sábado, 17 de noviembre de 2012
NUESTRO REY Y EL ENANO
Lo vi anoche en Libertad Digital, página en la que crecí y me hice hombre (al menos en lo que a Internet se refiere) y de la que partí para no volver tras mi segundo (y este sí, injusto) baneo; además que ya había encontrado otro abrevadero, incluso mejor para mis intereses, por lo que puede decirse que estaba engañándola: ella se cabreó, me echó de su casa y no me importó demasiado. La nueva era mejor que la vieja, y aquella será peor de la que esté por venir.
Mi llegada a la página del señor Losantos, ese enano, fue debida a mi seguimiento casi diario de su programa matinal en la COPE, me hacía gracia, incluso mucha gracia, puede que hasta admirara la valentía que parecía mostrar, pero empecé a pasar de él cuando Mariano perdió las elecciones de 2008. ¿La razón? ni yo mismo la tengo muy clara, el gallego no es santo de mi devoción, precisamente, pero la reacción que tuvo el enano del Tremendal (así, con n) fue parecida a la del niño que forma el espectáculo en la tienda de juguetes porque mami no le compra el que quiere: no se iba, se quedaba. Y el enano QUERÍA que se fuera.
Y montó la de Dios es Cristo, junto a ese ser de la vida, a ese indescriptible, llamado Pedro Ramírez.
En A propósito de Schmidt (una deliciosa película protagonizada por el gran Jack) hay una secuencia en la que vemos al recientemente jubilado y viudo protagonista ante el televisor, aburrido como una ostra entre gusanos, y entonces una voz en off, la suya, nos va contando lo buen agente de seguros que había sido, el grado de profesionalidad con el que se había tomado su trabajo de toda la vida, tanto que, decía, si le dieran la edad de un hombre, su historial físico y médico, estado civil, lugar de residencia y no sé qué más, podría augurar con un pequeñísimo margen de error los años que le quedaban de vida.
Pues bien, si a mi me dieran la fotografía de un hombre, su edad, altura, peso, estudios realizados y trabajo que realiza podría decir con otro pequeñísimo margen de error la clase de persona que es.
Y el enano Losantos, como el gordo Vidal o el feísimo Ramírez, lo llevan en la cara.
La soberbia del enano puede que sea la mayor de todas, poco de grande puede esperarse de alguien así, es natural, y por tanto lo normal: un enano no dejará de mirar el mundo como un lugar básicamente injusto, un lugar a mejorar...es decir, un lugar a empeorar para hacerlo más accesible a sus deseos, enfermizamente imposibles, y por derivada, malignos.
Tengo para mi que la enorme inquina que le guarda el enano de Tremendal a nuestro Rey más es por su fachada, por la suerte que ha tenido de nacer alto, atractivo para las mujeres y encima nieto de Rey (que no hijo, Ansón, y ponte como quieras, gilipuertas) que por el desempeño que haya mostrado durante su reinado, manifiestamente mejorable, sin duda, aunque uno tampoco puede dar lecciones de muchas cosas, y con el paso de los años y conocimiento de las gentes cada vez aprecio más a quienes vemos arriba, aunque no sean los que manden, que estos sigo pensando que están escondidos, pero mandar sobre alguien, o ser responsable (al menos nominalmente) de ellos cada vez me resulta más estimable: somos tantos y tan malos que milagro es que no andemos comiéndonos los unos a los otros.
Si algo caracteriza a nuestro Rey es su profundo egoísmo, el de alguien Grande, natural, por derecho de nacimiento: es el egoísmo de la aristocracia, un egoísmo que por puro instinto de supervivencia tiende a buscar el bien de quienes están bajo su manto. Así podrá seguir viviendo como siempre, y por esta razón, aunque el trozo más grande de la tarta sea para él, los demás aceptan el statu quo.
Malos sí, o no muy buenos, pero tampoco idiotas. Los españoles, su inmensa mayoría, sabemos o sospechamos que se ha enriquecido ilegalmente con su desempeño, pero también sabemos que por su intermediación hemos conseguido cosas que no hubieran sido posibles sin él, así que lo uno por lo otro, que España es como una monja, sí, pero una monja un poco puta.
El personal se escandaliza ahora por la moral de nuestro Rey, su ética y tal, palabras que si les pidieras el significado al 95 % de quienes las pronuncian no sabrían definirlas, como si nuestro país, nuestra historia, hubiera estado libres de estafadores, traidores, putas y putos, como si aquí todo el mundo facturara el IVA y nadie trabajara en negro, como si aquí nadie intentara aprovecharse de nadie y de nada, como si esto fuera la ciudad platónica...como si en vez de España se llamara otra cosa.
El Rey lo ha sido durante tanto porque conoce a nuestro pueblo, o se rodea de gente que lo conoce, y por esta sencilla razón ha podido vivir como ha querido sin preocuparse demasiado; no ha sido hasta que le han crecido los hijos cuando han llegado los problemas. Como a todo hijo de vecino.
Y el enano del Tremendal lleva algún tiempo intentado que Felipe, el hijo del Rey, le dé la patada al viejo macho-alfa, pero Felipe, el hijo del Rey, todavía es poco pollo para tanto arroz. Y dudo, dudo muchísimo, que alguna vez lo sea.
De entrada, el príncipe más preparado de la Historia de España, ha metido la pata hasta el corbajón con lo más importante que debía hacer en su vida, esto es, con la elección de la ¿futura? reina, causándole a su padre el mayor disgusto de toda su vida y revelando a todos sus ¿futuros? súbditos la previsible pusilanimidad de su carácter: un príncipe que actúa como un personje de cuentos para niños no debe ser Rey de un país de adultos.
El Príncipe, ¡ay!, ha salido a su madre, poco español. Y en esto pone sus esperanzas el enano Losantos. Porque un Rey español jamás permitiría que un enano soberbio se le subiera a las barbas, las mismas que se ha dejado el ¿futuro?, tal vez como síntoma de los que espera que se le suban.
No os engañéis: quiere al Hijo y odia al Padre no por el bien de España, esto se la suda desde hace tiempo, y descaradamente desde que los obispos, tan listos como siempre, se lo quitaron de encima porque perdían ganando, que son como las mujeres: miran más por lo que viene que por lo que tienen. Y el enano del Tremendal, de tanto vivir de ellos, se convirtió en uno de ellos, y viéndose solo y abandonado ha cogido su último banderín de enganche, pues si algo no puede soportar alguien como el enano es no ser visto ni oído: todo está en la fisiología. O casi.
Y digo que anoche vi en su página a nuestro Rey, pues al ver la noticia en otros medios tuve la curiosidad de hurgar en su Hoja Libegal, y vi el tratamiento esperado: que si el Rey está mal, que ya no puede permanecer de pie sin muletas, que tiene mala cara, que si patatín, patatán...
Un vídeo de veintipocos segundos, nuestro Rey, muleta en mano, como los toreros, al natural, recibiendo al presidente colombiano, "...un poco tullido, ya ves..." le comenta al estrecharle la mano.
Y viendo a nuestro viejo Rey, antiguo campeador de los mejores coños de nuestra patria y gran parte del extranjero, matador de elefantes y osos ya tan viejos como él, y primer comisionista y currante en negro de este país llamado ESPAÑA y no ninguna otra cosa...sentí más simpatía que nunca hacia Él.
Cosa que hace mucho tiempo dejé de sentir por el enano del Tremendal.
Y no creo que pueda sentir por alguien que siendo hijo de Rey se conduce como si fuera su hija.
Y encima griega.
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Yo nunca fui exageradamente hincha de FJL. Lo escuchaba a veces para saber cosas concretas que en otras emisoras nunca se nombraban, pero con lo de Rajoy no volví a escucharle nunca más. Me pareció, como a ti, una cabezo reía que por muy maño que sea el elemento, estaba fuera de lugar.
ResponderEliminarEl rey no está en su mejor momento pero cuando no este lo echaremos de menos.
Jijijiji, menuda manita de ostias que le arreas. Yo hace mucho (ya hablamos de este en tu blog) que no le escucho. El Rey quiso darle la patada de la COPE y lo consiguió y desde entonces usa su tribuna para vengarse y eso se le nota mucho. Ahora no se lo que dice, antes el Rey, el Rey y el 11-M.
ResponderEliminar¿Donde están las noticias en esa cadena?: En ningún sitio porque las noticias o se tienen periodistas de verdad o se compran a las agencias y las dos cosas cuestan dinero.
Saluditos Don Kufis.
Saludos, tronquitos.
ResponderEliminarAmigo Kufisto: acabo de llegar de un pequeño fin de semana de meditacion y descanso, y hay que volver a la faena.
ResponderEliminarTe dejo mi ultimo articulo.
Si puedes, ya sabes...
http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2012/11/la-alegria-de-mouo-la-fabula-de-la-zorra.html
La novedad, el acierto, me parece: que siente la de lo demás. Un cuerpo con alma que siente la de lo demás.
ResponderEliminarmenorqui.
Mira la siguiente, hermano, que se te ha ido el tiro.
EliminarMis mejores deseos van hacia allí donde ahora estés, amigo mío.