domingo, 8 de enero de 2023

PON LO QUE TE SALGA DE LOS HUEVOS

 Todo había ido tan bien que acabé con los preparativos mucho antes del horario previsto. Todavía no tenía ganas de almorzar y cogiendo uno de los taburetes de la barra lo llevé hasta la esquina y me senté a mirar el móvil para hacer tiempo. Apenas eran las diez de la mañana del último domingo de Navidad y la gente ya andaba dándose de hostias en los foros de la Red. Vi un gif tan gracioso que logró hacerme soltar una carcajada entre el silencio general de la escasa clientela. Dejé el teléfono un tanto avergonzado.

El gordito casado con una cajera gorda del Mercadona jugaba a la tragaperras con cierta firmeza, como si estuviera estampando sellos en cartas de protesta; poco más allá un doctor en Química leía el diario con los auriculares puestos dando buena cuenta de sus pulgas de embutido; al otro lado del salón y también en una mesa alta una pareja post-menopaúsica consumía sus tostadas con tomate; y un poco más acá, sentados en una mesa baja, un padre y una hija adolescente deglutían los últimos churros de la mañana antes de volver al hospital. Una música suave amenizaba la escena. 

"Pero esto es perfecto -pensé- Es como una misa, una misa buena. Y yo soy el sacerdote. Sirvo cafés con leche, tostadas con tomate, churros y pulgas de chorizo y salchichón. Pongo buena música y todos callados, a sus cosas...Y silencio. Perfecto. Todos juntos aquí, en el bar, y todos a su aire, a su marcha, sin meterse con nadie, en comunión, salvo el subnormal de la máquina, aunque bastante tiene..." Pocas veces me he sentido tan a gusto en un bar estando sobrio.


Las últimas cañas de Navidad se fueron a tirones. Fue como un te meto, no te meto, un chinochano que se dice por aquí, pero en fin, salvé los muebles y buena parte de los electrodomésticos.

- Kufisto -dijo el hoy solitario bebedor de cerveza, un buen amigo- Te voy a enseñar unos vídeos para que los veas.

Pájaros. Allí había pájaros enjaulados. No tengo ni puta idea de pájaros pero a estas alturas de su vida esa es una de sus pasiones de siempre, uno de sus entretenimientos, una de las pocas cosas que le hacen seguir adelante aparte de su durísimo trabajo y, claro está, de la hija que decidió vivir con él cuando aún era menor de edad. También me enseñó una foto actual de ella. Está muy guapa. La perdí de vista siendo una niña. Mi amigo estuvo a punto de volverse loco sin remisión al ser abandonado por su mujer de toda la vida. Ahora está bien, medicado pero bien. Y se va de putas cuando se tercia.

No sé, no entiendo de pájaros. Eran palomos, o palomas o yo qué sé. Estaban en jaulas y la verdad es que eran bonitos. Me enseñó a una blanca que daban ganas de hacerse una paja. ¡Y la verdad es que me entusiasmé! ¡Chinochano, chinochano! La tarde estaba hecha y era como si hubiera vuelto esa mañana tan perfecta sólo que de otra forma. Allí al fondo del salón una cuadrilla de puretas andaban abriendo sellos con las espadas de sus lenguas pero todo seguía siendo tan perfecto como antes, ¡todavía más!

- ¡Hostia, tío! -le dije a mi amigo- ¡A ver cuando quedamos para ver tus pájaros!
- ¡Cuando quieras, Kufisto! 


- ¿Un poco de buen rock para acabar, compadre?
- Pon lo que te salga de los huevos, Kufisto.




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