miércoles, 10 de septiembre de 2025

HOT RATS

- Hola, ¿le das a la máquina?
- Tírale, no hace falta -respondí 
 

Los sábados dejaba activada la máquina del tabaco. El psiquiatra del hospital pilló su paquete de Camel y se fue sin despedirse, como casi siempre.

Era de Zaragoza. Me lo dijo una de esas raras tardes en las que cruzamos algunas palabras. A veces tomaba un par de cervezas (Voll Damm) y en alguna ocasión salíamos a la puerta a echar un cigarro. Hubo mañanas en las que lo vi devorar cinco porras con un gran vaso de café con leche acompañado de tres sobres de azúcar.

Calvo severo (apenas tenía cejas), con gafas "Buddy Holly style", el sanguinolento rostro moteado de pruritos con mala pinta, de mediana estatura y edad algo mayor que la mía sin embargo gastaba unas buenas espaldas. Había estado casado, tuvo un hijo, luego se separó y se vino para acá. Todo esto me lo contó como si yo careciera del don del habla.

 

La sección de psiquiatría del hospital eran clientes habituales de nuestro bar en el día del cierre de su semana laboral. Llegaban el viernes al mediodía y echaban unas cervezas antes de irse a sus lugares de procedencia. La inmensa mayoría eran mujeres aunque había un par de barbados maromos que más o menos controlaban el tema. Uno de ellos, sobretodo, las hacía mojar las bragas descaradamente. Con este hice amistad. Era de Valladolid pero vivía en Madrid con su chica, un pivonazo del copón que me presentó un fin de semana que la trajo para que conociera La Mancha. También cantaba en una banda de rock que no sonaba mal y estaba en Spotyfi.

- ¿Qué te parece, Kufisto?
- Joder, sonáis bien -respondí. Y era verdad. Sonaban bien. No era mi rollo pero sonaban bien.
 
Tan bien creía él que sonaban que muchas veces me confesó estar a punto de dejar su oficio para dedicarse a tiempo completo a la carrera musical.
 
- Bueno -decía yo mientras echábamos un pito en la puerta-, es una decisión arriesgada.
- Estoy hasta la polla, Kufisto. ¡HASTA LA POLLA! Este hospital es una puta mierda, ya no puedo más. Si tú supieras...
 
 El calvo nunca vino con ellos. Era nuevo, más viejo y pasaba de todo. Iba a su aire.


Eran las tres y pico de la tarde y un colega y yo estábamos comiendo algo. Un chaval vino a por tabaco.

- ¿Me la activas?
- No hace falta. Tírale.

- Oye, este DNI estaba ahí -me dijo dándome un carnet.
- Pero qué cojones...

El psiquiatra calvo mirando al objetivo.

Echamos unas risas.

- Una mañana que andaba fregando el bar antes de abrirlo -le dije a mi colega una vez se hubo ido el buen samaritano- llegó a pillar tabaco. Sin darme tiempo a decirle nada, ni no me pises lo fregao, se quedó paralizado y dijo "esto es el preludio de Tristán e Isolda" Yo tenía puesta la radio y el nota se quedó ahí, como en trance, hasta que acabó.


Bueno, a veces es mejor decir que tienes puesta la radio antes que reconocer que tú lo habías buscado en el Spotify porque es una música que te arrebata, pero las circunstancias mandan cuando Wagner es sospechoso de retraso para un camarero.

 Mi colega se fue y me quedé solo un buen rato. El Madrid estaba jugando con el Español en muchos bares que no eran el mío. Entró un gitanito de los de toda la vida y me preguntó por un negro.

- Marqués...Ese negro grande, alto...¿ha estao por aquí?
- ¿Qué negro?
- Sí, uno grande...alto...
- Sí, bueno, como todos
- Está por aquí siempre, joer...
- Bueno, hay varios, pero creo que sé a quien te refieres...¿qué pasa?
- Pues ná, que quedé aquí con él para un teléfono...
- Bueno, pues si lo veo le digo algo

Y se fue para abajo a seguir buscando.

Puse el "Hot rats" de Zappa y me entraron unas ganas locas de fumar. Encendí un cigarrillo, salí a la puerta y a la mitad pasé adentro para echarme un whisky. 

- Joder, qué bueno 
 
La mezcla perfecta. 


- ¿Me dejé el DNI aquí el otro día?
- Sí, toma.  
- Muchas gracias. Bueno, adiós
- Adiós.

lunes, 18 de agosto de 2025

CHRISTINE

 No sabía qué hacer para pasar la tarde y pensé que era un buen momento para fregar los platos de la semana. Lo hice a conciencia, con satisfacción; el calor de todos estos días había podrido el agua acumulada en algunos tuppers y al removerla despertó del letargo en todo su hedor.
 
- Hija de puta -dije echando la cabeza para atrás- Te vas a enterar.
 
Media hora larga más tarde, justo en la parte del audiolibro donde el héroe descubre el trapezoedro resplandenciente, acabé de secar el último cubierto.
 
Limpié a conciencia los fregaderos y sus desagües pues la peste continuaba siendo perceptible pero creo que va ser cosa de las cañerías. Tengo un producto específico, lo había visto un rato antes mientras buscaba la lejía que no encontré. Tal vez se lo eche mañana si continúa igual. Quizá sólo necesite una noche de aire fresco. Yo también.
 
El calor en el piso era insultante. En la penumbra en la que llevo viviendo las tardes de los últimos tres meses me senté debajo del ventilador de techo del salón. Encendí un cigarrillo. Tenía las manos irritadas por el jabón. La cosa estaba poniéndose igual de fea que tantas otras veces para el curioso "buscador de lo oculto" del audiolibro.
 
Jugué un par de partidas de ajedrez online que perdí. La segunda fue una tortura, aguantando y aguantando desde el principio en posición inferior; sin embargo la primera la tuve ganada pero no encontré el camino en el final. Luego miro el análisis del ordenador y veo donde me he equivocado. El ajedrez siempre fue un juego cruel pero ha derivado en puro sadismo desde la irrupción de las máquinas. 
 
Ayer leí demasiado y hoy no tenía ganas. Aunque más que eso quizá fuese que no me apetecía nada meterme en el dormitorio, el único lugar donde puedo leer en estas condiciones meteorológicas. 

Recuerdo que cuando la cuarentena arrimé uno de los sillones junto al gran ventanal del salón y allí la pasé leyendo sin descanso nada más que el necesario y el dedicado al entrenamiento. Pero en la cama es otra cosa: las muñecas se cansan aunque sea un libro electrónico; de hecho las vendo antes de empezar porque sino me las jodo sin darme cuenta y luego no puedo ejercitarme con el saco ni con lo demás, así que muchos días los paso en su mayor parte como si fuera un suicida fracasado.
 
"¿Qué ver?" pensé, pues no tenía la cabeza para más ajedrez. Intenté hacer memoria por algo y así quedé, en el intento: no salía nada de mi disco duro. Pero Filmaffinity lo hace por ti; te echa una mano, te recuerda tus querencias, muestra las novedades y...¡novedad novedosa! ¡incluso encuentra tus almas gemelas! ¡tus almas gemelas! ¿tengo yo alma? ¿hay alguna alma gemela a mi?
 
Miré y encontré una ristra de películas de mierda haítas de westerns que hace décadas no veo. 
 
"¿Estas son mis almas gemelas?"
 
Por un instante pensé en volver a la página de ajedrez, incluso se me pasó por la cabeza encerrarme en el dormitorio y ponerme a leer "Memorias del subsuelo"
 
"Conoces mis querencias, mis valoraciones, mis críticas ¿y me dices que estas son mis almas gemelas?...Dios, ¿eres Tú? ¿también aquí? ¿pero qué te he hecho? ¿qué cojones te hice?"
 
Tiré de memoria.
 
"¿Qué quiero ver?...venga, novedades, novedades...como Mocedades, Maitechu Mía, ¿recuerdas cuando eras niño y te gustaba tanto esa canción?, hubo noches en las que te quedabas en el coche de padre, oyéndola una y otra vez mientras toda la familia, padres y tíos, hermanos y primos, estaban dentro del bar. Allí estabas tú, solo, con los pestillos bajados y cantando a voz en grito con Amaia, ¡qué gran voz!, la suya claro, no la tuya, ya entonces no tenías voz para eso, bueno, ganaste tres años consecutivos el concurso de canciones de Navidad del colegio, siempre con el mismo villancico, "El Tamborilero", los demás cursos se tiraban de los pelos, aducían trato de favor hacia nosotros, tan buenos chicos, mientras que ellos (mis propios hermanos entre ellos) intentaban darle una vuelta a esas tonadas tradicionales cagándola una y otra vez, a veces perdían la cabeza, ¡hacían incluso rock de un villancico!, ¿pero como puede ser eso?, ¿como podía ser eso?, normal que ganáramos, eran unos capullos, pero luego, muy pronto, ya fuera de concurso, todo eso cambió y apenas podías creer que hubieras tomado parte de todo aquello, ¡era una vergüenza!, ¡tú cantando el Tamborilero! ¡y no sólo eso sino a voz en cuello, con todo fervor, con todo el infinito fervor de aquella edad! ¡no! había que beber, que drogarse, que ser uno de ellos, o al menos estar entre ellos, sí...ellos lo olían, percibían que no eras como ellos pero más o menos te aceptaban y como por entonces no eras un cobarde sino todo lo contrario terminaste siendo uno de ellos (para ellos) hasta que todo se jodió aquel mediodía y entonces fuiste sentenciado y apartado por Dios y su gran Poder, que nunca, jamás, sabrás para qué coño tanto cuando al final es como decir que Mulholland Drive sólo es la historia de dos lesbianas buenorras que dan para paja y ya está y ahí se quedan y que las jodan y tú cantándole de todo corazón el Tamborilero los tres últimos años de tu inocencia en lugar sagrado de su fecha señalada y saliendo de allí ves que nada nada es como parecía y que todo es otra cosa y entonces qué cojones haces sino intentar ser otra cosa a cualquier precio y por supuesto viene el tío del mazo en una nube tu nube y me das un estacazo y me dices que tú no que llevas zapatillas o que no eres guapo o que eres raro o que te se te ve en la mirada que eres un anormal como aquel cerebro de Aigor o que la vida de tu viejo ha sido demasiado buena para que la de su primogénito sea una siquiera parecida..."
 
Probé con varias de mi memoria, todas conocidas, después de intentarlo con una novedad estrenada apenas hace una semana cuya copia era lamentable, grabada en screener. No creo que la vea cuando esté en condiciones. No me gustaron los cinco minutos que vi.
 
Después de algunos intentos elegí "Gritos y susurros" de Bergman, película que me encantó la única vez que la vi hasta el extremo de considerarla una de mis diez favoritas de siempre. Pero al llegar la escena de Liv Ullman y su cornudo marido clavándose el cuchillo en el riñón la quité.
 
Un tanto espantado por mi falta de riego de cerebral que me hacía incapaz de pensar en nada pulsé en el buscador y ante mi aparecieron parte de las películas buscadas durante estos últimos meses, todas reconocidas una vez señaladas por la memoria de la máquina, de la buena máquina prima hermana de la del ajedrez donde juego.
 
Y entonces, haciendo scroll, vi una en modo pause, una titulada "Christine" Enseguida recordé que era la de esa periodista americana que se suicidó en directo y lo dejé estar: la peli era muy mala hasta donde la había visto y no tenía ningún deseo de acabarla. Pero entonces recordé que había una del mismo título que había visto durante mi adolescencia. La del coche. La de Stephen King. Y me puse a verla.
 
 
Y tanto estaba gustándome que cuando el héroe discutió con su novia en el cine para coches la paré y me puse a escribir una historia. 
 
 
 
 

miércoles, 13 de agosto de 2025

A HARD DAY'S MORNING

 - ¡Portate bien, bebé! -le dijo la madre con una gran sonrisa que el crío, absorto con las bolitas del imperdible del chupete, no le devolvió- Me voy, Kufis, que llego tarde. ¡Ah, y dile a tu madre que hoy no ha hecho caca! Y muchas gracias, como siempre.
 
Y ya a los mandos del carrito eché a andar calle abajo.
 
La primera churrería de nuestro trayecto estaba cerrada, lo que fue una novedad en este mes y medio. Se lo dije a Leo que no me hizo caso:
 
- Mira, Leo, hoy no hay churros aquí. 

En la plaza el estanco todavía estaba cerrado. Otros días lo pillamos abierto, pero es que esos días salimos un poco más tarde. Cruzamos otro paso de cebra y vi que hoy tampoco estaban esos dos cincuentones sentados en uno de los bancos bebiendo botes de cerveza del chino. Reconocí a uno de ellos en uno de los primeros paseos. No le dije nada. Estaban de espaldas (siempre están de espaldas) y no me vieron (nunca me ven) Además que nuestro conocimiento fue hace más de veinte años y en su mayor parte no fue más que unas cuantas conversaciones de borrachos. Él era mayor que yo, casado y con una hija, y ya entonces estaba totalmente embrutecido. A veces, durante estos dos últimos años, me he preguntado por esas cosas del pasado, aunque decir esto es decir demasiado porque tal cual viene el pensamiento lo dejo ir.
 
La segunda churrería sí estaba abierta. Entonces fue cuando Leo dejó de maravillarse con las bolitas blancas y empezó a mirarme, más porque le daba el sol en los ojos que otra cosa. Me puse de un lado para ocultárselo y él dio inicio a su habitual reconocimiento del entorno. Es gracioso porque saca uno de los bracitos del coche y así puede asomarse a los lados y dejar de ver a su tío. Se lo dije a la madre los primeros días:
 
- Oye, ¿y no será mejor que Leo vaya en la dirección del paso?
- No, todavía no. Más adelante.
 
Con David, mi sobrino de otro hermano, la cosa fue diferente desde el principio. Claro que han pasado cinco años y quizá los últimos estudios digan otra cosa. A mi madre, la pobre, ambas mujeres le han dicho como y de qué manera tenía que hacer esto y aquello mientras los chicos quedaban a su cargo: biberones, pañales, cogerlos en brazos, dormirlos...
 
- ¡A mi que he criado cinco chicos! -dice sonriendo. Pero no le molesta: no hay nada que le guste más que los críos. Nada menos el hombre con quien tuvo los suyos y este no está desde hace ocho años.
 
En las cercanías del parque pasamos junto a la pelu cerrada de una clienta del bar. Hace tres días la vi en la puerta despidiendo a una de sus clientas, una anciana en sillas de ruedas.
 
- ¡Adiós preciosa! -le gritaba con grandísima sonrisa.
- ¡Adiós, guapa! -respondía la anciana- ¡Y que te lo pases bien!
 
Nos vimos y, gracias a Dios, nadie saludó a nadie. El bigote me protege.
 
Algunas noches de este infernal verano de imposible sueño, intentando dormir en una habitación enfebrecida, con los ventiladores rugiendo en una batalla perdida, fantaseo con qué le diré a Leo cuando él sea un adolescente y yo un viejo.
 
Un día más (y ya van tres) la fuente de la roca del parque estaba seca. Leo sigue extrañándose porque es su favorita. Me mira con sus grandes ojos, nos miramos, vuelve a mirar la gran piedra seca y me mira otra vez. 

- Están limpiándola -le digo por decir algo.
 
De todas formas nos quedamos un ratito. A él le gusta y yo puedo fumar medio cigarrillo. Y además, aunque apenas queda agua en los aledaños de la roca, todavía un par de patitos negros andan por ahí, lejos de los blancos. 

En días como hoy, en las mañanas que salimos más temprano, no es raro ver los chuflitos en acción, cosa que le encanta a Leo. Pero hoy tampoco era el día. Agosto es un mal mes para el parque, supongo.
 
Más adelante nos encontramos con los grandes patos blancos. Paré el carro para que Leo volviera a verlos con atención. Andaban cruzando el camino para comer hierbajos con su prole. El macho alfa, del tamaño de Leo, se queda quieto, mirándonos de reojo. Leo lo mira todo y yo no pierdo de vista al pato.
 
Seguimos adelante y llegamos a los chorros de agua. Allí, los primeros días, tuvimos que aguantar carantoñas de las viejas que pasean. Luego encontré un sitio mejor, sombreado y con menos circulación, y pasamos un rato; él mirando hipnotizado los dos chorros de agua y yo terminando el medio cigarrillo controlando la dirección del viento.
 
Y aquí es cuando la cosa se podía torcer otra vez. Leo empezaba a estar cansado del carro.
 
Los primeros días de nuestro viaje fueron un conocimiento mutuo, pero cargar con un crío de doce kilos en el brazo mientras vas empujando el carrito a casi treinta grados durante más de un kilómetro no es cosa de risa. Las cucamonas valen durante algún tiempo pero sólo Dios y las madres saben qué hacer.
 
Abrevié para salir del parque. Veinte minutos nos separaban de nuestro destino final de todos los días. Leo parecía más molesto de lo normal pasada la visita a sus amados chorros de agua.
 
Hice porque mirara a los gatetes que íbamos encontrándonos en el camino, gatos famélicos comparados con la mía pero que sin embargo son en parte responsables del genocidio palomar que está adueñándose del parque, con la sola salvedad de la fuente de la roca. Es curioso pero muchas se dejan morir, lo he visto: simplemente se quedan paradas en la tierra, a veces durante un día entero, imposibilitadas de volar por el extremo calor o lo que sea, y los gatos llegan y se las comen si lo desean ya que también tienen sus adoradores que les llevan comida.
 
Leo empezó a echarme los brazos en plan "me muero de asco aquí metido y encerrado"
 
Como estos últimos días, eché mano de un colgante que el carro cuelga de uno de sus brazos y metí el dedo con la idea de hacer una gracia.
 
- ¡Mira, Leo, mira!
 
Pero Leo me mandó a pastar con sus brazos levantados. Las lágrimas hicieron acto de aparición.
 
- Oh, Dios, no...
 
Y entonces me vino a la cabeza Black Sabbath.
 
Mientras estábamos mirando los dos chorros de agua, no sé por qué, me vino a la cabeza el riff de "Black Sabbath" Y tal vez vez fuera porque llevo dos meses sin dormir bien o porque los dioses se apiadaron de mi pensé que quizá, si le ponía música, Leo podría calmarse y evitarme otro Calvario.
 
Y decidido a probar, en el último momento, cambié a los Sabbath por los Beatles 62-66. Después de todo esa fue la primera música que pinché en el tocadiscos de mi padre. Cogí el teléfono, busque el disco en la Red y acoplé el móvil en el colgante del carro.
 
Sonó "Love me do"
 
Leo se incorporó e intentó echar mano del teléfono colgante y parlante. Y así, manoseándolo, pasó el camino.
 
 
Sonaba "A hard days night" cuando llegamos a casa de la abuela.
 
 

 

martes, 24 de junio de 2025

INTO THE DREAM

 Yo venía de soñar y mi alma todavía estaba dentro del sueño cuando llegué al bar. Te vi nada más correr las cortinas de la puerta. Tú reías. Pasé a la barra, vacié los bolsillos y un mediodía más puse algo parecido a la música de mi sueño.


Mi hermano se fue. Entró un chico para sentarse con vosotras en una mesa. Se acercó a la barra y pidió una ronda de cervezas. Llevaba tatuajes en los antebrazos.

Cuando dejé la tuya, la especial acompañada de su tapa especial, me miraste fijamente, sonriendo, y dijiste gracias. Mantuve tu mirada sin ningún esfuerzo. En verdad no fue complicado. Mi alma todavía estaba atrapada en un sueño.

Sí, te recordaba de otros días en el bar. El camarero tiene memoria fotográfica. Entonces venías con otro tipo, uno a quien hace poco tiempo volví a ver en compañía de una elegante mujer, más o menos de tu edad, pero con las uñas de los pies muy bien pintadas. Lucía espléndidamente un vestido blanco con motivos rosas. Andaba sobre unos afilados tacones. También me sonrió dándome las gracias con los ojos. Yo la miraba cada vez que tenía que tirar una caña. Él, tu antiguo acompañante, tan educado como siempre, bebió un par de cervezas, lo recuerdo bien. Hablamos de algo mientras le tiraba la segunda. Es un hombre reservado.

- Me ha encantado tu arroz -me dijo ella.
- A eso te he traído -dijo él.
 

Sí, te recordaba. Y el recuerdo era mejor.

La música parecida a la del sueño seguía sonando en el bar. Y tú bebiste tanto como para alcanzar la escandalosa y constante carcajada compartida con tu amiga, aunque no por el chico de los brazos tatuados. 

Y entonces vi que te dormías, que caías en el pesado sueño negro de las luces encendidas. Tu amiga parecía muy preocupada. El chico de los brazos tatuados se acercó a la barra y pidió una botella de agua que no le cobré. Y cuando salí de lavar los platos no había nadie en vuestra mesa.


Ya era tarde. Todavía quedaba gente en el bar casi cerrado. Bajé las persianas y apagué el televisor. Cambié de música y esta vez puse la del sueño. Me senté en un taburete y encendí un cigarrillo. "Podéis fumar si queréis. Pero nos vamos"

Nadie más que yo encendió ningún cigarrillo. Me serví otra copa.

La gente continuaba hablando y riendo. Poco después se fueron, aunque no del todo. Con la llave echada oí que seguían tras la puerta. Yo ya había acabado pero no quería verlos al salir, no quería encontrarlos en mi próximo sueño.

Otra copa. Otro cigarrillo. La gente nunca se acaba de ir.


Y todavía estaban allí, hablando y riendo detrás de la puerta, cuando me fui del bar con media botella de Johnnie Walker bajo el brazo.
 
 

 

martes, 20 de mayo de 2025

MARIE LAVEAU

Marie Laveau cogió una cuchara limpia del desvencijado aparador y probó el caldo que por una hora llevaba cociendo sobre la flamante vitrocerámica que dos de sus diez hijos le habían regalado por su último cumpleaños.

"Todavía le falta..." se dijo. Y recordó su vieja cocinilla de butano, con sus hierros negros y su fuego azul y naranja, tan de su gusto; tanto que muchas veces durante los últimos años lo encendía por nada, sólo para verlo "No sé cocinar con esto...¿como se puede cocinar sin fuego?...Calor, calor...Esto es más un cataplasma...Esto es como cocinar para los enfermos...Esto es cocinar para los muertos"

Se sentó y bebió de su infusión, ya casi helada. Miró por la ventana y no vio nada más que su oscuro reflejo. Era tan de noche que por un momento pensó haberse quedado ciega. Y no viendo nada empezó a recordar.

La primera vez que le vio la polla a su marido este dormía la siesta con su tercer hijo, de apenas un año. El pequeñín se había despertado y ella era la única que había oído algo más que ronquidos. Ella siempre había oído a sus hijos aunque estuvieran al otro lado del océano. Fue a recogerlo para que no molestara a su padre y lo vio jugando con su enorme pene. Marie se quedó un momento en la puerta, sin reaccionar y sin poder apartar la vista de aquello. Casi gritó. Cogió a su hijito con mucho cuidado de no despertar a quien todavía dormía y salió de allí con el corazón en las entrañas.

Él había sido carnicero en la ardiente Argel hasta que hubieron de marcharse por temor a ser asesinados tras la independencia de la antigua colonia. Ya en Francia se reconvirtió en mecánico de automóviles, oficio que había aprendido cumplimentando a la patria que después los abandonaría a su suerte, cosa que jamás pudo olvidar y que a punto estuvo de llevarle a la cárcel algunos años después. Pierre Dubois era hombre de pocas luces. No le hacían falta. Él era fuerte y tenía la razón. Un hombre no necesita más para vivir. Aquellos hombres necesitaban tan poco que resultaban muy peligrosos para quienes no podían vivir sin todo lo demás.

Marie quería a Pierre. No había conocido a ningún otro hombre. Pierre también la quería aunque conoció a muchas otras mujeres; puede que aún la quisiera más por esto mismo. Y Marie lo sabía y nada decía. La peonza ha de enrollarse si quiere bailar gallardamente por el sucio suelo. Y allí, bien lo sabía Marie, no había más cuerda que la de ella. Y sus hijos...sus hijos...Ella tenía a sus hijos. Ella tenía lo que ningún Pierre podrá tener, por muy fuerte y mucha razón que tenga. Eran más suyos que de él. Ella los había llevado dentro, él sólo le había metido aquello dentro. Y esto es algo que ellos, los diez, acabarían sabiendo, sí...Es tan fácil tener toda la razón con algo tan evidente.

Cuando el último hijo se fue de casa, Pierre y Marie ya eran mayores, ya habían dejado de hacerse viejos para empezar a serlo. Pierre cayó enfermo algunos años después, pocos: primero una silla de ruedas y después una cama y una asistente social que iba tres veces al día a ayudar a Marie para darle la vuelta y asearle. Marie se acostumbró a verle el pene a su marido. Ya no le daba miedo. No hay mejor manera de perderlo que ver las cosas cuando no quieren que las veas.

Pierre dejó de hablar, más tarde de ver y al final de oír. A todo se acostumbró Marie. A todo menos a no oírlo roncar.

Bajó al garaje y cogió una sierra eléctrica. Subió a la habitación y descuartizó a su marido. Ninguno se enteró demasiado. Le sacó el corazón y le cortó la polla. Puso un cazo a hervir y los echó dentro.

Dos horas después volvió a probarlo con otra cuchara limpia del desvencijado aparador.

"Esto sigue sin saber a nada" Lo apartó del calor y volvió a acordarse de su vieja cocinilla, de sus hierros negros y de su fuego azul y naranja, de sus diez hijos como diez soles y de su hombre, tan fuerte, grande y sucio como una montaña llena de carbón en sus entrañas...


Ahora había luz tras la ventana. Ya no se veía reflejada en ella y sí a la fría y lluviosa mañana que amanecía como si no tuviera muchas ganas de hacerlo. Y empezó a ver lo demás. Todo lo demás.


Cogió el abrigo, el bolso, el paraguas y salió a la calle.


- ¿Puede llevarme a Argel? -le preguntó al taxista
- No, señora
- Entonces lléveme a comisaria

jueves, 16 de mayo de 2024

EL TANGO DE SATÁN

 La niña, absorta, aterida por la lluvia y el viento, con su gato muerto colgando de uno de sus bracitos, mira por una de las ventanas. Hay gente mayor bailando torpemente al son de un acordeón que no deja de repetir la misma melodía. La niña no se atreve a entrar a la taberna.

Alguien se acerca. Es el doctor. Ella lo reconoce aún en la noche negra.

- ¡Doctor, doctor! -le grita cogiéndole del abrigo.
- ¿Qué quieres, niña? ¡Vete a la mierda!
- ¡Doctor, doctor!
- ¡Que me dejes te digo!
 
El doctor está borracho. La niña se va corriendo con su gato muerto. El doctor le grita:
 
- ¡Espera! ¿adonde vas? ¡espera!
 
Pero la niña no hace caso. 


- ¡Pedro, Pedro! -le dice a su hermano mayor- ¡Nos han robado el árbol del dinero!
- Fui yo, niña tonta. 
- ¡Pero el dinero también era mío!
- Tú no sabrías qué hacer con él. ¿Qué llevas ahí? 

Es un bote de matarratas. 

- Tienes toda la casa exterminada con esta mierda. Anda y vete por ahí. Estoy esperando a gente.

La niña se va con su gato muerto.


- ¿Qué haces mirando? -le grita su hermana mayor que acaba de recibir a un hombre- ¿No te dije que te quedaras sentada allí?

Le da un portazo y la niña regresa a su sitio, fuera de la casucha. Está lloviendo y la niña se refugia en su escondite secreto. Su gato la está esperando. Y con él arrullado en su regazo tararea una melodía.


- ¿Tienes el dinero? -dice su hermano
- Sí
- Échalo ahí, sobre el pañuelo.

La niña saca las monedas de su bolsillo.

- Bien -dice su hermano- Ahora hay que hacer dos nudos y dejarlos hacia arriba, esto es importante. Y ya está. Se cubre con tierra y a esperar que crezca el árbol del dinero.
- ¿Seguro que crecerá? -dice la niña
- ¡Claro! Pero tienes que venir a regarlo durante cuatro días. ¡No lo olvides!
- ¡Sí! ¿Y todos me envidiarán?
- ¡Por supuesto! Anda, coge la pala y llévala a casa.

Y la niña se va corriendo con la pala. 


- Te has hecho caca -le dice en el refugio a su gatito- Te has hecho caca -repite enfadada.

Y empieza a hacerle daño. Muy pronto será rica. Muy pronto el árbol del dinero la sacará de la miseria para poder dormir en la mejor habitación del mundo.


El hombre que había ido a estar un rato con su hermana se va. Y la niña entra con mucho cuidado y en un cuenco mezcla leche y matarratas. Después vuelve al refugio con su gato.
 
 
- ¡Doctor, doctor!
 
 
La niña anda toda la noche con su gato muerto. Camina y camina y camina...El bosque negro, la lluvia fría y el viento.


Amanece. Ahora ve unas ruinas pedregosas, tal vez de una iglesia. 


Y tendiéndose sobre ellas, dejando el gato a su lado, toma un puñado de matarratas y se lo lleva a la boca.

jueves, 21 de marzo de 2024

LA BIBLIA DE MULHOLLAND DRIVE (X): CONCLUSIÓN




Ensayo escrito por Alan Shaw: https://www.mulholland-drive.net/analysis/analysis01.htm


 El lema de Mulholland Drive es "Una historia de amor en la ciudad de los sueños". Y es una historia de amor, pero en mi opinión, la lucha de Diane por amarse a sí misma es lo que le da a la película su poder conmovedor, incluso más que su lucha condenada al fracaso por amar a la glamorosa Camilla. Y así es como debería ser, porque no recibimos mucha ayuda para entender por qué Camilla es la persona que es, pero la mente de Diane está abierta para nosotros. La escena de Jitterbug es un excelente punto de partida para discutir cómo Diane percibía su realidad. Puede parecer absurdo pensar que convertirse en estrella de cine sea el siguiente paso natural después de ganar un concurso de Jitterbug, pero esto es lo que cree Diane que lo hace tan importante. Dorothy, en El Mago de Oz, tenía una mentalidad similar cuando tuvo que luchar contra una mujer malvada empeñada en matar a su amado perro. Para salvar la vida de su perro, Dorothy huye aparentemente en busca de ese lugar mágico sobre el que cantó llamado "Somewhere Over the Rainbow". La letra de la canción no parece ni más ni menos absurda que la conexión de Diane entre el concurso Jitterbug y sus ambiciones de Hollywood, pero lo que hace que estas dos nociones románticas sean tan conmovedoras es lo sinceras y convincentes que fueron para estas dulces jóvenes. Además, si vemos a estas jóvenes como si estuvieran en una búsqueda épica para proteger algo querido y precioso en sus corazones, entonces la letra de la canción de Dorothy resume efectivamente ambas mentalidades de manera poética:


EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCO IRIS:

( Letra de EY Harburg)


En algún lugar sobre el arco iris

, en lo alto,

hay una tierra de la que oí hablar

una vez en una canción de cuna.


En algún lugar sobre el arco iris

Los cielos son azules,

Y los sueños que te atreves a soñar

realmente se hacen realidad.


Algún día pediré un deseo a una estrella

y despertaré donde las nubes están muy

detrás de mí.

Donde los problemas se derriten como gotas de limón

Lejos por encima de las chimeneas

Ahí es donde me encontrarás.


En algún lugar sobre el arco

iris vuelan los pájaros azules.

Los pájaros vuelan sobre el arco iris.

¿Por qué entonces, oh por qué no puedo?


Si pequeños pájaros azules felices vuelan

más allá del arco iris ¿

Por qué, oh, por qué yo no puedo?


"Si los felices pajaritos azules vuelan... ¿Por qué, oh por qué yo no puedo?" La felicidad y la capacidad de volar es lo que tanto Diane como Dorothy querían, y en su ingenua visión pensaron que esto sólo sería posible si escapaban de su realidad actual para ir lejos a la tierra de sus sueños. No conocemos la canción de cuna a partir de la cual tomó forma el país de los sueños de Dorothy, pero sí sabemos que el sueño de Diane se basó en sus concepciones de la exitosa vida de su tía en Hollywood, y fue desencadenado por la emoción de ser el centro de atención, probablemente por la primera vez. El éxito de Diane en el concurso Jitterbug le dio una sensación de ser valiosa de una manera que no estaba acostumbrada a sentir. Y creo que ella intentaba desesperadamente no volver a su antigua realidad.


Mientras huye, Dorothy le dice al Profesor Marvel: "Nadie se preocupa por mí en casa. Ni siquiera me extrañarían". Y ella es inflexible en esta opinión, como se evidencia cuando el profesor expresa sus dudas diciendo: "Ay, ven, ven, ven". Pero Dorothy reitera: "No, no lo harán, honestamente". El hecho de que su familia hubiera permitido que condenaran a muerte a su perro hizo que Dorothy perdiera toda esperanza en ellos. Y creo que Lynch ha desarrollado el personaje de Diane en la misma línea, aunque en el caso de Diane su angustia por la situación con su familia es mucho más oscura e insoluble. Esto es cierto a pesar de que Diane intenta ver a los abuelos que la criaron de la mejor manera posible, con imágenes borrosas e inestables de ellos abrazándola en el concurso de Jitterbug y caras sonrientes y alentadoras al verla en el aeropuerto después de llegar a su tierra de fantasía. Pero todavía existe evidencia de que Diane se sintió abusada y no amada. Y existe la posibilidad de que sus abuelos solo la hayan abrazado cuando estaba en el centro de atención o cuando estaba de camino a Hollywood, implicando de alguna manera que solo la veían como importante en ese contexto. Esto sería otro desaire más, devaluando la importancia intrínseca de Diane a medida que su potencial estrellato se convierte en el centro de atención. Si este es el caso, entonces simplemente estaba cambiando un tipo de abuso por otro, lo que no mejoraría su autoimagen. No es malo querer convertirse en una estrella, pero otra cosa es cuando necesitas convertirte en una estrella para sentirte bien contigo mismo. Pero todavía existe evidencia de que Diane se sintió abusada y no amada. Y existe la posibilidad de que sus abuelos solo la hayan abrazado cuando estaba en el centro de atención o cuando estaba de camino a Hollywood, implicando de alguna manera que solo la veían como importante en ese contexto. Esto sería otro desaire más, devaluando la importancia intrínseca de Diane a medida que su potencial estrellato se convierte en el centro de atención. Si este es el caso, entonces simplemente estaba cambiando un tipo de abuso por otro, lo que no mejoraría su autoimagen. No es malo querer convertirse en una estrella, pero otra cosa es cuando necesitas convertirte en una estrella para sentirte bien contigo mismo.


En el personaje Betty de Diane vemos a una mujer apasionada y soñadora. Una mujer que parece tan fácil de amar y tan decidida a encontrar el camino adecuado para ella mientras resuelve cualquier desafío que se interponga en su camino. Pero en Betty también encontramos la imagen de una niña que lleva un suéter que le queda pequeño y que tiene miedo de enfrentarse al mundo sin ponerse en un entorno que evoque el recuerdo amoroso de su querida tía fallecida. Creo que en el fondo Betty estaba aterrorizada de hacerlo sola, y es por eso que no permitió que ni siquiera la sabiduría de su tía, en forma de una llamada telefónica, la convenciera de expulsar a Rita antes de que fuera demasiado. tarde. Desesperada por el amor, Betty intentó encontrar en el glamour de Rita un amor que le diera una razón para sentirse bien consigo misma. Esto es paralelo al hecho de que Diane había estado buscando el amor en los lugares equivocados desde su encuentro con la celebridad después del concurso Jitterbug. Además, Diane se aferró obstinadamente a su búsqueda equivocada al abrazar el estrellato de Camilla después de que comenzó a perder la esperanza de convertirse en una estrella una vez que perdió el papel principal de "The Sylvia North Story" ante la sensual actuación de Camilla. Y desafortunadamente para ambos, esto provocó que el deseo de Diane por Camilla pasara de ser una pasión a una obsesión.


Una cosa que sí sabemos sobre Camilla es que disfrutaba seduciendo a la gente. Y probablemente disfrutó cuando alguien también se convirtió en un devoto suyo, como aparentemente Diane rápidamente lo hizo. Por lo tanto, se puede argumentar que Camilla puede tener parte de la responsabilidad por los sueños frustrados de Diane en Hollywood, porque esencialmente trabajó para mantener a Diane enfocada en hacer sólo papeles secundarios en películas que hicieron avanzar la carrera de Camilla. Mientras la estrella de Diane permanecía apagada, la de Camilla comenzó a brillar. Y Camilla también parecía disfrutar restregándole la nariz a Diane con este hecho. Camilla era la estrella, no Diane. Este problema se desarrolla en el mundo de fantasía de Diane cuando las personas en su mente parecían empeñadas en creer que Camilla Rhodes debería ser elegida para ser la estrella de la película que iba a ser la identidad central de Diane en lugar de una persona como Betty. quien representó la inocencia perdida de Diane. Y esto era cierto incluso cuando la persona que tomó el nombre de Camilla Rhodes era otra actriz que había lastimado a Diane al besar a Camilla en la fiesta de Adam. Esto revela el hecho de que la autoimagen de Diane estaba en terrible estado cuando vemos que una parte de ella cree que las personas que la están dañando son más merecedoras que ella. Pero Diane no habría sido vulnerable a esta forma retorcida de pensar si hubiera crecido con una cantidad saludable de amor por sí misma.


En el centro de esta película está la lucha entre el amor a uno mismo y el amor a las imágenes que nos escondemos detrás cuando tememos que los demás no nos amen. Esta es la tensión que se desarrolla entre Betty/Diane y Rita/Camilla, y en la película una resolución comienza a tomar forma cuando Rita cambia su imagen para parecerse más a la de Betty. Pero el cambio es sólo cosmético y, como tal, simplemente llega demasiado tarde. Al final, Diane es aún menos capaz de amarse a sí misma que al principio. De hecho, se ha disgustado consigo misma. Creo que esta opinión se expresa más claramente en la escena que creo que David Lynch llamaría "el ojo del pato". David Lynch usa esta frase para referirse a su idea de que para tener una idea del estado general de un pato, es necesario mirar el ojo del pato. Ningún otro lugar en un pato es tan bueno para mirar si realmente quieres conocerlo. Y Lynch sostiene que hay escenas así en todas las películas. En esta película creo que esa escena es la escena extendida que comienza con Diane contestando el teléfono cerca de la pantalla de la lámpara roja, luego viajando por Mulholland Drive, luego se encuentra con Camilla, luego la sigue por un camino secreto y luego interactúa con ella en la cima que era la casa de Adam Kesher. Después de esa interacción, Diane termina entrando sola a la fiesta, deprimida y derrotada, mientras Camilla la deja atrás y avanza hacia un lugar de mayor éxito e importancia. El arco de la vida de Diane está ahí. Su miedo a ser abusada, sus intentos de encontrar el amor reprimiendo recuerdos de abusos pasados y su retorno a relaciones abusivas.


La tragedia comienza en esta escena extendida con la expresión del rostro solitario de Diane mientras suena su teléfono. Claramente esa mirada nos dice que ha sufrido a manos de esa dulce voz que comienza a hablar cuando el contestador contesta el teléfono. Y, sin embargo, Diane atiende la llamada de todos modos y, vacilante, acepta confiarle su corazón a Camilla una vez más, todavía tratando de tener la esperanza de que aún pueda encontrar el amor que busca. Sin embargo, Diane todavía tiene mucho miedo cuando viaja en la limusina por Mulholland Drive, el camino que representa el camino hacia el éxito en Hollywood. Está completamente sola, y por su fantasía donde vimos que el conductor era un asesino, sabemos que ni siquiera confía en su conductor. Cuando él se detiene inesperadamente, ella, asustada, dice: "¿Qué estás haciendo? No nos detenemos aquí". Sin embargo, El miedo parece innecesario, porque el conductor simplemente se detuvo para asistir a una reunión sorpresa que Camilla había organizado. Y ciertamente el contexto de la historia nos dice que está bien que Diane se encuentre con Camilla allí, y que no hay nada que temer, pero el subtexto de la película dice algo bastante diferente. Así como cuando Betty se sorprendió al encontrar a Rita en la casa de su tía, el encuentro sorpresa de Diane con Camilla finalmente la desvía del camino que su tía hubiera querido que tomara. En cambio, sigue el camino que Camilla le ofrece. En la escena de su vida real, Camilla dice: "Atajo. Vamos, cariño. Es hermoso. Un camino secreto". Una vez más, el subtexto es que Camilla, la imagen de la seducción, está desviando a Diane, y Diane nunca regresa al camino correcto.


Con la sonrisa que le da a Diane y el aire sensual que la rodea, Camilla convence a Diane de que realmente existe la posibilidad de que su relación se reanude. Es como si Diane ya hubiera reprimido sus recuerdos del dolor que sufrió en el pasado a causa de Camilla. Ha olvidado que en realidad Camilla simplemente disfruta del arte de la seducción, del acto de "jugar cerca" de quien quiera. Y fiel a su estilo, cuando Diane y Camilla llegan a la casa de Adam, Camilla comienza a centrar sus tentadoras atenciones en Adam. Adam y Diane están ambos en su red, como lo demuestra el doble brindis que hacen por Camilla. Cuando Coco, la madre de Adam, se acerca y muestra signos de estar irritada con Camilla, Camilla simplemente mira a Diane, quien obedientemente le quita la presión a Camilla disculpándose por llegar tarde. Es extremadamente improbable que Coco estuviera esperando a Diane, pero Camilla quería a su devota en la fiesta, por lo que detuvo las cosas escondiéndose mientras esperaba a Diane. Lo más probable es que Camilla sea la responsable de que las cosas empezaran tarde, pero necesitaba una devota como Diane en la fiesta que pudiera elogiar constantemente a Camilla entre los famosos de Hollywood. Esta es probablemente una de las tácticas de Camilla para crear algo de revuelo sobre sí misma, pero requiere devotos cariñosos como Diane. Además, en el fondo, parece que Diane sabe que es sólo un peón. Mientras se alejan y Camilla le echa a Diane una mirada traviesa, Diane ya no puede fingir que Camilla la estaba invitando a la fiesta porque quería reconstruir su relación, o incluso que quería pasar un tiempo serio con ella. Al tomar el brazo de Adán, Camilla ha dejado de fingir interés en Diane y, en una traición que crece a lo largo de la noche, Camilla vuelve a dejar atrás a Diane. Mientras Diane sigue a Camilla y los demás al interior de la fiesta, Diane parece agotada y angustiada, con los hombros encorvados y la cabeza gacha. Para mí, este es el momento del ojo del pato dentro de la escena del ojo del pato que nos muestra cuán miserable y sola se siente Diane por dentro. Con el corazón roto desde la infancia, su dolor parece haberse profundizado sólo en la edad adulta. Y es la transición de su inocente personalidad infantil como Betty con su continuo anhelo de amar y ser amada, a su personalidad adulta retorcida y derrotada como Diane lo que atrapa a los espectadores sin importar de qué piensen que se trata la trama.


Repetidamente, Diane es rechazada y humillada en pequeñas y grandes formas por Camilla. En la escena del auto durante un ensayo, en el sofá del Apartamento #17, justo después de que Diane conoce a Coco después de caminar por el camino secreto, y luego, lo más doloroso, cuando Camilla besa a otra mujer durante la fiesta de Adam. Camilla ha estado jugando juegos abusivos con el corazón de Diane y, aun así, Diane regresa corriendo. Hasta que finalmente Diane sufre una crisis nerviosa, como lo simbolizan los platos que caen en el restaurante Winkie. Y cuando Diane se derrumba, su amor se convierte en odio cuando la personalidad asesina que se encuentra en el callejón trasero de su mente se apodera de ella. Creo que esta es la persona que se aferró al terrible recuerdo del abuso que Diane sufrió a manos de sus abuelos. Y creo que es por eso que es este personaje del callejón el que hace que ese recuerdo, en forma de versiones en miniatura de los abuelos de Diane, se suelte cerca del final de la película para perseguir a Diane y finalmente llevarla a suicidarse. En mi opinión, esa persona monstruosa había existido en la mente de Diane durante mucho tiempo, manteniéndola demasiado aterrorizada para lidiar con cómo la había afectado el abuso infantil.


Sin embargo, creo que se nos da una pista de que Diane intentó abordar el tema de su abuso con un terapeuta ya que las cosas se estaban deteriorando más rápido de lo que ella podía afrontar. En mi opinión, el terapeuta con el que Dan estaba hablando en la fantasía en el restaurante Winkie era probablemente el terapeuta de Diane. Desafortunadamente, la terapia probablemente fue demasiado escasa y llegó tarde, de un modo similar al hecho de que los intentos de Betty de remodelar a Rita como una imagen más precisa de Diane también fueron un tipo de terapia que llegó demasiado tarde. Cuando Diane se dio cuenta de que su relación con Camilla no era saludable, parecía incapaz de alejarse. En la escena en la que dudó en levantar el teléfono y responder la llamada de Camilla, finalmente respondió de todos modos en contra de su mejor juicio. Fue sólo por una rabia de celos que ella se defendió, y luego fue demasiado lejos, entregándose a demonios asesinos. Así que al final, incluso al contraatacar, había permitido que su obsesión la consumiera aún más.


Al igual que el poder seductor de Hollywood, Camilla fue una fuerza en la vida de Diane que la abrumó. Sin embargo, si Diane tuviera algún amor y respeto significativos por sí misma, ciertamente no habría dejado que Camilla, o Hollywood, la pisotearan. Y ciertamente había otras amistades menos glamorosas y más significativas en Hollywood que la que tuvo con Camilla en quiebra. Claramente, una vecina como DeRosa, que estaba dispuesta a cambiar de apartamento cuando Diane lo necesitaba e incluso a cubrir a Diane cuando la policía la buscaba sin que se lo pidieran, es una persona que se preocupaba por Diane. Y es posible que incluso se preocupara profundamente por Diane. Diferentes críticos interpretan las miradas de DeRosa de manera diferente, pero vi condena cuando miró a Rita y compasión y empatía cuando miró a Diane. Pero Diane no pudo verlo, en última instancia, por su propia pérdida. Y claramente Coco mostró un interés sincero en la historia de Diane, mientras que al mismo tiempo Coco tenía muchas miradas desagradables hacia Camilla. Si Diane necesitaba a alguien que pudiera darle el tipo de consejo que le habría dado su tía, una persona como Coco habría sido la elección perfecta. Y cuando el personaje de Adam de Diane no tenía hogar en la fantasía y Cynthia le ofreció un lugar donde quedarse y tal vez un lugar en su corazón, él rechaza la forma en que Diane rechaza el consuelo de DeRosa. En mi opinión, esto se debe a que Lynch nos está diciendo que Diane es incapaz de desear relaciones amorosas con aquellos que no reflejan el brillo y el glamour de Hollywood. Y esta mentalidad suya es especialmente catastrófica porque necesita desesperadamente un amor auténtico.


Hay muchas razones para el atractivo de esta película. Y una de ellas es, sin duda, que la personalidad de Betty de Diane es una persona muy fácil de cuidar y amar. Pero debido a su visión imperfecta y negativa de sí misma, Diane no estaba dispuesta a recibir amor de aquellos que eran más capaces de dárselo. Por eso, como una oda a los ángeles caídos de Hollywood como Diane, esta película es una advertencia para aquellos a quienes les gustaría volar como pájaros azules, pero que aún necesitan hacer una transición hacia el azul para comprender de qué se trata el amor verdadero. "La actitud de una [persona] influye en cierta medida en cómo será su vida". Si te enamoras del sueño de Hollywood, asegúrate de tener aún más amor por la persona que eres y por las relaciones que tienes fuera del centro de atención. De lo contrario, el sueño se convertirá en pesadilla.





Aquí audio del ensayo narrado (primera parte):


https://vocaroo.com/1dfpHDDQ0UcE


Audio del ensayo narrado (segunda parte):


https://vocaroo.com/156rgp332ZO2


Audio del ensayo narrado (tercera parte):


https://vocaroo.com/1owAg0K0UTrd


Audio del ensayo narrado (cuarta parte):


https://vocaroo.com/1nIRsejtlkQ6


Audio del ensayo narrado (final):


https://vocaroo.com/1WWzVHsfX6eD



La película en versión original (sin subtítulos):


mulholland.drive.2001


Versión original subtitulada:


https://ok.ru/video/6235751254658


Versión doblada al español:


https://ok.ru/video/5012855327392