martes, 7 de enero de 2014
NO SON LOS TOROS PARA DORMIR CON LOS GATOS
- ¡¡¡EEEHHH...!!!
- ¡Ahhh...joder!
Y pasé al de tíos.
La vieja estaba jiñando en el de minusválidos, el del centro, sin echar el cerrojo; fue rápida, no pude ni abrir un cuarto de puerta. "Increíble -pensé- ¿como lo habrá hecho?" La de entrada estaba abierta, así que poco ruido pude hacer en esos dos metros; y soy de los que las abren como si no hubiera nadie detrás. Más aún en el cementerio.
Me fui hacia la izquierda, pasé de pasar al inodoro acerrojado y meé en los de pie, a la buena de Dios; pero a veces son preferibles las habitaciones sin cerrojos: sobretodo si no son los tuyos. Mañanas hubieron que me dejaron huella para una semana. En la boca. De espejo. Las peores de las visibles.
Con todo, apunté hacia los pelos que otros como aquella se habían dejado, salía con fuerza, y no es cuestión de ir desperdiciándola, tampoco de esconderla; además que resulta hermoso barrer la cochambre cuando todavía tienes la escoba entre las manos, sino impoluta, sí a medio gastar, que es como mejor rinden las cosas.
Salí, la otra todavía estaba plantando su semilla, cosas de mujeres. Si hubieran sido ellas las inventoras del ajedrez todavía andaríamos jugando con el reloj de arena. O un silo de ella. O un desierto de arena, pena...
El rincón de los gatos estaba como ahora lo está la fuerza de aquel ciclón, es decir, ninguno, y mirándolos olvidé visitar los huesos de mis muertos, no creo que se mosqueen, no creo que se acuerden, no creo que allí haya lugar para esas otras cosas. No creo que haya lugar para nada más que sentirte un poco más vivo.
El tipo de Radio Clásica empezó a decir gilipolleces, era demasiado temprano, así que me pasé a Stairway to Heaven, hacía siglos que no la escuchaba de corrido, pero no hay como que alguien que respetas te diga que está cogiéndole el punto a algo tuyo como para volver sobre ello para no perderlo, que lo perderás, pero mientras tanto...qué bien suena.
Llegué a casa y cogí el coche, fui al hiper y pillé granadas y manzanas, naranjas y pinchos morunos, chorizos y morcillas.De regreso a casa paré en el bar, cerrado, y dejé sus cosas. La puerta estaba abierta, "¿no cierras?" le dije a mi padre, "sí...ahora..." Todavía se acuerda, cada vez le cuesta más perdonar mis paranoias.
Dejé toda la mierda colocada en el maldito frigorífico y me fui para mi puta casa, Abrí la botella de vino que acababa de secuestrar y empecé a bebérmela mientras escribía algo. Eran las once y media.
Bueno, mi tío llegaría a las doce, tenía un cierto margen, tal que ayer cuando le gané una partida a un israelita mientras me hacía unos spaguettis con atún, ¡qué gusto me dio!, y eso que estaba perdido en el medio juego y mi reloj ná más que tic-tac, tic-tac...jódete, cabrón. Me gusta ganarles a los putos israelies; seguro que tengo un score favorable. Lo doy todo contra ellos.
Abrí la botella de vino, los ibéricos de oferta y el último puro del frigo. Y buscando algo que olvidara mi última cagada retomé aquella de la vieja, una de las congeladas, como puede acabar esta, aunque va a ser que no.
Estaba dándole forma al primer párrafo cuando llegó quien ya no esperaba, que es lo que pasa cuando tratas con gente seria, de derechas, puntual...Ya eran y veinte y casi me había bebido la botella, "ojalá no venga ya"; puedo aguantar un mes más con la puerta como la de Occidente, sólo es necesario tener un cacho de hierro en el suelo para que no se cierre, me cago en la puta, que casi me vuelvo loco cuando la vi cerrada, como aquella vez con aquella golfa rumana...
Pero llegó; es lo que pasa con los de derechas, que siempre llegan aunque sea tarde.
- ¿Kufisto?
- Tío
- Ábreme
- Voy
Y bajé. Llevo ocho años aquí y todavía no sé como tienen que llamarme. O, mejor dicho, no sé como explicarlo. Y al principio venían, sí...pero ni entonces sabía.
Yo ya estaba medio pedo, el puro colgando, "tu hijo estaba fumándose un puro a las doce...", no creo, me la sopla, soy un escritor y tengo que inspirarme...mierda puros de mierda...
- Dame los tornillos, Kufisto
Milagrosamente los encontré sobre un cenicero donde guardo...ná. Milagro.
Me serví otro vaso de vino mientras intentaba darle forma a la cagada de aquella vieja.
- Bueno...voy a por la cerradura...¿estás fumándote un puro?
- Sí...es que acabo de comer un poco...Ahora echamos un pincho
- Sssi, bueno...ahora vengo
Fuese, vino y equivocóse, que también les pasa a los hijos de los divisionarios azules, aunque más fue por el mierda crío que por él, claro, que se llevó la cerradura: "Así" Y se la dieron del revés.
- Me cago en su puta madre...bueno, me voy otra vez pallá
Aproveché el tiempo machacando la botella, escribiendo: "¿descripción del water de tíos o pispás? ¿olor de la mierda de la vieja o pispás? recorta, Kufisto, cabrón, recorta..."
Finalmente, en medio, arregló la cerradura; hoy ya podré dormir solo otra vez, como mejor se duerme, digan lo que digan, claro que yo soy más de Bertín, no de ese locón, y ni os cuento de Julio, es mi ídolo, pero una vez se lo oí decir a Bértin Osbourn, como le llamamos entre los colegas: "sí, ya...pero después cada uno a su cama" Palabra de follador. Y no es que me folle a este cabrón, no, pero es sentirlo, ronroneando así, echo un puto ovillo, y como que parece tal que te cagaras en dios al moverte, no sé...Un gato que duerme es como un tabernáculo con el manto echado.
Partí un poco del ibérico que acababa de comprar y ya había empezado y abrí dos cervezas, nos sentamos junto al ordenador y mantuvimos una agradable charla, de las que se quedarán, tampoco hemos tenido tantas, de hecho sólo me acuerdo de otra y fue hace un trillón de años luz. Después se fue a por su mujer, la de la eterna sonrisa que a punto estuvo de apagarse cuando empezó a morir este último verano, y yo me quedé dándole un poco más a esta historia y hasta los gavilanes de la Estacada, un vino que ya no me sabe igual que antes. ¿Pero qué lo hace?
Atrancado ya no me acuerdo donde, lo intenté con un poco de Johnnie, otro qué facilón, pero viendo que no progresaba más que como un progre determiné dejarlo y echar a andar, que es cosa buena siempre y cuando te funcionen los pies, y si no también, que no sólo de pan vive el hombre y tampoco la vida ha de ser pluscuamperfecta: ¿que te duele? te jodes, pero andas. Ya llegará el día en que ni te duela ni andes.
Con todo, no tardé mucho en regresar para mis costumbres, costumbres que ya van dos meses que dejaron de serlo; pero más fue porque iba un tanto afectado que por otra cosa. Soy como los toros bravos que se crecen con el dolor; pero esa pesadez, ese picotazo de veterinario comprado por el apoderado...te puede. Tanto que pensé en llamar a un colega para la puntilla, pero en el último momento recordé mi naturaleza y decidí que lo mejor era comer algo y descansar un poco, que ser de corazón bravo no significa tener cabeza de bolo. Eso para los toros de Domecq.
A eso de las seis y pico, en la que ahora es la hora loca de los gatos, viendo que se iba el sol y yo no hacía más que derramarme en gilipolleces sin fin, en discusiones que me la soplan más que el puto Louis Armstrong a su mierda-trompeta, determiné hacer la tercera salida del día que ya iba a ser noche, otra vez, como esta mañana cuando me desperté. Qué ganas tengo de que llegue Mayo...aunque marzo ya va estando bien.
Diez minutos y otra vez el dolor, otra vez el pisar mal, otra vez andando en la memoria, que es como no se tiene que andar: no es tanto que el caminante haga el camino, sino que el camino no te haga recordar tu caminar.
Pasé, no lo olvidé pero tampoco le hice mucho caso; hay días que es mejor vivirlos como si no hubieran muchos más. Y caminé lo que siempre he caminado. A veces es mejor joderse que joder.
Ahora estoy aquí, sentado, rematando esto, todavía vestido de romano, todavía con mis cosas de escribir, mis pinchazos, mis pastillas azules, ¿o eran las rojas?...Qué más da.
Mañana será otro día, sí...
Y todavía estaré aquí para contarlo.
Con mis cerrojos en orden, claro.
Que los del maldito cementerio no son cosa mía.
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No sé por qué, pero hoy me he levantado relativamente optimista, con la cabeza despejada, por primera vez desde... no sé cuándo. Y no he tomado drogas, y cervezas un par, pero no es por eso.
ResponderEliminarAhora te leo, kufisto.
Un artículo escatológico. Y casi pole.
ResponderEliminarHombre, Bertín Osbourn, de la familia... jeje:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=JCT5uTdPRgs
Lo de "A veces es mejor joderse que joder." me ha recordado a lo de "No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, como no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo." de Cela en las Cortes.