miércoles, 25 de julio de 2012
MEJOR PUMEAR...
- "¿Tienes pan?" le he preguntado al repartidor de pan. "Claro...a ver...no vas a tener botellines...dame una barra...de...pan..."
El repartidor de pan, un chico joven y con gafas, me ha mirado sorprendido: entre mi estúpida pregunta y mi estrafalario aspecto habrá pensado que soy chino, o al menos de Madrí, un veraneante despistado en el pueblo y eso...
Y es que a veces uno se levanta tan empanao que sigue con la torrija encima aunque lleve una hora caminando.
Tiene buena pinta...la barra, digo, me he quedado con la hora, once menos diez en la calle del último fascista del lugar, uno de esos que cuelga la palma en Semana Santa y no la quita hasta que llega la siguiente. Uno de sus múltiples hijos estudió con un hermano mío y me contó que nada más pasar a su casa te encontrabas la bandera del águila de San Juan, pá que no hubiera dudas. No sé si seguirá vivo, ya era viejo hace veinticinco años y ya entonces se iba cagando en la hostiaputa por las esquinas, quizá sea lo mejor para todos, lo de que esté muerto, digo, también para sus hijos, aquellos que continuaban llevando pantalones cortos aún cuando tenían la cara llenita de las marcas de doña Pajas, chicos tan inteligentes como desquiciados, creo recordar que uno le clavó un tenedor a su hermano durante una comida, estaban de la puta cabeza...
¿Pero quién no lo está? y más con este calor, este JODIDO calor..."el verano ya esta aquí...¡¡¡BIEEEENNNN!!!". Tuputamadre.
La vida debería llevar el ritmo de las estaciones: vivir siempre en la que te corresponde por edad.
Tampoco estaría mal que nos segregaran según la edad, no sé...de 0 a 15, de 15 a 25, de 25 a 40, de 40 a 60...uno va andando por la calle y de repente se topa con una quinceañera a punto de reventar, las piernas tersas, brillantes, las tetas victoriosas ante la Gravedad, llega el escalofrío aunque ella te haga el mismo caso que al gato que hurga en la basura, incluso menos, los gatitos son tan melosos y juguetones...te cagas en tu vida, un rayo relampaguea tu cabeza, te ves mordiendo esos muslos, esas tetas, bregando aquí y allá, entre sudores y palpitaciones, es solo un instante, unos segundos, hasta que ella se aleja lo suficiente o tú te das con la farola, y así hasta la siguiente, y venga piernas, y vengan culos, y...el repartidor de pan.
Hay que tener cuidado con las mezclas, huir de los nuevos cocineros como si fueran las chicas que te quieren meter su marca de tabaco mientras intentas comprar el tuyo, el que te mata a gusto, me gusta ignorarlas, pasar de ellas, de las mismas que ni me mirarían a la cara un sábado por la noche, es una pequeña venganza que diría el Evaristo...
Olvida toda esperanza de hacértelo con esas tipas, ni eres un ciclado capaz de partir nueces con el estómago, ni tienes pasta para comprarlas aunque solo sea durante quince minutos, ni tienes el pollón y el talento follador de Rocco Siffredi. Mejor cuanto más viejas, son más agradecidas y se conforman con poco, hasta pareces un bienhechor, un santo, las mujeres se vuelven muy religiosas con el paso de los años, aunque en lugar del Dios de su niñez crean en Marcelus Toe- Güor, pero terminan creyendo, hay muy pocas ateas viejas...bien pensado, más o menos, como ateos viejos.
Sí, la sociedad del futuro será escalonada, ordenada, cada oveja con su pareja, no mezcladas con lobos, serpientes o elefantes moribundos...eso es la selva. Esto es la selva.
"Orden y progreso" que reza la bandera del Brasil, esa quinceañera que está creciendo por días mientras al viejo Europo no le queda otra que atiborrarse a Viagra y estrangularse el nabo para intentar metersela a las Cicciolinas que vengan de veraneo a conocer los encantos de tan legendario como acabado galán.
Lentejas...la cuchara por la boca, Kufisto.
Askazo de verano.
Que venga mi otoño.
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Sí, yo ayer veía, medio dormido volviendo en la furgo a 60, el cielo arrebolado, las espigas secas mecidas en el viento, la (de) cadencia verdadera del mundo, comprendida.
ResponderEliminarTú solo puedes ser menorqui: solo él escribe así.
EliminarUn abrazo, amigo mío
Jajaja. Eso de pasar ostensiblemente de las jóvenes de buen ver, de pasar a su lado sin mirarlas siquiera, debe ser una pataleta común entre los que vamos teniendo cierta edad y sabemos que hemos vivido momentos mejores. Contra la invisibilidad que nos va llegando, hay que afectar dignidad. Yo también lo hago. Ya sé que es una venganza insignificante, pero también conozco gente que no compra cava catalán o que no ve cine español tan sólo por la íntima satisfacción personal que les produce.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Las venganzas insignificantes sientan de maravilla al ego, Puskas. Ni imaginar puedo lo que deben ser las grandes. Mejor que un buen polvo. O dos.
EliminarComo dijo el griego: "La venganza es más dulce que la miel"
Los años pasan, amigo mío: deberíamos ir ajustando cuentas...
Un abrazo.