- "¡Ay señor, ayúdenos por favor...nos viene persiguiendo un hombre!"
No llevaba ni diez minutos en el bar, todavía no me había bebido la cocacola, "empezamos bien..."
Las dos chiquillas tendrían apenas diez años, parecían realmente asustadas y se han encerrado en el water al ver tras el ventanal que su pesadilla se acercaba. Yo no sabía lo que iba a encontrarme hasta que se ha abierto la puerta.
Era un tipo joven y bastante escuchimizado, se ha quedado parado en la entrada al tiempo que hacía momios y articulaba sonidos que no podía entender, "es sordomudo" me ha dicho un cliente que lo conocía, he salido de la barra y he ido hacia él.
El chico estaba bastante alterado, y entre que no puede hablar ni oír, yo no sabía como tranquilizarlo. Enseguida me he dado cuenta que no pasaba nada raro, solo podía tratarse de un malentendido, algo natural, normal, si fallan a encontrarse un sordomudo que va a echar la tarde con los suyos y dos niñas de camino a la piscina municipal: el uno piensa que todo aquel que lo mira sonriendo está cachondeándose de él y las otras que simplemente se habían reído al verlo equivocarse de puerta en el Centro de Día para personas discapacitadas.
Y es que la risa, la sonrisa, no tiene nada de benéfico para quien no participa de ella; es más, puede resultar especialmente hiriente, maligno. Es tal que en los sorteos del Gordo de Navidad, cuando ves a toda esa gente dando saltos, gritando felices, bañados en champán...nunca he podido aguantar su visión más allá de lo necesario para cambiar de canal. Es como si me dijeran: "¡anda y jódete, que nosotros hemos dejado de ser unos mierdas como tú!". Y eso yo, que estoy entero, ¡qué será de aquellos que tienen la desgracia de darse cuenta de sus taras, de sus limitaciones!...han de andar con la escopeta cargada todo el día, más aún si son jóvenes. No ven, no oyen, no hablan, no andan, pero eso no significa que sus venas transporten horchata, al contrario, quizá la sangre circula a una velocidad que no podemos ni imaginar, en una loca y desesperada búsqueda de la respuesta a la pregunta que los martiriza: "¿por qué a mi, por qué a mi, por qué a mi?"
Total, que le he pedido suavemente que se calmara, no sé si habrá leído mis labios pero no me ha hecho mucho caso, estaba realmente enfadado, tal vez pensara que eran mis hijas o algo así y que merecían una regañina, o un cachete, o una buena hostia, que cuando uno pide justicia jamás se queda corto, en fin...le he tendido la mano, he cogido la suya, "venga...vamos...olvídalo...solo son dos niñas tontas..." y finalmente se ha ido.
- "Venga, chicas, salid que ya se ha marchado"
Han esperado sus dos o tres minutos.
- "¿Se ha ido de verdad?"
- "Que síiii...¿qué le habéis hecho?"
- "¡Nada!...solo que al pasar por el Centro de ellos..."
Ahora imaginad por un momento que se hubieran encontrado con el padre de alguna de ellas durante su huida, "¡¡¡PAPÁ, PAPÁ, ESE HOMBRE NOS PERSIGUE!!!", el padre se baja del coche por la ventanilla y no tarda ni 0´2 en reventarle la cabeza a ese pedófilo, sin preguntas, solo es un guarro hijo de la gran puta que está haciendo llorar a su niñita del alma, puede que hasta lo mate...y todo por un malentendido.
A veces las cosas no son como parecen ser.
Aunque te encuentres a dos inocentes niñas que lloran porque un hombre las persigue.
Algunos pueden pensar que lo que acabas de contar (magistralmente, como siempre) es una tomadura de pelo o una exageración, pero nada más lejos de la realidad. Los niños-adolescentes de hoy en día tienen la misma sensibilidad que Steven Seagal en un cursillo de repostería. Mi experiencia en los IES de nuestra querida Cajtilla-La Mancha me ha demostrado que, efectivamente, algunos padres han olvidado que su hijo puede ser un perfecto hijo de puta y que el suspenso-parte-expulsión-castigo puede tener que ver con su forma de ser y no con que el profesor le tenga manía. Entiendo que mis 1,90 y mis manos grandes puedan resultar una buena terapia de choque para los vocingleros progenitores que han acudido a mi mesa a protestar por el 4,6 de su niña, que a ver qué hacemos con ella... Pero he visto a compañeros/as llorar porque un padre les ha amenazado. Deberías haberlas dejado encerradas un poquejo en el servicio, algo así como un castigo preventivo... Aunque claro, si lo hubieras hecho lo mismo estabas escribiendo tu blog desde Herrera de la Mancha o desde el lugar a donde vayamos después de palmarla.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, como siempre.
Te respondo desde mi casa, todavía, amigo mío, pero no te falta razón...como siempre.
EliminarSé de lo que hablas, todo esto empezó por una mujer que trabaja en el tema, así que no me pillas de nuevas: puebluchos, pueblos y ciudades...los hijosdeputa maleducados están donde caen. No importa el tamaño de la billetera.
Oí cosas que eran como verlas viniendo de quien venían, "no debería contártelo...no me lo permiten...", pero era tan nueva y le afectaba tanto que no podía hacer otra cosa. Barbaridades. Siglo V antes de cualquier Cristo. Para arrancarte los dientes y comerte sus hígados con las orejas.
Lo he dicho muchas veces: quienes bregáis con ello como si os importara, quienes lo hacéis de corazón, quienes no habéis olvidado el porqué estudiasteis para enseñar, para que los que venían detrás fueran mejores que los de delante, para hacer de este puto mundo un lugar donde cada cual se pastoree a sí mismo...merecéis algo como el video que he colgado en el nuevo artículo, o como se llame esto.
Un abrazo.