martes, 13 de diciembre de 2011
YO, BIEN...¿Y TÚ?
Poco después he encontrado la razón.
Era el tipo del extremo izquierdo del banco de enfrente, un barbas de rostro duro, con menos canas en su abundante, recio y corto pelo de las que tengo yo con quince años menos, aunque eso sí, las arrugas y el color de su piel revelaban dos cosas importantes: que era el padre de la joven virgen del hiyab.
No tendría más de quince años, estaba sentada a tres butacas de su viejo, las pequeñas manos entrelazadas, mirando con timidez a su alrededor, en una de ésas sus ojos se han cruzado con los míos, ha mantenido la mirada al darse cuenta que estaba mirándola, he sido yo el primero en mirar a otro lado, poco después se ha levantado y se ha puesto de pie junto a él, ahí me he dado cuenta, tampoco era tan difícil, pero en esos sitios uno no tiene la cabeza nada más que en su nombre. Y en los negros ojos de una joven virgen mora.
Iba por la segunda escucha del Cuarto Movimiento de la Novena de Beethoven cuando he empezado a sentirme incómodo; llevaba casi cuarenta minutos de pie, apoyado contra la pared, rodeado de viejos y no tan viejos que estaban esperando lo mismo que yo, todos envueltos por el manto del silencio ante la amenazante duda, sólo roto por el inevitable cuchicheo de algunas telecinqueras, he pensado que estaba ultrajando a Ludwig Van y su eterna composición, utilizándolo como aquel que pone el televisor para dormir, intentaba concentrarme en la música, olvidarme del lugar donde estaba, pero era estúpido, no podía hacerlo, aún no hay luminosos en los que aparezca tu nombre con la puerta que debes pasar, tienes que oírlo, cosa rara en estos tiempos, recuerdo que me he acordado de los sordos, "¿y ellos?". No sé, supongo que tendrán que ir acompañados. O ponerse un cartel en el caso de que estén solos: "soy Fulano de Tal". Han dejado un sitio libre y me he sentado sin mirar a nadie, la educación termina cuando la cabeza empieza a darte vueltas, a los dos minutos ha dicho mi nombre y apellidos una metálica voz de mujer, algo va mal cuando uno oye sus apellidos.
Una gorda me ha ordenado que abrazara una fría máquina, ella se ha ido detrás, tras el cristal, he vuelto a sentirme ridículo, "coge todo el aire que puedas y contén la respiración", he obedecido lo mejor que he podido, lo cual no era mucho según me ha dicho al salir, "ahora ponte de lado...así...e intenta hacerlo mejor...", "puedes irte", he pillado el abrigo y la bufanda, casi tengo que tirar abajo la puerta de salida, "¿el cerrojo...a la derecha...a la izquierda...? ¡mecagoenmiputavida!". De reojo he visto como el resto de patibulari@s me miraban al salir, ni me he fijado en Sherezade aunque he pasado junto a ella, tales son los efectos que provocan estos lugares: ni la belleza es suficiente para retenerte.
A pesar de que una amiga me había indicado el camino hacía menos de una hora he sido incapaz de dar a la primera con mi segunda parada: "oiga, ¿esto donde es?". Un hospital siempre será un laberinto para mí, es como si al pasar me arrancaran los ojos o me pusieran una venda, si fuera algo bueno lo que me esperara seguro que lo haría sin fallo, pero ahí no hay nada bueno, es como si tu cabeza desconectara, "vete, vete, vete...", más quisiera. Pero a veces hay que ir. Escapar no soluciona algunos problemas.
Un oceáno de despistad@s iban de acá para allá, preguntando a enfermeras, celadores, a todo lo que se moviera y fuera de blanco, por tu salud mental jamás lleves ese color cuando vayas ahí, la verdad es que también tienen lo suyo éstos, aguantar las mismas preguntas, las mismas prisas, las primas quejas, como si ell@s tuvieran la culpa del mal que aqueja al pesado inquisidor...la verdad es que cada uno tenemos lo nuestro. Sólo es necesario dejar de mirarte por un momento para ver que no estás tan mal.
Al final he conseguido dar con mi amigo Enrique:
- "¿Dónde te has metido? me han dicho hace un rato que estabas esperando..."
- "Ya...pero me he despistao...he ido arriba...no sé...siempre me pierdo cuando vengo aquí..."
- "Bueeeeno..."
Estábamos solos, en silencio, él mirando su máquina y yo mirándole a él, por fin lejos del tumulto, aunque únicamente te separen diez metros de él, a veces una simple puerta supone millones de años luz, a veces una puerta es la diferencia entre la nada y el todo...
- "Pues...estás igual que la otra vez...¡qué radiografía más pobre que te han hecho!...tranquilo, no tienes nada malo...pulmón de fumador...¿te duele constantemente?"
- "No, a veces...no sé si ya es algo psicológico...estuve dos semanas tomando el anti-inflamatorio que me dijiste...bueno, entre medias me pillé dos o tres de las gordas..."
- "Por qué dices eso de psicológico?"
- "Me acuerdo de mi tía...cómo empezó...el dolor ahí..."
- "Bueno, bueno, tu tía era diez años mayor. No te emparonies, no tienes nada malo, al menos nada apreciable con una radiografía. Voy a recetarte algo más fuerte, lo tomas unos días, dejas de hacer el imbécil durante un tiempo y verás como se te pasa...¡y no tengas esa cara, capullo!"
Lo primero que he hecho al salir ha sido un cigarrillo, pero tan malamente que se me ha caído la boquilla, "mejor en el coche", la mañana estaba fría, nublada, pesada...más o menos como yo durante estos últimos días; he ido a la farmacia, he comprado el material y me he venido para acá. Había decidido salir a dar un paseo pero he pensado que mejor escribía algo antes. Y eso es lo que he hecho con la ayuda de cuatro cigarrillos más y una botella de agua.
El sol está entrando por mi ventana, tímidamente, las nubes son demasiadas, siguen bajas, hace frío, voy a dar una vuelta y a comprar el pan.
Sí, tengo frío, pero estoy en mi casa y anoche pensaba que quizá hoy comería caldo de avecrem en la cama de un hospital, sin más abrigo que el pijama reglamentario, para algo tienen al infierno en las calderas, calor para cuerpos que se van enfriando, apagando, muriendo...
Ensalada de primero y filetón de ternera como segundo.
Y un Marlboro de postre.
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Brrrrrr que grima, los hospitales ni mentarlos. Comiendo ensalada y chuletón que de malo puede pasarte, nada. Veo que lías cigarrillos, yo uso latas de 40g. de Kamel y Filter Tubes "AMIGOS" de 800 que traen el papel y el filtro lo metes en la Cigarette Machine OCB y ya tienes tu cigarrillo como si fuera de fabrica.
ResponderEliminarSaluditos y ojo con las curdas.
Bueno,¿ y qué ha pasado con la morita ? jajaja
ResponderEliminarAlli quedo. Con papa.
ResponderEliminarBonitos ojazos negros, vive Ala...
Olvídate de moras y tabaco.. uno de los es muy perjudicial para la salud, y el otro, solo un poco menos.
ResponderEliminarCuidate Kufisto
No has dejado claro cual de los dos es más dañino ;)
ResponderEliminarUn abrazo, Ogro
Me alegro de que lo del médico no fuese nada, y
ResponderEliminarde que no dejes el blog.
No es que buscases caricias hombre, no te castigues.
La combinación de sospechas médicas unidas a la proximidad de las navidades, y sumada a una buena resaca, puede dejar a cualquiera con ganas de tirarse por la ventana. Ganas de dejar el blog es
lo menos que se despacha en esos casos.
Ala, a por ellos que son pocos y cobardes.
Salud.
M.
"Eres bueno..." "¡No!...hay que"
ResponderEliminar"TÚ ERES BUENO, ERES MUY BUENO..."
Que le decía de Niro a Crystal
Así ha sido, Billy, así ha sido...
Muchas gracias
Y Salud, con Mayúsculas
Que no falte
Un abrazo
Todo el mundo muere, sólo cambia el tiempo y el lugar... lo importante es cómo afrontas el fin. Lo peor que se puede tener en la vida es miedo a la muerte. Dios ayuda.
ResponderEliminarUn saludo.
AMC
Ya, AMC, ya...lei no se donde que un buen samurai lo primero en lo que debe meditar cuando despierta es en su propia muerte
ResponderEliminarpero, conio, yo no soy chino, ni japo, ni hostias...soy manchego de pura cepa.
Y no creo que haya nadie en el mundo a quienes les guste mas apurar las cosas. Cosas de la escasez.
La muerte...que hijadelagranputa
a ver si existe Dios
saludos
kufisto rima con fascista, no?
ResponderEliminarNo demasiado bien, la verdaz...mejon con porelculisto, peaso finstro
ResponderEliminarZorreteeeee...¡que me lo marcó como Spam! me he dao cuenta ahora mismo ;)
ResponderEliminarPor cierto, vemos que somos del mismo equipo; yo me los curro a mano, me luce más
Un abrazo, amigo
¿Porqué los hombres sois tan hipocondríacos?
ResponderEliminarEn cualquier caso, celebro que todo esté bien, y deseo que ese filetón y el marlboro de postre te sentaran de vicio.
Un besote Kufisto!
R
Gracias, guapa, otro para tí
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