jueves, 2 de febrero de 2012

DOÑA ÚLCERA PRUDENTE




Estaba terminando mi paseo, con el pito tan encogido como si Pacquiao estuviera esperándome en la puerta del piso para cobrarse una deuda, cuando he visto a un amigo en su coche; ha parado y ha bajado la ventanilla, nos hemos saludado y casi se me ha escapado hacerle una broma con algo que me dijo anoche al marcharse del bar y que me sentó como una patada en los cojones, pero doña Prudencia, esa sapientísima mujerona, me ha tapado la boca con su manaza y lo he dejado estar. Además, él se acababa de despertar, ayer se colocó un tanto y seguro que ni se acordaba, aparte de que se trataba de una gilipollez, una tontería, pero a veces uno está tan sensible que parece como si tuviera el reglo, más aún si tienes una tarde con sobrecarga de imbéciles, en fin...ha pitado el de atrás y le he dado un manotazo al capó a modo de despedida, casi se me queda la mano pegá, joder qué frío.

En esa buena película llamada "Carlito´s way" hay una secuencia en la que Pacino le reprocha a Penn que aburra a los demás hablando de lo hijoputa que es ése o aquel cuando perfectamente podría levantarse y decírselo en su cara sin amargar la noche a quienes le rodean, "te saldrá una úlcera si te callas". Entonces el pasadísimo abogado judío se va hacia el objeto de su paranoia y la lía mal liada; es lo que pasa cuando uno hace lo que no puede hacer: que no sabe. Mejor la úlcera. Ya no son años.

En esas iba, pensando en eso, cuando al pasar junto a un bar he visto a un conocido mierdón que estaba sentado viendo la tele. Si yo tengo los años que tengo éste se arrastrará por los 45. Es un tío feo, escuchimizao, que no ha hecho otras cosa en toda su puta vida que ponerse, un absoluto deshecho, una rémora de la sociedad, un scoop de "La Noria" cuando Moonwatcher lanza el hueso al cielo, un corte de rollo con dos patas, un askazo, vamos, una hemorroide con demasiado calor...

Y ahí estaba, tranquilito, con su cafelito, las piernas cruzadas, el brazo apoyado, en posición interesante mientras veía "Saber vivir", porque esa clase de bares son de Primera Cadena, o La Uno que la llaman ahora. Medio segundo, un instante, no más, lo suficiente para corroborar una vez más de qué lado debo estar, cual es mi equipo y quienes mis compañeros. Sí, jugamos sin entrenador y hacemos la guerra por nuestra cuenta, así es imposible ascender de categoría, pero mejor jugar, aunque sea en Regional, que calentar banquillo en Champions League hasta hacer de tu culo y el asiento una misma cosa. Y entre partido y partido a criticar, a hacerse el jéroe, el garbanzo negro, "no me saca", para volver el domingo siguiente al mismo sitio, a tu sitio, encargado de la escupidera, pero mejor eso que irte, ¿verdad, patógeno andante?

Poco después me he topado con otro escombro con ojos, un ser lleno de odio hacia el que no ¿piensa? como él, poco más o menos de mi edad, íbamos por la misma acera y no había tiempo para otra cosa que no fuera encontrarnos, nos hemos saludado pensando en las respectivas madres del otro, más bilis, más úlcera, más Prudencia, no se puede ir por la vida como John Wayne, no podemos ir por la vida como John Wayne.

Última parada: a comprar el filete y el pan. Era la primera vez que lo hacía allí, no había casi nadie en la carnicería, tras el mostrador un tipo de unos cuarenta y pocos años, cara castigada, parecido a Steve Buscemi, con el gorrito reglamentario, un gran tatuaje en su brazo derecho, me ha caído bien. La encargada del súper estaba hablándole, me ha dado la sensación de que pasaba de ella, no la miraba, a su marcha, colocando el material, "sí...sí...sí..."

Hemos charlado del tiempo mientras elegía un buen corte, "¿te parece bien éste?", "uno que tú veas bien". Ha cortado un buen filete con un gran, hermoso cuchillo, me gusta ver a los carniceros partiendo la carne, "¿algo más?", "no", he agradecido que no me vendiera la moto, "llévate esto, o aquello, o un kilo de chorizos...", algunos carniceros son peores que los vendedores de enciclopedias, "adiós, gracias", "adiós, gracias a tí".


Salsilla de patatas y filete de ternera.


Todavía tengo un estómago que lo puede todo.


A comer.

4 comentarios:

  1. Acuerdate de "un día de furia", a veces hay que soltar gas, aunque sea encima de alguien (que se lo merezca claro)...

    pd.. y que no te pueda reventar de una torta.

    ResponderEliminar
  2. Ya, sí, pero mientras tanto los pequeños escapes suelen pagarlos quienes más te quieren

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Creo que en cada bar hay especímenes como los que has descrito, auténtica morralla humana que se pasan todo el día con su carajillo o con sus birras. Nunca los he visto con cara de estar hasta los cojones del curro o con el mono de trabajo. ¿ De que vive toda esta gente ? , ¿ Por qué los tenemos que mantener ?....

    Como dice el Sr. Ogro, "un día de furia" o un Harry Callahan impartiendo un poco de orden. Es necesario y otro mundo es posible.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Es uno de los grandes misterios de la HumanidaZ, Manel.

    Rémoras hematófagas

    Saludos

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.