lunes, 22 de abril de 2013

RELATIVIDAD DEL TIEMPO




Ya estaban cuando llegó la chica que me sonrió como jamás hubiera pensado que lo haría, una veinteañera de serie televisiva, moderna, bronceada, bien maquillada, llevaba unos pantaloncitos ajustados a sus piernas que calcaban a la perfección lo que tenían debajo. Discretamente me fijé en su triángulo, encajado como a escuadra...oh, Dios. Tenía un hoyuelo en la barbilla, algo rarísimo en una mujer, me recordó a la Sonia Monroy de sus buenos tiempos, tan sexy...Pero lo que más me gustó fue que me sonriera de aquella manera. ¿De qué vale estar frente a la belleza si te ignora, si te teme, si te desprecia?

Pero digo que ya estaban las otras, todavía en la terraza, quedaba algo de tarde para ello, aunque ya había tenido ocasión de verlas a causa de sus frecuentes viajes al baño. Y no por incontinencia, a pesar de que ya están cerca.

Muy cuarentonas, mucho, estaban con sus "chicos" bebiendo gintonics, fumando winstons y hablando a gritos, podía oírlas desde dentro a pesar de estar sonando los Maiden, petición de uno de los machitos, un amigo mío que no sé si sabe donde se está metiendo.

Conozco bien a una de ellas, y como el chiste del abuelo que se niega a que su nieto le presente a su nueva novia, "¿pero porqué dices que la conoces si no la has visto?", "porque te conozco a ti", quiero decir que uno no puede esperar rosas en un cementerio de automóviles, alguna habrá, pero de esa manera.

Divorciadas de maridos pudientes se liaron la manta a la cabeza, se pusieron el mundo por montera y todas esas letanías que una y otra vez difunde la propaganda del Régimen para que terminen de perderse las cabezas menos entrenadas, casi ni estrenadas, hay gente que sólo las tiene porque están los ojos en ellas. Y no para mirar, sino para desear.

Tengo para mi que el tiempo de la mujer es diferente al del hombre: aunque viva más años se le pasa más rápido. Quizá sea por esto su desinterés hacia ciertas cosas que necesitan del tuyo más que ninguna otra. El "aquí y ahora", signo de nuestro tiempo, es un síntoma de la feminización occidental. Serán dedos de mujer los que le den al botón rojo del maletín nucelar.

Finalmente acabaron pasando al bar, pero no estuvieron mucho en la barra, que cuando uno va puesto de cocaína necesita hacer algo, aparte de hablar como una cotorra loca, que la coca otra cosa no, pero ganas de hablar no veas, te socializa, el Oz de nuestras noches, te hace sentir interés por los demás, por estar con ellos, pero más para que te oigan que para oír, y mucho más para repetir una y otra vez lo mismo, como una obsesión, es una locura estar en medio de una conversación avivada por ese fuego que tiene de natural lo que esas chimeneas de última generación que ni echan humo, que crean la imagen del fuego como si fuera un holograma, "lo mejor del fuego sin lo peor", nada puede ser mejor si le quitas una parte, sólo lo transformas en algo distinto, en algo a tu medida.

El macho-alfa (un tío algo más joven que yo, casi el doble de grande y con semblante de estar convencido que vivir es tener dinero) dio una gran voz al ver el futbolín, "¡¡¡VAMOS A JUGAR!!!", y para allá se fueron cuatro riendo y gritando nerviosamente, como si tuvieran quince años, se colocaron por parejas, aunque una de ellas no lo era, todavía no habían llegado sus respectivas, pero no tardarían.

Aparte de todos estos y la guapa chica con su amiga, estaba un amigo mío viendo el fútbol con los auriculares puestos y un viejo que no conocía haciendo lo mismo y bebiendo cerveza, un viejo-viejo, aunque me sorprendió la cantidad de pelo que tenía, todo blanco, sí, pero mucho...Miraba la tele de la barra, detrás del grifo, pero al pasar toda esta tropa lo hicieron delante de él, seguro que ni le vieron, y los dos más viejos (unos ridículos cincuentones) allí se quedaron contándose y contándonos sus gilipolleces, estaban medio borrachos, y pocas cosas hay más insufribles que oír a dos adinerados en ese estado, de verdad, tienes que fumártelos para entenderlo. Yo estaba en el rincón del ordenador, sentado en un taburete, mirando cosas para olvidar lo que tenía alrededor, pero de vez en cuando alzaba la vista y veía al hombre del pelo blanco torcer el cuello en busca de la tele, tuve la sensación que el fantasma que le daba la espalda, el más grande, cada vez se echaba más encima de él, como si lo hiciera aposta, como si le divirtiera fastidiar al pedazo de mierda que tenía detrás, podían haberse alejado un poco, la barra estaba vacía, pero no lo hicieron, y hubo un momento en que me convencí que estaba haciéndolo adrede, y se me puso muy mala hostia, pero poco después el hombre del pelo blanco me miró a través de sus gafas, sin decir nada, y yo me sonreí al verlo, y se dio la vuelta para ver el partido en la televisión del salón. Pero no se movió de su sitio.

No llevaban diez minutos aporreando el futbolín cuando se fueron las dos chicas del ventanal, la guapa se despidió de mi con otra gran sonrisa, hay que joderse como reluce la cara de algunas mujeres...

No como las otras, no...Las ves a una cierta distancia y parecen algo, parecen tener el culo en su sitio, parecen mantener firmes las tetas, parecen rubias bien peinadas, parecen aseadas y parecen limpias...pero basta con que se acerquen a pedirte otra copa y escuchar su horrible voz para dejar de parecer nada que merezca alguna pena. Es curioso como la farlopa agrava la voz, creo que podría reconocer a una osa hormiguera sólo con oírla hablar, por no hacerlo de cuando le ves la cara, la máscara, mejor dicho, con todos esos potingues encima...¡qué asco, joder! Qué askazo.

Tengo un cliente, un tipo muy particular, que lee los periódicos con una lupa así de grande, es un show, un puto show...El otro día se dio por vencido y nos dijo (porque este es de los que cuando habla, y no para, lo hace para todos, ya os digo que es para darle de comer aparte, ya os contaré) que con todo el dolor de su alma iba a comprarse unas gafas, que estaba cansado de sentirse un poco ridículo con la lupa...la madre que lo parió. Pues eso, que no hace falta ir por la vida armado con una para ver a la mierda creerse el Séptimo Sello.

El hombre del pelo blanco se cansó y se fue tras beberse su tercera copa de cerveza, quizá no podía ver con claridad desde tan lejos, pero mejor marcharse que rendirse para coger otro sitio.

Estaba a punto de irme cuando la mayor de las petardas marcó un gol y se volvió loca, literalmente, por un momento dejó de hacerse la graciosa hablando a voz en grito de pelotas, agujeros y meter, está obsesionada, se echó en brazos de su "chico" y vi como este le agarraba con su manaza un carrillo del culo, creo que me miró, casi me da una arcada, fue como si viera a un gorila metiéndole mano a una mona de laboratorio.

Al salir a la calle vi que habían llegado los refuerzos y refuerzas esperados...

Y mientras esperaba a incorporarme a la circulación recordé aquella gran sonrisa.

Unos segundos que valieron una tarde demasiado larga.

21 comentarios:

  1. Definitivamente, amigo, te estás haciendo viejo, un viejo verde.

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    1. jajaja...no, joder, que estoy en tó la yema

      Pero algo bueno resalta más cuando hay basura en derredor.

      Un abrazo, amigo.

      (Por cierto...te he visto, gracias a Angels, tenías pinta de "castigador", de macho por derecho)

      ;)

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  2. No hay belleza más insuperable que cuando resplandece el rostro de una mujer, sí.

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    1. ¿Qué hubiera sido el Quijote sin una Dulcinea a la que encomendarse?

      Un terrorista, en el mejor de los casos, cuando no un mercenario.

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    2. Así es. O algo casi peor: un loco sin grandeza, un bobo en definitiva.

      Y nada menos bobo y más grande que el amigo Alonso.

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  3. Por cierto, con Dulcinea o sin ella, lo hermoso es que uno no pierda la capacidad de amar. Y no me refiero exactamente a lo físico. Con los años se ama mejor, aunque no se te levante. Aunque mientras ello ocurra, mejor que mejor.

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  4. "Tengo para mi que el tiempo de la mujer es diferente al del hombre..."

    Me ha gustado este párrafo. Lo del aquí y ahora y la feminización occidental no lo había pensado así nunca. Buen punto.

    Te dejo este vídeo "heavy". Mira, mira...

    http://m.youtube.com/watch?v=CUm2BHw5lbE

    Un saludo.

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    1. Jajaja...pero qué jodío.

      Es curioso que mucho del humor patrio esté en manos de manchegos, con lo serios que somos.

      Un saludo, Sergio.

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  5. El hombre mide el tiempo amparado en su relatividad
    Eso es todo.
    http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es/

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  6. Los que dicen que hombres y mujeres somos iguales no saben de lo que hablan. Se notan las diferencias desde los 2 años, garantizado.

    Una buena sonrisa puede iluminar y ahuyentar a 100 nubarrones en forma de hijos de puta.

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    1. El número de hijos de puta es aún mayor que el de sus madres, en el caso que la tuvieran, que lo dudo.

      Un saludo, hermano Ogro.

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  7. "Divorciadas de maridos pudientes se liaron la manta a la cabeza, se pusieron el mundo por montera y todas esas letanías que una y otra vez difunde la propaganda del Régimen para que terminen de perderse las cabezas menos entrenadas, casi ni estrenadas, hay gente que sólo las tiene porque están los ojos en ellas. Y no para mirar, sino para desear".

    Muy bueno tío. Excelente.

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  8. Pues servidor, que tambien es algo (muy) conspiranoico, tiene la certeza de que la feminización del mundo occidental es parte del programa. Fijo.
    ...
    A las cuarentonas de bar de media tarde no las has podido describir mejor, Lo malo es que, para los que frisamos ciertos años, son las únicas piezas de caza que pueden cobrarse con una mínima probabilidad de éxito. Llegado el caso, ya se sabe, hay que hacer de la necesidad virtud.

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    1. Fijo.

      A veces es mejor una buena paja.

      Saludos, Villano.

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  9. Casi todo en las mujeres es diferente al hombre, no solo el tiempo. Me alegra volver a verte por aqui. Yo te echaba de menos

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    1. Gracias, amigo.

      Y ten fe...que después de tanto la merecen

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  10. La juventud con "El brillo de siete soles en el rostro". Y te sonrió. :-)
    Me gusta mirar por tus ojos. Mirar lo que tu ves.

    Un guiño y una sonrisa, K!!

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    1. Y a mi ser mirado por las que son como tú.

      Un besazo.

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