MIS BICHOS, LA LLUVIA Y YO

Mis pájaros cantan,
no lo hacen muy bien,
pero cantan,
como si supieran que van a vivir mil años,
aunque sea entre rejas,
y comiendo siempre lo mismo,
y bebiendo siempre lo mismo,
pero "al menos seremos dos".

Yo me acurruco en el sofá,
con los brazos me tapo la cara,
a veces abro un ojo que siempre ve lo mismo,
un techo blanco y un ventilador apagado,
los techos deberían ser transparentes,
deberíamos poder ver el cielo,
el sol y las estrellas,
y la lluvia caer con fuerza.

Oigo de llover y oigo a mis pájaros,
¿me oye alguien a mí?,
¿te oye alguien a tí?.

A veces pienso,
cuando todo se acabe,
cuando exhales tu último aliento,
cuando cierres los ojos,
y no por el sueño...
¿habrá algo más?,
¿alguien te estará esperando?,
¿luz, calor, oscuridad, frío...?
¿nada?.

Es difícil creer en algo,
pero más aún en la nada,
es estúpido preguntarse esto,
estúpido y banal,
preguntas inútiles de cuerpos enfermos,
deberíamos aprovechar mejor nuestro tiempo,
éste tiempo,
en lugar de malgastarlo enfermo.




Han callado los pájaros,
creo que saben que escribo de ellos,
los animales saben más de lo que nos parece,
su instinto les salva,
el mismo que nosotros narcotizamos,
para pensar que somos mejores de lo que realmente somos,
mi gato dormita tranquilo,
mientras no me acerque a él estará tranquilo,
cuando él quiera vendrá a mí,
a por su ración de caricias,
ronroneando me pagará aquellas,
el tranquilo dormitar de un gato es,
la viva estampa de la tranquilidad,
por eso duermen tanto,
para estar bien alertas durante la vigilia,
por eso son tan listos,
por eso son sagrados.

Las cosas deberían ser diferentes,
no para toda la vida,
no para siempre,
no a todas horas,
no a cualquier precio,
un ratito,
un ratito bueno,
luego cada uno por su lado,
después volver a vernos,
sin reproches ni malas caras,
no hay que estrujar los buenos momentos,
estando siempre pegados,
temiendo no volver a tenerlos,
es mejor que corra el aire,
tenerlo claro, serenamente,
"te quiero mucho,
no lo estropeemos",
con la rutina, el tedio y su hijo,
la falta de deseo,
pero para llegar a tenerlo claro,
hay que haber terminado,
por la rutina, el tedio y su hijo,
la falta de deseo.

¿Y ahora qué?,
¿quién reinicia el juego?
¿ya te has dado cuenta de como funciona el asunto?
¿o aún necesitas más tiempo?
yo ya lo sé, encanto,
espero que tú no tardes en verlo,
mientras tanto los días van diluyéndose,
como las sombras en noche de invierno.