miércoles, 22 de febrero de 2023

ELIGE TU EQUIPO A TIEMPO

 Cuando entré en la Red lo hice a escopetazos. Como casi todo en mi vida lo hice gracias a otra persona y no el mejor momento, al contrario; en este caso andaba bien desquiciado por una mujer. Y así lo demostré desde el principio.

Pasó el tiempo y la calma fue llegando. 

Un día recibí un mensaje privado de uno de los mejores foreros de Burbuja, un gran conocedor de las mujeres, un madridista, uno que por tal razón había sido diana en mis inicios ante su más absoluta indiferencia. 

Fue a cuenta de un hilo abierto por mi acerca de Agatha Christie que me escribió. Él era, es, un gran admirador suyo e intercambiamos mensajes. Yo, la verdad, lo flipé. 

Hicimos una cierta amistad. Me envió un par de novelas de ficción realista que llegaron a ser publicadas y de las que sólo leí una por motivos que no vienen al caso. Era buena y así se lo dije. 

En uno de esas conversaciones habló en buenos términos de un autor cuyo nombre no puedo recordar. Por entonces yo no tenía el Kindle y leía de la Biblioteca Municipal. Una tarde fui y acordándome de mi amigo encontré un libro del autor recomendado, un escritor contemporáneo si mal no recuerdo.

Y no recuerdo nada más. Nada. No lo acabé. Aquella era una historia contada por un hombre normal. Recuerdo estar leyéndola como si hubiese sido escrita por mi padre o un extraterrestre. 


Pronto y muy aburrido me fui a la cama; estaba a punto de dormirme oyendo de fondo un audiolibro de Lovecraft cuando me desvelé. Fue algo brutal, instantáneo, y no por culpa del recluso de Providence, amigo mío de larga data. Me desvelé. Y pasó mucho tiempo hasta que conseguí velarme. De hecho lo tuve hasta para ver en el teléfono que el Madrid le había ganado 2-5 al Liverpool después de haber estado 2-0. 

2-5. Creo recordar que sonreí. 

"El Madrid es así" pensé "¿Por qué no fui del Madrid cuando era niño?"

Yo era de Arconada y, por extensión, de la Real. Ahora y desde que dejé jugar al fútbol hará casi treinta años no soy de nadie, perdido todo interés por el equipo de mi infancia.

¡Pero llegué a pegarme por el fútbol de los otros, ya no por el nuestro! ¡Por Arconada en la final de París!

Días tristes aquellos, pero ahí estuve. No me achanté. Seguía creyendo en Arconada.


Desperté mal. Había dormido mal. 


Fue una mañana floja en el bar. A última hora de la tarde vinieron un par de amigos y echamos el rato bebiendo, escuchando y hablando del rock.

- Mira -dije- si la cosa va de Rock no tengo duda alguna: Led Zeppelin. Pero si nos vamos a quienes han sido los más grandes de todos la tengo todavía menos: los Beatles.


Maúlla la gata.

No me extraña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario