martes, 23 de abril de 2019

A MI AMIGO NAPOLEÓN XVI




La Tierra es plana y los gorilas son tíos disfrazados.

Dicen que Napoleón ha muerto pero yo no me lo creo. Él hubiera dicho lo mismo que yo. Y don Quijote también.


¿Recuerdas como nos conocimos? Seguro que sí. La gente como nosotros siempre recuerda esas cosas. Tú ya andabas liado con tu Tierra plana y yo pasé y te apoyé. Aquello estaba lleno de tíos disfrazados de personas que intentaban ridiculizarte sin conseguir hacer mella en ti. Tú porfiabas una y otra vez, defendiendo y atacando al mismo tiempo como un gran maestro de ajedrez. Ellos, esos tíos bien disfrazados de sí mismos, hacían por destrozarte, por quebrantar tu ánimo, y ni trabajando en equipo como sin duda lo hacían podían contigo. Eras como Fischer en su camino hacia el título. Yo te leía y te daba las gracias por sistema, escribieras lo que escribieras. Tú te diste cuenta y me enviaste un privado agradeciéndomelo. Ahí me di cuenta de lo buena persona que eras. Ahí me di cuenta de lo solo que estabas.

Los tíos disfrazados de tíos como nosotros insistían una y otra vez en lo mismo: "la Tierra es redonda por esto, por esto y por esto" Y tú les contestabas que no, que era plana porque que era lo más lógico y porque ninguno de ellos había estado en el espacio para verla desde arriba. De hecho nadie lo ha estado, ni rusos ni americanos. Lo de la vela que se ve cuando el barco ya no está lo explicaste mil veces. Ellos hablaban del efecto Coriolis o parecido. Ni me molesté en buscar qué cojones era eso. Yo estaba contigo: sube una montaña, mira el horizonte y dime donde hay una puta curva. Se puede ver Mallorca desde Alicante. Se podría ver Australia desde el cerro manchego que subo todos los lunes si mi vista no fuera tan mala. Malditos hijos de puta. No entienden nada.

Esos tíos son así, Napoleón. Han estudiado lo de los otros y se lo saben; también sus experimentos. ¿Pero eso qué significa, Napoleón? Tú lo supiste ver bien: significa que saben y confían en lo que otros dijeron. Este y no otro es tu gran mandamiento, superior incluso al que dijera el gran Petrossian: donde él decía "confía, pero comprueba", tú dices "no confíes, comprueba" ¿Y quien podrá decir que tu juicio está equivocado? ¿quien con dos dedos de frente puede creer en nada ni en nadie de este mundo? ¿que es duro pensar así, algo propio de esquizos, de enfermos mentales, de fracasados, de defectuosos? Que les jodan, Napoleón. Que les jodan.

Esos tíos, Napoleón, esos tíos disfrazados de tíos como nosotros, son gente mala. Pues sí este es un mal mundo como sin duda lo es y ellos se sienten cómodos en él es porque son malos. Tú eres el bueno y yo también. Y don Quijote también lo fue mientras fue. Y cuando cansado, muy cansado, dejó de serlo se murió de puro aburrimiento, sin necesidad de enemigo alguno que quisiera darle muerte porque ahí ya no había nada que matar. Pero antes de eso se enfrentó a los gigantes, a los leones y a los malos curas y a las malas putas de los que este infierno está lleno. Y dime, Napoleón, ¿quien más grande que don Quijote? Casi todos se reían de él, algunos hasta le pegaban y los más herían sus sentimientos. Y él seguía adelante con la sola ayuda de su voluntad y su fuerte brazo. No hay más, Napoleón, no hay más...Dos cojones, amigo, eso es todo lo que se necesita en esta puta vida. Dos cojones, un Sancho Panza y una muchacha dulce y hermosa que sólo esté en tu cabeza, lejos del alcance de los demonios que subyugan los foros y mercados de su tierra redonda.

Supongo que sabrás que siempre andaba por tus hilos. Hilo que abrías, hilo al que entraba para darte las gracias. Me doy cuenta de que ahora hablo en pasado. Quizá sea verdad que estés muerto. Estoy bebiendo y ya sabes...

Aquel último que escribiste, el de los gorilas que en realidad eran tíos disfrazados, fue de lo mejor que he leído en la vida. Reconozco que esa vez me reí con sólo ver el título. Incluso te di las gracias por anticipado. Y luego te leí y vi que volvías a tener razón. Eras increíble. Sólo alguien increíble puede conseguir que los buenos crean.

Eras alguien increíble, Napoleón. Eras un tío cojonudo. Eras valiente y arriesgado. Eras honrado y justo. Eras inteligente y culto. Eras un tío que se pasaba por los cojones los meses de marzo y abril.


Anoche supe que te llamabas Carlos y que sólo tenías 33 años (¡como no, amigo!) cuando hace diez días decidiste quitarte la vida en la habitación de un hotel.


Hasta para eso tuviste estilo.


Te voy a echar mucho de menos.


Mucho.











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