miércoles, 28 de noviembre de 2012
EN LA CRUZ ROJA (FIN)
Es curioso, y definitivo, como uno no puede dejar de ser uno mismo ni el mundo virtual, aunque quizá sea en este donde más sea yo...quizá no. Seguro.
Empecé esta historia como un ajuste de cuentas, más con la idea de denigrar a una institución en la figura de un capullo integral que por ninguna otra cosa, pero ahora que he decidido acabarla no veo la necesidad ni los motivos suficientes: basta con el intento de recordar las presuntas afrentas que te infringieron para comprobar que ni fueron tantas ni tan graves, pues de haber sido así no las hubiera olvidado, y con algún esfuerzo que otro (tampoco me he devanado los sesos) no ha venido a mi memoria ninguna especialmente hiriente, que los años son los mejores cicatrizadores que existen, todavía más cuando la cosa no llegó ni a arañazos...Únicamente el recuerdo de aquella Nochevieja perdida, idealizada, sin duda, por lo que pudo haber sido, pero después llegaron otras noches, noches en las que ella todavía estaba allí, que se fueron igual que se fue la de aquel Año Nuevo...y el capullo integral no estaba allí para echarle la culpa. A no ser que aquel capullo integral fuera yo mismo.
Durante esos años conocí gente y me pasaron cosas, y ahora que han pasado tantos como los que yo tenía entonces veo que estuvo bien, porque bien está todo lo que puedes recordar, lo que no te mata te hace más fuerte...lo que no te mata es mejor de lo que pensabas.
De todos aquellos con los que me relacioné en la Cruz Roja no conservo ninguna relación, no digamos amistad, y esto no es Nueva York, precisamente...Cuando uno es camarero no tiene amigos, sino clientes que vienen y van, como las hojas muertas del otoño: cayeron y después se las llevó el viento.
No tengo ningún tipo de contacto que no sea el meramente profesional con nadie de mi pasado, mis amigos de ahora son mis clientes de ahora, y se irán y otros vendrán, y con ellos mantendré una especie de amistad, la suficiente como para colocarte cualquier noche que no haya demasiada gente por ahí: la gente de bar, las moscas de bar, armamos demasiado ruido cuanto menos jóvenes somos, tan grande que su eco dura mucho más que el normal. Y lo peor es cuando lo ves en lugar de oírlo; de ahí el antisocialismo: no estar entre nadie que mañana te mire raro y te preguntes porqué. Mosca no come mosca...y si lo intenta siempre se puede tirar de memoria. O de futurología cercana. Cercanísima.
La otra mañana (creo que ya había empezado esta historia...seguro) me crucé con Guyeleto, iba por la otra acera y lo ignoré, creo que él también, seguro...no lo veía desde entonces, y esto continúa sin ser Nueva York...El instante que lo vi fue suficiente para darme cuenta que seguía igual de viejo que entonces, con los mismos andares, parece como si algunos no se desprendieran del tacatá en toda su vida, con esa expresión de no sé qué coño sigo haciendo aquí, como si estuviera despierto para cansarse y no soñar, no sé...¿qué cojones le dices?, ¿qué?, holacuantotiempomealegrodevertequetalteva...eso es una gilipollez, una mentira, y no os engañéis aunque os lo presenten en forma de Ava Gardner con veinte años: lo que era una mierda cuando erais críos sigue siendo una mierda cuando sois mayores. Mentir por una gilipollez es de mierdas. Digan lo que digan.
Ayer fui a coger no sé qué en el maletero del coche, creo que estaba buscando un cuaderno por si se me ocurría algo mientras estaba en el bar, y no lo hallé, pero di con un libro del Anticristo, con uno de los mejores, y si leo algo es a él, aunque sería más exacto escribir releer, pues desde que lo descubrí no he buscado más, que cuanto más lo releo más razón le doy, y miro cosas en la Red de sus desesperados bastardos, y algunos son bastante competentes, al menos para lo que hoy nos toca vivir...y por más verdad que siento, por más que me digo que todo lo que me rodea es una jodida mentira, que la Verdad está desvelada pero no tenemos güevos para aceptarla...no puedo con ella. No puedo.
- "Tienes el techo del coche helado" me ha dicho mi hermano pequeño cuando estaba echándole las llaves al bar.
- "Sí...pues espérate al finde, cuando nos vayamos tarde..."
- "Bueno, tío...hasta mañana"
Y nos hemos chocado las manos como siempre hacemos cuando llega y nos vamos. Aunque tengamos que colgarnos los trastos en la punta de la polla...supersticiones no escritas (ni dichas) entre hermanos.
He dejado toda mi mierda en el asiento de atrás, ese que no se acuerda de la última vez que sintió algún orificio capaz de excretar, y he tirado para adelante con el cristal en modo catarata, es decir, que no veía una polla liá en un trapo, o casi, por la ventanilla he visto como mi hermano pequeño, supongo que al verme, ha hecho lo mismo, calle arriba venían los guindillas, esos mierdones, y yo he metido segunda como si estuviera en el Dakar llevando el coche de Sáinz, esa mosca sin suerte...pero yo soy Kufisto y detrás venía mi hermano pequeño.
Nos hemos despedido con un bocinazo en el último cruce, como siempre, aunque no he oído el suyo, pero eso ha sido culpa del Celebration Day, el último disco de los hijos de los dioses, de los buenos dioses, de los del Anticristo, de aquellos que eran tipo punk, tú también puedes serlo...si tienes lo que hay que tener...
Y esperando estaba a que se abriera la puerta de la cochera cuando un perrillo callejero, feo y lleno de mierda, se ha puesto delante, mirándome..."verás como se mete dentro" Y se ha metido dentro. Y después, con mucho cuidado, he bajado yo..."verás como viene"
Medio metro, no más, tenía algo en el lado derecho del cuello, parecido a una herida, o quizá fuera mierda, no sé..."voy a bajarle algo de comida"
Al tercero, puerta B, rac...raaac, mi gato, "cabrón", más superstición, a la cocina, frigorífico, jamón del gato, "¿donde se lo pongo?", más trastorne, "ah....sí...papel albal...", el Gran Kufisto hace mucho tiempo que dejó de ser el Dios del Pac-Man, ese mismo que acaban de descubrir que se come a Júpiter, o a Saturno, o a uno de los gordos...abajo otra vez, ahora con cuatro lonchas de jamón de York cortesía "El Pozo", esa mierda que acaba con la dignidad de un gato, ese ser reminescente de la Antigua Aristogacia...
Y ahí estaba el perrillo. Esperando que le diera a la luz.
Y le he dado y se me ha quedado como si no, mirándome...
Le he puesto la comida en la cochera del vecino, pero después, mientras desdoblaba las rodillas, he pensado que mejor en la mía, por si se caga y tal, no sé...
Y porque tengo gato, que si no...
Esta puta vida es un sindiós.
Y ahora releeré al Anticristo, no mucho, que me he clavado una botella de vino mientras escribía esto, por no hablar del tabacazo...pero seguirá teniendo razón.
Pero soy tan demasiado humano como tú que me lees.
Sin remedio.
Como aquella Nochevieja en la Cruz Roja...
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Las afrentas pasadas.. que tema; me acuerdo de algunos cristos con un amigo y al que acabé apartando de mi vida por hijo puta. Hijo puta, no por lo que me hizo, sino por no reconocerlo.
ResponderEliminarPrefiero no pensar en esas cosas, bendito olvido, que haríamos sin él.
Perdonas porque olvidas, no hay más misterio.
EliminarUn abrazo
Kufisto, escribes muy bien
ResponderEliminarPero las historias de la mili no deben recordarse eternamente
Creo...
Es una idea como otra cualquiera por supuesto
Pasa pagina y recuerda otros momentos de tu vida o de las circunstancias actuales que la hacen, seguro, mas desagradable de lo normal.
En fin, la mili se la cargo el memo de Aznar y con ella se descompuso un poco mas la unidad nacional y el intercambio de costumbres, tradiciones y formas de ser, en este momento hay tios en Cataluña que saben mas de N.Y. que de Murcia por poner un ejemplo.
Asi noos va claro, derechitos a dar con la cabeza en un pesebrei
Y todavía le hacen la ola...al Ánsar, digo. Pero qué país de ciegos, Señor.
EliminarUn saludo y muchas gracias.
Un ajuste de cuentas con el pasado. Y sin embargo el pasado es el que nos permitio todo lo bueno que disfrutamos hoy. Eramos torpes, las chicas que nos gustaban se iban con el de la moto, y acababamos tomando una copa por si nos daba algun sucedaneo decente.
ResponderEliminarPena que se acabe la historia. Pero vendran otras. Y aqui estaremos para sonreir recordando, imaginando las tuyas y recordando las nuestras.
Un abrazo
Seguiré escribiendo mientras oiga el eco, amigo.
EliminarUn abrazo
Cuando has descrito al "holacuantotiempomealegrodevertequetalteva" creí que me estabas describiendo a mi. Pero me he dicho, no seas tonto que Kufisto no te ha visto en la vida ¿O si? Esta puta vida es un sindiós.
EliminarY cada vez más, amigo...
EliminarEco tendras siempre, porque lo que escribes vale la pena leerlo y "vocearlo"
ResponderEliminarBueno, dentro del amor por la escritura, te dejo, os dejo, mi vision del derbi madrileño del sabado.
Por hacer la contra no sera.
http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2012/11/el-derbi-madrileno.html
Gracias, amigo.
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