domingo, 21 de mayo de 2023

¿Y POR QUÉ NO LLUEVE SI HAY TANTAS NUBES?

Apuré la cerveza, cogí la bolsa de trabajo, me despedí y dejé el bar y a Rob Halford cantando a grito pelado un impactante "Victim of changes" en el festival de San Bernardino. La tarde era fresca, nublada y seca. 
 
- Ese perfume es bueno -le había dicho a una clienta unas horas antes.

Caminé bajo un cielo lleno de nubes estériles que trajeron a mi memoria aquellas tardes frescas, nubladas y secas de mi infancia. Saliendo del colegio, de regreso a la casa paterna, cargado con la cartera en la espalda bajo aquel cielo tan feo. "¿Y por qué no llueve si hay tantas nubes?" me decía con tristeza. La lluvia era divertida, uno tenía que correr con el corazón acelerado, refugiarse en algún extraño sitio cuando no quedaba más remedio y ver casi hipnotizado la caída de la lluvia sobre el asfalto, la formación de los charcos y las gotas de agua que, cual saltarina cama elástica, dibujaban pequeñas ondas superponiéndose unas a otras con la rapidez del rayo. Allí, refugiado en el portal de una casa señorial, una de esas que sobre su altísima puerta lucía un escudo de piedra, un niño empapado miraba la lluvia con la cartera a sus pies. 


- Ese perfume es bueno.
- ¿Sí?
- Sí. 
- ¿Por qué?
- Porque está bien en su sitio.


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