miércoles, 31 de octubre de 2012
EL ECLIPSE DE KUFISTO
Llevo un tiempo despertando raro...no sé, como si estuviera aburrido, como si tuviera un millón de años: abro los ojos y vuelvo a cerrarlos si veo que no hay la luz suficiente para haber amanecido, hasta hace nada me daba igual, me levantaba escopetado, pero ahora me quedo un rato más ahí, sin pensar en nada, sin recordar ningún sueño, solo ahí, solo, me arropo bien y de vez en cuando miro si ha llegado la luz, solo eso, nada más, y cuando llega rezo un padrenuestro, un avemaría y me persigno dos veces, igual que si estuviera atándome los cordones de las zapatillas, y entonces me levanto, aunque no siempre, hoy me he quedado un ratito más, sin pensar en nada, solo ahí, solo, como quien lo lleva mucho tiempo, como si siempre hubiera sido así...al final me he levantado de la cama, me he lavado la cara, me he vestido y me he atado los cordones de las zapatillas como quien reza un padrenuestro y un avemaría para hablar a alguien que ni ve, ni toca, ni huele y ni siente.
Una mañana clara, azul, despejada, he echado a andar sin tener muy claro hacia donde, mejor por donde no le hacían sombra al sol, aunque tardas un rato para llegar ahí, era demasiado temprano, todavía había demasiada sombra, fría, húmeda, ayer estuvo lloviendo todo el día, una lluvia fina, liviana, como si estuviera en los huesos, como si fueran sus cenizas, como si alguien estuviera vaciando el recipiente que las contenía sobre nuestras calles, sobre nuestras cabezas, sobre nuestros corazones...a veces te mojas estando bajo techo. A veces la lluvia te entra por los ojos.
He ido al cementerio para limpiarme el culo, había una araña enorme en el techo, también algunos mosquitos, y moscas, me he dado prisa, no era una compañía muy agradable, la verdad es que ninguna lo es cuando te limpias los restos de mierda sudada, hay cosas que mejor hacerlas solo, la mayoría de ellas son mejores si las haces solo, estar con alguien es estar para alguien, y cuando uno se acostumbra a estar solo no quiere estar para otros, es como si estuvieras cocinando algo y fueran quitándote la comida hasta que al meter tu cuchara no sacaras más que aire. Y otra vez el hambre. No es bueno pasar hambre. Mejor cocinar en penumbra que hacerlo a plena luz: su exceso es tu desgracia.
El otro día me cambié de acera por evitar a alguien, poco después estuve a punto de ser atropellado por un chaval y su bici para enanitos (¿era yo así de gilipollas cuando tenía sus años?), y pensé que a veces por evitar un mal te encuentras uno peor, o casi, y es que uno nunca puede estar seguro de nada cuando anda entre los otros, ¿cómo puedes comprender algo si caminas sobre un alambre?, confórmate con no caer e intenta alcanzar la otra torre, la misma de la que saliste, la misma que tendrás que abandonar mañana y la misma que te esperará al otro extremo de la cuerda, la misma...pero al menos en ella se puede hacer algo más que pensar en no dar un mal paso. También hoy me he cambiado de acera por evitar a alguien, aunque como no era suficiente me he metido por un camino, estaba embarrado, he mirado a lo lejos y he pensado que un perro guardián podría salir de cualquiera de esas viejas naves medio abandonadas, y como no me gustan los perros, siquiera sus fantasmas, he dado media vuelta y he regresado por donde venía, y he pensado que tampoco hace falta cambiar tu trayectoria, que ninguna otra te asegura nada mejor, basta con hacerse a un lado y esperar un poco. Paciencia y constancia, no seas como la veleta que mira donde el viento la lleva. Recuerda la "Escalera al cielo", ser una roca y no rodar.
El sol ya estaba lo suficientemente alto como para dibujar mi sombra en el suelo, de hecho ya lo estaba desde hacía rato, pero no me he dado cuenta hasta entonces, cuando había demasiada gente como para mirar a un sitio mejor. La he visto andar como yo, mover los brazos como yo, girar la cabeza como yo, hacer lo que hacía yo...sin duda, ésa era mi sombra, la que creo cuando camino entre las dos torres.
Y no le he quitado ojo a mi eclipse hasta que he bajado del alambre.
El vértigo desaparece cuando no temes a lo que pueda haber en el abismo.
Solo es tu sombra.
No vas a tener otra.
Ninguna falta puede hacerte lo que no puede ser.
Los cordones bien atados, no sea que te caigas por una tontería.
Ya tendrás tiempo de ponerte cómodo cuando llegues a tu torre.
Donde se anda descalzo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Yo también tengo la sensación de haber vivido un millón de años, es por eso que hace unos días te decía que estaba preparado para irme. En mi caso empecé a sentir ese peso a partir de que murió mi primera esposa. De alguna manera una parte de mí se fue también con ella. Y ahora me parece que vivo de prestado...
ResponderEliminarNo sabía lo de tu primera esposa, Miguel Ángel...siento haberme sobrepasado contigo algunas veces sin haber tenido motivo para ello, pero ya sabes, yo estaba mal y quería que los demás lo estuvieran.
EliminarEs una sensación extraña, como resignada, como si ya no vieras ni el resplandor del semáforo de salida y creyeras vislumbrar la bandera a cuadros de la llegada, tranquilamente, un tanto hastíado, no demasiado, pero bueno, ¿qué más da?
Un abrazo
"Los cordones bien atados, no sea que te caigas por una tontería."
ResponderEliminarParece una frase propia de una madre sobreprotectora a su hijo.
No sé... Te vengo leyendo desde hace tiempo, Kufisto. Escribes muy bien. Eres inteligente, y como tal un excelente observador. Pero a la vez percibo como si estuvieras muy atado por dentro, como esos zapatos que te impiden no caerte, sino alzarte. Ponte en pie, Kufisto, levántate: no hay mayor caída que la del siempre postrado. Vivir para alguien, como dices, no ha de ser siempre una cruz. Todo lo contrario: es la mayor plenitud cuando esa entrega se realiza desde la libertad de quien no teme amar, de quien no teme darse.
Porque en el fondo eso es lo que buscas y lo que necesitas; por eso escribes estas pequeñas joyas amargas, bellas y tristes.
Te deseo que encuentres la forma de liberarte de tus ataduras, y que el resultado sea que no temas vivir para alguien, pues ya te hayas liberado del temor de que ese vivir para sea, como hasta ahora, una insoportable cruz de culpa, incomprensión y soledad.
Un abrazo, Kufisto.
Tienes razón en casi todo.
EliminarConozco la verdad, he vivido en ella durante muchos años, no la he olvidado, pero soy como el escorpión de la fábula: es mi naturaleza. Aunque sepa que estoy equivocado.
Pero lo sé, y no deja de ser un consuelo.
Gracias, amigo, para mi es un orgullo que me lea gente como tú.
Otro abrazo.
"El vértigo desaparece cuando no temes a lo que pueda haber en el abismo."
ResponderEliminarA veces las sombras son tan largas, tanto…
Querido Kufisto, en algunas ocasiones leerte causa una extraña inquietud en mí. Pero me gusta.
Un beso…,
R
Hay que provocar, querida, lo que sea, todo es bueno mientras sigas entero, o a trozos, acabo de ver a uno en una silla motorizada y por primera vez lo he entendido.
EliminarUn beso, preciosa. Me gusta como eres por aquí.
Ayer dejé mi comentario y al parecer no quedo grabado. Te decia que tu articulo era un poema a la soledad y a la tristeza, un canto a nuestros fantasmas, esos a los que dejamos durmiendo casi siempre porque nos dan miedo.
ResponderEliminarPero que me sigue gustando leerte.
En un sentido mucho mas mundano, te dejo mi vision sobre la guerra de Mou con Toril.
http://unblogmuycule.blogspot.com.es/2012/11/la-culpa-es-de-toril.html
Todo es mundano, amigo, demasiado mundano...y así es como debe ser, pues somos lo que somos y no lo que imaginamos. Eso vendrá después, si tiene que venir.
EliminarVoy para allá.