viernes, 11 de octubre de 2013

NINGÚN CRIMEN Y ALGUNA JODIENDA



"Oh, Dios...¡si es que tenía que ser así!", me digo nada más verlo salir del 24 horas, andando como si estuviera en el agua, camino de su todoterreno que está aparcado en mi sitio. Es plaza única, está pegada al paso de cebra y a la salida de un bloque de pisos. ¿Por qué tiene encendidas las  luces de emergencia? Está bien aparcado, seguro que está comprando, espera...Siempre aparco ahí cuando a esa hora voy a comprar allí; siempre está libre. Diez segundos después, si llegan, la realidad verifica mi suposición. Se sube y cierra la puerta como si tuviera la edad que aparenta, acciono el intermitente derecho y me incorporo a la circulación, apenas diez metros; enseguida me echo a la derecha, justo detrás de él, está esperando que tiren los dos que tiene delante, me pego bien y me acuerdo de Zodiac. Tira y entro en mi sitio. ¿Por qué hay tanto tráfico? Y es que diez metros cuentan lo suyo si eres de pecho débil y acabas de darte cuenta del de sí que dan diez días, sólo diez. La última vez todavía podía ir sin luces Ya no. Y tampoco es muy recomendable apearse diez metros más allá: recuerda tu pecho. Los peores resfriados se agarran cuando no hace ni frío ni calor, cuando todo te sobra tanto como te falta. 

"Es la primera prueba superada" le digo al padre que mira a su hijo trasteando fuera del carricoche, "sí...", es de los que se creen muy listos, va en su oficio, sé que me tiene por menos de lo que soy, puede que tenga razón, pero veo que se queda con la idea, no por nada soy todo un literato, decimonónico, por lo menos, pero de letras puras. Ellas sí. Poco después la madre nos dice que se ha cagado, "segunda prueba a superar" sentencio, estoy apurando mi segundo gintonic, ríen, "¡y las que nos quedan a nosotros!" replica la madre, una mujer que nació para serlo aunque ha estado a punto de pasársele el arroz...Estoy que lo tiro. A veces soy ingenioso; monotemático, pero con chispa. Va en el oficio. "Llévatelo -dice el padre- yo me quedo con estos chicos tan agradables, tan conversadores..." acaba de llegar mi hermano para relevarme. Son amigos. "Un café" escribo en el papel de las cuentas bajo su apodo, que es el nuestro. Y dos vasos de agua, pero eso no cuenta. Y eso que están de fiesta...

Estoy mirando cosas en el ordenador, cosas mías, ya está yéndoseme de la cabeza el borracho de afuera, un tipo despreciable que pasa a devolverme su cerveza de 1´43 cuando eran dos, acabo de cobrarle a su amigo que llegó después acompañado por su novia, o su puta, esta gente jamás conocerá a la mujer, esta gente sólo conoce lo que quiere.

- "Dos Ballantine´s con agua"

Es un hijoputa. Me fijo y veo que se sientan con el borracho.

- "Tu amigo me ha dejado a deber cincuenta céntimos" le digo.
- "No te preocupes, ahora te los pago"

Nos conocemos. Salgo y le pongo sus dos copas. Ella parece lo que me imaginaba.

- "¿Qué te debo?"
- "Ocho con cincuenta"
- "¿Le has dicho que te debo cincuenta céntimos?" me dice el borracho.
- "Sí"
- "Son cincuenta y siete, que te di cuarenta y tres"
- "Ya"
- "Eso no está bien"
- "Lo que no está bien es pedir como si tuvieras"
- "¡¿Cómo?!"
- "Eso"

Paso para dentro y apuro mi primer gintonic.

Cero coma después entra él y deja su cerveza sobre la barra.

- "Toma, muchachito, no la quiero"
- "No te equivoques..."

Estoy fumando en la puerta, mediando el primero junto a un amigo, hablando de ajedrez y de la muerte, y de la vida, y de la enfermedad y del Alzheimer, también de Raskólnikov, sí...es profesor y es inteligente: "el otro día se murió nuestra vecina, 73 años, de un día para otro, no nos lo podíamos creer" Él ya corre casi los cincuenta aunque aparenta menos que yo, tiene miedo, se ha quitado de fumar, lleva la muerte joven en los genes, está con una tía brava, valiente, más roja que un vómito de sangre, más que él, "yo no podría estar con un hombre de derechas, Kufisto" me dijo una vez que estábamos de borrachera, nosotros, claro, las chicas listas controlan...Pero me quedé con la forma que dijo hombre. Era lo que me faltaba para verla. Las orejas, amigo, las orejas...

Veo llegar al borracho. Se pone a nuestro lado y se equivoca al preguntar:

- "Hola, ¿eres tú el camarero?"
- "No, soy yo"
- "Pues vamos para dentro"

En diez días se va mucha luz, ¡no vas a irte tú! Pasamos y mi amigo se quita del medio.

- "Dime"
- "Una cerveza" dice mirando por lo bajo.

Voy a coger una copa del congelador y me dice que no, que mejor un tercio "frío".

- "¿De la Mahou?"
- "Vale"

No lo están mucho, los habrá cargado mi hermano pequeño esta mañana.

- "Mira a ver" le digo. Lo palpa y dice que sí. Retiro la copa y cuando estoy a punto de regresarla me dice que se la dé.
- "¿Qué te debo?" dice extendiendo el puño cerrado antes de oírme.
- "Dos euros" Vuelca su mano sobre la mía y veo que faltan. "En fin; bébetela"

Le da un trago de mujer y me siento delante del ordenador.

- "¿Tienes un pincho?"
- "No pretenderás que te dé uno, ¿verdad?" Y se sale a la terraza sin decir nada.

"Mira -le digo a mi compadre mientras hablamos del caluroso octubre-, las cosas no son de un día para otro, la vida no es así...La gente está como si viviera en un thriller donde todo pasa en dos horas...y no. Ahora mismo estamos con qué calor, esto no es normal y tal...Pues no sé, yo llevo toda la puta vida trabajando en esto y siempre hemos sacado la terraza en la mañana de los Santos, esto es la Mancha, granaíno...Lo que pasa es que no nos acordamos, que vamos perdiendo la memoria como tú mismo acabas de decir, sí...¿Que hace veinte, treinta años llegaba septiembre y tenías que ponerte el abrigo? sí, pero más por las madres que por ninguna otra cosa...éramos pequeños, yo más que tú, y tú estabas más abajo, casi en la sartén, y ahora estás aquí, sí...Yo...yo me acuerdo de la lluvia de septiembre, de su segunda quincena, poco después de volver al colegio, sí...yo tenía un anorak, uno azul con ribetes amarillos...me lo robaron, ¿sabes?, nunca lo olvidaré, ¡y lo mejor de todo es que poco después supimos quien fue!, pero nada podíamos hacer...nada que valiera un puto abrigo. Me compraron otro del que no me acuerdo. las cosas valen cuando las pierdes, amigo mío...Octubre es como es, la última semana del año pasado hizo un frío de tres pares de cojones, me acuerdo bien...luego llegaron los muertos...y respetaron su mañana, siempre lo hacen, es curioso...Creo que te voy a acompañar por lo bien que he hablao, jajaja...sólo uno, un gintonic, sin limón ni ná, sólo hielo, que esté frío...¿te acuerdas de lo que acabamos de hablar, de lo de quien se intenta convencer es porque no está convencido...? No tengo remedio, jajaja..."

Hablo con mis amigos y me preguntan por las vacaciones, ya casi ni se sorprenden de que no me haya ido de aquí, al menos tanto como fuerza hago yo para justificarme, me da igual, o casi, todavía me falta un poco. Me chispé el primer día y lo único que me llevé fue un resfriao, luego había que recuperarse, sí...es más fácil si no tienes que trabajar, claro, pero bueno...en fin...Me curé a mi manera y volví a ponerme malo a mi manera, y todo sin montar mi manera, la única que me da la vida, pero...pero yo soy así. Hasta hoy, hasta esta mañana.

- "¿Qué haces aquí?" le digo a mi hermano pequeño.
- "Ná...esperando a la Susi..."
- "¿Y eso?"
- "Unos análisis y tal..."

Sale riendo, me da dos besos y me pregunta por las vacaciones. Y nos subimos en el coche.

Y al bajarme en la esquina de mi casa no encuentro a la avispa que subió conmigo.

La chica de los grandes ojos claros me ve llegar tanto como yo estoy viéndola venir y me sonríe.

- "Toma"
- "¿Pero no empezaba hoy a trabajar?"  Se lo dije ayer.
- "Sí, dentro de un rato" Y ese usted me suena a algo.

Dos horas después salgo de la cochera, con cuidado, pitando, así me enseñaron en la auto-escuela, un maestro más rojo que un vómito de tuberculosa, sí...Miro a la izquierda tal como mandan los cánones y veo que me mira. Saco la mano sonriendo y ella me sonríe desde el suelo.

Llego donde empecé

- "Hola, buenas noches"
- "Hola"

Una barra de pan, sí, apenas he comido hoy...

- "Una barra"
- "¿Más hecha o menos hecha?"
- "En la mitad"

¿Y una litrona?

- "Y un litro de cerveza"
- "¿Cuanto?"
- "Tanto"
- "Espera...dame una botella de Johnnie Walker"
- "¿Etiqueta roja?"
- "Claro"

Arranco el coche. Cuanto tráfico. ¡Qué coño pasa hoy! Tengo que escribir más. Sí...¡¡¡LOS PUROS!!!, oh, Dios...Hace cuatro días juré olvidarme de ellos, y del otro también, y de la otra...

- "¿Cuanto?"
- "Nueve euros"

Por ese precio me pillo veinte de los míos, y sólo vienen siete, pero ya es tarde, ya es de noche, ya todo está cerrado y he tenido que aparcar en cualquier esquina, sí...aunque he vuelto por otro lado.

Y justo al llegar a casa me doy cuenta del día que es cuando veo a reventar el super-mercado. ¡Doce de Octubre, Kufisto!

Lo peor, siempre, es la previa.

Que se lo digan a Raskólnikov.

¿Pero sabéis qué? A mi, ahora, el que me gusta es Svidrigáilov.


Escrito con la inestimable ayuda de mi gran amigo, PRIEDE.

19 comentarios:

  1. Hombre, es que de Svidrigailov deberían tomar ejemplo muchos. Del final de Svidrigailov quiero decir, claro.

    ¡Aquellos anoraks que llevaban nuestros padres cuando nacimos y que llevamos nosotros cuando éramos pequeños! Eran o azules oscuro o verdes botella, no los había de más colores ni falta que hacía. "Anorak", ya nadie usa esa palabra, hay palabras que mueren en la flor de la vida con 20 o 30 años.

    Oswald.

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  2. O está muy mal escrito o yo estoy muy espeso, Kufisto. Las cosas como son. No entiendo una mierda.

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  3. A mi me pasa lo mismo que a Pedro, nomenterodecasiná jaja.

    Luis, lo que dices en la entrada anterior de las relaciones es así. Mismamente en mi familia es que ni nos llevamos con el resto de nuestra familia, y yo mismo es que ni conozco a mucha gente, aunque es cierto que mi familia siempre ha sido "movidita". Sí, la época del tres mil millones de amigos vía caralibro y demás. Es todo muy utilitarista: relaciones o amistad mientras sirvan de algo, y cuando no, o se aburran, cambian al siguiente... total, el mundo de internet es lo que tiene, gente infinita y al que no le guste, que se joda, como me ha pasado a mi, que me han puesto las excusas más variopintas cuando no ya no les interesaba que fuera su amigo. Yo no puedo con gente así, por eso ahora me relaciono mucho menos que cuando era más joven, que me utilice su madre.

    Por otra parte, una broma: es normal que prefieras las Azores, pues Cristiano Ronaldo es de Madeira.

    Kufisto, ¿entonces tu tía bien?

    Saludos.

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    1. Todavía en el hospital. Seis semanas y dos días dentro de dos horas. Ni p´alante ni p´atrás.

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  4. Anoche yo estaba espeso. Lo leo ahora y es bueno lo que has escrito. Ya lo creo. Es bueno pero no está bien estructurado (no sé si se dice así). No se sabe cuándo piensas para ti, cuándo se lo dices a otro, cuándo dialogas, cuándo narras. Vamos, que está muy mal.

    Borges decía que había que evitar los paréntesis, porque rompen el ritmo y obligan a la relectura. Te digo esto porque de estar bien expuesto eso que cuentas, evitarías al lector el fárrago de andar escudriñando quién es quién, quién dice qué, lo cual acaba destruyendo lo bueno que tiene, porque el lector se ve obligado a realizar un esfuerzo innecesario para desentrañarlo, cuando resulta que el único esfuerzo que cabe en la literatura es inconsciente, y consiste en dejarse llevar por lo que te están contando.

    A mí me ocurre en los diálogos muy largos, sobre todo en las novelas, que tienden a extenderse sin poner el nombre del que habla, y cuando el diálogo es largo no sabes quién dice aquello que estás leyendo. El escritor sí lo sabe, pero el escritor escribe para otros, o al menos para que otros puedan compartir lo que piensa, y por tanto ha de empeñarse en evitarle sacrificios innecesarios al lector. En el teatro eso lo dejan meridianamente claro. Cuando tienes que perder el tiempo en esas averiguaciones te pasa algo parecido a cuando escuchas a un tartamudo, o a un extranjero que no habla bien tu lengua, que acabas entendiendo lo que te dice, pero dedicándole más atención a transcribir el morse que a lo que cuenta.

    Es frecuente, sobre todo si se está borracho, que se escriba dando por consabidas muchas cosas. Luego, cuando estás sobrio, te das cuenta de que se te han quedado cosas en el tintero, y que no hay manera de averiguar qué querías decir con aquello que has parido en la borrachera. Cuando uno está colocado "es que ves claro, tío. Pero cuando recuperas la cordura ni sientes ni piensas igual, y no se debe como creen los simples que es cosa de falta de inspiración, que es cosa de que ya no puedes ver claro sin colocón, sino que aquello que pasaba por inspiración no era más que una impresión errónea, pues los pensamientos no eran tales, ya que no había coherencia. De haber coherencia los yonquis serían los mejores escritores, porque son capaces de encajar en un mundo perfecto todas las contradicciones de la vida.

    Te guste o no, te voy a poner el mismo texto pero bien expuesto, o al menos mejor de lo que está. No cambiaré ni una palabra, y verás cómo queda mucho mejor. No eches en saco roto lo que te digo, porque el lector siempre capta mejor que el escritor lo bueno y lo malo, otra cosa es que no sepa decir dónde está el fallo. Es como en el cine: la mayoría de los espectadores solo saben decir si les gustó o no la película, pero no saben explicar porqué. Es el director y quienes la hacen los que han de averiguar dónde estuvo el error, en dónde estuvo el fallo para que la película no atrajera al público.

    Y te digo todo esto porque es una pena que no se pueda apreciar el valor que tiene ese texto, porque de una nadería has escrito algo bueno. El buen escritor hace precisamente eso: ver en lo más cotidiano, en las naderías de la vida, lo literario; como algo que está más allá de la apariencia. Lo mismo hace el pintor: ¿qué misterio tiene Los borrachos de Velázquez, o Las hilanderas? Pues el arte que le pone Velázquez, porque lo demás es una vulgaridad. Ya me dirás qué gracia puede tener un grupo de borrachos bebiendo o unas marujas tejiendo. El arte es eso: desvelar lo que está detrás, lo que no se ve; o bien construir algo nuevo a partir de la apariencia. Es la otra verdad, que decía Valle Inclán. Es como la filosofía, que desvela lo que está detrás de aquello que damos por consabido, a veces destruyéndolo por completo ese consabido, demostrando que no es más que una ficción y un engaño aquello que damos por verdadero.

    A ver si te lo paso ahora. Y lo voy a hacer, te guste o no.

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  5. (I)

    "Oh, Dios...¡si es que tenía que ser así!"(coma) me digo nada más verlo salir del 24 horas, andando como si estuviera en el agua, camino de su todoterreno que está aparcado en mi sitio,(punto) Es plaza única, está pegada al paso de cebra y a la salida de un bloque de pisos,(punto) "¿Por qué tiene encendidas las ("luces". Cuanto más masticada des la explicación, mejor, sobre todo cuando solo hace falta añadir una palabra) de emergencia? está ("Está". Después de final de interrogación se escribe mayúscula, a no ser que hayas puesto una coma) bien aparcado, seguro que está comprando, espera..." Siempre aparco ahí cuando a esa hora voy a comprar allí,(Punto y coma mejor. El punto y coma, tan en desuso, es una maravilla: es una pausa intermedia entre la coma y el punto. Hace que la frase fluya con el corte preciso. En otras lenguas no se emplea, pero en la nuestra, que es vieja y sabia, salvo para los imbéciles que ahora la están destrozando, sí que se usa) siempre está libre. Diez segundos después, si llegan, la realidad verifica mi suposición. Se sube y cierra la puerta como si tuviera la edad que aparenta, acciono el intermitente derecho y me incorporo a la circulación, apenas diez metros, (punto o punto y coma. piensa en cómo lo dirías en voz alta. Te darás cuenta que haces una pausa un poquito mayor) enseguida me echo a la derecha, justo detrás de él, está esperando que tiren (el coloquialismo es un arma de doble filo: "tiren", inconscientemente lleva a vehículo de tiro. Mejor "arranquen", "se vayan") los dos que tiene delante, me pego bien y me acuerdo de Zodiac Hay que explicar quién era Zodiac. Basta añadir: "el personaje de tal novela". No todos lo tienen que saber). Tira y entro en mi sitio. "¿Por qué hay tanto tráfico?" Y es que diez metros cuentan lo suyo si eres de pecho débil y acabas de darte cuenta del de sí que dan diez días, sólo diez. "La última vez todavía podía ir sin luces" Ya no. Y tampoco es muy recomendable apearse diez metros más allá: recuerda tu pecho. Los peores resfriados se agarran cuando no hace ni frío ni calor, cuando todo te sobra tanto como te falta. (Ahora haz una prueba: todo este párrafo escríbelo sin usar comillas, verás cómo queda mucho mejor. Salvo la primera oración, que ya coloca al lector en situación, es decir: que arrancas con un pensamiento tuyo, las demás comillas sobran. Prueba)

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  6. (II)

    Estoy mirando cosas en el ordenador, cosas mías, ya está yéndoseme de la cabeza el borracho de afuera, un tipo despreciable que pasa a devolverme su cerveza de 1´43 cuando eran dos ["cuando eran dos euros", porque el lector puede pensar que eran dos cervezas a 1,43, con lo cual podría haberse despistado pensando que traía dinero, pero resulta que no, que ha bebido por la cara desde el primer momento,sabiendo que no tenía dinero ni para una cerveza], acabo de cobrarle a su amigo que llegó después acompañado por su novia, o su puta, esta gente jamás conocerá a la mujer, esta gente sólo conoce lo que quiere.

    --Dos Ballantine´s con agua.

    Es un hijoputa. Me fijo y veo que se sientan con el borracho.

    --Tu amigo me ha dejado a deber cincuenta céntimos --le digo--.

    --No te preocupes, ahora te los pago.

    Nos conocemos. Salgo y le pongo sus dos copas,[punto o punto y coma] ella parece lo que me imaginaba.

    --¿Qué te debo?

    --Ocho con cincuenta.

    --¿Le has dicho que te debo cincuenta céntimos? -- me dice el borracho--.

    --Sí.

    --Son cincuenta y siete, que te di cuarenta y tres.

    --Ya.

    --Eso no está bien.

    --Lo que no está bien es pedir como si tuvieras.

    --¡Cómo?

    --Eso.


    Paso para dentro y apuro mi primer gintonic.

    Cero coma después entra él y deja su cerveza sobre la barra.

    --Toma, muchachito, no la quiero.

    --No te equivoques...

    Ahora fíjate en esto que escribes. Si lo ordenas de otra manera se entiende mucho mejor. Te lo pongo como lo pones tú.

    Lo veo llegar, borracho, yo estoy fumando en la puerta, mediando el primero junto a un amigo, hablando de ajedrez y de la muerte, y de la vida, y de la enfermedad y del Alzheimer, también de Raskólnikov, sí...es profesor y es inteligente: "el otro día se murió nuestra vecina, 73 años, de un día para otro, no nos lo podíamos creer" Él ya corre casi los cincuenta aunque aparenta menos que yo, tiene miedo, se ha quitado de fumar, lleva la muerte joven en los genes, está con una tía brava, valiente, más roja que un vómito de sangre, más que él, "yo no podría estar con un hombre de derechas, Kufisto" me dijo una vez que estábamos de borrachera, nosotros, claro, las chicas listas controlan...Pero me quedé con la forma que dijo hombre. Era lo que me faltaba para verla. Las orejas, amigo, las orejas...

    Se pone a nuestro lado y se equivoca al preguntar, "hola, ¿eres tú el camarero?", "no, soy yo", "pues vamos para dentro" En diez días se va mucha luz, ¡no vas a irte tú! Pasamos y mi amigo se quita del medio.

    - "Dime"
    - "Una cerveza" dice mirando por lo bajo

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  7. (III)

    Así se te entendería todo a la primera
    Estoy fumando en la puerta, mediando el primero junto a un amigo, hablando de ajedrez y de la muerte, y de la vida, y de la enfermedad y del Alzheimer, también de Raskólnikov, sí...es profesor y es inteligente: "el otro día se murió nuestra vecina, 73 años, de un día para otro, no nos lo podíamos creer" Él ya corre casi los cincuenta aunque aparenta menos que yo, tiene miedo, se ha quitado de fumar, lleva la muerte joven en los genes, está con una tía brava, valiente, más roja que un vómito de sangre, más que él, "yo no podría estar con un hombre de derechas, Kufisto" me dijo una vez que estábamos de borrachera, nosotros, claro, las chicas listas controlan...Pero me quedé con la forma que dijo hombre. Era lo que me faltaba para verla. Las orejas, amigo, las orejas...

    Veo llegar al borracho. Se pone a nuestro lado y se equivoca al preguntar:

    --Hola, ¿eres tú el camarero?

    --No, soy yo.

    --Pues vamos para dentro.

    En diez días se va mucha luz, ¡no vas a irte tú! Pasamos y mi amigo se quita del medio.

    - Dime

    - Una cerveza --dice mirando por lo bajo--.

    ¿No ha quedado mejor así?


    Voy a coger una copa del congelador y me dice que no, que mejor un tercio "frío".

    --¿De la Mahou?

    --Vale.

    No lo están mucho, los habrá cargado mi hermano pequeño esta mañana.

    --Mira a ver -- le digo. Lo palpa y dice que sí. Retiro la copa y cuando estoy a punto de regresarla me dice que se la dé--. (No es necesario cerrar el guión; con el punto valdría. Pero a mí me gusta cerrarlo)

    --¿Qué te debo? -- dice dándome las perras--.

    --Dos euros. --Las cuento y faltan--. En fin; bébetela.

    Le da un trago de mujer y me siento delante del ordenador.

    --¿Tienes un pincho?

    --No pretenderás que te dé uno, ¿verdad? --Y se sale a la terraza sin decir nada.

    "Mira -le digo a mi compadre mientras hablamos del caluroso octubre-, las cosas no son de un día para otro, la vida no es así...La gente está como si viviera en un thriller donde todo pasa en dos horas...y no. Ahora mismo estamos con qué calor, esto no es normal y tal...Pues no sé, yo llevo toda la puta vida trabajando en esto y siempre hemos sacado la terraza en la mañana de los Santos, esto es la Mancha, granaíno...Lo que pasa es que no nos acordamos, que vamos perdiendo la memoria como tú mismo acabas de decir, sí...¿Que hace veinte, treinta años llegaba septiembre y tenías que ponerte el abrigo? sí, pero más por las madres que por ninguna otra cosa...éramos pequeños, yo más que tú, y tú estabas más abajo, casi en la sartén, y ahora estás aquí, sí...Yo...yo me acuerdo de la lluvia de septiembre, de su segunda quincena, poco después de volver al colegio, sí...yo tenía un anorak, uno azul con ribetes amarillos...me lo robaron, ¿sabes?, nunca lo olvidaré, ¡y lo mejor de todo es que poco después supimos quien fue!, pero nada podíamos hacer...nada que valiera un puto abrigo. Me compraron otro del que no me acuerdo. las cosas valen cuando las pierdes, amigo mío...Octubre es como es, la última semana del año pasado hizo un frío de tres pares de cojones, me acuerdo bien...luego llegaron los muertos...y respetaron su mañana, siempre lo hacen, es curioso...Creo que te voy a acompañar por lo bien que he hablao, jajaja...sólo uno, un gintonic, sin limón ni ná, sólo hielo, que esté frío...¿te acuerdas de lo que acabamos de hablar, de lo de quien se intenta convencer es porque no está convencido...? No tengo remedio, jajaja..."

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  8. (y IV)

    Hablo con mis amigos y me preguntan por las vacaciones, ya casi ni se sorprenden de que no me haya ido de aquí, al menos tanto como fuerza hago yo para justificarme, me da igual, o casi, todavía me falta un poco. Me chispé el primer día y lo único que me llevé fue un resfriao, luego había que recuperarse, sí...es más fácil si no tienes que trabajar, claro, pero bueno...en fin...Me curé a mi manera y volví a ponerme malo a mi manera, y todo sin montar mi manera, la única que me da la vida, pero...pero yo soy así. Hasta hoy, hasta esta mañana.

    - ¿Qué haces aquí?, -- le digo a mi hermano pequeño--.

    - Ná...esperando a la Susi...

    - ¿Y eso?

    - Unos análisis y tal...

    Sale riendo, me da dos besos y me pregunta por las vacaciones. Y nos subimos en el coche.

    Y al bajarme en la esquina de mi casa no encuentro a la avispa que subió conmigo.

    La chica de los grandes ojos claros me ve llegar tanto como yo la veo venir y me sonríe.

    - Toma

    - ¿Pero no empezaba hoy a trabajar? -- Se lo dije ayer--.

    - Sí, dentro de un rato. --Y ese usted me suena a algo--.

    Dos horas después salgo de la cochera, pitando, así me enseñaron en la auto-escuela, (pues eso está muy mal, uno porque los peatones no tienen por qué ponerse en estampida, y otro porque hay niños despitados y también personas sordas. Hay que salir del garaje al paso de la muerte, no pitando: "¡paso que voy!") un maestro más rojo que un vómito de tuberculosa, sí...Miro a la izquierda tal como mandan los cánones y veo que me mira. Saco la mano sonriendo y ella empieza a sonreír.

    - Hola, buenas noches.

    - Hola.

    "Una barra de pan, sí, apenas he comido hoy..." (No se sabe si lo piensas o si te lo dice ella; si es la mendiga, si eres tú en la tienda, si es el tendero)

    - Una barra
    - ¿Más hecha o menos hecha?
    - En la mitad

    -¿Y una litrona...?

    - Sí

    - "¿Cuanto?"
    - "Tanto"
    - "Espera...dame una botella de Johnnie Walker"
    - "¿Etiqueta roja?"
    - "Claro"

    Arranco el coche,(punto ) cuanto tráfico,(punto ) ¡qué coño pasa hoy!..(punto ).tengo que escribir más, ( punto)sí...¡¡¡LOS PUROS!!!, oh, Dios...Hace cuatro días juré olvidarme de ellos, y del otro también, y de la otra...

    - "¿Cuanto?"
    - "Nueve euros"

    Por ese precio me pillo veinte de los míos, y sólo vienen siete, pero ya es tarde, ya es de noche, ya todo está cerrado y he tenido que aparcar en cualquier esquina, sí...aunque he vuelto por otro lado.

    Y justo al llegar a casa me doy cuenta del día que es cuando veo a reventar el super-mercado. ¡Doce de Octubre, Kufisto!

    Lo peor, siempre, es la previa.

    Que se lo digan a Raskólnikov.

    ¿Pero sabéis qué? A mi, ahora, el que me gusta es Svidrigáilov.

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  9. Muchas gracias, Pedro, lo corregiré esta tarde o por la noche.

    Eres la polla, tron.

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    1. Te lo digo porque veo que es una pena que unos escritos tan buenos se estrepeen, a veces hasta hacerlos ininteligibles, por algo que se puede subsanar con un poco de cuidado.

      En cuanto escribas media docena de 'crónicas' expuestas con cuidado, te saldrán 'automáticas', como la ortografía, que solo de vez en cuando te tienes que parar a pensar cómo se escribe una palabra.

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  10. Hecho, parece otro. No sabes como te lo agradezco, Pedro.

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  11. Varias cosas: en los diálogos no se usan comillas. Pones el guión que indica que habla y luego lo que dice. Las comillas se ponen en los párrafos en que narras. Ese vicio lo tienes desde siempre. Nunca verás diálogos así.

    Lo que va entre corchetes es una indicación mía; como no la puse en cursiva se te coló. Te la pongo en cursiva ahora. Este:

    "Estoy mirando cosas en el ordenador, cosas mías, ya está yéndoseme de la cabeza el borracho de afuera, un tipo despreciable que pasa a devolverme su cerveza de 1´43 cuando eran dos ["cuando eran dos euros", porque el lector puede pensar que eran dos cervezas a 1,43, con lo cual podría haberse despistado pensando que traía dinero, pero resulta que no, que ha bebido por la cara desde el primer momento,sabiendo que no tenía dinero ni para una cerveza]"

    Te han quedado párrafos en diferente tamaño de letra, al menos así me aparece en mi ordenador.

    Estas líneas no es necesario que vayan en cursiva ni lleven nada. Quedan tal cual:

    Una barra de pan, sí, apenas he comido hoy...

    ¿Y una litrona?

    ------------------------

    Esto que te dije para los diálogos, lo de acabar con guión y punto, queda mejor sin guión final. Me doy cuenta ahora. En vez de así:

    --Tu amigo me ha dejado a deber cincuenta céntimos --le digo--.

    Así:

    --Tu amigo me ha dejado a deber cincuenta céntimos --le digo.

    Solo se cierra con guión cuando hay que continuar con el diálogo. Por ejemplo

    --Tu amigo me ha dejado a deber cincuenta céntimos --le digo--. ¿Te haces cargo?

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    1. Se me pasó, ya lo he corregido. Yo lo veo bien, sin cambios de tamaño. Voy a dejarlo así, ya lo sé para la próxima (y es muchísimo más cómodo)

      Muchas gracias, Pedro.

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  12. Ayer estuve en Segovia con mi familia política. Como era festivo y víspera de festivo y Madrid está al lado, había más gente que en la guerra. Pero eso sí, todo el mundo en las dos calles principales, la que va del acueducto (que por cierto sigue allí, no os preocupéis) a la plaza mayor y la que va de ésta al alcázar. Sin embargo, te metías por una bocacalle y estaba desierta. Somos un animal gregario, no cabe duda.

    Y ya que hablo de Segovia, os recomiendo una novela del gran Ramón Gómez de la Serna llamada "El secreto del acueducto".

    Saludos cordiales.
    Oswald.

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  13. Jo, Segovia. De las ciudades más bonitas. Ahora que se llega en AVE ya debe de ser una ciudad dormitorio de Madrid. Qué recuerdos. La primera vez que fui lo hice en tren de cercanías, que se averió nada más pasar la sierra. Yo creo que fue en el 89. Me pasé todo el día haciendo diapositivas. Si vas en coche, la próxima vez ve al pueblo que está al lado Zamarramala. Antes de llegar a él tomas a la izquierda y tomas una pista que te sitúa justo enfrente al Alcázar. Si el trigo está verde tienes unas fotos magníficas

    http://esphoto980x880.mnstatic.com/segovia_1218331.jpg

    Más o menos desde aquí:

    http://rutinasvarias.files.wordpress.com/2010/01/100109-segovia-nevada_02.jpg

    Veo que se han cargado la perspectiva de Zamarramala con esos adosados. No tienen vergüenza:

    http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/f/fa/Segovia_-_Vista_de_Zamarramala_-_132649.jpg/1280px-Segovia_-_Vista_de_Zamarramala_-_132649.jpg

    Así era el centro del pueblo en los 70. La foto parece ser de esa época

    http://www.viajes.net/blog/wp-content/uploads/2009/02/zamarramala-b13-291x300.jpg

    Ay, el trigo verde, y las amapolas

    http://segoviaturismo.es/admin/fck/image/fotografia2012/06/10%20-%20Segovia%20entre%20amapolas%20-%20Zamarramala%20-%20Abril%20de%202012.jpg

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