martes, 2 de julio de 2013
YELMO O BACÍA, ESA ES LA QUE FALTA
Si no hay libro tan malo que no tenga algo bueno, tampoco hay nada tan aburrido que alguien no lo haga interesante.
La tarde estaba tomando el cariz de la mayoría, de hecho era la única que tomaba algo, de lo sólo que estaba, y un tanto cansado de mirar cosas en la Red que, verdaderamente, ni me van ni me vienen, ni me vendrán nunca por muchas horas que pase entre ellas, decidí vérmelas con el crucigrama de El País, el único de los grandes que no te toma por poligonero, o casi, que hay que ver los del Mundo y el ABC, sobretodo este, es como si los crearan para ser resueltos por Leonardo Dantés, en serio, qué cosa más sinsus...
Supongo que el "artista" seguirá instrucciones de arriba, "hazlo fácil, que la gente pueda resolverlo", no recuerdo si traen las soluciones al pie de página, hace tiempo que ni lo intento, seguro que sí...Imagino a su creador como esos cocineros que salían en el programa de Ramsey, el de Pesadilla en la Cocina, el original, esos tipos que habiendo empezado fuerte en su juventud habían acabado viniéndose abajo por las circunstancias que fueran y ahora sólo intentaban sobrevivir haciendo hamburguesas y croquetas congeladas para jóvenes lo suficientemente preparados para ser estúpidos, o bazofia insípida para viejos a quienes ya todo les sabe igual. "Yo...yo...yo no era así..." terminaban confesándose con el masterchef, o su mujer, en el caso que el protagonista todavía conservara algo de estúpido orgullo con la ayuda de las drogas. Entonces Gordon les animaba a recuperar lo perdido, a que volvieran a intentarlo, a no dejarse llevar: "O eso, o cierra...pero así no puedes seguir" Siempre lo lograban. Aunque no durara mucho una vez que se quedaban solos. Igual que los niños, pero ya sin nadie que los excusara.
Digo esto porque los tipos que hacen los crucigramas de aquellos dos panfletos son parecidos a esos cocineros, sólo que ni tienen esa competencia salvaje ni nada ni nadie que les anime a currarse su trabajo. Son como esos agricultores que levantan sus vides para sembrar cosas que no valen más que para llevárselo crudo de Uropa, incluso dejar su tierra baldía, todo vale con tal de hacerse millonario: hasta dejar de usar calzoncillos por no tener qué sostener. El dinero convierte en eunucos a los hombres que siempre vivieron sin él.
No pasa lo mismo con el de El País, MAMBRINO, así firma sus retos, porque así se les puede llamar; resulta rarísimo encontrar algún cajón de sastre en sus trabajos, tan frecuentes, básicos, en los del resto, que hay palabras de las que conozco su significado sólo por mi temprana afición a ellos: el jodido baile de Canarias, el dios del Sol de los egipcios, tal símbolo químico, cual onomatopeya...en fin, ni los churros. Eres más aburrido que el crucigramador del abecé.
Y no es que el de Mambrino sea más grande, nada de eso, que algo sea grande no significa que lo sea complicado, al contrario, eso delata muchas veces la falta de talento, eso es ganar a lo Rocky, ganar por aburrimiento, por hartazgo, ¿y qué hay de bello en ganar al otro a base de aburrirlo? Como esos ajedrecistas que juegan y juegan posiciones absolutamente igualadas sólo por esperar que el rival falle a causa de un descuido producido por el cansancio, como esos juntaletras que escriben páginas y páginas para que su incauto lector crea que algo bueno debe esconder algo tan voluminoso, como esos músicos que necesitan el último instrumento conocido y mil voces en el coro para no lograr lo que Mozart con un compás de sus violines...Pero siempre hay rotos para cualquier descosido: eso es el Capitalismo. Y así está el mundo, que parece Frankenstein.
Lo que diferencia a un artista de cualquiera es que con lo mismo hace algo mejor. No recuerdo ninguna definición, pero tiene algunas que son realmente ingeniosas. No rebuscadas, no tramposas...ingeniosas, humorísticas. "¡Sí, coño, es verdad...jajaja!"
No lo hago todos los días, sólo cuando me acuerdo, cuando no hay nada mejor, como vosotros conmigo, a fin de cuentas son pasatiempos, somos pasatiempos, crucigramas que vamos resolviendo, si eso, ¿qué no lo es?; muchos no los necesitan y viven tan felices, pero nadie nos dijo que hubiera algún premio por solucionarlo, nadie nos dijo que lo intentáramos, nadie nos obligó a responder preguntas que nunca podremos resolver. Eso ha sido cosa nuestra. Y en el caso contrario...¿quien te asegura que está correcto? ¿acaso ha existido quien viera la solución? Mira que el periódico de la vida sólo tiene una edición...Y la de mañana no la veremos con estos ojos.
Hoy no he podido resolverlo, me he dado cuenta enseguida aunque me faltaban no más de cuatro palabras por completar. A veces basta con dejarlo un rato, fumarte un par de cigarrillos, regresas y lo terminas de un tirón, o casi, "¿como no me he dado cuenta antes? jajaja..." Hay que cambiar de perspectiva cuando te encallas con algo, no te lo va a decir quien tan celosamente lo guarda, es mejor mirar a otro lado. Y entonces la hallas en lo menos pensado, sin pensar, viene a ti, te lo dice él, como si te diera las pistas al verse abandonado...Así, perdiendo una batalla, se asegura de que siga la guerra. Y de vez en cuando te gana. Lo importante, lo esencial, es la posibilidad de perder...y seguir jugando.
He ido hacia el ventanal, me he sentado en un taburete y he mirado otra clase de crucigramas: la jovencita que enseña sus bronceadas piernas de camino a la piscina, hablando por el móvil y ocultando sus ojos tras unas grandes gafas de sol, el tipo que circula rápido con su potente coche pero no tanto como para verle la cara y no desear que vaya más despacio, el viejo a lomos de su destartalada furgoneta, exterminación de plagas, lleva el codo apoyado en la ventanilla, viendo su mirada parece increíble que esté conduciendo, la pareja de puretas caminando bajo la sombra del sol de la media tarde, todavía demasiado, pero no tanto como para quedarse en casa, hay que cambiar la perspectiva aunque ya sea casi mejor no encontrar la solución...
No, estos sólo puede resolverlos quien los hizo.
Demasiado complicados.
O eso nos han hecho creer algunos repartidores del periódico.
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Hablando de periódicos, estoy leyendo "The Reason-La Risión" de ayer lunes (ya antes de ayer) y viene en portada una declaración de Ana Bottle: "Los Juegos son el empujón económico que necesita España". No sé si será la bottle de Jack Daniels o de Cutty Shark... si antes lo digo... negociazo.
ResponderEliminarHace días leyendo un artículo de una tipa que no recuerdo en ese mismo periódico, nos venía a decir que en España podríamos aprovechar la "oportunidad" con la gente yéndose a otros países y convertirla en la Florida de Europa, es decir, un lugar de retiro para los demás. Vaya, me da que eso no se le ha ocurrido a ella precisamente ahora jaja. Vaya tela.
Un abrazo.
El peperío se lo merece todo...
EliminarLo malo, quisir, por mierders.
Buen día.
Te dejo un tema que me gusta, y también el vídeo:
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=MVGgGW1ZalY
Me voy a dormir, kufos.
Un saludo.
Buffff! Quita, bicho!
EliminarApesta.
Es lo malo de los videos, hubiera sido mejor de habérmelo pasado sin imágenes. Al menos habría tenido una oportunidad.
Bueno, entonces sin vídeo, jeje.
EliminarUn saludo.
Los crucigramas. Mi padre hacia uno todos los días después de la jornada de trabajo. Parece que lo estoy viendo, con su periodico, su cigarro entre las manos, su vasito de vino y preguntándome de vez en cuando para comprobar mi aprovechamiento escolar. Qué tiempos, madre, que tiempos que volvieran para hacer otras cosas, para demostrar otras y sobre todo para no cometer los errores que cometí. pero no puede ser, este crucigrama ya está terminado. Otro, no sé, ya es demasiado tarde. A lo hecho pecho. Gracias tio por escribir. Y no veas la que está cayendo y por lo visto lo que viene pa el fin de semana. A ver, contesta, "estación del año que me pone de mala hostia", tiene seis letras y empieza por v..... pos eso, que me cago en mi puta vida.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias, Paco, de corazón.
EliminarUn abrazo.
Ah, jodido. Paso de mes en mes por aquí y cada vez que lo hago compruebo que escribes mejor. Soy yo quien siente envidia de ti. Me doy cuenta ahora, mientras te leo y después de que esta tarde me diera una ventolera. ¿De qué sirve divulgar información cuando resulta que eres menos que una gota en el océano? De nada. Tiempo perdido. Al menos quien escribe por puro placer es consciente de que nada cambiará cuando sus palabras sean leídas por otros. Pero los hace disfrutar tanto o más que cuando él redacta.
ResponderEliminarDicen que el estilo lo es todo. No es verdad: a veces sí, y a veces no. Tu estilo es lo que cuentas; y va más cogido de su mano que de la tuya. Me explico: si solo te reflejara a ti, lo que escribieras sería tan insoportable como tú, ególatra faltón; pero no, hay cosas que pasan a través de ti y que no son tuyas. Ocurren, pero no hay manera de hablar de ellas salvo cuando pasan a través de alguien que lo cuente. Ahí por el medio andas tú.
Me cago en la madre que parió a la política, desde Babilonia hasta hoy. A su lado los políticos son niños de teta. Voy a dejar de divulgar; en foros, en correo electrónico o en donde sea, y dedicarme a escribir.
De la política tengo material suficiente para cinco libros. Igual un día lo intento. Haré el ridículo, pero da igual. No, no lo haré, porque apenas me leerá nadie. Pero es que necesito evacuarlo. Me doy cuenta de que seis años en esto, dedicando horas y horas, solo me ha servido a mí, para poner orden y darme cuenta de las mentiras que me contaban aquellos en quienes tanto confié. Algo es algo. Pero no es suficiente. Necesito hacer cosas bellas. Seguro que también fracasaré, pero eso es lo de menos.
A la mierda. Como dicen algunos "he visto la luz"; no voy a perder un segundo de mi vida sin antes estar convencido de que lo estoy invirtiendo en algo digno de dedicarle atención.
No me quiero dar cuenta y pronto empezaré a ser viejo. Antes de lo que parece. Pienso en cómo han pasado lo últimos quince años y me asusto. Más aun cuando los próximo quince me dejarán anciano.
Hay que retener dos cosas en la vida; al menos buscarlas: la verdad y la belleza. A esta última la tengo olvidada. Como diría Silvio Rodríguez: "y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años, sin pasar tú por mí detenida." Manos a la obra.
No he perdido el tiempo porque he aprendido mucho, pero hoy, a media tarde, tuve la sensación de que iba a meterme en la nada. Sobre todo si las cosas salían como esperaba. Eso era lo peor: tener éxito. Pensé: "¿Y yo qué? ¿Y tú qué, Pedrito? ¿Estás convencido de que es eso lo que quieres? No. Pues entonces deja la decisión para después. Duerme una larga siesta, que tienes sueño; y cuando te despiertes, decide". Y aquí estoy.
Voy a imitarte. Pero no voy a hacerlo en la Red. Tengo otro plan.
Un abrazo, Kufis. Seguro que a partir de ahora pasaré por aquí más a menudo. Quizá no me detenga a comentar, pero a leerte seguro que sí.
Gracias, amigo.
ResponderEliminarMira, uno sabe siempre lo que tiene que hacer, siempre.
Más el otro que el uno, es decir, el de detrás del espejo, el que nos dice por ahí no, con esos no, allí no: el señor No.
Vivimos en una bacanal del sí, opción que será la más "correta" pero que no va con nosotros, con quienes se enfadaron mucho cuando les descubrieron las primeras mentiras.
Recuerdo ir en el tren, regresando de algún sitio, y pensar que eso era lo mejor, ir de acá para allá, en el tren, en un vagón casi vacío, bajar para estirar las piernas y subir antes que nadie se diera cuenta. Hace muchos años de aquello, cinco o seis van ya sin salir de aquí, dentro de veinte tendré sesenta y parece que han pasado cuatro días desde que cumplí el primer cuarto, o tercio, o mitad, quien sabe... Aceleración constante, se llama. Creo que los que están a punto de venir se me harán como dos. Si eso.
Pero ya no me importa. El niño de Willis a veces veía muertos: yo vivo con ellos.
Me trae sin cuidado ganar mientras juegue bien, a mi estilo, aperturas fiables y defensas dudosas.
Tú verás lo que haces, estará bien visto.
Pero no te olvides de los colegas. Después de todo, estamos lo suficientemente lejos.
Un abrazo.
Nos afectan cosas parecidas. Dices: "Recuerdo ir en el tren, regresando de algún sitio, y pensar que eso era lo mejor, ir de acá para allá, en el tren, en un vagón casi vacío, bajar para estirar las piernas y subir antes que nadie se diera cuenta."
ResponderEliminarEsta noticia te va a encantar, como a mí. Lo envié por correo-e a finales de abril
****Qué relato más inmenso hay en esta historia. Qué triste. Sin embargo no siento pena ni compasión, que son bien diferentes de la tristeza.
Tuvo un ictus, pero no está idiotizado como Zapatero, y pasando por normal, que todavía es peor porque refleja una sociedad epiléptica y enajenada. Este anciano ve pasar los días a través de un viaje eterno, sin principio ni fin. A mí, el mirar por las ventanillas del tren, incluso la espera en las estaciones, me produjo siempre una intensa melancolía, agradable y muy lúcida. Un embriagadora tristeza. Seguro que a este hombre le sucede igual.
Prefiero vivir así que condenado delante de un televisor en un asilo de ancianos. Ahora mismo firmaba que mis últimos días trascurrieran de ese modo y no en una aséptica habitación de un hospital con el vecino de cama viendo La Noria.
Desde luego que firmo.
http://www.abc.es/internacional/20130422/abci-italiano-ocho-meses-tren-201304211752.html
El Lynch de "Una historia verdadera" podría hacer algo grande con tan buen material, aunque supongo que ya le habrá echao las narices Spielberg, ese mundofeliz.
EliminarPásame la hoja que todavía tengo boli.
Sí, Kufisto, creo que la película la va a hacer Spielberg y al final el tren en que va el anciano es abducido por unos bondadosos extraterrestres.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Kufisto, Priede y cía (en los dos sentidos).
Oswald.
PS: sorprendido aunque no decepcionado me deja Priede con su última decisión.
Jajaja...
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