domingo, 10 de agosto de 2014

SICILIANA. CERRADA




Hay pocas cosas mejores que borrar en al amanecer dominical las huellas de una larga y productiva noche saturnina.

Llegas al bar después de comprar los periódicos en el kiosko de esa mujer agotada, aparcas en la sombra que alcanzará el mediodía y ves los restos de la fiesta en forma de colillas a medio aplastar, pajas multicoloreadas y algún que otro vaso de cristal escondido tras las plantas de los maceteros, los últimos superviviente de la recogevasos. O penúltimos, que siempre encuentro alguno cuando doblo la esquina para sacar la basura del final de la madrugada.

Abro la puerta, recojo el periódico local y obligatorio a mis pies, miro el piso y según la mierda que vea en él sé si la cosa ha ido de puta madre o bien; aunque ahora, en verano, no es tan determinante: el rastro está afuera. Y la acera de hoy tenía la mierda suficiente como para vislumbrar el oro de los manchegos, esos tipos que tienen que meterse bajo tierra para ver el agua: de ahí que nos inventemos a nuestras ninfas, casi siempre aldonzas. Y no estoy hablando de la belleza que, haberla, hayla.

He leído tanto que ya no sé si escribo yo o combino las cosas de lo leído. Yo, si soy algo, soy un combinador, un ordenador de todo lo asimilado; mal o bien, pero mezclador. Un coctelero, vamos, a pesar de pasar de ellos: "Eso, cuando llegue mi hermano" Yo, no. Esto con esto y eso con eso, lo normal, lo de siempre, que para mezclar ya tengo mi pobre cabeza. Y mis años.

Digo esto porque hace no tanto vi otro estudio "científico" donde se decía que la música no es que ablande a las fieras, no, sino que ordena hasta el agua: tú le pones Rage Against the Machine a una gota de agua en el microscopio y parece un cuadro de un burro; le pones a Mozart y adivinas a las Meninas Acuáticas. Y yo, mozartiano siempre y hasta su lejana muerte, es lo que hago después de bajar los toldos: Spotify, The best of..., aleatorio. Siendo todo bueno, ¿para qué ponerlo en el orden de otro? Cuando yo, tiempo ha, grababa mis cintas preferidas metía los títulos de las canciones que me gustaban en un vaso; después los removía con los ojos muy cerrados y las iba sacando: "¿Esta? pues esta" Y en ese orden las grababa. Y así hasta que me cansaba de la selección y hacía otra.

Siempre he tenido más gusto por lo que imagino que por lo que veo. ¿Error? Bueno, ya se verá. Yo ya no puedo ser de otra manera. ¿Alguna vez ha habido alguien que haya dejado de ser lo que ha ido siendo? La vida es una partida de ajedrez. Y ya puedes haber hecho la apertura conforme al libro que en el medio juego no hay más teoría. Y el final ya se sabe...mate. La clave de la vida, de tu vida, está cuando empiezas a combinar por ti mismo; tal que un Tal de la vida: "esta jugada es mala contra este jugador, pero está apurado de tiempo y va a meter la pata seguro..." Y metía la pata y ganaba. "La combinación de Tal era errónea" decían las ratas del ajedrez tres meses después, demostrando la falsedad de la belleza que él había creado en dos horas...Y fue campeón del mundo durante un año y hoy todos los aficionados del mundo le recuerdan más que a Botvinnik, ese tío que llevó la corona durante quince años y educó a toda la escuela soviética de ajedrez, Karpov y Kasparov incluidos.

La Belleza efímera, inconcebible, rota, tramposa, como todas...¿pero quien puede vivir como un robot? ¿quien como Dios? ¿acaso Él es más interesante que uno de nuestros iguales, que una de sus criaturas? ¿puedo yo abrir las aguas de un riachuelo ridículo para no empaparme los sudados calcetines mientras pongo otro nuevo rumbo hacia la montaña más alta que ven mis ojos alumbrados por un sol estremecedor? ¿es educado pedirle lumbre a quien está quemado? ¿es justo? ¿es noble jugar así, a ciegas, como si todos los demás fueran subnormales? Ah...No hay mayor desprecio que no recibir el suficiente aprecio.

No hay juego cuando todo está marcado desde el principio.

Mozart, Mozart...el Tal de la música, el dios de los aficionados: "Bach es Dios y Beethoven su Hijo" dicen los que saben.

¡Oh, Cthulhu...! Yo sólo sé que me gusta y me hace sonreír. No tengo ni puta idea, pero sé que quiero morir escuchando su música.

No así al bar, que hace dos semanas desde que cambiamos el ordenador y todavía no sé como controlarlo.

- ¿Y esta puta mierda de los cojones? -llevo diciéndome los dos últimos domingos: no sé si está apagado, encendido o qué pollas le pasa. Y como voy tan justo de tiempo no me entretengo mucho más en mi intento de desinfectar las malas vibraciones acústicas de la noche anterior. No por nada; nuestro bar tampoco es Sábado Sensacional, no, nada de eso...Música moderna, de ahora, para que bailen las chicas y tal, pero así en plan moderno, también hay maricones por ahí, o gays, como haya que llamarlos. Yo, a esas febriles horas del sábado noche, procuro estar durmiendo; con el teléfono encendido, claro. El hermano mayor...Como Fredo con Moe Green.

Encendí la tele de la barra para que hiciera ruido y emergió el último superviviente, un tipo que se come hasta los ojos de una vaca muerta.

Barrí los pocos restos que no había barrido uno de mis hermanos pequeños, fregué el suelo y coloqué todo el material sobrante de la noche. Después trasvasé la mayor parte del mobiliario de un sitio a otro, la parte más difícil, pero es la que sobra si tienes la clientela suficiente como para convertirse en una molestia. Extendí la pequeña terraza, me puse al arroz y, entre tanto, preparé algunos aperitivos dela vieja escuela con un pequeño toquecito.

Todo estaba en su sitio y a su hora.

Cuando volví a mirar la tele vi a un par de gilipollas en Sri Lanka diciendo lo malo que es estar en Sri Lanka.

Puse Radio3 para dar ambiente y pareció como si emitieran desde Sri Lanka.

En la radio de Spotyfi, en los tres o cuatro canales que controlo cuando por fin se despierta, no sonaba nada más que mierda.


De tal manera que dieron las tres como si hubieran sido las doce y me decidí a poner lo mío.


Led Zeppelin, BBC Sessions.


A tomar por culo.


- ¿Qué tienes puesto, Kufisto? -me preguntó una carruselera divorciada con premio ya a ocho años de caducidad y a las puertas del tren de la bruja
- Led Zeppelin

Andaban en mitad del Dazed and Confused, cuando Jimmy saca el arco de violín.

- Joder
- Espera, coño, que ahora empieza la tralla
- Pon la tele o algo...

La gente viva se agobia enseguida. La gente viva no puede comprender lo muerto.


Se fueron a follar. Volvieron.


Y ya se habían ido por segunda vez cuando entró una madre con su hijita, una cosita que todavía no tiene dos años, pero tan hermosa e inocente como para hacer el anti-kufisto con toda tu alma.


Le puse los dibujos animados de Clan Televisión para que se comiera su potito de la media tarde; no sé por donde iba el BBC de los cojones.


Tuvo tiempo para cagarse encima antes de mi marcha.


No le importó tanto como a su madre, esa mujer fuerte, esa hembraza, ese dibujo de Crumb.


- Dime adiós, preciosa.
- Adós.


Y el círculo se ha cerrado.


Otra vez.


Un día más.


Suficiente.




15 comentarios:

  1. Kufisto, estoy leyendo algunas entrevistas del Trollity Fair ... ¿son de verdad o se las inventa el/la tal Segismunda? jaja. La gente está muy mal de la cabeza.

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    1. La de Jesùs no sé, supongo que sí, pero el resto de entrevistados dan su placet.

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  2. Ya, al leer los comentarios del hilo me he dado cuenta. El/La tal Deva da miedo.

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  3. No hay manera, chico, no hay manera. Empiezas de maravilla pero poco a poco acabas en lo mismo de siempre, chapoteando en tus vómitos. Es una adicción. Te sientes extraño si no te untas bien en estiércol. Sigue ahí, hombre. Lo más seguro que no valgas para otra cosa. Es como poner a un jabalí a comer con mesa y mantel.

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  4. Dios, me cago en la puta, ¿pero qué cojones esperas de mi? ¿acaso Flaubert, o Balzac, o la puta madre que parió a estos dos fraceses de mierda que en mi puta vida leeré hicieron la mitad de la mitad de lo que tengo yo que hacer para escribir mis historias? ¿de lo que he tenido que hacer para llegar hasta aquí, hasta ninguna parte?

    O sea, que después de diez doras de trabajo dominical, de hacer lo que me toca hacer desde que tengo uso de la razón, de hacer el cabrón, de ver a los demás tocándose los cojones, tengo que ser "equilibrado", tengo que hacer como si no los hubiera visto, tengo que escribir como si fuera de hielo antártico, me cago en su puta madre...¡Pero qué coño! Ese mierda que se ha follao a la tetuda mientras yo amoscaba fantasmas no vale ni un pelo mío, joder, m cago en Dios.

    Pero no; Kufisto tiene que llegar después de diez horas condenao, trabajando un domingo, algo inexplicable, extraterrestrial para el podeísmo y el ppsoeísmo, y ser equilibrado y justo en sus juicios, como si yo fuera el puto papa de Roma, ese cabrón de mierda, ese lacayo sionista hijo de la gran puta.

    Me cago en la puta que parió a Cristo bendito, que he comido demasiada mierda como para ir de gilipollas.

    Flaubert, Balzac...SU PUTA MADRE.

    Bukowski lo consiguió con 50 años y se tiró quince como le salió de los huevos.

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    1. Tiene razón Doiraje.

      Me aburres, siempre lo mismo y contado de la misma manera. Has hecho un blog para esparcir tus neuras, nada más. Quédate ahí con tus tacos y tu mala hostia. No mereces más.

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    2. Y tú a mi.

      Se acabaron los comentarios en mi casa.

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  5. Haya paz, señores, haya paz.
    Gracias, Kufisto.
    Oswald.

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  6. ¿Hola?

    http://noespaisparamadres.com/wp-content/uploads/2013/03/bola-del-oeste.jpg

    Saludos.

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  7. Oiga, D. Kufisto, que los demás no tenemos culpa.

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  8. Hola, Doiraje.
    ¿Cómo andas?
    Un cordial saludo.

    Oswald

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    1. Bien, Luis, aquí vamos.
      ¿Y tú qué tal andas?
      Un abrazo.

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