- ¡Pues haberme llamado, joder! ¡Hubiera cerrado el puto bar o lo que fuera! ¿tú sabes la noche que he pasado hoy? ¡Me cago en Dios...!
Y colgó por primera vez.
Decidido a romper con todo me vestí pensando en todos esos años en los que no eres más que un muñeco que no puede ni limpiarse el culo. Y reafirmándome en el imprevisto ayuno de hoy y en mi quinto día sin fumar fui para el bar con la idea de terminar el turno con una purificación tal que pudiese soportar una noche más sobre un colchón que me odia casi tanto como yo a él. Los fariseos vinieron a mi cabeza mientras el ascensor bajaba a las cocheras. Le di caña al Hot Rats de Frank Zappa y se fueron.
Llegué al bar y no había nadie, o casi. Me senté en un taburete junto al ventanal y miré el teléfono. Así estuve hasta casi las tres, que llegó un conocido drogadicto de familia bien con su moto nueva. Y todo empezó a desmoronarse.
- ¿Quieres probarla, Kufisto? -me dijo
- No, no...
Mi hermano pequeño sí la cogió. Y entonces rompí el ayuno con unas patatas al alioli y un copazo de cerveza.
El colega no paraba de hablar. Le dio por acordarse de su hija y del tema pedófilo. Empezó a contarme las torturas que tenía preparadas en el caso de que alguien le hiciera algo a la hijita que ahora está pasando el verano con él pero que pronto volverá a la muy lejana vera de su ex y su novio, con los que se lleva muy bien aunque al principio casi los mata. Sus ideas torturoides eran tan magníficas que tuve que echarme un cubalibre y pedirle un pito. Mi hermano volvió del paseo en moto y se fue. Y yo me quedé con el chico de la moto.
- ¿Tú no te metes, Kufisto? -me dijo la segunda vez que iba de camino al water
- No, joder, no...No me lo digas más veces, coño -respondí echándole un buen trago al Johnnie con agua
- Vale, vale...Si yo no digo ná
- Pues eso
Y en esas andábamos, tortura va tortura viene, cuando llegaron dos de los nuevos travelos que trabajan en el edificio de enfrente.
- Dos cervezas, por favor.
Se las puse y aproveché para echarme otra copa. El de la moto también se pasó a los cubalibres.
- Dame un pito, coño -le dije
Nos salimos fuera y abrí bien las puertas. Vi una pequeña bolsa de basura en su margen izquierda.
- Oye -les dije- ¿podéis quitar esto de aquí?
- ¡Oh, claro, claro, cariño...! -dijo la rubia- Es que iba a tirarla pero no he visto ningún contenedor...
- Ya, claro -dije sabiendo los cuatro que tienen a quince metros de donde follan- pero aquí no queda bien...Mejor tírala ahí, en esa papelera
- ¿Pero no dirán nada?
- No creo que nadie te diga nada con la que está cayendo.
- ¿Pero cabrá?
- Cabrá
La tiró. Y entró.
- Pues tenías razón -dijo
- Sí...Suelo tener razón
- Jijiji
Entró a sentarse con la negra.
- ¿Te has fijao en el corte que lleva bajo el cuello? -me dijo el de la moto
- No (luego me fijé y vaya que sí lo vi)
- Jodeeerrr...Eso es que le han hecho el cuello o algo...Esta gente, también la vida que lleva...
Pasamos adentro. El chico de la moto paso al water y en esas llegó el ciego.
- Aquí, Paco, aquí...
- Ah, vale
- ¿Nos pone otras cervezas, señor? -dijo la rubia
- No, yo no quiero -dijo la negra
- Pues sólo a mi, cariño -dijo yéndose a la calle para hablar por el móvil
El chico de la moto miraba medio escondido desde la entrada al water, papela en mano, mirando a la negra. Esta lo miró y volvió a chupar de su copa, ya casi vacía, y no se movió.
El ciego habló. El de la moto salió. La rubia volvió y se fue con la negra. Los teléfonos echaban humo.
- ¿Crees que tiene rabo, Kufisto? -me dijo el chico de la moto
- Fijo
- Ahhh...¡menudo culo!
- Sí
- ¿De quien estáis hablando? -dijo el ciego
- De dos que había por aquí -dije yo
- Jujuju...
- Te vas a venir conmigo -le dijo el chico de la moto al ciego- ¡Nos vamos a ir de putas!
- Jujuju
- En mi moto...
- No, no...
- ¿Por qué?
- Porque no...¿Y si se entera mi madre?
- ¡Qué se va a enterar!
- Que nooo...
Me eché otra y saqué un paquete de tabaco. Empecé a pensar en volver a escribir. Salimos a fumar.
- ¿No lo habías dejado? -dijo el ciego
- Es sólo una parada técnica -dije yo
- Jujuju...Kufisto siempre está haciendo paradas técnicas
- Sí
Pasé. Al rato se fueron los dos, cada uno por su lado. Salí a fumar y llegó un viejo amigo con su sucia furgoneta. Aparcó en el paso de cebra.
- Joder, Kufisto, no me había enterao...
- ¿De qué?
- De lo de tu padre...
Bueno, ya casi va a hacer cinco meses...
A estas horas de su último año y medio yo estaba con él viendo una de aquellas viejas películas de vaqueros en su casa.
Era muy bueno reconociendo a los actores.
Era el mejor.
Era el mejor.