domingo, 21 de abril de 2013

SOL Y RANAS




Era tanta la luz que parecía como si los siete soles de esta desquiciante semana se hubieran conjuntado para liberarme de una de mis noches más negras, para mostrarme la salida del agujero, que los hay tan grandes que ni el sol puede encontrarte para traerte de regreso, como si él mismo quedara atrapado en tu búsqueda, como si fueras un agujero negro.

Era tanta la luz que dejé de escuchar música para oír al río y mirarlo todo, sus árboles lo primero, de lánguidas ramas que parecían desear un remojón que no podían alcanzar, como si todas las hojas suavemente mecidas por el viento estuvieran haciendo fuerza por la última (o la primera, siempre es según la necesidad), la más cercana al agua, mojada ella, mojadas todas...Sí, a veces basta con humedecer el dedo meñique de tu pie izquierdo.

No tardé mucho en desviar mi atención hacia el propio árbol, parecía lleno de lo que creí ranas, hacía tanto que no las oía que no estaba lo suficientemente seguro, "¿serán ranas?" Y por primera vez en siete días ha escapado algo de luz de mi interior.

Pero no tanta como para verlas, ¡y mira que aquello era un pandemonium!, imposible que no pudiera hallar alguna, era como si las hojas croaran, "¿pero donde coño están?", también a veces lo tienes todo tan delante que no puedes verlo por mirar con las orejas.

Salí del puentecillo para ir a la otra orilla. Y entonces, después de observar un rato, las he visto.

Andaban entre lo verde que lleva el río, saltando torpemente, aún son muy pequeñas, tenías que fijarte bien, pasar del ruido, no debes oír más cuando buscas su forma. Es la mejor de encontrarla.

Casi todas de las que he descubierto se han caído alguna vez al agua, era gracioso ver como volvían a encaramarse en su patera, sólo había sido un salto mal medido, nada más, otra vez a croar, otra vez a cantar que está viva, otra vez hacia algún sitio.

Y cuando estaba a punto de irme me fijé en los pájaros y sus acrobáticos vuelos sobre el río que lleva mucho de lo suyo, algunos afinaban tanto que se chamuscaban en el agua, pero no he visto a ninguno ahogarse en ella, todos han reemprendido su vuelo, puede que avergonzados ante el resto por su torpeza, sí, pero...

¿quién me dice a mi que la mejor de esas espléndidas cabriolas que he visto no la ha hecho uno de los que se ha mojado?

Por la tarde, en el bar, me ha mirado sonriendo una de esas mujeres que jamás lo hacen en tipos como yo.

Y es que llevaba la luz de siete soles en mi cara.




11 comentarios:

  1. Bien hallado y en plena forma. Me alegra muchísimo.

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  2. La naturaleza da grandes emociones en breves momentos.
    Contemplarla es reconfortante
    http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es/

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    1. Una naturaleza amable es más beneficiosa que todos los Nobles de Medicina juntos.

      Un saludo.

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  3. Buenas de nuevo Kufisto, ya pensaba te habías retirado a un monasterio benedictino.

    Casi siempre hay salida del agujero, pero a veces insistimos en no verlo o no salir del mismo, así somos de cabezones y/o ciegos.

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    1. Jajaja...mecagoenlaputa

      Si te vale de algo te doy mi palabra de que esta semana hubiera preferido pasarla con ellos. Sin duda.

      Un saludo, amigazo.

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  4. ¡Cuánto me alegro, Kufisto, cuánto me alegro! Nunca te des por vencido por larga que sea la noche. Y cuanto más larga, más hermoso es el amanecer.

    Un abrazo.

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  5. Gracias a ti. Tú nos regalas mucho.

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  6. Mira Kufis, ya estaba yo con un comoquieraquesellame en el corazón…

    Me alegro de leerte. Me gusta lo que has escrito.

    La luz de todo el sol de la primavera para tu corazón.

    No tardes tanto, vale?

    Un beso y un abrazo!!!

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