Vi por última vez "El nombre de la rosa" hará como siete años. Lo sé porque mi padre murió hace seis y medio. Recuerdo que esa tarde en su casa, una de tantas, llegué un tanto colocado. Mi padre no duró mucho, apenas año y medio, pero nos hartamos de ver películas. Yo terminaba de trabajar en el bar a las cuatro, hacía mis cosas y a eso de las seis, estuviera como estuviese, me iba con él. Mi madre se iba a comprar y nos quedábamos los dos solos. Mi madre no quería dejarlo solo. No fallé ni un día.
Pasé muchas tardes con él. Muchas. Castilla la Mancha Televisión solía emitir películas de vaqueros, algunas buenas. Y cuando no era el caso siempre teníamos a mano un buen cargamento de pelis modernas descargadas por la mujer de mi hermano. Algunas se dejaban ver, otras eran buenas y había sitio para el desquicio.
Quede por delante que a mi viejo le apasionaba el cine, aunque decir apasionar de un padre de cinco hijos sea mucho decir. Será mejor acotarlo en que le gustaba; lo único que a mi viejo le apasionaba era su familia.
Y entendía. Le gustaba el cine bueno. Él, un hombre sin estudios, apreciaba el cine bien hecho, lo sabía ver.
Jajaja...Recuerdo ahora cuando vimos "Eyes wide shut" en vídeo muchos años antes de su enfermedad. Yo, como no, llegué a casa de aquella manera. Kubrick ya estaba muerto y Kubrick para mi era Dios, sólo por debajo de mi padre. La cosa fue que mi vieja se fue a la cama a los cinco minutos y mi padre se durmió en el sillón tras la orgía. Y si hay que decir verdad tampoco yo entendía nada de todo aquello. Pero era la última película de Stanley Kubrick. Ahora la veo mejor, pero ese es otro cuento.
Una tarde, ya avanzada la enfermedad, yo mirando de reojo su nariz caída, signo inequívoco de muerte, aburridos, dimos en parar tras pasar por un montón de títulos de mierda de los dvd´s de mi cuñada con una película repleta de actores famosos. Yo tenía una vaga idea de ella y de su director.
- ¿Esta? Sale tal y cual...
- Venga. Déjala a ver.
Mi viejo era de actores.
Pero el director era Terrence Malick, uno de los mayores soplapollas del mundo, incluso para mi.
Y era de ver sus gestos pasados diez minutos de aquella cosa. Empecé a reírme.
- ¿Qué es esto, Kufisto? ¿te enteras de algo?
- Ni de una mierda.
- Pues quítala y pon cualquier cosa.
Y puse lo de los coches tuneados para hacer tiempo hasta Pasapalabra, su programa favorito.
A mi me reventaba aquel subnormal de presentador. Ya por entonces no veía la televisión desde hacía años, pero un padre es un padre.
Decía el subnormal: "¡Tal!" Y decía yo el ochenta por cien de las veces: "Cual"
Así pasamos muchas tardes. Hay días en los que me acuerdo mucho de esas tardes.
Una de esas vimos "El nombre de la rosa" Hasta los huevos de vaqueros matando indios, aquello fue poco menos que una revelación. Habrán cuatro, cinco, películas que me hayan marcado en la vida y esta es una de ellas. Cuando llegó el polvo de Adso le conté mi experiencia. Y sonrió.
Y entonces empezó a recordar y a decir cuando él era chico en el colegio de los curas y en el bar de su padre, mi abuelo. Y entendí mucho de lo mío.
El bar se cierra. Hará como dos meses que lo anunciamos. Es la última semana. Los clientes apenas lo pueden creer.
- ¿Pero qué es esto, Kufisto, hijo mío?
- Nada. Vamos a cerrar.
- Tu madre está llorando...¿qué os pasa? ¿no va bien el negocio?
- Estamos hartos, papa
- ¿Hartos?
- Hartos.
- Hijo mío, ¿recuerdas la última vez que estuvimos juntos? No en el hospital, en casa,
- Sí
- Nos reímos mucho.
- Sí.
- Pues ya está. Recuerdo tu emoción al contarme tu primer polvo mientras veíamos esa película, jajaja...Estabas medio colocao, siempre te lo he notado. No sabes reír si no has bebido. Pero cuando bebes tienes un punto bueno.
- ¿Y qué te parece?
- ¿El qué?
- Que cerremos el puto bar
- ¿Qué vas a hacer ahora, Kufisto?
- Escribir.
- ¿Escribir?
- Una novela.
-
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