domingo, 5 de marzo de 2023

¡MAU!

 - ¿No decías que no? -le estaba diciendo un amigo a otro en la puerta del bar cuando salí cargado con la bolsa de trabajo, ahora con unos tercios de cerveza en su interior- Pues mira, ¡está lloviendo!
- Bueno, bueno...Llover lo que se dice llover ná de ná, porque esto y ná es lo mismo.
- Bueno, sí...chispea. ¡Pero ya huele a humedad!
- Sí -dije yo- En el campo ya se estará notando el olor a tierra mojada.
- ¡Qué exageraos!
- Me voy chicos. Buen servicio.
- Adiós, Kufisto.
- Adiós. ¡Y que viva Deep Purple!

Eché a andar de vuelta a casa aún con el regusto del extraordinario chupito de whisky en la boca. Fue él quien minutos antes nos había conducido a una especie de kairós colectivo gracias al efecto que desencadenó en la mente de uno de nosotros.

- Oye, Kufisto, ¿te puedo pedir un favor? 
- Dime
- ¿Puedes poner "Lazy", del "Made in Japan"?
- Joder que si puedo. Si no es mi favorita de los Purple está entre ellas.

El acuerdo fue general. Los cuatro aplaudimos con palabras la revelación sufrida por el colega. Subí el volumen. En el salón sólo había una mesa ocupada por el hermano mayor de uno de mis amigos, el cuñado, las mujeres, una chica joven y otra severamente discapacitada en silla de ruedas, una muchacha adorable que no deja de sonreír mientras mira hablar a los demás con la mano de su hermana sobre la suya, manos que no dejan de estar en contacto en ningún momento.

Y "Lazy" empezó su carrera de diez minutos como siempre empieza, con toda tranquilidad.

- Unos chupitos del barrilillo, Kufisto. Y ponte tú uno.

Eran los terceros suyos y el primero mío. Antes habían pasado como seis o siete cervezas por sus gargantas. La mía sólo había trasegado con dos.

La introducción de "Lazy" te deja tiempo y espacio para hablar de ella. Y eso hicimos. 

Ellos tres eran niños que apenas habían aprendido a limpiarse el culo cuando la canción se publicó; yo todavía no había nacido.

- ¡Miramiramira...! -dijo uno a cuenta del órgano Hammond de Lord. Es curioso; muchas veces, al escuchar música en compañía de otros, no decimos "oyeoyeoye" sino "miramiramira" Resulta como si sólo pudiera apreciarse del todo con la ayuda del sentido de la vista, como si las ondas de la música se pudieran ver. Es extraño, casi cuántico. Pero cuando Blackmore entró en acción anunciando el riff que iba a venir en respuesta al fraseo de Lord una especie de silencio reverencial fue cerrando nuestras bocas hasta que al fin llegó y toda la tensión contenida estalló en una especie de largo orgasmo musical en el que no faltaron los consabidos "diosss", "joooder", "aaarrrgh", y casi, "me corro" que acabó con el último minuto de caricias y sus consecuentes palabras de amor eterno. 

Los dos hombres a punto de jubilarse, los dos hombres de la mesa del salón, adolescentes y rockeros cuando la canción salió, sonreían.


Cien pasos más allá del bar la gris tarde dominical cayó sobre mis ojos con mucha más fuerza que las perezosas gotitas de lluvia sobre mi cabeza. 

Diez minutos más tarde estaba en casa.

- ¿Qué hay, bonita? -le dije a la gata que como siempre estaba esperándome cuando abrí la puerta.
- ¡Mau!




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