miércoles, 4 de abril de 2012

UN POCO DE AGUA




Llueve.

Anoche me dormí pensando en la forma que gané a Jose Ángel, un joven prodigio que está de paso en nuestra ciudad, ¿o sería mejor llamarla nuestro pueblo?; sí, creo que para esa clase de gente, los que te dan la mano como si fueras una rana viscosa, mi ciudad siempre será un pueblo: los pueblerinos no damos la mano, echamos un pulso de gitano honesto. Se trata de marcar tu cuadra de territorio. No somos ciudadanos del mundo como ellos, somos los últimos hijos de la tierra despreciada. Aquí separar la basura es cosa de imbéciles. Aquí todo va al mismo sitio. Aquí no hay lugar para un futuro que ellos están arruinando. Aquí solo hay hoy y ayer. Sobretodo ayer.

Tardé poco en alcanzar el sueño, nada como una victoria inesperada para conseguir lo extraordinario. Me sentí bien al despertar, subí la persiana y vi la mañana oscura. No me importó. Me vestí olvidando la tomiza, el garrote y la boina, no desayuné las gachas acordadas y salí a la calle.

Estaba lloviendo.

Hice la mitad que ayer, aquí los pulsos no se le disputan a la Naturaleza, nos conformamos con cagarnos sobre ella de vez en cuando y limpiarnos el culo con sus pámpanas, seguro que alguien lo aprovechará, solo es necesario taparlo por el que venga después, ¿desde cuando la tierra se alimenta de Chanel número 5?, a la tierra le gusta lo fuerte, lo duro, lo jevi...la tierra no quiere cataplasmas porque es joven, la tierra siempre necesita probar su fuerza, la tierra jamás ha pasado un simple resfriado, todo lo más alguna erupción cutánea y algunas lágrimas descontroladas por la llegada de la Primavera, esa muchacha inconsciente. Son los ciudadanos quienes creen que está enferma. Son los enfermos quienes quieren que lo demás esté enfermo.

Ha parado de llover.

También Jose Ángel paró ayer cuando moví mi rey a dos de su alfil: no quiso ver su muerte dos jugadas después con mi torre liberada hasta h1. Le di mi mano y el tendió la suya con una mueca en el rostro. Volví a sentir que para él seguía siendo una rana viscosa de la que seguro no recordaba su nombre, lo vi marchar cabizbajo junto a sus padres y demás familia (¿todavía los llamáis así allí?), pero seguro no olvidará jamás mi última jugada de rey, la única ganadora, cuando pensaba que ya se iba a comer mis ancas...


Tampoco hoy comeré gachas, en realidad hace años que no las pruebo, los ciudadanos deberían olvidarse un poco de su Tierra y atender un poco más a los usos y costumbres de quienes la conocen porque la tienen a tiro de piedra, a tiro de onda, como bien sabía el joven David cuando se enfrentó al temible Goliath...se trata de hacer lo que se debe hacer como si estuvieras sólo en el mundo.


Tomates del terreno y un buen filete de ternera.


A las ranas nos gustan más cosas aparte del agua y cazar insectos que no saben donde están ni donde se meten.


Lloverá otra vez.

3 comentarios:

  1. Hola, ya de paso, ¿por qué no cuelgas la partida entre anfibio e insecto? Un saludo.

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  2. Enhorabuena Kufisto, la satisfacción es mayor cuando ganas a alguien que no se lo espera.

    Arturo

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    1. Gracias, Arturo, así es

      La liebre y la tortuga. Menos mal que los mejores no pueden darlo todo contra cualquiera en cualquier momento...

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