, pero también era un solitario, otro hombre entregado a su monomanía, y lo ves ahí, roto por dentro ante la comprobación de que el motor del mundo, aquello que lo mueve, nosotros, realmente lo hacemos para amar y ser amados, es decir, por algo que no tiene ni reglas, ni ecuaciones, ni leyes, y que quien hace lo contrario, quien odia, es porque no puede amar, porque se ha dado por vencido, porque o follamos todos o la puta al río...y si no os haré la vida imposible.

Pero todos sabemos quien se cambiaría por quien en el caso de poder hacerlo.

Tanto, tanto...y al final solo quieres tu osito de peluche.

O luz, más luz...

pero eso ya es algo que no está en nuestras manos.

Corazones de verano


Como el vídeo del que os hablo lo publiqué en la entrada anterior no lo repetiré, quien quiera verlo que vaya allí. Hoy os dejo otro que me impresionó como pocas veces en mi vida, aunque este es desde el otro lado.

¡Quién sabe, quizá lo próximo que escriba sea sobre él!

Escribir como reja del arado...¿a qué me suena esto?







9 comentarios:

  1. Somos los hijos del videoclip, de toda esa parafernalia que servia para tapar y para vender la música, de toda esa mierda que usaban para remendar lo que decían era arte.

    Y han escondido aquello entre efectos de audio, luces, efectos, coreografias y cuerpazos porque habrá que pensar que no era tanto arte, sino que mucho era simplemente mierda, desecho de hospital que diria Resines en Accion Mutante.

    Nos cuesta mucho apreciar de entrada muchas cosas que realmente son arte... y de primera calidad, no ese coprolito defecado por un directivo de una productora.

    Nos han condicionado desde pequeños y es dificil superar esa programación. No quiero pensar en las actuales generaciones en manos de la mercadotecnia moderna. A estos no les salva ni jesucristo montado en una harley.

    Por cierto, podías haber puesto el enlace al video la gorda :-D

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    1. Mucha de la mierda que se nos vende en la actualidad no aguantaría un solo pase a pelo,esto es, en plano fijo, sin luces epilépticas: aturdirte para que oigas por los ojos. ¿Imaginas a Lady Gaga sin todo lo que lleva alrededor? no la soportaría ni su madre, en el caso de que haya nacido de vientre de mujer.

      No me seas perezoso, Ogrón, el video de la gorda está en la entrada anterior...

      Saludos, colegón!!!

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  2. Joder Kufisto, hoy me has tocado la fibra pero bien. No hay semana que no me escuche entera Die zauferflöte. De hecho, en cuanto suenan las primeras notas de la overtura me emociono tanto que ya no puedo dejar de oír atentamente esa maravilla de ópera. Te reconozco que sigo el libreto a veces, el cual venía con una edición lamentable que sacó el País (decidieron, no sé por qué, suprimir los diálogos hablados de esta obra de Mozart). Fue la primera ópera que vieron mis ojos, y sí, me emocioné mucho, casi tanto como cuando me tabiqué enterita Tanhäuser.
    Por cierto, qué maravilla de vídeo anterior, que me ví con gusto después de tu recomendación y dedicatoria. Gracias por el aporte.
    Desde los calores insufribles de La Mancha (que ambos compartimos), un saludo.

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    1. Perdona si no me extiendo, Daniel, pero acabo de parir otra historia y estoy muy cansado, y medio borracho, y llevo tanto tiempo sin descansar que ya ni me acuerdo, este calor es para cagarte en él hasta quedarte seco.

      No te mando un abrazo porque eso, hoy, es poco menos que una hostia.

      Ráfagas, amigo mío (de aire acondicionado)

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  3. Con 18 años, en la casa de Wagner de Tribschen, en Lucerna, llenaba el espacio, o mi imaginación, la obertura de Lohengrin, en una vitrina estaba la máscara mortuoria de Nietzsche. Creo que no he vivido una sensación más plena que la de aquel día, en aquel momento. Puede que fuesen gente que se tomaba su tiempo de ocio demasiado en serio, pero alguien tenía que hacerlo. Gracias por escuchar así y contarlo así.
    http://archivowagner.info/baudelaire-wagner.html

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  4. "he escuchado tanta música de charlatanes precedidos de bombo y platillo", dice Baudelaire. Ya te digo. Continuamente se escucha la música de las radios, de los sitios de turistas y demás. El pop, en qué horror está degenerando que las canciones que ponían en los 80 se han convertido en clásicos. Clásicos que ya eran malos cuando eran y que seguir escuchándolos, a todos y cada uno de ellos, me da miedo. Me da miedo que dure siempre. Bueno, "eternal flame" de las Bangles no está mal.

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    1. Menorqui...amigo...hermano...sangredemisangre...te digo lo mismo que a Daniel.

      Muchas gracias.

      Leeros, saber que estáis un rato por aquí, hace que esta escapada no sepa donde está la meta.

      Ni quiera saberlo.

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  5. Estoy por contratarla para mi grupo de Heavy Metal.
    Seguro que le da un nuevo aire más potente. Imagen no le falta a Diana.

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    1. VK...si se os apareciera con la cofia negra...¡os metíais entre el "charles"!

      Te digo lo mismo, colegón: muchas gracias

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