sábado, 18 de agosto de 2012

DON SENTIMIENTOS




Si no me lo he leído entero, de pé a pá, poco le faltará; quizá me haya saltado algunos párrafos o páginas pero...lo que os digo: entero.

Se trata del Cossío, una edición que vendió por entregas semanales (inseparablemente, eso sí, a su bazofia dominical) el Mundo de Piter Chota. El donde estarán aquellos números del comecabezas que se acuesta (supongo) con ese esperpento de mujer está bastante claro: abono para las habichuelas, no más. Pero la colección de la biblia taurina que inseparablemente se vendía con aquellos papeles para limpiarte el culo o envolver pescado o churros, seguro que tuvo (tiene) un futuro mucho más agradable. A veces pasa, muchas veces diría yo, más aún hoy en día, que lo mejor de la moto que te quieren vender es la pegatina que lleva en el guardabarros.

Yo lo tengo regado por ahí, como no podía ser de otra forma, algunos de sus 30 tomos de unas 600 páginas apilados de malas maneras, otros en cajones, cajas o cajitas, aquellos en una estantería apropiada para la cosa que tiene más polvo que la tumba de Quincoces...pero hay uno que siempre está de guardia en el cuarto de baño, aunque no sea el mismo, voy rotándolos de vez en cuando, quizá meses, y es que mi culo es de esos que son incapaces de ponerse en acción a no ser que mis ojos lean algo, aunque sea el Diccionario, libro que por cierto también me leí de A a zuzón, pero eso fue hace muchos, muchos años.

La razón principal por la que me lo leí es más el cómo que el qué, como también pasa en muchas ocasiones: está bien escrito. Claro que en una obra tan grande, con tantas manos diferentes, existen los altibajos, partes que te gustan más o menos, pero no recuerdo ninguna que me causara el vómito habitual, salvo los posteriores añadidos hasta llegar al 2007, se nota esa enfermedad de nuestros juntaletras contemporáneos que consiste en que ante todo debe quedar claro que son tan políticamente corretos como el que más.

De todos los que ahí escribieron hay dos que me gustan por encima de los demás: Cañabate y Corrochano, este último especialmente, sus crónicas taurinas se transforman en literatura. Estoy convencido de que las disfrutaría hasta un antitaurino sin anteojeras y con gusto por la lectura. Yo mismo lo haría si algo que odiara estuviera bien escrito, aunque fuera la hagiografía de Paolo Vasile. Uno se da cuenta enseguida, en la primera página, si merece la pena seguir hasta la segunda. A veces ni eso: sobra con la primera frase.

Resulta bastante sintomático, enormemente revelador, que la inmensa mayoría de los artistas españoles, de los genuinos, de los verdaderamente grandes del siglo pasado, vieran en los toros (y en los toreros) algo para celebrar: ya fueran más rojos que un vómito de sangre o más de derechas que el grifo del agua fría, si coincidían en algo era en su pasión por ese mundo atávico y primitivo, ese planeta rojo, el de los toros, que está, ¡ay!, a 0´2 de ser arrasado por el imparable meteorazo de la blanca (incolora, mejor) posmodernidad.

Las causas son muchas y los responsables otros tantos, tal vez más que nadie los propios taurinos, los que manejan el cotarro...tal vez no, seguro. La mafia siciliana es Cáritas comparada con empresaurios, apoderados, ganaderos y toreros...pero en fin, eso es otro rollo, otra historia que no tiene cabida en esta.

Esta es en honor de Sentimientos, que así se hacía llamar un cronista taurino del siglo XIX...por cierto, que los seudónimos que estos utilizaban entonces estaban llenos de gracia, como sus artículos: Erman Zulu, K. Ch. T, Antón y el Tío Paco, Bou-Amema, El Defensor de Granada, Paco Media-Luna, Toribia, Onésimo Casca...

Lo que vais a leer a continuación, tal cual fue escrito, es obra de la mano de Sentimientos.

No digo más ná...:


...Era de noche y sin embargo salia Monterito, colorado y cornalon, de buenos piés.
La noche habia tendido su negro capuz.
No nos veiamos los unos á las otras.
Se oia pasar al toro como si fuera á algun mandao, y los lidiadores corria, y los picadores se perdian en las sombras.
¡Que poesia!
- Otra, pues, que redios -gritaba un aragonés que estaba á mi lado-, esto no es ver toros, que es olerlos; bien podian enfilar con la luz manética de la Puerta del Sol este edificio de plaza.
José clavó una vez, rodó y perdió un caballo, todo de incógnito. Manuel tambien le pinchó una vez.
Yo no ví mas.
Armilla y Valentin adornaron al bicho, segun luego dijo él mismo, con dos pares cuarteando, segun se cree, y Galindo que durante la tarde anduvo vestido de magenta y plata, y supongo que continuaria lo mismo al oscurecer, acabó la fiesta con ocho pases al vapor, y una estocada, cuya trascendencia no pudimos apreciar las personas...


El Globo, 30 de Septiembre de 1878.

1 comentario:

  1. Te felicito por el grado de cultura que habrás adquirido leyendo el "Cossío". en nuestros tiempos es importante que alguien se documente sobre la "Fiesta Nacional". Noticias como ésta me gustan porque aunque sean de humor deprimente, no deja de ser humor (negro, claro está)

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