viernes, 16 de septiembre de 2011

NI LOS GATOS TIENEN SUFICIENTES





Siempre pasa lo mismo: cuando uno se encuentra bien cree que todo el mundo también lo está.

Y no. Dura poco, lo que tardas en ver las caras de aquellos que van a trabajar, o a llevar a los hijos al colegio, o están barriendo las calles, o subidos a un andamio...

Me dirigía al habitual puesto de observación en el parque cuando he tenido un apretón, por un momento he pensado en hacerlo tras un árbol, era temprano, había poca gente y a fin de cuentas sólo se trataba de una meada, no iba a jiñar, bastante fue aquella vez en el mirador...pero bueno, me sentía bien y no era lo correcto, así que me he encaminado hacia los servicios públicos, tampoco estabán tan lejos ni era tan urgente el asunto, más que ninguna otra cosa la educación consiste en ser paciente y esperar.

En el trayecto me he cruzado con una madurita de buen ver: rubia, jamona, de buen culo, iba haciendo footing, con los cascos puestos y las gafas de sol, he tenido la tentación de hacerle una galantería, quitarme el sombrero y darle los buenos días con la mejor de mis sonrisas, pero lo he dejado correr, casi siempre dejas pasar las cosas cuando tienes tiempo para pensarlas, cuando balanceas las posibles opciones. Generalmente uno acaba tomando el platillo de menos peso, el más cómodo de sobrellevar...el paso de los años no te hace más sabio, sólo más precavido.

Mientras me acercaba al meadero he visto a un tipo en la puerta, un chaval joven, no sé, me ha mosqueao, "¿qué coño hace ése tío ahí?", por un momento he pensado que aquello estaría completo, pero no era posible, no puede ser que a las diez de la mañana de un día laborable esté a reventar un sitio como ése; pero en fin, cosas más raras se han visto.

- "¿Se puede pasar?" le he preguntado. Me ha respondido con una especie de gruñido, parecía rumano o algo así, y con un movimiento de brazo me ha dado vía libre. Dentro estaba una tipa fregando, fea y escuchimizada, ni la he saludado de la cara que tenía, no debe ser muy divertido limpiar la mierda de desconocidos, hay que tener cuidado con según a quién y cuando das los buenos días, más aún en un lugar así, puede tomárselo como un insulto...en este caso el instinto me ha hecho ser precavido. El instinto acierta siempre.

Total, que por fin me he puesto a mear, o al menos a intentarlo, la muy puta se me ha puesto a fregar por donde yo estaba, a un par de metros, sino llega a ser por el tipo que había en la puerta le hubiera mostrado 10 neuros que llevaba en la mariconera, fijo que los hubiera cogido, a fin de cuentas es una limpiadora, una matinal limpieza de bajos suele ser muy agradable y estimulante, y no creo que gane ese dinero por cinco minutos de trabajo, pero mejor no, quizá el otro era su novio y tampoco ella valía una discusión. Ni siquiera media.

Ahora estoy en mi banco, en mi mesa, viendo a las ardillas en los árboles, haciendo mil cabriolas imposibles, jugando entre ellas, estoy seguro que si pudieran pensar lo que hacen no lo harían, se tomarían las cosas con más calma, sentadas en una rama, esperando a los capullos que les llevamos las nueces que nunca comen delante de nosotros, el instinto es lo que las obliga a permanecer en el árbol, por muchas veces que te vean llevarles comida nunca bajarán hasta que te vayas, sólo hay una vida y no te la puedes jugar con un desconocido aunque te lleve comida desde hace meses, y si te la jugaras es más que probable que terminara mal, no por tí, sino por el que venga después, quizá sea un ardillicida y la rapte para freírla en aceite, hay que tener cuidado, mejor ser maleducado que confiado, solamente tenemos una vida y no es cuestión de ponerla en peligro por un qué dirán, si tuviéramos siete como los gatos quizá pudiéramos plantearnoslo...


Aunque no sé si sabéis que un gato es el animal más desconfiado que pisa la Tierra.


Si tuviéramos mil vidas continuaríamos comportándonos igual: con cuidado.


Y es que estar vivo es tan cojonudo que nadie tiene prisa por no estarlo.


Ni las ardillas.


Ni mucho menos los gatos.

2 comentarios:

  1. Hola Kufisto!!! qué alegría saber de ti. Echaba de menos tus entradas, con esa particular manera de ver, retratar, relatar la vida que tienes.
    Espero que esté todo bien.
    Nadie quiere dejar de estar vivo, puede ser. Pero se puede estar vivo en cuerpo y muerto o moribundo en alma.
    Hasta que algo o alguien pone un poco de color o de luz a la sombra. A veces, unas palabras bien escritas bastan. Otras, no.
    Qué bien poder ver a las ardillas!!!

    Saludos,

    R

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  2. Bueno aquí esta Kufisto, ya pensaba que eras baja. Pues si estar vivo no esta mal. Por cierto que tienes razón en ser precavido con las limpiadoras de los tigres, a mí me pego un chorreo una en una gran superficie en plena hora punta que no veas y lo mismo menudo careto tenia, coño pues friega antes de abrir. Pero claro esto no se lo dije que como dices los años te vuelven precavido. Saluditos Kufisto.

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