
Tengo que dejar de ver el programa de Gordon Ramsay; es lo único que veo de la televisión, películas aparte. Los jueves por la noche, a eso de las diez y pico, NOVA creo que se llama la cadena, o NEOX, no me acuerdo, dura casi tres horas, va de un chef que se dedica a ir por restaurantes con problemas económicos e intenta relanzarlos, pero con unos modos...tenéis que verlo, no se corta un pelo. Estos jodidos americanos llevan la tele, o el cine, el entretenimiento visual en definitiva, en la sangre: hacen un buen show de cualquier cosa.
Bueno, a lo que iba...que tengo que dejar de verlo.
Lo descubrí hace un par de meses, de casualidad, estaba en el bar, aburrido, zapeando bodrio tras bodrio, ¡menudo estercolero de MIERDA!, ¡bendita INTERNET!, cuando ví a este tipo hecho un basilisco, echándole una bronca tremenda a un tiparraco de dos metros, "¿qué coño es esto?", y me picó la curiosidad. Ví el programa entero y me reí un montón...unas cocinas...unos güaltrapas...la leche. Lo malo del asunto es que me líe a beber mientras lo veía, ya a puerta cerrada, fumando sin parar, y terminé borracho.
Desde ese día no me he perdido ningún programa, normalmente lo veo solo, a veces con un algún amigo, a puerta cerrada, y siempre, eso sí, acabo por emborracharme. Entonces llega el puto viernes, comienza el maldito fin de semana y tú con el mismo ánimo que el desgraciado que va a la horca, deshecho y desquiciado.
Este jueves ya fue el colmo.
Había tenido una semana fantástica, relajada, comiendo bien, madrugando, mis paseos por el campo, tranquilo, sereno, fuerte...¡joder!, ¡si hasta empezé a correr un poco!...de puta madre. "No la jodas esta noche Kufisto", recuerdo que pensé.
Pues la metí hasta el corbajón.
Vimos el puto programa un colega y yo. Cuando terminó yo ya estaba borracho, "vamos a tomar algo por ahí...". Estuvimos en un garito de moda, nos metieron garrafón, a mí ya me daba igual, iba tan pedo que me lo bebía como el agua, recuerdo que hablamos con unos tipos que iban más o menos como nosotros, tonteamos con alguna de la misma cuerda y...hasta ahí puedo contar porque no me acuerdo ni como llegué a casa.
Al despertar...todavía no me explico como pude ir a trabajar; dos horas tarde, sí; de muy mala hostia, sí; en plan borde, sí; con el careto por los suelos, sí...pero fuí, mantengo mi record, todavía no ha podido una resaca conmigo, algo es algo...además, luego pillé casi 300 pavos en el euromillón y eso me animó un tanto. Ya tengo para pagar el seguro del coche.
Cuando uno lleva tantas resacas a cuestas se convierte en supersticioso: la culpa la tienen el color de los calzoncillos, la camisa que llevabas, el idiota con el que te cruzaste al bajarte del coche, una tarde nublada, un día de calor, una patada a una piedra, un mordisco del gato...lo que sea, quien sea, menos tú. Siempre encuentras algo o alguien para culparle de lo evidente: que no sabes parar a tiempo, que una copa es demasiada y mil no son suficientes, que el chef Ramsay tiene la misma responsabilidad de tu borrachera como el meteorito que pasó este fin de semana, que te cortes un poco, coño.
De todas formas voy a dejar de verlo.
Hasta la próxima excusa.