sábado, 3 de abril de 2010

LA HAN MATADO

























Trece añitos.

Te han matado. Sólo alguien muy enfermo puede matar algo como tú. Sólo los locos aplastan las flores. Te han matado. Me despierto de la siesta, actualizo las noticias y la máquina me escupe el titular: "Encontrada muerta...". Me quedo de piedra pequeña. Pobre niña. Tu bello rostro y tu frágil mirada me recuerda al de mi tía Cori, con su desdichada vida y su espantosa muerte, pero ella vivió 35 años más que tú, princesa, tuvo 3 hijos (uno se le murió de pequeñito), conoció el amor e hizo que mucha gente lo conociera al verla y al hablar con ella. Tú ya no podrás, princesita. No al menos en esta vida. Algún loco hijo de la grandísima puta te ha matado, te ha hecho daño, te ha hecho llorar, te ha asustado, te ha heho sentir miedo. Y aquí estoy yo, escribiéndote ésto con el corazón encogido y la cabeza vacía. No entiendo nada, nunca entenderemos nada.

Alguien como tú no puede estar muerta. Tienes que estar viva en otro sitio, en otro lugar, jugando, riendo. No puedes estar muerta preciosa. No puede ser. Seguro que tus heridas ya están curadas y no te acuerdas de quien te mató, seguro que no te acuerdas de que estás muerta, seguro que estás en un sitio bonito, seguro que estás feliz. No puede ser que estés muerta. Es imposible.

Dulce niña, somos nosotros los que nos hemos muerto al saber de tu suerte.

Ya nunca más tendrás miedo, princesa. Ya nadie podrá hacerte daño, princesa. Ya no habrá más dolor para tí, princesa.

Juega bajo el sol del mediodía con tus amigos, princesa.

Juega con ellos y ríe, porque no estás muerta, princesa.

Los muertos somos nosotros.
Los muertos somos nosotros.

Los muertos somos nosotros...

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