domingo, 18 de mayo de 2014

UN PASEO EN LA NUBE




Manococía es como llamamos al último tonto del pueblo.

Es un tipo achaparrado, de boca grande, dos dedos de frente y ojos apenas separados por la nariz, que ya debe andar por los cincuenta años más que bien cumplidos.

Yo lo conozco desde siempre, desde que recuerdo algo. Salía del colegio, iba al bar de mi padre para coger el As antes de irme a casa a comer ("dale el As al chico" le decía a cualquiera que lo estuviera leyendo) y mientras esperaba cero coma me bebía una cocacola y pillaba un pincho de tortilla. El viejo del bar que siempre estaba por la cocina me decía algo, el camarero más joven me daba un pellizco en los mofletes, yo me enfadaba y luego me iba a casa a devorar comida y periódico. Algunas veces tenía que hacer algún recado, como ir al carnicero para que me diera los buenos filetes que nos íbamos a comer: "que me ha dicho mi padre..." musitaba yo al entrar en aquella tienda, al respirar aquel olor que nunca olvidaré cuando vuelva a olerlo, al ver a ese hombre bestial con aquel mandil sangriento y esas manos enormes y peludas que sujetaban cuchillos y hachas tan grandes que te hacían temblar. Borracho redomado, maltratador de su mujer, con una cara a la que no puedo ponerle una sonrisa, tenía la mejor carne del pueblo. "Toma" me decía con su ronquísimo vozarrón alargándome la bolsa desde el elevado mostrador. Y entonces se me hacía como si fuera un gigante. Y yo cogía la bolsa y salía disparado con el corazón en las mejillas. Murió antes de que yo pudiera servirle algún vino. Y no empecé tarde, no...

Manococía siempre estaba rondando por allí. A veces lo veía en el bar, siempre sonriendo, no recuerdo que tomara nada; sólo estaba ahí y luego se iba igual que había llegado, sin que nadie se diera cuenta.

En el bar fue donde tuve que oír por primera vez su apodo. "¿Y eso?" le preguntaría a alguien, "porque siempre está dándose el ferrete" me diría el camarero más joven con un gran carcajada. "No le digas eso al chico" diría el viejo del bar. Y yo, sin saber porqué, me pondría colorado como un tomate quizá pensando que era lo que yo estaba empezando a descubrir.

Manococía siempre llevaba una mano en el bolsillo, puede que las dos, para despistar, pero una seguro. Y se tocaba disimuladamente cuando veía a alguna mujer que le gustara, que eran todas. Y cuando alguien le llamaba la atención él simplemente se reía y se iba unos pasos más allá.

Algunos años después, ya de chavales, lo veíamos por ahí y nos reíamos de él, siempre desde la otra acera, que aunque tonto no estaba flojo, y si se lo tomaba con calma al suave requerimiento de los mayores no lo era tanto con cuatro mocosos que le faltaban. Así que agitaba el puño, intentaba decir algo, hacía como si fuera a venir por nosotros y echábamos a correr muertos de la risa. Nunca nos persiguió. Él estaba en lo suyo.

Esta tarde, después de cenar como si hubiera bebido de más, pensando que todavía era demasiado temprano para dormir y tarde para casi todo lo demás, he decidido salir a andar, que ya es otra cosa a pensársela de tanto como estoy en la nube que voy montado.

Iba caminando la anochecida, sin cogerle el punto a nada, como un tonto en un museo naval, cuando ya de noche y de regreso a casa he mirado a la otra acera donde iba a perderse otro de los que no había visto desde que estaba lejos. Y la cosa ha sido que justo en ese momento se ha cruzado con él una chavala jovencísima, preciosa, de larga melena y un mini pantalón que dejaba ver unas piernas que no parecían de esta nube, de este otoño que ya dura más de la cuenta, de esta tonta pesadez de espíritu. No es el tiempo que pierdes haciendo las cosas mal, sino el que se te va intentando volver a hacerlas bien.

Me he fijado que la chica miraba para atrás, hacia el hombre con el que se acababa de cruzar. Era Manococía, que, mirándola muy quieto como se alejaba, se tocaba. Hacía años que no le veía.

Yo he seguido por mi acera, a mi paso, viendo el rápido de aquellas piernas que se iban difuminando y el continuo mirar de su hermosísimo rostro hacia atrás, hacia el de Manococía, cada vez más lejano.

Después, cuando se ha dado cuenta de que ya no podría alcanzarla, ha reparado en mi.

Y un par de giros de cabeza más tarde ha echado a correr como ojos que ven carniceros resacosos y cuchillos sangrantes.

Al llegar a casa llamé al ascensor.

Olía a fresa cuando se abrió.


21 comentarios:

  1. Joer con el Manococía.

    Oye tienes que reconocer que ibas a por el As por la tía que ponían en la última página jeje.

    The Black Keys no me dicen mucho.

    Saludos.

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    1. Caray, qué bien se mueven los negros. Y digo mover, porque no se mueve del sitio y hay que ver el partido que le saca.

      Nunca los había escuchado. No es que me gusten pero sí que me hacen gracia. Tienen un aire retro, a los '70, incluso antes, porque hay veces que recuerda algo a los Beatles. Lo cual prueba de la carencia de ideas nuevas: o chunda-chunda o vuelta atrás. Esto es sólo para escuchar

      https://www.youtube.com/watch?v=wUYxKE3cd7M&list=PLdoAe3Q4kBZNvhWkor4feHTaFcyfyT51b

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    2. Y por la página de Sarmiento Birba, Sergio. Me gustaba como escribía.

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  2. "Esta tonta pesadez de espíritu." Curiosa frase amigo, curiosa frase pero que define al cien por cien cuando estamos en esa nube que tú también nombras pero que superarás por ahora, después, después ya será imposible, y lo peor de todo es que no se puede ni intentar cogerla desde el bolsillo. Abrazos amigo.

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  3. Me he reído con lo de Manococía. El mote le va apropiado a la ocupación que tiene, y tampoco es injurioso. Tiene gracia

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  4. "Y la cosa ha sido que justo en ese momento se ha cruzado con él una chavala jovencísima, preciosa, de larga melena y un mini pantalón que dejaba ver unas piernas que no parecían de esta nube(...). Yo he seguido por mi acera, a mi paso, viendo el rápido de aquellas piernas que se iban difuminando y el continuo mirar de su hermosísimo rostro hacia atrás(...)."

    Oye, pero el Manococía, ¿quién era: el tonto o tú? ;-)

    Sí, es cierto, creo que estás "germinando"... Escrito con equilibrio y hasta diría, serenidad. El retrato del temible carnicero, excelente.

    Que no te venza la indolencia, Kufisto. Y atrévete a salir del caparazón. Cuando el mundo es una mierda, la tentación de protegerse de él es muy grande. Si el mundo es una mierda, tiremos de la cadena y usemos la escobilla. Hay que salir, hay que seguir escribiendo, hay que seguir amando, aunque nadie valore lo que intentamos.

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    1. No está mal.

      Toda la historia nace de ese breve desencuentro; sin él, nada hubiera escrito.

      Gracias.

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  5. Manuel (manuelp) cita a Federico Jiménez Losantos en el blog de Moa, en un artículo que suscribo por completo:

    "Pues estoy de acuerdo con esto de FJL:

    'Porque en la vida se puede ir de arriola o de simeone. Y aunque los simeones no siempre ganan, los arriolas merecen perder siempre.' "

    Y pone el enlace al artículo:

    http://www.libertaddigital.com/opinion/federico-jimenez-losantos/o-arriolas-o-simeones-71597/

    En efecto, hay que ser simeones aunque perdamos. La verdad es que viendo mi vida, no sé si Simeone, pero desde luego no podría ser de otro club que del Atleti.

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    1. Menos mal que no le dio por titularlo como en él es hábito. Algo así como No son posibles los arriolones ni los simeolas

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    2. Y además Arriola tiene razón: gran parte de la derecha social, de base, es una mierda. No quiere afrontar los problemas. ¿De dónde si no salen los Rajoy, Soraya y tutti cuanti? Unos quieren ir contra el aborto, pero no quieren saber nada de que haya que subir impuestos. Los otros no quieren oponerse a la gente de bien de Cataluña; los de más allá a mis familiares vascos, que somos la nobleza; los de más acá que 'yo soy muy digno yt no me rebajo a mirar la procedencia de lo que compro; lo de Cataluña que me lo arregle el ejército, que para eso está'

      Hay que juntar un discurso que los unifique, y el resultado es el que es: crecen los melindrosos con el enemigo a costa de la nación. El PP es fruto de la derecha de base, lo mismo que el PSOE e IU lo es de la izquierda.

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  6. Pues sí, Pedro. Al final las piruetas que te hacen para autoengañarse y justificar a los suyos son acojonantes.

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  7. Escribí durante un año o algo más en un foro con gente que se definía como liberal conservadora, muchos votantes del PP, y era terrible el sectarismo que llevaban, como justificaban todo y se autoengañaban, además de lo idiotas que eran. Yo como tonto pensaba que ese sectarismo era cosa de izquierdistas, pero ya ves, la miseria moral de los derechistas no es menor. No son capaces de mirar por encima de nada que no sean ellos mismos y sus intereses, porque "el bien" siempre coincide con ellos, qué casualidad, cosas muy de los liberales anglómanos individualistas-egocéntricos-lorealistas, como para contar con ellos. La derecha española es tan basurienta como la izquierda. Que les follen.

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    1. Aquí tienes un breve cambio de pareceres que tuve ayer con J.R. Rallo. De vez en cuando paso por su blog y cuelgo algo. (A Rallo le respeto; primero porque leyéndole me empezó a interesar la economía; fueron sus escritos quienes me empujaron a esas lecturas, dado su buen hacer pedagógico y su coherencia interna en el discurso. Asunto diferente es cuando te sales de su sistema y tratas de confrontar lo que dice con otras realidades que no son estrictamente económicas. Luego porque es un tipo muy inteligente y educado).

      http://juanramonrallo.com/2014/05/la-gran-contradiccion-de-piketty/

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  8. Lo que le pasa a esa gente es que como los hechos superan a sus super teorías pues tienen que andar haciendo quiebros para "salvar" a la ideología. Qué simplones, coño.

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  9. Españoles en Guinea Ecuatorial en los años 50 y 60:

    http://www.hispaniainfo.es/web/2013/05/25/nuestros-camaradas-en-africa-guinea-ecuatorial/

    Para que luego nos salgan supremacistas jaja.

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  10. Muy buenas fotos de USA del siglo XIX

    http://www.burbuja.info/inmobiliaria/historia/386770-fotos-de-leyendas-del-salvaje-oeste.html

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