martes, 26 de julio de 2011

BACK TO WHITE, AMY




Estaba recogiendo los bártulos para irme a trabajar (tabaco, aspirinas, chicles de nicotina, llaves, nueces...), apurando la última escucha sobre la reaparición de JT, cuando interrumpieron la emisión para "dar una triste noticia"...me vino a la cabeza que tal vez fuera un imitador patrio del noruego grillao, las cosas están muy jodidas, pero no: "Amy Winehouse ha sido encontrada muerta en su casa..."

Estupefacción.

Me quedé parado mientras oía el resto de la noticia; es curioso, pero cuando nos enteramos de algo que nos afecta malamente dejamos de movernos, como si quedándonos quietos pudiéramos cambiar el signo de la mala nueva, como si pensáramos que de esa forma, en silencio y sin moverse, el mal rollo no nos verá y pasará de largo...pero no, no sirve para nada, ya lo sabes, ya es verdad, no puedes escapar a lo inevitable por muy quieto que te quedes, aunque te hagas pasar por una roca.

Amy fue la banda sonora que puso música al final de mi relación con mi ex y al principio del descenso al Maelström que estuvo a punto de hacerme trizas contra las rocas. Poco después redescubrí "Escalera al cielo" y la abandoné, no siempre voy a ser yo el abandonado, me pareció más propia, más adecuada para la desesperanza y el dolor que me atenazaban ante la vivencia de algo que jamás pensé pudiera llegar a ocurrirme.

Lo primero que escuché de ella fue "Valerie", una canción ligera, divertida, que convertía tu corazón en un saxo durante los tres minutillos que duraba, y luega esa voz, como si cantara con media garganta, como cuando JT torea con media muleta por culpa del viento, sobrados, podías intuir que guardaba mucho más, pero no siempre se deben utilizar todos tus recursos ante cualquier envite, hay que saber dosificarlos, además de que hay situaciones en las que se queda mejor a medio gas que a revienta-calderas, siempre hay un tiempo para todo, y cuando Amy cantaba, al igual que JT cuando torea, sabía darle el tono al momento, al instante, al segundo...tenía el don que se lleva en la sangre, la gracia de lo no aprendido, de lo dado, el saber de quien no necesita aprender, el conocimiento natural, perfecto, virginal.

Llegaba el viernes, salía de trabajar a las cuatro y sin comer ni Dios que lo soñó pillaba el coche, ponía a Amy y me iba a recoger a mi amol; aunque no era completamente necesario, perfectamente hubiera podido venirse en tren (no le costaba un duro), pero no le gustaba, quería que fuera yo, total, sólo eran 200 kilómetros de mierda...y lo malo es que de hacerlo una vez tienes que hacerlo mil, sino ya tienes la conocida cantinela, "ya no me quieres...". No, ya no te quiero, pero jóder qué mal me lo hicistes pasar. Ya ni te odio.

A ella no le gustaba Amy, bien pensado no le gustaba nada que no fuera pachangeo para bailar cuando iba colocada, y eso que era toda una maestra de la guitarra, tenía el título y tal, terminó por sacárselo después de 12 años de duros estudios, obligada por su bruja, yo creo que de ahí le venía su odio por la música, es una reacción natural cuando aprendes algo a la fuerza, con la escoba de la bruja permanentemente sobre tu cabeza, peor que una guillotina, al menos ésta hace su función, es lo correcto, pero la escoba de la bruja no, eso debería ser el abrazo de una madre, pero la pobre no conocía ni al uno ni a la otra, aunque ella la amará enfermizamente, que hacía lo que hacía por su bien, cuando estaba más claro que el agua que la bruja lo hacía por "SU" bien, para hacer de su hija otra bruja como ella, y creo que al final lo consiguió, el poder de las brujas...¡tentáros cuando os tengáis que enfrentar a una!.

De todas formas, a veces, cuando la bruja y el padre se iban de vacaciones y podíamos dormir juntos, se olvidaba del por qué había aprendido aquello (la lejanía puede ser la mejor medicina) y algunas noches que llegábamos tarde a casa cogía la guitarra y se ponía a tocarla para mí, completamente desnuda, obras clásicas, obras que todos conocemos y tocamos al aire mientras las escuchamos, pero ella lo hacía con la guitarra y sin acompañamiento de fondo, yo la miraba, la veía disfrutar y flipaba, después nos íbamos a la cama.

Compré sus dos discos a los negratas, me gustó más el segundo, el que la lanzó a la fama, con esa obra maestra llamada "Back to black", una canción que me subyugó, premonitoria; cuando más colgado andaba yo con ese tema le oí decir a un capucrítico de esos que la letra iba sobre no sé qué gilipollez, recordé cuando el imbécil de Julián Ruiz dijo que "Where the streets have no name" iba sobre Tokyo, porque allí las calles no tienen nombre...hay gente que es idiota hasta el almuerzo, después mongólicos.

No hacía falta traducir la letra, bastaba con el título, la música, y su voz, cualquiera que tenga el corazón para algo más que bombear sangre sabe qué esta diciendo Amy, no es necesario ir a Oxford para aprender inglés, la música no necesita traducción, sino deja de ser música.

La voz de Amy es como un ornitorrinco: extraña, inclasificable e imposible, no la "ves" en ese cuerpo, en esa piel. Amy hablaba cantando, Amy decía lo que sentía no con las palabras sino con el tono, sabía que una palabra puede significar muchas cosas según la forma en la que se diga, y Amy sabía como hacerlo, como decir la verdad de ella sin que pareciera otra estúpida más cantando gilipolleces ajenas, no hay más que escucharla cantar esa sensacional versión de "Will you still love me tomorrow?" para darse cuenta que detrás de esa mujer de rompe y rasga, arrabalera y drogata, no había otra cosa que no fuera otro corazón solitario, otro corazón demasiado lleno de sueños rotos como para permitir la normal circulación de la sangre, por eso se ponía, para ponerle y que bombeara más fuerte. Amy creyó haber encontrado la felicidad en el éxito, pero entonces se dió cuenta de algo terrible: que nunca había estado tan sola como ahora que estaba rodeada de gente, ahora sí que jamás podría ser ella misma, ahora debía ser lo que los demás querían que fuera: un icono de la muy sexy y putísima doña auto-destrucción, esa mala zorra que embelesa a los cagahorchatas que no han pasado unas largas vacaciones pagadas en su casa, en el infierno, entre sus garras...para ellos autodestruirte es "cool" porque lo hacen una vez a la semana, o al mes, o al año, creen conocerla, pero no, gominolos, para conocer algo te tiene que dominar, y entonces ya no es tan divertido ni tan "cool", entonces es cuando quieres salir de allí a toda costa, aunque sea jugándotela y saltando por la ventana, como Alex, ya sabes lo que hay allí, ya sabes lo que es, el conocimiento siempre fué y será dolor, Amy lo sabía pero ya no le quedaban fuerzas, y aunque las tuviera...¿para qué?, ¿para volver a lo de antes?, back to black, back to white, la cuestión para Amy siempre fue "back" cuando debe ser "next".


De su eterno back siempre serán culpables los que debieron cuidarla cuando era una niña, a fin de cuentas eso era lo que estaba buscando, regresar a lo que no tuvo, a lo que no supieron darle cuando tú todavía no te puedes buscar la vida.


Una infancia sin bruj@s que te sacudan con la escoba.

5 comentarios:

  1. No tenía buena pinta su trayectoria. Demasiado dolor, demasiada soledad, demasiada facilidad para pillar vías de escape que en realidad solo son atajos al abismo.

    Es fácil calificarla como "otra víctima del éxito, las drogas y la mala vida".
    Aunque ella tuviera el don de su voz, cuando la tormenta interior es demasiado fuerte, no sirve de nada tenerlo. La desolación viene de dentro, siempre viene de dentro. Y puede ser devastadora.

    No sirvió de nada el aviso de Rehab; no supo encontrar alivio, o no supieron dárselo.
    No sé si fue una infancia con bruja, malos bichos cerca que la exprimían sin piedad, o no haber sido capaz de vislumbrar un pequeño atisbo de esperanza.

    Ahora ya qué importa.

    Espero que al menos, por fin, descanse en paz.

    Saludos, Kufisto

    R

    ResponderEliminar
  2. De la música no diré nada, puesto que practicamente era desconocida para mi. La conocía más por las noticias de sus excesos que por otra cosa.

    De la persona decir que lo siento, como lo siento cada vez que un gilipollas acaba jodido y más que jodido por las putas drogas.

    Cuando juegas con fuego, te sueles quemar y ya somos todos mayorcitos y sabemos lo que pasa cuando andas tonteando con drogas.

    ResponderEliminar
  3. Una verdadera desgracia. Gracias a ti

    ResponderEliminar