sábado, 28 de junio de 2014
EL INFIERNO PUEDE ESPERAR
- No lloraré el día de mi muerte, no...-continué diciéndole a mi alucinado oidor, que con ojos de médico me miraba mientras trasegaba su Voll-Damm sin quitármelos de encima- Sí, es lo de siempre...Ahora estoy malo y dentro de unos días me recuperaré y otra vez todo estará bien, y mis cabras volverán a saltar felices, y le meteré mano a Petra y mi abuelo me llamará para merendar...Bueno, no, que está muerto...Esto es una mierda...una puta mierda...me cago en...No lloraré, no...Diré: "..." ¡Bah! No diré nada, no diré una mierda..."¡Telón, coño, telón ya, de una puta vez!" No tengo nada, no tengo a nadie, no tengo futuro...no tengo una puta mierda...
- Pues ya tienes tres o cuatro putas mierdas -dijo mi médico- Joder como estás
- Malo...¿sabes que los artistas del siglo XIX deseaban contraer la tuberculosis porque eso los hacía mejores?
- Ya, ya...
- ¿Y cuantos días tengo que tomar esa mierda de pastillas?
- Por lo menos cinco días de mierda
- ¡Qué asco de pastillas!
- No las tomes -dijo él dejándome por imposible
- ¿Pero no eras tú el que decías que una resfriao de estos dura una semana con antibióticos y siete días sin ellos?
- Sí, yo era.
- ¿Y entonces?
- Entonces nada, Kufisto. Tú verás.
- ¿Qué quieres? -le pregunté a otro que había asomado un rato antes del no lloraré...
- ¿Un café?
- Como
- Ehhh...
Gilipollas.
Me comí la segunda Amoxicilina de 750 del día y un rato después fui relevado a la hora habitual. Ya en casa pasé al dormitorio, le di la vuelta a la almohada y miré por los restos de la marea que la fiebre había dejado la noche anterior, algo inenarrable, algo que alguien como yo no puede explicar con palabras...Aquello había sido un puto CHARCO.
Un charco, joder.
Ya el viernes por la tarde, al llegar a casa, había empezado a sentirme raro, como si tuviera una citación del juzgado para el lunes; sólo que el nudo lo tenía en el pecho en lugar de en el estómago.
Bueno, no veo la tele pero sí Internet: todo lo que creías estaba equivocado, la Tierra es plana, América no existe, la Tierra está Hueca, ¿Plástico? ¡Abominación!, Tu amigo el Ajo, Cara a la Granada, el Buen Higo, Tiempo de Dátiles, la Tierra es un Toroide, La Farmafia, el Zeitgeist, los Annunakis, David Icke y su puta madre buscan piso en La Finca, la Tierra Amorfa y Los Nazis: seres de luz.
Estuve como las cuatro horas habituales de pre-sueño pensando si debería tomarme la droga en previsión de lo que se dejaba sentir en mi pecho. "Bah, no es nada, sólo es el viento...Mis alveólos están perfectos, ¿no?"
Y a eso de la mitad del sueño llamaron a mi tumefacta (¡y torrefacta!) cabeza como si acabaran de ver a Neil Young tirando petardos en un especial de Nochevieja de Telecinco.
"¿Qué coño?..." Por un instante creí estar en una cama de agua. Palpé bajo la almohada y obtuve respuesta sónica, cosa que me dejó loco, pero estaba tan febril que volví a dormirme en cero coma, como marinero de luces estrellado contra el iceberg Bailén, latitud 33 y longitud 19 cms.
Desperté, desperté...A todo lo no muerto se le llama despertar. Una rata vieja también se despierta. ¡Oh, Dios, El Santo! Recé mis oraciones matutinas y eché mano del antibiótico que, previsoriamente, había buscado la noche anterior, esa en la que por mis estúpidas lecturras creí no haría falta la química, "tomátela, Kufisto", "no", "tomátela, joder", "que no", "ya verás mañana, ya...", "a la mierda...Estoy hecho más chaval que Paco Martínez Soria en el puticlub aquel, el que le servía al Rey transitivo las putas transitorias que se caían por los balcones floreados transgénicamente...", "¿qué?", "también se folló a Bibí", "¡no jodas!", "menos que Valerón"
Estaba tan malo la noche del pasado sábado que busqué por thrash metal en Youtube. Acabé por dar con un concierto de los Fab Four en Bulgaria y logré fumarme el primer pito del día mientras veía a mis héroes de hace 25 años. Después encontré un documental de Slayer y casi que olvidé lo mío viendo a sus fans, sobretodo a uno que me recordó una historia de un libro homenaje a Lovecraft, ese Franco literario: estaba ahí, a un lado, hiératico, elegantemente vestido, mientras veía hacer el subnormal a un borracho del que todos se reían a la par que celebraban sus estupideces. Y tu boca me sabrá a ajenjo, creo que se llamaba aquel buen cuento, el único que se salvaba de todo esa mierda. Bueno, y el de 24 vistas del monte Fuji, por Hokusai, de Zelezny. Ese tampoco estaba mal.
Como yo un par de días después.
No estar mal no significa estar bien, todavía estoy escupiendo como aquellos judíos de nuestras abuelas, aunque ya incoloramente, que es lo bueno, mirad a Ónega sino...
- ¡Un café, Kufisto!
- Voyyarrggghhhh -Pobre cubo de la cocina. "Hazme lo que quieras" me dijo una vez una. Y le escupí en la cara. Se enfadó. No haber hablao.
Casi mes y medio había pasado desde mi fatídico esguince, ese que me tuvo durante más de una semana dándole vueltas a la historia que pude haber contado, tan buena, tan graciosa, que no fui capaz de darle forma a pesar de que con ninguna lo he intentado tanto. De verdad que me dieron ganas de dejarlo por no sacarla.
Pero ayer..."¿Y si...?" Eran las cinco y media de la mañana, mi hora en este tiempo que por unas cosas u otras no he olido durante todos estos meses rampantes, joder...Hay que levantarse con el sol, con el Sol, Kufisto, coño, me cago en dios...
Terminé por levantarme, ya estaba bien.
Me duché, desayuné y salí a andar con mucho cuidado de no pisar mal.
A eso de la media hora, ya casi bizco por no mirar más que al maldito suelo, levanté la mirada y lo vi ahí, donde siempre, como siempre..."Joder...¿todavía estás ahí? ¿todavía estás ahí? ¿todavía me quieres? ¿todavía te gusto? Eres la hostia..."
Y en ese mismo momento recordé a la vieja descuartizadora y poco después escribí una de mis mejores historias en menos tiempo del que voy a necesitar para cerrar esta justificación.
Cierro con Slayer, que tanto me ayudaron en...yo qué sé
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