domingo, 14 de agosto de 2022

¿Y POR QUÉ NO?

 A fin de cuentas no somos tan diferentes. Ellos son gente del rock, al igual que yo. Sí, nos separan unos cuantos libros leídos, algunas otras músicas, el ajedrez por el fútbol y poco más. Y los libros no son más que novelas casi en su totalidad. Nunca he tenido interés por nada práctico; todo han sido cuentos y más cuentos; y cuando intenté leer algo diferente, de provecho, o al menos de conocimiento real, ya no tenía capacidad para comprenderlo. Todo ha sido pasar de un cuento a otro. ¿Y la música? Bueno, sí, con los años he oído mucha música aparte del rock, muchísima, ¿pero y qué? ¿eso te da algún carnet de algo? Y después de todo hace tiempo que sólo escucho rock en las escasas ocasiones en las que me apetece oír algo de música fuera del trabajo. Rock de mi juventud, rock para tararearlo. Y con el ajedrez me está pasando lo mismo que pasó con el fútbol.

Estaba a punto de abrir el bar, extendiendo los toldos, cuando dos gitanitos sin dormir llegaron a la puerta. Uno de ellos iba engalanado todo él con el color de la piel de un tigre al modo de esos negratas del Bronx que se veían en aquellas películas. Dieron los buenos días y devolví el saludo para acto seguido informarles de que el bar todavía no estaba abierto.

- ¿Y cuando abres, jefe?
- Media hora.
- Esperamos.

El chaval-tigre no había levantado la cabeza del móvil. Era un vídeo, un short de una gitana gritando en bucle una y otra vez mientras yo sombreaba la fachada del bar, lupeada por el sol naciente. Lo de ayer fue un sueño. Hoy ya empezaba a picar, aunque lo peor ya ha pasado para no volver. Espero. Entré, cerré las puertas, cogí la llave y la eché. 

Puente. Poca gente en el pueblo. Salen disparados en cuanto pueden para volver cuando no les queda más remedio. Son como escopetas de tapones de corcho atados a un hilo. Viajes de ida y vuelta. Viajar sabiendo la fecha de tu regreso no es viajar. 

Mediodía y todo anda baja el mismo signo de ayer. Un día, es sólo un día más, pero eso basta para la estampida general. ¿Qué sacas en un día? ¿Puedes recordar lo que hiciste el quince de mayo de 1987? Apenas puedo recordar los nombres de los años transcurridos desde el inicio del nuevo milenio. 

El primero de mis colegas llega al bar a eso de la una. Siempre es el primero de los dos en llegar. Es unos años mayor que yo; anda por la cincuentena ya mediada; ahora está de agricultor. Le pongo su cerveza y nos saludamos sin él quitarse los auriculares. No importa. Lo conozco desde hace mucho tiempo y yo hago lo mismo cuando estoy fuera del bar. No es una falta de respeto. Él me oye y yo le oigo mientras escucha AC/DC, "mejor con Bon Scott" Concuerdo.

Al rato entra su amigo, el basurero, le da una colleja y ya empieza la conversación que no parará hasta mi marcha.

Son las tres y pico de la tarde, todo está recogido, y pienso si no sería mejor echarme una cerveza que le haga frente al malestar que siento por mi cuerpo. Cambio la música en Soptyfi y meto una emisora de Rock.

Hablamos de los viejos tiempos, de los colegas caídos por los excesos, de los tíos del viejo pueblo, duros como pedernales hasta el final.

Y a la segunda estamos haciéndonos unos selfies con unos sombreros de paja que había por allí de la noche anterior. Sólo había dos.


- ¡Ponéoslos vosotros! -dije- Yo me suelto la coleta y ya está. Con la melena al aire. Del Rock. Siempre del Rock. ¡Pero ahora te doy mi número y me la envías, cabronazo!


Muy guapo.





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