lunes, 20 de septiembre de 2010
YA ESTÁ AQUÍ DON OTOÑO
Está cayendo agua como si fuera el Diluvio ese; menos mal que me ha dado tiempo para regresar a casa antes de acabar como una sardina. Bonito día para la reentré al trabajo, espero que no sea una premonición.
"Limpia la atmósfera y tal, es bueno pá el campo, el agua es la vida"... vale, pero que vaya cortando, no me jodas.
Hala, en casa, a fumar, pito va pito viene, qué mala leche...
Suena la sirena del cole, imagino el atasco de coches con mamás y nenes en su interior, aunque cada vez hay más papás, tiene que ser un buen lugar para ligar, una mañanita tranquila, el solecito, "¿qué tal Andreíta?", "bien, ya no agarra esos berrinches", "los primeros días son los peores...", "sí...", "bueno...", "ya...", "y mi mujer de viaje de negocios en Las Vegas...", "pues mi Pepe en ruta pá Alemania, con el camión...", "ya...bueno...tengo que ir al INEM...pero todavía no he desayunado...¿te apetece un churro con chocolate...?", "no sé...", "te invito...mira, está aquí al lado, los hacen muy bien...seguro que nunca te has comido un churro tan rico", "no sé...he comido muchos...y en muchas churrerías...", "pero ésta es la mejor...venga...¿vamos?", "vamos".
Y así. Pero hoy no.
Está escampando. En un breve me vuelvo a vestir y salgo a la calle, pero antes tengo que terminar esto.
Mi gato comienza su rutina matinal, a la caza de las tres moscas; llevan una semana conviviendo con nosotros y el mamón todavía no las ha cazado, está perdiendo facultades, lo veo gordo, y es que se pirra por el jamón de york, tendríais que verlo cuando le saco una loncha, se vuelve loco, pierde toda su dignidad, es triste, no sé qué cojones le echaran a eso pero desde que ví la reacción de mi gato no he vuelto a catarlo. Tenía un cliente que trabajaba para una gran empresa de ese sector, una vez me dijo: "ni se te ocurra comer esa mierda, lo he visto todo." No le hice caso, pero a mi gato sí; cuidadín con lo que coméis.
En el poco rato que he estado andando me he cruzado con un par de viejos corriendo, pero a buena marcha, con los sesenta bien cumplidos, no sé, quizá tuviera que decir que muy bien, qué envidia y tal...pero no, a mí eso no me parece natural, es más, me resulta sospechoso, un tío que haya trabajado durante toda su vida, que haya sufrido, peleado, disfrutado, vivido...no puede llegar a las 65 años, calzarse unas zapatillas y ponerse a correr como una cabra loca, no es natural. No me gustan los viejos que corren.
Veía venir la tormenta. Cuando he despertado parecía como si fuera una hora antes de lo habitual, estaba todo oscuro, he mirado el reloj, correcto, pero como estaba medio dormido he seguido mi rollo habitual, camiseta y pantalón corto, al salir no tenía frío, he desayunado fuerte, pero al poco rato he echado de menos el chubasquero, ¡se veía cada relámpago!, "¡coño! pá casa, Kufis...", justito, justito he llegado. Son hermosas las tormentas cuando estás bajo techo. Recuerdo que mi abuela (que en gloria esté) pasaba un miedo atroz cuando caía una, agarraba el rosario y se ponía a rezar: "Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás...", nosotros la mirábamos sorprendidos, también al abuelo, muy serio pero sin miedo, "¿Por qué reza la abuela?", "dejadla", luego nos explicaba que cuando ella era pequeña las tormentas eran una cosa muy seria, trágica algunas veces, y que se pasaba mucho miedo, entonces las mujeres mayores se ponían a rezar con los pequeños mientras los hombres aguardaban, "Santa Bárbara bendita...". Eran otros tiempos. Más sanos. Pocos hombres ibas a ver haciendo footing con 65 años, o con 30, bastante tenían con trabajar y cuidar de sus familias, ¿jubilación?, ¿estás de cachondeo?, tipos duros, mujeres fuertes, temor de Dios, consciencia de tu lugar en el mundo, no todos valen para todo, cada uno en su sitio y Dios en todos. Así funcionaba el asunto. Y eran felices con lo que tenían, criaban a sus hijos y cuidaban a los hijos de éstos, después morían, en su cama, no en un pestoso "centro hospitalario", se apagaban como una vela, se les lloraba donde habían vivido, su familia, sus vecinos...al hoyo. Y la vida seguía, no había tiempo para llorar ni para echar las culpas a nadie, era la muerte, más natural que ella no hay nada en el mundo, entonces la muerte se aceptaba como lo que es, inevitable; hoy no, hoy creemos que viviremos tanto como para que nos dé tiempo a aburrirnos, que estaremos corriendo una estúpida maratón una semana antes de diñarla...pues no, yo no quiero correr niguna carrera si llego a los 65, me gustaría estar tranquilo, un pequeño paseo bajo el sol, mirar a los pájaros y esperar. Y recordar. No quiero que me metan a un puto autobús y me lleven a una mierda de hotel para viejos, hacer "actividades lúdicas", de aquí para allá, de la manita, como si fuera un crío...no, no lo quiero ahora ni lo querré si llego; no querré viagras, ni tratamientos de rejuvenecimiento ("pareces diez años más joven, como si tuvieras 60"), ni tirarme de un puente atado a unas sogas, lo que no se ha hecho en la juventud es absurdo hacerlo en la vejez, es un contradiós...hay que tener dignidad, coño.
Bueno, voy a salir un ratillo que me estoy poniendo en plan místico. Vamos a echar las quinielas, a ver si suena la flauta y puedo pegarme la gran vida ahora que todavía puedo.
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Kufis, cuando yo sea un sesentón me gustaría ser como este:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=WWJ-lSsXrKM
Hola Oswald,
ResponderEliminarno hay nada como Mozart; por cierto, ¿qué hay en la botella?
La alegría de vivir
Oye, voy a pedirte un favor. Tengo problemas para entrar al blog de Moa y no puedo enlazar mis artículos, te agradecería que lo hicieras por mí, tanto éste que comentamos como el que he publicado hoy y, si continúo con el problema, los que pueda seguir escribiendo.
Gracias adelantadas y saludos amigo.
Ya está hecho.
ResponderEliminarGracias tronko, te debo una.
ResponderEliminarNada hombre, por Dios.
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