miércoles, 9 de febrero de 2011

EL HUEVO CUADRADO. SEGUNDA PARTE





Uno no sabe lo que es la luz hasta que va a Andalucía.

Llegamos al mediodía de un lunes de Noviembre. Casi todo el trayecto lo hice durmiendo, cuando desperté estábamos a unos cinco kilómetros de Álora, miré por una de las ventanillas de la furgoneta y tuve que cerrar los ojos, me quedé cegado, había tal resplandor que parecía como si acabaran de lanzar una bomba atómica, me puse las gafas de sol y volví a mirar, a lo lejos se veía el pueblo, todo blanco y radiante, como una novia en su boda...pero los que llegábamos éramos nosotros: un hatajo de bestias pardas que no estaban invitadas a la fiesta, como mucho a recoger la basura.

O para hacer lo que hacíamos.

Paramos a la entrada del pueblo, nuestra pensión estaba allí, en el culo del lugar, era un sitio pequeño, limpio, con un bar que daba comidas, todo pensado para que no nos moviéramos de allí, para que tipos como nosotros no fueran a husmear más allá de donde debíamos estar, en el culo, apartados de todos, lo nuestro era trabajar, estábamos allí para currar, nada más, ya se encargarían los capataces de que no nos quedaran fuerzas ni para mear.

Las habitaciones eran dobles, a mí me tocó compartirla con el viejo de hierro, no pareció hacerle mucha gracia, y menos cuando me vió sacar unos cuantos libracos de la maleta:

- "¿Lees la Biblia?"
- "No...son novelas..."
- "¿Novelas de quién?"
- "De un ruso...Dostoyevski..."
- "¿Para qué las lees?"
- "Me gusta..."

Durante un instante me echó una mirada de absoluto desprecio, después empezó a liarse un cigarrillo y ya no hablamos más. Yo no era uno de ellos. Yo lo sabía y ellos lo sabían. Pero ahora no estaba en Madrid, durmiendo en el acogedor pisito de mi tía. Ahora estaba a tomar por culo de cualquier sitio y tenía que convivir con ellos. La cosa cambiaba. Y mucho.

Bajamos para comer. En cuanto ví al tipo que llevaba el bar supe lo que iba a pasar. Era un enano cuarentón, feo, cabezón, fofo, con mirada de vaca y horrible dentadura; para colmo siempre iba con la bragueta abierta, padecía de próstata o algo así y cada dos por tres tenía que ir a mear...en fin, carne para la picadora. Cuando nos vió a toda la cuadrilla sólo le faltó ponerse a llorar. Una vieja nos sirvió la comida, el léjia le tocó el culo, estaba buena, la comida quiero decir, no acabó demasiado mal la cosa.

Trabajábamos por la noche, en un turno que empezaba a las nueve y, en teoría, terminaba a las seis de la mañana. Estábamos en Andalucía, sí, la tierra del sol y del calor, sí, pero de madrugada, en pleno mes de Noviembre y en mitad de un valle también hace un frío de cojones, así que si no querías quedarte congelado tenías que mover el culo. Y a buena marcha.

Nos colocaron como capataz a uno de los mayores hijos de la grandísima puta que he conocido; la obra necesitaba avanzar y él se encargaría de hacerlo, de motivarnos, de jodernos vivos para que sus jefes estuvieran contentos, le dieran una palmadita en la espalda y lo ascendieran a supervisor en jefe de cualquier otra soplapollez. Me recordaba a los generales de "Senderos de Gloria", ¡maldito cabrón!. Era un tío bajito, escuchimizado, treintañero, de ojillos pequeños y malvados, color ceniciento, pelo rubio y lacio, parecía como si padeciera del hígado, tenía cara de mala persona, de lo que era...la primera noche acabamos a las ocho y media de la mañana, casi doce horas de trabajo con una parada de treinta minutos para comernos un bocadillo, yo no sabía ni donde estaba, nos fuímos a dormir pero ni podía cerrar los ojos del agotamiento que tenía encima. Desperté tarde, estaba anocheciendo, se trataba de darse una ducha y comer bien, recuperar fuerzas, me arrastré hasta el baño, el viejo seguía durmiendo, miré en el espejo y no me reconocí, ¿qué mierdas estaba haciendo allí?, ¡a mí no me hacía falta como a los desgraciados de mis compañeros!, no tenía que mantener a nadie, no tenía mujer, ni hijos, ni hipoteca, ni coche, ni hostias...lo único que tenía era una familia y un montón de amigos a un millón de kilómetros de distancia. Me dieron ganas de hacer la maleta y largarme, dejarlos a todos allí tirados, olvidar esa mierda, regresar a mi casa, con los míos, con mi gente, a mi historia...tenía dieciocho años, tenía que divertirme, beber y follar, viajar, conocer mundo, gente interesante, lugares exóticos, las jodidas pirámides...¡¡¡QUÉ COJONES ESTABA HACIENDO ALLÍ!!!...

Me metí en la ducha y estuve un buen rato dejando que el agua golpeara mi nuca. Decidí continuar. Ese cabrón no iba a poder conmigo. Yo tenía 18 años y unos huevos del tamaño de Júpiter.


Y mi orgullo era mayor que La Vía Láctea.


Cuando se es tan joven siempre estás intentando demostrarte cosas, comprobar si puedes, si eres capaz, si eres lo suficientemente hombre para hacerlo, si tienes lo que hay que tener...si entonces hubiera sabido lo que sé ahora habría cogido la maleta para largarme a casa. Sólo los tontos tienen que estar poniéndose a prueba constantemente.


Y yo era uno de los más grandes.

13 comentarios:

  1. Álora. No la conozco, pero sí he estado por la zona. Es una serranía preciosa. Supongo que no te daría tiempo a conocer nada de aquello.

    Cuando se es joven se puede con todo. Cuando se es más mayor, las cosas se hacen por necesidad, no por cojones. Pero hiciste bien, no te arrepientas que seguro que aprendiste mucho. Espero que haya tercera parte del Huevo Cuadrado, chato.

    Abrazos
    castelar.

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  2. Aciertas Caste, apenas recuerdo nada de los alrededores. Y parecía tan bonito...pero nosotros estábamos a otra cosa.

    Y te aseguro que hay una tercera parte del Huevo Cuadrado.

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  3. Andalucia el la tierra de la luz y de la alegría.
    Me sigue gustando el relato.

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  4. Y tanto que es la tierra de la luz. Me acuerdo de un andaluz (de Cadiz creo recordar) que hizo la mili conmigo, en la base de Araca, en Vitoria. En noviembre empezamos, y nos dijo "killo, ¿siempre hace este frio?". Le miramos con pena, porque en noviembre es cuando empieza a apretar el frio en mi querida ciudad , donde para ver el sol tenemos que mirar postales.

    Al pobre se lo tuvieron que llevar al cabo de unos meses por depresión. Es lo que tiene pasar de la tierra de la luz a las nubes cuasi perennes de las llanuras siberiano-alavesas.

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  5. - Gracias Mentalista.

    - Hola Ogro.

    No me extraña lo que nos cuentas, es lo más normal del mundo. El sol es la vida, y si a alguien que ha pasado su vida con menos días nublados que dedos tenemos le quitas hasta las ganas de comer. Mucho aguantó tu colega.

    Mira los escandinavos, tan modernos, tan avanzados, tan estupendos...y con el mayor índice de suicidios de todo el planeta. Normal. Si sólo conoces el sol por las fotografías es mejor cortarte las venas, aunque sea a bocaos. En casa contrario solo escribirás sobre asesinas, asesinos, vampiros y gilipolleces. Nada bueno ha salido del norte de Europa. Que se jodan. Prefiero comerme una pera sobre una traviesa mientras el sol está limpio de mierda, a estar metido en una casa superguay que sea capaz de hacerte una hamburguesa con solo decirlo.

    El sol lo es todo.

    En la tercera parte él será el principal protagonista.

    Saludos amigo.

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  6. No creo que lo hicieras por tonto, fue lo que te tocó en aquella época y punto. Una experiencia más de la que siempre se aprende algo. Habrá tercera entrega?

    Un besito.

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  7. Habrá tercera entrega.

    Un beso guapísima.

    Por cierto, le han puesto tu nombre al nuevo Windsor de Madrid; es toda una preciosidad...

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  8. Me tienes en ascuas...

    la tercera parte, despues de Madrid y de Andalucía, debe ser alla donde las (s)obras te llevaron. Quizá donde no hubiese tanta luz pero si hiciesen falta gafas oscuras para diluir la realidad

    Salu2

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  9. Hola Gerr.

    Todavía me queda Andalucía. Después la luz se apagó.

    Saludos amigo.

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  10. Esperando la tercera parte!!!

    El sol. La luz.

    La cuestión es que para valorarlos en su justa medida hace falta haber conocido sus contrarios. Qué le vamos a hacer...Peor es no haber conocido ni uno ni otro; al menos eso creo...

    Bueno, quedo a la espera

    R

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  11. Hola R.

    La razon por la cual no se me cae de mi boca digital el sol y su luz es porque durante demasiado tiempo anduve a oscuras, entre las sombras de la puta noche.

    Saludos

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  12. Buenas, Kufisto

    Veo que elegí un mal día para hablar del Sol.
    Tengo familia en Coín, y varias veces he paseado por el Valle del Guadalhorce.

    Resto a la espera de que nos cuentes qué paso con la cuadrilla del tren.

    Saludos

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  13. Hola Herep.

    Lo remato esta noche o mañana.

    Un saludo amigo.

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