lunes, 4 de octubre de 2010
MIRALAMIEL
Anoche estuve mirando caer la miel.
Quedaba poca, así que volqué el tarro en un vaso grande mientras cenaba. Cuando terminé con el faisán trufado que tan magníficamente habíame preparado mi cocinera y amante Clotilda cogí el tetabí de leche para echarla en el vacho glande. Pero no lo hice.
Había demasiada, no era plan. Me fijé.
Largos hilillos de miel caían lenta, majestuosamente, en el vaso cortesía de Nocilla. Me senté para contemplar el espectáculo.
Uno era el que marcaba la pauta; se formaba una gota en el borde del tarro, y cuando su peso era el suficiente según las leyes de la Gravedad, Newton, Hawking, Aristóteles y Cristiano Ronaldo, comenzaba a caer despacio, con suavidad, arrastrándo tras de sí un finísimo hilo de miel del que se separaba cuando era inevitable para caer en el fondo del vaso; entonces el hilo se replegaba sobre sí mismo (como las estrellas. Ver "Los agujeros negros, de gusano, de ladilla y de Io" por Yashimoto Enolagei) y se reiniciaba el show.
Estuve un buen rato sin quitarle el ojo. Hubo un momento en el que su ritmo de caída era el de mi respiración. Hipnótico. Cuando me dí cuenta de que se me había dormido la pierna supe que había llegado el momento de irse a la cama. Recuerda el viejo axioma: "Si se te duerme la pierna viendo caer la miel un domingo por la noche es que estás a las puertas de la Locura."
Llamé a Clotilda, le eché uno por detrás, la despedí a sus aposentos y me dormí.
El fin de semana ha sido largo y pesado, como de costumbre. Mucho trabajo.
La noche del viernes estuvo bien, tuve bastante jaleo en el bar y cuando se calmó la cosa tonteé con una chavalita de interesante mirada. Tiene ventipocos años no es que sea una beldad, pero ya os digo que sus ojos son muy hermosos y su mirada dice muchas cosas. Y no habituales de encontrar.
Y es que soy un hombre de ojos. A ver...por supuesto no en un feto nauseabundo, no, pero unos ojos bonitos, VIVOS, en un rostro normal, en un cuerpo del montón, es algo que me atrae mucho. Me gusta un buen culo, unas buenas tetas y el rollo habitual (aunque parece que ahora cada vez menos están en mi acera), pero si todo eso no va acompañado de una mirada que te diga algo...no sé, algo falla, un rato y adiós, no se puede estar follando a todas horas, habrá que hablar de algo, digo yo, mirarse en silencio, echar unas risas...
El sábado amaneció regular. Me desperté tarde, con una ligera resaca, comí algo y pillé la bici. Para quemar las toxinas lo mejor es sudar; ni pastillas, ni hostias, hay que quemarlas. Hacía una tarde cojonuda, me fuí por un camino y empezé a dar pedales, el whisky iba saliendo por mi piel, yo me sentía mejor, le iba dando caña a buena marcha, como si fueran a darme un puto premio o algo, aunque seguro que me lo hubieran quitado por ir dopado, pobre Contador, recordé a Landis y su memorable etapa en el Tour de hace unos años, no he visto cosa igual, él sólo contra todos y les metió siete minutos, como John Wayne, estaba viéndola en el bar, trabajando, y recuerdo que me puse a vocear, a animarlo, era increíble, ¡qué tío!, ¡qué máquina!...ganó el Tour y después se lo quitaron. Al parecer iba hasta arriba de tema. Lo que más me gustó fué la excusa que dió; el día anterior había perdido siete minutos y dijo que estaba tan triste que por la noche se pimpló dos botellas de whisky, por lo que el positivo sería debido a eso...genial. Landis, tronko, vale que tu eras deportista y estabas preparado y tal, pero si te metes eso una noche a la mañana siguiente no te levantas de la cama aunque te digan que Ava Gardner está esperándote en la otra habitación con las bragas en la mano. De todas formas aquella demostración de fuerza no la olvidaré nunca. Aunque fuera hasta las cejas. Cuando terminé mi recorrido estuve tosiendo cinco minutos, sobredosis de nicotina, me duché, descansé un rato y a trabajar. Otra noche más. Una noche menos.
Ayer desperté realmente cansado, cansancio físico, nada de resacas, así que cogí el coche para ir a por el pan. Maldita la hora.
Estaba disputándose una estúpida carrera popular; de esas donde seres de todas las edades, sexos, y fealdades estrujan sus fuerzas hasta el borde del infarto por no puedo entender qué razón. Todas las calles con circulación restringida, regulada por idiotas que no saben hacer la O con un canuto y algunos policías. Aquéllos con un chaleco de "Protección Civil", ¿protección civil?, si mi seguridad estuviera en las manos de esos inútiles ya podría darme por follado. Una criaja estúpida, no tendría más de dieciseis años, era la encargada de controlar el paso de corredores y tráfico en una de las avenidas más importantes de la ciudad, ¿os lo podéis creer?, cuando estaba a punto de seguir mi trayecto la hijaputa cortó la circulación cuando aún faltaba medio minuto para que pasaran los gilipollas preinfartados, ¡y de qué maneras!, si la hubieráis visto...para matarla, una chulería, unos modos..."¡Ehhhh, paaaaaaaraaa!", le das un jodido chaleco de mierda a una imbécil como esa y se cree la Dueña del Universo. Cuando se reanudó la circulación no me pude contener, "¡VETE A CAGAR!", le grité al pasar a su lado. Gilipollas.
Otra vez al bar, furbo tó la tarde, sesión continua, que si el Kun, que si Messi, que si el hijodelagranputa de Ronaldo...mucha gente, mucho ruido, mucho trabajo...el domingo ideal, vamos.
Cerré en cuanto pude y terminé como he empezado.
Luego sigo, hoy tengo para mí todo el día.
Esto es la hostia.
Iba paseando, pensando en qué escribiros, cuando he recordado una anécdota de ayer que se me olvidó incluir este mediodía. Estaba dándole vueltas al tema y, ¡oh sorpresa!, a lo lejos he visto al protagonista, hablando con un viejo mientras abrazaba y toqueteaba a un perrazo negro. Todos necesitamos amor (también se llama así), pero lo de este tío ya no es ni medio normal.
Al poco de llegar al trabajo, sobre las cinco de la tarde, entró una pareja; a él lo conocía, a ella no. Él es GAY, no gay, ahora lo entenderéis, y ella un gran cacho de carne con ojos. Les atendí y me fuí a mi rincón. Había poca gente y tenía puesto el furbo, así que no había mucho ruido y como nuestra barra no es la del Copacabana todo se oía, y más aún si se habla para que te oigan.
De entrada; físicamente él es lo más parecido a un simio en humano que he visto en mi vida, feo como él solo. Estuvo casado, pero parece ser que una noche le abrieron el tercer ojo y vió la luz, desde entonces se dedica a difundir la Buena Nueva allá por donde va, como suele ocurrir con los reconvertidos a cualquier cosa, que se transforman en los más fanáticos del asunto. Pues nada, al rollo, Él comenzó a contarle a ella sus vacaciones en el Caribe:
- "¡No te lo puedes ni imaginar tía! ¡Un hotel que te cagas! ¡Y unos chicossss...! ¡Maaadre míiia! Había un camarero...NEGRO...¡con unos MÚSCULOS!, ¡un CUUULO! tendrías que verlo, no se puede explicar con palabras...Pues nada, yo estaba con mi amigo, intentando ligármelo, que si esto que si lo otro, ja ja, ji ji, el negrito entendía...cuando de repente me empujan por detrás, me vuelvo y me encuentro a un RUBIAZO IM-PRE-SIO-NAN-TE, pardon, me dice en francés...casi me vuelvo loco, yo le contesté en francés, SÉ ALGO, y empezamos a hablar...vino otro amigo suyo y nos pusimos a beber los cuatro, el negrito se echaba algún chupito con nosotros, brindis y tal, empezé a meterle mano al francés, ¡EL TÍO SE DEJABA!, ¡qué calentón!, nos fuimos al hotel y..."
Aquí corté.
Me salí a la terraza a fumar un pito, tranquilamente, en esas estaba cuando sentí que un dedo recorría mi nuca, "Hoooola Kufis"; era Esther, una auténtica LOBA. Acaba de cumplir 39 y sigue estando cañón, transpira SEXO hasta estando mala, como era el caso:
- "Qué mala que estoy..."
- "¿Qué te pasa?"
- "No sé...tengo la garganta...estoy congestionada..."
- "Eso es que has cogido frío, es la época. Tómate una aspirina"
Lo que pasa es que anoche agarraste una buena, que yo te ví en acción. ¡Ay la memoria!.
Pasamos para dentro, le puse un chupito, le dí una aspirina y la dejé de cháchara con el GAY y el gran cacho de carne con ojos.
A lo que iba; me da igual con quien te acuestes, si te va lo duro, lo blando, o los dos, si te mola el cuero, las cadenas o los látigos, o las lluvias o las tormentas...igual. Lo que cada uno haga con su cuerpo en PRIVADO no es asunto de mi incumbencia, pero si estás en mi puta casa (bar) mantén las formas, compórtate, no son las seis de la mañana, cuando va puesto hasta el mono del anís y a todos nos da igual todo, son las cinco de la tarde de un domingo cualquiera y no me apetece oír historias, historios o histories. Se puede hablar normal de lo que sea, no como si tuvieras un jodido megáfono en la boca, ¿vale, tronko?. Y tanto digo esto como cuando veo alguna pareja comerse vivos mientras se toman un puto café; el sexo en casa, en el campo, en la montaña, en el coche o en la Luna, pero en un local público no. Eso es para adolescentes con la sangre alborotada y la cabeza de portapelo. Te vas a un club de intercambio, o a un after, o donde no escandalize ni que te pongas a mear en un rincón...pero no en mi casa, ¿vale?.
Un meneo, un achuchón, una palmada, unos besos...¡jóder!, ¡si estamos en el siglo XXI!...pero otra cosa es que estés a punto de sacarte la minga; si quieres que te vean follar puedes ganarte la vida honradamente en los lugares adecuados; coges a tu pareja, te vas a una sala de ACCIÓN, pasas el concienzudo examen y a montar el número para la pajillería sentada, olé tus cojones, arsa tu coño y viva la madre que os parió.
Pero en mi casa no. Está en juego mi pan y el jamón york del gato. Y el mijo de los periquitos.
Tiempo muerto. Voy a ver una peli. Después escribiré la coda.
¡Qué buena!. "La Casa de Drácula", 1945; por Erle C. Kenton (ni zorra idea) y con Lon Chaney Jr. en el papel de hombre-lobo, el gran John Carradine como Drácula y una grata sorpresa como doctor Jekyll & Hyde, Lionel Atwill, auténtico protagonista del film. Sale toda la panda, hasta Frankenstein al final, "el mayor asesino de la historia", dos guapas enfermeras, una rubia pretendida por el conde y finalmente conseguida por el verdadero abuelo de Méndez, y una preciosidad morena que, desgraciadamente, está jorobada. Sí, los "efectos especiales" son de risa, se le ven los hilos al murciélago, pero se trata de cine, no de magia.
Carradine está genial, como siempre, en el papel más breve de todos, Chaney bien y Atwill fantástico en su recreación de ese maravilloso personaje.
Lo curioso es que todos son monstruos que quieren curarse (menos Frankenstein), aunque finalmente sólo lo logra el hombre-lobo; el único ser despreciable es un tipo feo y chismoso, el que saca al populacho a la caza de los monstruos, sin conseguirlo; bien por el director.
Tiene planos que parecen cuadros, sobre todo uno de las enfermeras hablando con preocupación bajo la luz de la luna sobre su querido doctor.
Lo único malo es que el bombón moreno no conseguirá desjorobarse tras la trágica muerte del doctor, aunque pudo hacerlo, pero cedió su puesto al hombre-lobo porque ve que su compañera está enamorada de él. La llamada de la selva. Un personaje dostoyevskiano: "Me sacrifico por tu felicidad. Puedo esperar un poco más". Ya no hay tiempo para tí, nena, perdiste tu oportunidad. Y es que ya se sabe:
"Quien pierde un segundo pierde una eternidad".
Bueno, ya está bien por hoy. Por cierto...
Jamás he probado el faisán.
- "¿Y Clotilda?"
¿Clotiqué?
Gracias amigos.
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¡¡¡Qué cosa más fea de "hombre"!!!...pero ¿de dónde lo has sacado?
ResponderEliminarOye, si quieres te vuelvo a "linkear" en donde Moa, que ya se me ha pasao un poco el cabreo del otro día.
Un saludo.
Katakrok-Oswald.
Hola Oswald,
ResponderEliminarpues éste comparado con el GAY es el puto George Clooney.
Lo que tú quieras amigo.
Un abrazo.
Pues "linkeado" queda.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias amigo
ResponderEliminartenk!!!
ResponderEliminar¿?
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