lunes, 29 de abril de 2013

DÍA DE GACHAS




No sé porqué extraña e infantil razón pensaba cuando lo fui que las gachas eran almejas, cosa que se mantuvo en mi imaginación durante bastante tiempo, creo que hasta los doce o trece años que las probé por vez primera en casa de mis abuelos. Claro está que hubiera podido preguntar a mis mayores sobre su naturaleza, pero fui un chico que hacía pocas preguntas, tal vez de ver a mi hermano con ellas constantemente en su boca; y aún hoy sigo siendo prácticamente el mismo: no hago más que las estrictamente imprescindibles.

La verdad es que, bien mirada, nuestra familia tenía poco de manchega, aunque sólo fuera exteriormente, que las procesiones siempre irán por dentro y esto es lo que acaba contando si no aspiran otros aires, como es mi caso.

Quiero decir que en casa de mis padres jamás se cocinaron ni aquellas, ni los famosos duelos y quebrantos, ni las conocidas migas, ni ninguna otra cosa parecida y perteneciente a la culinaria local, será cosa de la juventud con la que mi madre empezó a serlo al tiempo que mujer, veintidos años, que si entonces no lo era tanto ahora pasaría por niña, o casi, a pesar de que con esa edad la mayoría de las de hoy son bachilleras, y aún licenciadas, en el arte de amar, aunque tengo para mi que no es tanto amor como cualquier otra cosa, pues sí innumerable son las palabras nuevas no menor es el número de aquellas que han sufrido vuelco, pero en fin, uno es como le criaron y no de ninguna otra manera.

Aparte lo de arriba tampoco concertábamos con el resto en algunas otras cosas de cierta importancia como para considerarte perteneciente a, antes que habitante de; como por ejemplo nuestra escasa presencia en misas, y sus celebraciones y duelos, no por no formar parte de su rebaño, sino más bien a causa del trabajo: el nuestro siempre fue más intenso cuando los demás celebraban algo. Era una especie de bula reservada a los hosteleros en el tiempo donde la Iglesia todavía regía las costumbres de los pueblos, cosa que ya ni aquí es.

Por el mismo motivo, tampoco fuimos cofrades del folklore local, de sus fiestas y danzas, aunque alguna foto  nos hicieron vestidos de mancheguitos, tan monos, claro que entonces seguíamos siendo poco más que muñecos. Recuerdo que durante esos días en los que las viejas ayudaban a sus hijas para vestir como Dios mandaba a sus nietos, nosotros atendíamos a muchos mientras bailaban o miraban con arrobo como lo hacían; y he de confesar que poco agrado guardo de aquello, pues pocas cosas peores para un camarero que cuando el bar se llena de no habituales y, por tanto, de tocapelotas. Y si hablamos de la música que se las removía, aunque sólo fuera meneando la canilla...No, tampoco. Nunca.

Manchego soy y así lo he querido más tiempo del que no, pero tanto pasaría por ello como si fuera canario, cosa que estuvo a punto de suceder, poco le faltó a mi madre para darme a luz y sombra durante un viaje que hicieron a aquellas felices islas, tan lejanas de España que viendo y oyendo a los suyos más parecen sudamericanos. Pero en la península viven vascos y andaluces y ya me dirás tú en qué se parecen los unos a los otros que no sea la pura fachada, y casi ni eso. España es un puzzle sin solución, y se acaban las ganas por encontrársela.

Pero volviendo al comienzo, que todo es círculo, digo que me gustaron a pesar de mis iniciales reticencias, esperaba encontrarme una concha en cualquier momento, y viéndome mi abuelo me enseñó a comerlas y, aunque ricas, no le llegaban al fondo de la olla de barro donde asaban el cordero con sus patatas, el mejor plato que he comido en mi vida y que, ¡ay!, ya no volveré a comer. Y es que las propiedades buenas o malas de todas las cosas lo son por comparación de la memoria: dale un Big Mac a uno acostumbrado a la mierda y pensará que es el maná. Y de allí no saldrá si no busca otra cosa. Siempre será más fácil igualar por abajo para conformar a los que ni tienen ni quieren alas. Ni sueñan con ellas.

Y fue que anoche me llamó mi madre para avisarme que hoy comían gachas de uno de mis hermanos en la casa familiar, día de descanso, pero como ando un tanto agarrado de pecho le dije que no, que atiborrarme de pan frito con pan cocido, mas grasa de gorrino por la vena, no era lo mejor para mi amado estómago, que si un poco más abajo de los pulmones no lo es tanto como para no sentirlos, que todo es uno y uno es todo, y tanto se puede uno dividir como este mundo ser justo, y hundida la uña del pie, tocado el resto, que ser sano por completo y mucho tiempo es quimera más grande que la deseada del Barcelona para dentro de dos días.

Salía de Correos hace un rato tras pagar un tributo más a los señores que nos mean aleccionándonos que es la penúltima lluvia del buen sol que está por llegar, cuando esquivando paraguas que ensombrecían caras no tan tristes como feas he pasado ante la única puerta que miro si veo que tengo que pasar junto a ella, no es la más hermosa pero fue la mía, la nuestra, durante mucho tiempo, y no es más que algo lo sea durante tanto como para nunca olvidarlo, aunque ya no sea ella quien te guarde de lo que te espera fuera; pero si el roce hace el cariño, el abrazo ni te cuento, y si guarda las huellas de discusiones y peleas, también lo hace de los besos y los buenos deseos, que no se trata tanto de borrar sin dejar rastro como de calibrar el qué hubo de bueno y qué de malo, y si algo lo sigues mirando sin tener una buena razón para dejar de hacerlo es porque no te hace mal, y siendo así ya está todo dicho.

Mejor gachas con los míos que spaghettis con el gato.

Que en la balanza que por dentro llevamos más pesa el corazón que el estómago.

El mío por lo menos.


8 comentarios:

  1. Esto ya es otra cosita. Me gusta como expones los momentos. Hasta parece que hayas estudiao alguna vez. Y desde luego si no pesara más el corazón, apañaos íbamos todos.Todo aquel que va gritando de donde es y como se siente con serlo, malo, no es todo sincero lo que suelta por esa boquita. Mejor es serlo que parecerlo. Vamos, digo yo. Un abrazo muy fuerte amigo.

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  2. Cervantino estás, Kufisto. ¡Y hasta hablando de La Mancha!

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    1. Sí, sí...Mejor así que de muchas otras maneras, compadre.

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  3. Pues yo no he probado las gachas!!!
    Pero también prefiero patatas hervidas con los míos q marisco con según quien.

    Me gusta tu post. Por lo q duces y cómo, claro, pero por lo q late debajo.

    Mil besos y haz el favor de cuidarte. Lo harás? Tenemos q pasear al sol de junio…

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    1. Voy haciéndolo, querida, cada vez más. De ahí que las contadas recaídas sean peores.

      Besos y gracias

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  4. Pues sí, a la edad de veintidos a día de hoy pasan por niñas ... o niñatas. Y te dicen que están viejas ya, hay que joderse. Si quieres que una te odie sólo tienes que preguntarle la edad, y si le llamas puta seguramente se lo tome mejor. Y sí, también son bachilleras y licenciadas en "el arte de amar", que el tiempo les corre demasiado deprisa como para quedarse sin su título, su "liga de campeones". Pero por muchos títulos de esos que consigan no significará que vayan a ser mujeres nunca.

    Un saludo, kufs.

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