jueves, 31 de agosto de 2023

LOS VIEJOS TIEMPOS

 Y un día más, los viejos tiempos. 

Todo comenzó por un comentario que hice (con la puerta del bar todavía cerrándose) acerca del culo y la descubierta espalda baja tatuada de la clienta que acababa de marcharse en compañía de su pareja, un tipo fuerte, rapado y con perilla que caminaba apoyado en una muleta.

- ¿Pero no sabes quien es? -dijo Camilo.
- No -respondí.
- ¿Pero tú en qué mundo vives?

Explicaciones. La conocía. No la había reconocido. Han pasado muchos años. Sí, ella me había mirado de rara manera al pedir su vino blanco pero...habían pasado muchos años.

Y a cuenta de la chica vinieron los viejos tiempos a las memorias de mis dos amigos. Otra vez.

Los viejos tiempos no fueron tan buenos, ni mucho menos, al menos para mi. Los viejos tiempos fueron una enorme mierda en la que a punto estuve de asfixiarme. Los viejos tiempos hace tiempo que van dejándome por aquí, en una especie de apartadero.  


Veo series para la televisión que no tengo. Si buscas bien las encuentras en la Red. Lo mismo con las películas: no hay una, por reciente que sea, a la que no puedas llegar.

Fue graciosa la de la otra tarde. Era una de Polanski, no recuerdo el título. Él era el protagonista, "El quimérico inquilino" Acaba tirándose de un tercero por dos veces, hasta rematarse. Jajaja...

Recuerdo ahora "La semilla del diablo", viéndola de chicos con los amigos, fumados y bebidos en aquella habitación. Recuerdo como flipamos con la peli...La otra tarde uno de ellos vino al bar. Hacía años que no le veía. Me puse malo verlo en el bar, tener que hablar con él. Menos mal que apenas faltaban diez minutos para el cambio de turno.


Los viejos tiempos.

jueves, 24 de agosto de 2023

MULHOLLAND DRIVE

Un episodio piloto para la productora. La historia no convence y se deniega la financiación. "Mulholland drive" va a dormir el sueño eterno.

David Lynch acaba de filmar "Una historia verdadera", su tercera (y última) bajada de pantalones. La película tiene cierto éxito, las críticas son buenas y Lynch se ve en buena posición para hacer una serie de televisión (esta vez sí) a su manera. Después de todo es el tío que apenas diez años atrás hizo "Twin Peaks", la serie que hasta la mitad de la segunda temporada cambió para siempre la historia de la televisión. 

Año y medio después de la cancelación un Jim Slater de la vida aparece esta vez en forma de productora francesa y le dice: "Jovencito, creo en ti. Aquí está la pasta que pedías. Ahora a jugar" Pero creo que estoy confundiéndome con Bobby Fischer en Reykjavik.

Hay dinero, sí; pero no para una serie sino para una película. Lynch acepta. Serie o película, la historia es buena. Muy buena. Y hay que contarla. Hay que contarla bien.

Todos los actores acuden a su llamada. Nadie se quita de en medio. Ninguno es una estrella cinematográfica. Y él es David Lynch. 

Y se hace "Mulholland drive", la película.

La película.


¿Qué es el cine? ¿Tú, niño, viendo "Acorralado" por primera vez? ¿Tú, adolescente, viendo "El último mohicano" por primera vez? ¿Tú, macarrilla, viendo "La naranja mecánica" por primera vez? ¿O tú, ya remero en galeras, viendo "Un día de furia" por primera vez? 

El cine, como la vida, es como un sueño. Por eso "Mulholland drive" es un sueño. Y no porque la vida tenga que ser un sueño, no...Sólo que sin sueños no se puede vivir. No se puede vivir.

Naomi Watts, acabada la trágica cena, coge su café con mano temblorosa viendo como su amor está besándose con un hombre. Una figura, femenina, se acerca por detrás de los enamorados. Y ya diáfana, joven y bella susurra algo en el oído de la mujer. Se besan. La miran. Sonríen. Naomi llora. Algo cae en el suelo rompiéndose para siempre.

Naomi Watts se masturba mirando a la pared. Quizá por esto ni la nominaron al Oscar de aquel año. Naomi acaba golpeándose el coño con furia para sentir algo. Está llorando, como todos. Suena el teléfono.

Es la llamada a la cena, la trágica cena. 

Naomi Watts se pone guapa, no tan guapa como en el sueño. Allí era un sol, ahora no: un eclipse se arrastra por su rostro maquillado. 

Y en el primer y último viaje a "Mulholland drive" la limusina para antes de tiempo. Y Naomi se asusta. Esta viendo, está viviendo, el inicio del último sueño.

El sueño en el que ella conseguía hacerlo realidad. Pero no se puede soñar eternamente con un corazón latiendo en el pecho. Hay que despertar. Y despierta.

El amor ha muerto. Y ahora no queda más que morir.


"Mulholland drive" está considerada como la mejor película del siglo corriente por la crítica profesional.

Yo, por mi parte, hijo del siglo XX, digo que no he visto ni oído (gracias, Badalamenti) cosa igual.

¡Quien me iba a decir que mi película sería la historia de dos bolleras! Me cago en Dios.


Gracias, Lynch. Es tu mejor película y lo sabes.


Y gracias, Naomi Watts. Muchas gracias.


Muchísimas gracias.

sábado, 19 de agosto de 2023

"I¨M IN LOVE WITH YOU..."

 "Estoy enamorada de ti" le susurra por dos veces al oído en el crescendo de la melodía. No hay respuesta. Y vuelven a besarse ya en la descendente de las cuatro notas.

En la cocina del bar, abriendo los panecillos, tarareaba una y otra vez el momento culminante. Un poco de tomate triturado, algo de aceite y embutido, queso o atún. En la barra, Paco desayunaba a tientas.

Acostado en la cama, apagada la luz, fantaseé con ella durante horas. Quizá así la viera en el sueño. Nunca la he visto en sueños.

- ¿Puedes salir un momento, Kufisto? -dijo Paco.
- Dime.
- Ahí tienes el dinero.

Cogí las monedas tras la vitrina. 

- Te sobran cincuenta céntimos -dije extrañado. 
- ¿Como? -respondió un tanto atónito.
- Sí.

Echamos cuentas. Por una vez yo tenía razón. Él pareció decepcionado. Era la primera vez que se equivocaba. 

Ni rastro de Sonia. Mi padre muerto, llorando, enfermo, me hablaba por primera vez. Estábamos en casa de los abuelos. Había más gente, mi madre entre ellos arrodillada a los pies de su esposo, mirándome con lágrimas en los ojos. Salí de allí espantado y subí a la azotea. Entonces desperté. Todo estaba oscuro. Miré el móvil. No había pasado ni una hora desde que me había dormido pensando en Sonia.

Sobró casi todo el arroz. A veces le guardo un buen plato a mi madre cuando pasa esto. Voy a su casa y estoy un rato con ella mirándola ver Telecinco. Lo tiré todo a la basura.

Hacía calor ahí fuera. Encendí un cigarrillo. Una paloma planeó desde lo alto del ciprés de la rotonda hasta plantarse entre los ramajes de uno de los árboles de la mediana. Le bastaron un par de enérgicos aleteos. Estupefacto pasé adentro, me serví un whisky y una botella de agua y volví a salir afuera, esta vez para sentarme.

Desperté cansado. Todavía estaba oscuro más allá de la ventana. Miré el reloj. Todavía tenía una hora por delante. 

Bajé la persiana, apagué el ventilador de pie, volví a acostarme, la gata maullaba tras la puerta del dormitorio.

Dejé enfriar el whisky. Bebí agua.

En la sombra se podía estar. Apenas un par de horas de sombra son suficientes para poder estar.

Vi pasar algún que otro coche. Algunos pitaban a modo de HAL 9000 y yo les devolvía un gesto mecánico.

Eché un trago.

Una tipa, una sudamericana, pasa delante de mi diciéndose a sí misma que necesita un papel. Por un instante pienso que es de fumar y estoy a punto de decirle que tengo mil. Pero ella no hace ni el amago.

Los coches pasan. Algunos ya llevan la música fuerte, aceleran.

Apuro el whisky y tiro el cigarrillo.

"Estoy enamorada de ti..."






domingo, 6 de agosto de 2023

MULHOLLAND DRIVE

 Puede que hoy haga un mes de la primera vez que la vi. Podría certificarlo tirando del historial pero no es necesario; como dice uno de esos personajes de su segunda mejor película: "Prefiero recordar las cosas a mi manera"

La breve sinopsis leída consiguió echarme para atrás durante un par de días. No me apetecía nada, pero nada, ver la historia de dos mujeres. Conocía a una de ellas, a la rubia, la de "King Kong"; de la otra, la morena, nada me sonaba. 

En "King Kong" la rubia estaba bastante bien; divertida, buena chica. La pelea del mono con el dinosaurio era la hostia. Luego supe que también actuó en "21 gramos", que me gustó cuando la vi aunque no recuerdo nada más de ella, hasta el punto de haber olvidado a todos sus actores.

Era un día normal, de diario, aunque decir esto sea excusado: diario o finsemanal, todos mis días son muy parecidos. 

Recuerdo, jajaja...recuerdo (eso sí) que la tarde-noche anterior había visto una peli muy bien considerada por los críticos, un clásico, una peli francesa de los años cincuenta, "La diabólicas" Bueno, no estuvo mal pero podría haber sido mucho mejor. Tenemos un problema con los clásicos, esa es la verdad. Y sin saber qué cojones ver para hacer tiempo hasta que me entrara el sueño recordé que tenía pendiente "Mulholland drive" a modo de cierre del ciclo de Lynch que me había metido en los tardes anteriores, ciclo que, todo hay que decirlo, había tenido muchos altibajos. Demasiados.

Todos hemos llorado con "El hombre elefante"; todos nos emocionamos con "Una historia verdadera" Todos vimos en nuestra primera juventud "Cabeza borradora" y "Terciopelo azul", película esta ya de culto aún para un chaval nacido en el 73. Recuerdo...recuerdo lo cachondo que entonces me ponía Isabella Rosellini. Pero en su revisión me pareció una película de chiste tan sólo salvada por la imaginería de Lynch: todos los actores están horrorosos. Digan lo que digan.

De ahí pasé a "Corazón salvaje" Había tomado la decisión de ver su filmografía cronológicamente, con las excepciones de "Cabeza borradora" (no estaba preparado aunque luego sí que volví a verla), "El hombre elefante" (revista) y "Dune" (que no me interesa una mierda)

"Corazón salvaje" no es ni mala ni buena. Está bien. Tiene cosas muy ridículas y otras extraordinarias, como (sobre todo) la secuencia del accidente en la carretera, el papel de la madre de Laura Dern o el de Willem Dafoe (actorazo). Los polvos y eso bien, pero estamos en 2023, en plena Era del Porno.

"Carretera perdida" es su primera gran obra. Muchos dirán "Terciopelo azul" o "El hombre elefante", pero esta es su primera gran película. No. 

La primera parte de "Carretera perdida" es algo que se sale de cualquier parámetro. Es una puta obra de arte, tal cual. El intermedio baja el tono un tanto para recuperar toda la potencia en un final (desde el polvo en el desierto) que te deja con ganas de más Lynch, más Lynch, más Lynch...

...Pero el problema era que la siguiente era "Mulholland drive" y no tenía ninguna gana de verla.

Tanto fue así que haciéndome trampas en el plan busqué por "Inland Empire" y gracias a Dios no la encontré. Luego, hace cuatro días, conseguí un enlace y es una putísima mierda. Creo que de haberla visto antes que "Mulholland drive" no habría llegado a esta.

Pero como decía era otra tarde sin nada más que hacer. Encontré un enlace en versión original subtitulada. Y con muchas reticencias me dispuse a verla.

Dos horas y media después, clavado en el sillón hasta acabar de ver el último crédito, maravillado como un niño al escuchar a su abuelo reconduciéndolo a cuenta de lo buenas que son las hormigas y lo absurdo que es ir pisándolas, busqué información en la Red ante lo que acababa de ver. Y entonces lo entendí todo.


No, todo no; pero sí la clave.

"Mulholland drive" es la mejor película que he visto. 

"Mulholland drive" es muy fácil de entender.


Tan sólo tienes que estar bien despierto. 

O bien dormido.

martes, 1 de agosto de 2023

SE ME ACABA DE OCURRIR

- Una cerveza.
- ¿Barril, tercio?
- ¿Tienes la clásica de Mahou?
- Sí, de barril.
- Pues una cinco estrellas.

Bien. 

Recuerdo una vez que un panchito pidió una cerveza con cocacola. Este no era pancho sino del terruño, aunque (saltaba a la vista) de otro pueblo mucho más pequeño.

- ¿Tienes bocadillos? -dijo aún antes de abrirle la cerveza.
- No -respondí esperanzado- Tengo tostas.

Le acerqué la carta que miró con evidente decepción.

- Yo quería un bocadillo. ¿Como no tienes bocadillos?

"¿Como no tienes bocadillos?"

- A tiempo estás. ¿Quieres la cerveza?

Dudó.

- Sí.

Una cuestión de orgullo.

Enseguida recibió una llamada telefónica que a mi amigo y a mi no nos quedó más remedio que oír de fondo. 

Una ecografía. Una problemática ecografía de algún otro.

Eran las tres y cinco de la tarde, casi hora de cierre. 


- Recuerdo un día -dijo mi amigo- Estábamos en la feria. Éramos chicos, habíamos bebido y de regreso a casa nos topamos con la máquina del puñetazo...¿Te acuerdas de esa máquina?
- ¡Claro!
- Bien. Ponme otro vino. Gracias. Pues llegamos y bueno, ya sabes, a probarnos y tal...¡Y eso sin ninguna tía ni medio cerca!
- Jajaja
- Y llega uno de mis colegas y coge la posición y los puños en la cara, midiendo la distancia y va a golpear la pera y justo antes del último paso tropieza y conforme cae la golpea con la cabeza y le marca una mierda.
- Jajaja
- Jajaja

- Adiós -dijo el extraño.
- Adiós.

Eché la llave. Serví unos vasos.


- Recuerdo a un tipo. Ya era viejo hace veinticinco años, así que estará muerto. Destacaba. Era un tío alto, erguido, de nariz aguileña y con todo su pelo, aunque ya blanco. Manolo era su nombre. No Manuel o don Manuel, o señor Manuel, no...Manolo. O al menos así era en el viejo bar. Hay cosas...Mira que te diga...que se ven. Que se ven al primer golpe de vista: la forma de sentarse en un taburete, pedir las cosas, el simple hecho de encender un cigarrillo...No sé como explicarlo. Pero se ve. Se ve. 
Manolo no buscaba ni rehuía conversación alguna. Él estaba allí sentado, cruzado de piernas en su taburete, bebiendo vino blanco del país y fumando Marlboros de cajetilla dura casi en cadena pero sin ansia. Fumaba tan bien como se sentaba.
Por aquel entonces yo tenía veintipocos años y ya arrastraba con los problemas que sigo teniendo. Ya te he dicho que Manolo no hablaba con nadie y es la verdad; tampoco rechazaba y también es verdad. Él estaba allí, en el bar, y quien quisiera hablar con él, hablaba. Claro está que a un tipo como él le bastaba una mirada a su copa de vino blanco de cualquier marca pero frío para zanjar conversaciones no deseadas, cosa que vi muchas veces. Pero eso fue algo que nunca le pasó conmigo.
El bar estaba tranquilo y yo andaba limpiando vasos o lo que fuera.

- Kufistín, un vino.
- Como va eso, Manolo.
- Bien, hijo.

Por mi padre me enteré que había sido un tío de familia de pasta. Todo se lo fundió. Nunca pegó un palo al agua. Y ya, viejo, había venido a morir a su pueblo.

Las mejores mujeres eran las caribeñas. Un bolero pegado a una de ellas era lo más grande de la vida. Literal.


- ¿Y?
- No sé. Se me acaba de ocurrir.